miércoles, 9 de mayo de 2018

Planeta Joy - Beber - Fermentados, envasados al vacío y clarificados: las nuevas técnicas que agitan la coctelería

Fermentados, envasados al vacío y clarificados: las nuevas técnicas que agitan la coctelería

Las barras traen novedades, desde el trabajo en comunión con la cocina hasta el uso de fermentos y clarificados, en esta nota te contamos cuáles son las nuevas técnicas que marcan vanguardia en la coctelería argentina.
En algunas barras de BA un nuevo estándar local empieza a asomar paulatinamente. Mientras que en ciertos sitios se trabaja en comunión con la cocina y se emplean técnicas y procesos culinarios, en otros se sube la exigencia con el tratamiento de la materia prima para crear recetas que, en algunos casos, llevan meses de investigación. Procesos de frío y calor, envasados al vacío y utilización de Roner, trabajo artesanal y cada vez más dedicado con el hielo, fermentos y clarificados, algunas de las "nuevas técnicas" de barra que están marcando el pulso de la vanguardia en la coctelería argentina. 
Envasado al vacío y Roner: el nuevo fetiche
Algunas barras porteñas comenzaron a trabajar en conjunción con la cocina casi como estándar, sobre todo aquellos bares que tienen restaurants asociados. Esta comunión no es sólo fructífera a la hora de pensar y maridar el menú, sino también cuando se trata de trabajar los insumos. Así, lugares como Casa Cavia o 878, capitalizan los recursos para sus propios experimentos y pruebas.
“Estamos combinando dos máquinas que ya tenemos en el bar, gracias a la cocina, uno es una máquina de vacío industrial, y la otra es un ronner, que es un termostato que mantiene una temperatura en un medio acuoso a tiempo regular y controlado (de entre 5º y 100º C).Nosotros por ejemplo tenemos varios macerados que llevan determinado tiempo y espacio de almacenado en frío, aprovechando también que contamos con una cámara frigorífica”, explica Meli Menhattan, barmaid del 878, quien experimentó con estos recursos en la elaboración de insumos para el nuevo menú del bar. 
“A la hora de hacer un macerado usamos, por ejemplo, hebras de té Earl Grey en gin (para nuestro típico Eight O'Clock gin tonic), ponemos en cantidad proporcional té y gin (3 gramos de té por litro), lo envolvemos al vacío, y lo ponemos en el roner a unos 30 o 40C durante un tiempo X. Finalmente para que los aceites del té no se desestabilicen ni se ponga lechoso, lo que hacemos es dejar que la temperatura baje cuando termina. No se mete en el freezer de una”, prosigue Manhattan al hablar de tan sólo una de las posibilidades infinitas que ofrece el mundo del envasado al vacío y la combinación de procesos de frío y calor con maquinaria especializada.
Si bien hay que tener en cuenta que los líquidos, y en particular el alcohol, se comportan de manera diferente a cualquier otra sustancia al someterla a la temperatura, esta técnica puede ser utilizada para hacer almíbares saborizados, tinturas, oleos saccharum. Y, según Manhattan, sirven mucho para enriquecer los sabores. 
Clarificados: redescubriendo el sabor
Detrás de ese reducto del buen gusto que es Casa Cavia, también hay un inesperado laboratorio de sabores. Con la barmaid Flavia Arroyo y el bartender y consultor Luca Dávalos, la nueva carta (que propone de por sí un viaje sensorial que combina música y sabor, con códigos impresos para escanear con celular y escuchar tracks recomendados con los cócteles), tiene un fuerte trabajo de investigación de insumos y procesos detrás. 
“Necesitábamos una nueva identidad de nuestros cócteles, y para que nuestros clientes disfruten decidimos trabajar con texturas diferentes, adentrándonos en el mundo de los clarificados. ¡Que es un camino de ida! Encontramos nuevas sensaciones. Actualmente clarificamos jugo de manzana, pera, vegetales, leche, granada, café, fermento de Koji, cócteles pre-mezclados y casi todo. Es un trabajo artesanal y no siempre sale bien, por lo que hay que ser muy paciente para obtener buenos resultados”, confiesa entusiasmado Dávalos al hablar sobre esta técnica, que no es novedosa pero que aquí es poco utilizada (en otros lugares del mundo es un estándar). El resultado es tan asombroso que vale la pena probar, por ejemplo, primero un jugo de manzana común, y luego uno clarificado. Al igual que con los envasados al vacío, se intensifican y purifican los sabores que ganan en personalidad y calidad.
