3 restaurantes de comida rusa para palpitar el Mundial
La gastronomía del país más extenso del mundo se destaca por su carácter multicultural y sus platos calóricos; te contamos en qué reductos porteños podés descubrir sus sabores.
Arrancó el año y los fanáticos del fútbol ya empiezan a tachar los días para la llegada del Mundial. Si vas a viajar a Moscú, tenés que aprender a pronunciar dos términos básicos para sobrevivir: "Ya jochú est", que en ruso significa tengo hambre y "Ya jochú pit”, que quiere decir tengo sed.
El desayuno llamado "Závtrak" es súper abundante e incluye crepes, huevos revueltos, pan de centeno y kashas (preparadas con variedad de cereales y granos de trigo). Al almuerzo se lo conoce como Obiéd y la cena, que es temprano a eso de las siete de la tarde, como Uzhin,
En Buenos Aires también hay algunos restaurantes que te transportan a Rusia por un rato. Todos ofrecen platos típicos, música tradicional y son atendidos por sus dueños, quienes decidieron dejar su país de origen para instalarse en la ciudad.
Los que viajen al Mundial tienen la oportunidad de ir entrenando el estómago a las calorías de los platos rusos y los que se queden, pueden conocer los secretos gastronómicos de este país mientras miran los partidos por televisión.
Pelmeni y vodka casero que dan que hablar
"En este lugar se podrá beber después de las cinco", dice un reloj que cuelga en la pared de "El Molino Dorado", un restaurante en pleno barrio de Almagro, que es sinónimo de comida rusa casera.
El nombre no fue elegido al azar, Dimitri Svetlichniy, dueño y cocinero, decidió ponerle así por el recuerdo de una cafetería rusa que vendía su copa helada favorita de tres gustos: frutos del bosque, crema y chocolate. Dimitri llegó a Buenos Aires en 1998 junto a su madre Irina, y luego de estudiar castellano y trabajar en diferentes rubros, en 2009 decidieron comenzar con un emprendimiento gastronómico familiar.
Al principio vendían minutas y opciones de parrilla, pero cuando empezaron a incorporar platos típicos rusos se dieron cuenta de que eran los preferidos de los clientes. Ahora, la carta es un fiel reflejo de la gastronomía del país más grande del mundo.
El salón es modesto y pequeño (tiene espacio para 22 comensales) y sobre las paredes rojas hay imágenes de figuras emblemáticas del antiguo régimen soviético, banderines del ejército ruso, cuadros de propaganda soviética y diarios de aquella época. En la barra se lucen más de treinta opciones de vodka importado.
El local ofrece una experiencia gastronómica súper completa porque, además de poder disfrutar de platos típicos, se pude aprender sobre historia y escuchar música tradicional.
El menú resume a la perfección los platos típicos rusos. Las pastas son un verdadero clásico y ya han ganado fama en el barrio. Las más populares son los Vareniki, pasta en forma de empanada (del tamaño de una de copetín) rellena de papa o de ricota con cebolla salteada y panceta ahumada ($150) y los Pelmeni, de origen siberiano similares a los cappelletti, que se preparan con una masa fina a base de harina, huevo, agua y sal y vienen rellenos de carne de cordero, ternera y cerdo con cebolla, hierbas de origen ruso y ajo ($160).
Dentro de las carnes, no podes dejar de probar la suprema a la Kiev, de pollo rellena de eneldo, manteca y finas hierbas y envuelta en una masa fina ($240). Otro plato que ayuda a sobrellevar las bajas temperaturas de Moscú son las salchichas ahumadas caseras con chucrut ($200).
En Rusia a los panqueques o crepes se los llama Blini y en este restaurante merecen una mención aparte. Pueden ser salados, como plato principal o dulces de postre. Dentro de las opciones saladas se destacan los de salmón rosado marinado (súper casero), ricota, eneldo y finas hierbas acompañado con salsa de manteca ($230) y también los clásicos con “caviar” rojo acompañados con un yogurt casero ($500). Los golosos pueden optar por los blinis con miel (dos unidades $60) y si quieren una versión más power están los de ricota, miel y crema (tres unidades $90).
Lo ideal es maridar el menú con vodka. Los shots salen $70 y el combo de tres vodkas de la casa $150. El primer vodka es para abrir el apetito y viene con anís estrellado, el otro es para acompañar los platos y es un poco picante y con miel y el último para cerrar el banquete es una versión fresca con frutos del bosque. También ofrecen una cerveza artesanal en porrón llamada Perestroika ($120)
Quito 4100, Almagro.
T. 3528-8940
Sabores del crudo invierno siberiano en San Telmo
En pleno barrio de San Telmo, hay un restaurante que representa como nadie al crudo invierno siberiano. Es que cuando uno ingresa a CCCP, en referencia a la abreviatura de la "República Socialistas Soviéticas”, se transporta a su cultura, tradición y comida típica.
La bandera roja junto con un mapa geopolítico original de la Unión Soviética decoran el lugar, y los cuadros de Lenin, Stalin, Brézhnev y Khroushchev custodian las paredes.
Las mesas de madera sin mantel también son temáticas, de hecho, cada una tiene un mapa de alguna de las quince repúblicas soviéticas subnacionales que formaron parte del régimen, como Ucrania, Bielorusia o Letonia, y todas las noches suenan canciones folclóricas como Katyusha, tradicional de la Segunda Guerra Mundial o "Ochi chornye" (ojos negros), la romanza rusa más famosa.
Kseniya Melnykova nació en Siberia, pero en 2001, cuando tenía tan solo trece años, a su madre se le ocurrió cambiar de aire y buscar un lugar más cálido para vivir con su familia. Al principio habían pensado en Australia, pero al poco tiempo se inclinaron por Buenos Aires. Junto a su hermano, Vyacheslav Alekseyev, quien se había recibido de chef, y su madre Elena, en 2003 decidieron abrir su primer restaurante temático llamado Absolut, con comida típica de Rusia. Luego se trasladaron al barrio de Almagro e inauguraron el resto Ermak en el que ganaron popularidad por sus Pelmeni y hace dos años lo cerraron para instalarse en San Telmo, con CCCP.
Un poco por nostalgia y también por amor a sus tradiciones, las recetas de la abuela se mantienen intactas en este restaurante.
La comida que ofrecen es abundante, súper variada y también calórica, ideales para recargar fuerzas y afrontar las bajas temperaturas rusas. Como entrada hay opciones de Kanapé (si, se escribe con K), son similares a una mini bruschetta con pan casero. Pueden venir con salmón, queso crema y limón ($100) o de Bushenina (Bondiola mechada, zanahoria, ajo y pepino mechado) por $80.
Para los que quieran disfrutar de los sabores de la abuela, hay conservas caseras con la receta de antaño que se preparan en salmuera con especias durante un mes. Entre ellas hay una de tomates ($60) y otra de pepinos marinados ($60).
Pero la comida en Rusia no arranca sin una sopa como primer plato. Aquí ofrecen la sopa roja Borsh, una de las más populares, hecha con remolacha (que le aporta el color intenso), repollo, papa, zanahoria, cebolla, carne de cerdo, ajo y queso crema ($80).
Otro clásico son las Draniki, una especie de tortillitas de papa rallada con huevo, harina, sal y pimienta que pueden salir solas ($80) o acompañadas con panceta ($95). Como principal se destaca el Pelmeni, rellenos de carne vacuna y de cerdo acompañados con una salsa de champignones ($140), así como también los Vareniki, rellenos de papa y hongos acompañados de cebollitas doradas y una especie de crema agria conocida como "smetana" ($140).
Un clásico de los clásicos es el lomo a la Stroganoff salteado con zanahoria y cebolla acompañado con puré de papa ($190).