“También incorporamos a nuestras preparaciones la utilización de un circulador térmico (sous vide) que nos aporta muchos beneficios. En primer lugar, logramos sabores más intensos, definidos y consistentes y también aceleramos el proceso de macerado o infusionado, de días o semanas a horas o minutos”, cuenta Dávalos y revela la arista irritante de estas nuevas técnicas: “Ahora tenemos más trabajo por lo que necesitamos más organizaciónón y desarrollamos programas de hielo, producción y almacenamiento al vacío de todas las preparaciones, así podemos llevar un control más intenso y preciso de nuestros procesos”.
En suma, todas estas técnicas permiten aprovechar a fondo la materia prima y sus aceites esenciales (por eso muchos bitters, macerados o licores están hechos con las pieles de frutas, porque ahí es donde se concentra el sabor). Y si bien la lengua sólo puede distinguir los sabores básicos (amargo, dulce, salado, ácido y unami), la nariz es capaz detectar más sutilezas, por eso complementar con el olfato resulta fundamental.
Fermentos al ataque: Kombucha, Kefir y cía
Probar un cóctel hecho a base de fermentos puede sonar raro, hasta poco atractivo, en especial si por casualidad llegas a cruzarte sobre la barra los potes y frascos en los que se trabajan estos insumos (la Kombucha tiene que ser una de las cosas más feas que hay). Pero lo cierto es que la tendencia ya tiene unos años (tanto en cocina como barra), y aparte de producir alimentos ricos en probióticos y buenos para el cuerpo, se logran sabores únicos a los que no estamos habituados. Para la creación de la carta actual Victoria Etchaide, head bartender de Florería Atlántico y su equipo se enfocaron en los fermentados entre otras técnicas.
“Empezamos a investigar cómo hacer Kombucha, hablamos con colegas que nos orientaron y nos cedieron un hongo madre, y a partir de ahí comenzamos a jugar con diferentes sabores. Aprendimos a cuidar a nuestras kombuchas bebés, ya que el hongo es muy sensible y a alimentarlas. Hacemos una infusión de té verde y lo endulzamos para que los microorganismos se alimenten”, relata Etchaide, con énfasis en la disciplina y el cuidado que requieren estas preparaciones “vivas” que, al igual que la masa madre, requieren. 
“Una vez que le encontramos la vuelta, empezamos a hacer té kombuchado de yerba mate y pomelo, y ahora estamos haciendo una muy rica de eucalipto. Por otro lado, también hacemos yogurt de kefir casero (las pepas de kefir son nódulos de color blanco y textura gelatinosa)  El yogurt lo combinamos con una rica compota casera de manzanas verdes especiadas con canela y clavo de olor, vodka y almíbar también especiado”.
Aunque la barra de Florería siempre experimentó con insumos autóctonos y trabajó en conjunto con la cocina (vermouth casero, macerados, algún que otro clarificado, aguas maceradas y sodas caseras, etc), hoy su foco está puesto en los fermentos.
“Trabajamos también con ayuda de los chicos en cocina, quienes nos ayudan a cerrar recetas, como por ejemplo, nuestro fumet de almejas para hacer un clamato casero (el clamato es jugo de tomates combinado con jugo de almejas), el cuál usamos para nuestro booldy de mar a base de vino manzanilla, apóstoles, y terminado con media rodaja de naranja y pimentón ahumado. Estamos haciendo stock de limón, para reemplazar el jugo de limón y así también reciclar... Lo hacemos con las cortezas que quedan de los limones exprimidos, lo maceramos en agua y al final le agregamos ácido málico y ácido tartárico, para que perdure más tiempo y se mantenga”, cuenta Etchaide y concluye: “Nunca faltan las mermeladas, de papa y eneldo, de naranja y lavanda, y hoy estamos haciendo una de tomate de árbol muy rica aprovechando la temporada”.
Shout, un bar conocido por implementar su propia versión de clásicos de acá y de allá siempre con un twist porteño, es otro de los bares que experimentan con fermentos. “Estos años, Shout se caracterizó por profundizar la construcción de un coctel, teniendo en cuenta que la estructura de un de un trago no sólo se resume en la presentación, sino más bien en todo lo que hay detrás”, arranca Seba Alarcon, su jefe de barra.
 