Un dato a tener en cuenta es que de bienvenida te reciben con un chupito de vodka con pepino marinado. Para continuar con el maridaje hay variedad de tragos con gran tradición. Para probar algo bien casero, pueden optar por el Perestroika con vodka con ají que le da un toque picantón y miel ($50) o el vodka de la casa con grosellas negras de la Patagonia y miel. ($60). También hay opciones de Vodkas rusos como el Stolichnaya ($80) o el Russian Standard ($120). La pinta de cerveza con un shot de vodka adentro llamada Iorshik ($120) es para los aventureros y la forma de presentación remite a un submarino ruso.
Los postres también dan que hablar, la torta Napoleón en referencia al gorro del gobernante, es una especie de mil hojas rellena con una crema similar a la pastelera ($60). Otro clásico es el Sirniki, son dos tortillas de ricota, vainilla, miel y sémola fritas que se cocinan vuelta y vuelta en sartén y se sirven con una especie de mermelada casera de cereza, guindas o damascos ($60). Otra opción de postre puede ser el Medovick, un bizochuelo de miel con leche condensada, crema y salsa de chocolate ($65).
Carlos Calvo 761. San Telmo.
T.4307-1037
De Rusia, pero en casa
En 1994, Andrey Svidruk decidió dejar Sochi (ciudad rusa conocida por ser en 2014 sede de los Juegos Olímpicos de Invierno) para visitar Buenos Aires.
Al principio vino de turista, pero decidió quedarse para cambiar de aire. Comenzó trabajando en la construcción y, como hobbie, preparaba platos clásicos rusos para rememorar los sabores que tanto añoraba.
Al poco tiempo, empezó a pensar en la idea de tener su propio emprendimiento gastronómico y así surgió "La Comidería", una rotisería en Belgrano que ya es un clásico de los vecinos del barrio.
El nombre es una combinación de la palabra "comida" y también hace alusión a la "ferretería" en donde Andrey compraba los materiales cuando trabajaba en la construcción. Junto a su esposa, Vera Kharenko, están al frente del emprendimiento familiar y hace un año se sumó una familia ucraniana.
Ofrecen comida para llevar, lo que lo convierte en la opción ideal para los que quieran disfrutar en la comidad de su casa.
La ensalada rusa se llama Olivié y es muchos más colorida que la argentina. Para ser perfecta debe llevar 13 ingredientes: papa, zanahoria, cebolla marinada, carne (que pueden ser dados de jamón cocido), ciboulette, pepino agridulce, arvejas, eneldo, manzana, huevo duro, mostaza casera, mayonesa y un poco de queso crema.
También tienen hamburguesas caseras, llamadas Kotletas, que pueden ser de cerdo, pollo o pescado ($24 los 100 gramos). Otro must son los panqueques rellenos, conocidos como blinis de ricota y de carne ($24 c/u) y los Vareniki rellenos de papa, cebolla,carne, queso y ricota ($65, las 10 unidades).
A las tartas en Rusia se las llama Pirogi y traen variedad de verduras, pescado o queso ($23 c/u). Por supuesto, también salen mucho las sopas, la más tradicional es la Borsch (los 500 ml, $50) y dentro de las opciones frías la Jolodets (Aspic), una especie de caldo con hierbas y carnes medio gelatinoso.
También son famosos por sus panificados, la estrella del lugar es Borodinsky, un pan casero de centeno y cilantro ($100 el kilo) y no pueden dejar de probar las galletitas de Vodka, son galletitas fritas con vodka, quedan súper crocantes ($39 los 100 gr).
Para acompañar toda esta combinación de sabores, Andrey recomienda el Kéfir ($40), una de las bebidas más populares de Rusia, a base de leche de vaca, oveja o cabra a la que se le agrega un fermento natural, el hongo de kéfir.
Olazábal 2734, Belgrano
T. 4781-0996.
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