Este bar, además, es reconocido por su trabajo con tinturas madre: “en esa búsqueda de sabores y texturas hemos encontrado variantes y técnicas como la maceración, las tinturas madre (perteneciente a la familia de la homeopatía) utilizando diferentes técnicas de extracción y filtrado, así logramos extraer el corazón de los aromas y sabores de cortezas, semillas y hierbas para tener un producto más puro. Por otro lado, el beneficio de trabajar con tinturas no llevó a ganar espacio, ya que es una maceración concentrada que se puede manejar en pequeñas dosis y lograr buenos resultado con un año de vencimiento, y a ser sustentables”, explica Alarcón.
También eligen la kombucha como recuerso, “nos dió la posibilidad de encontrar diferentes tipos de acidez, reemplazando la más conocida proveniente del limón. La acidez proveniente de la fermentación de la kombucha es tan amplia que permite descubrir diferentes estilos y matices”, cierra.
¡No se olviden del hielo!
“Muchos creen que este hielo es sólo una moda”, admite un tanto molesta Sabri Traverso, a cargo de la barra de Presidente, finalista del World Class y una de las especialistas sobre el tema. Y tiene razón. Podemos llegar a olvidar la trascendencia de este pequeño elemento, que sin embargo es fundamental para el sabor, presentación y degustación de un cóctel. Y es por esto también, que si bien pocos bares en BA tienen su propio ice program o dedican recursos a pensar en esto y a trabajar el hielo de forma artesanal, existen algunas barras donde se les da la importancia debida.
“Al carecer de impurezas, no modifican la receta del cóctel, por lo que un hielo cristal permite saborear cada momento de la espirituosa elegida por igual. Cuando nos referimos a “impurezas” nos referimos a todos esos elementos pesados que el agua (calcio, magnesio, etc) imposibles de remover con el filtrado regular.  Así, cuando el agua se congela, las “impurezas” que estaban dispersas tienden a moverse a zonas de mayor temperatura”, prosigue Traverso que trabaja desde cerca con el tema en la barra de Presidente y que está encarando su propio emprendimiento de hielos.
“Hay muchísimas técnicas para elaborar un hielo cristal, como usar agua hervida o destilada y muchos mitos más. Pero la clave es el congelamiento direccional y lento.
Actualmente en el mercado las maquinas profesionales de hielos cristal, son piletones que pueden alcanzar los 100 m3  a una temperatura baja y con un proceso de congelamiento lento logran bloques enteros totalmente transparentes. En Argentina no contamos con esta maquinaria, lo cual hace que la producción de bloques de hielo se haga en menor cantidad. No todos los bares de la ciudad tienen el espacio físico, ni el tiempo para la elaboración”.  En conclusión, todo hace un cóctel inclusive ese cubito transparente tallado a mano que ves en tu copa. 
Curiosos, activos, nerds, apasionados de los sabores, así son algunos de estos bartenders y barmaids que, desde algunas pocas barras de la ciudad, están intentando incorporar nuevas técnicas y procesos para trabajar con lo conocido y existente, para ser más eficientes y sustentables, y en el camino, cautivarnos. Es un proceso lento, de mucha prueba y error, y que requiere un esfuerzo considerable no sólo la preparación, sino también en educar al consumidor. Pero sin dudas, vale la pena.
Por Laura Marajofsky.
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Clarín - Sociedad - La receta del bife con chimichurri de un escritor norteamericano

La receta del bife con chimichurri de un escritor norteamericano

El crítico gastronómico Peter Kaminsky incluye este plato entre sus recomendaciones para comer rico y saludable.
El ojo de bife con chimichurri, plato típico argentino, recomendado por un norteamericano.
El ojo de bife con chimichurri, plato típico argentino, recomendado por un norteamericano.
El escritor norteamericano Peter Kaminsky es autor de varios libros de gastronomía, entre ellos, el reconocido Siete fuegos: mi cocina argentina, que co-escribió con Francis Mallmann. También fue, durante años, crítico gastronómico del The New York Times. Su último trabajo publicado en Argentina es Inteligencia culinaria (Tusquets), donde comparte el método con el cual bajó más de 20 kilos sin renunciar a sus platos favoritos ni a su costado más hedonista.
Pero Kaminsky no es sólo alguien que habla y escribe de comida sino alguien que cocina, y disfruta haciéndolo. Es por eso que sugiere preparar platos acordes con su principio más importante:maximizar el sabor por cada caloría que se consume.
Como muestra de los 14 recetas que incluye el libro​, aquí van dos, que se complementan.
Ojo de bife con hueso
Dice Kaminsky: "Este corte de carne, cuando se lo prepara así, es el equivalente al mejor bife de Argentina cocinado con fuego a leña. La costra crocante y salada que desarrolla está llena de un complejo sabor intenso, y la carne es tierna, suculenta y veteada, muy sabrosa. Si van a preparar esta receta en la cocina de sus casas, les advierto: habrá humo en el proceso, así que es importante que tengan una buena ventilación".
¿Con qué se acompaña esta carne? "A mí me gusta servir el bife con una ensalada de berros y rabanitos al lado, con un vino tinto de buen cuerpo", propone Kaminsky. Y recomienda comer los huesos con la mano.
Ingredientes (para 6-8 porciones)
1 ojo de bife con hueso de 1 kg, aproximadamente.
1 cucharada de sal gruesa.
1 cucharada de pimienta negra.
1/4 de taza de aceite de canola o de uva.
1 cucharada de aceite de oliva.
4 ramitas de romero fresco.
Sal en escamas a gusto.
Preparación
1. Precalentar el horno a 150°C.
2. Sazonar la carne con sal y pimienta y masajearla con las manos húmedas. Reservar por diez minutos, hasta que la carne comience a sudar.
3. Calentar la mitad del aceite de canola o uva en una sartén pesada, de hierro, a fuego alto. La superficie de aceite debería tener 3 milímetros de profundidad. Colocar la carne en la sartén y dorar durante 2 o 3 minutos. Dar vuelta la carne y repetir el proceso. Dorar también los lados. Todo el proceso debería llevar unos 10 minutos. Si el aceite se calienta demasiado, ajusten el fuego.
4. Pasen la carne a una asadera. Colocarla en el horno durante unos 20 minutos.
5. Retirar la carne del horno, dejarla que se enfríe y repose en una rejilla durante 10 minutos.
6. Calentar el resto del aceite en una sartén de hierro y volver a calentar la carne a fuego alto, durante un minuto de cada lado (no es necesario volver en los costados).
7. Cortar, rociar con aceite de oliva, condimentar con sal y adornar con romero. O servir con chimichurri.
Chimichurri
Ingredientes (rinde 2 tazas)
1 taza de agua.
1 cucharada de sal gruesa.
1 cabeza de ajo, con los dientes separados y pelados.
1 taza de perejil fresco e hoja plana.
2 taza de hojas frescas de orégano.
2 cucharaditas de ají molido.
1/4 de taza de vinagre de vino tinto.
1/2 taza de aceite de oliva extra virgen.
Preparación
1 Preparar una salmuera. Llevar el agua a un hervor en una cacerola pequeña. Agregar la sal y revolver hasta que se disuelva. Retirar del fuego y dejar enfriar.
2. Picar el ajo en trozos muy pequeños y colocarlo en un bol. Picar el perejil y el orégano y agregarlos en el bol con el ajo y el ají molido. Agregar el vinagre revolviendo toda la mezcla, y luego el aceite de oliva. Agregar la salmuera, revolver y pasar a un frasco que cierre bien. Mantener en la heladera.
Link a la nota: https://www.clarin.com/sociedad/receta-bife-chimichurri-escritor-norteamericano_0_B1uvK8cpM.html

Planeta Joy - Comer - 8 restaurantes para disfrutar la mejor cocina al horno de barro

8 restaurantes para disfrutar la mejor cocina al horno de barro

El horno de barro aporta una concentración de sabor y una textura única a las comidas; se utiliza en todo el país y cada vez más restaurantes de Buenos Aires se rinden a sus encantos.
Leña, fuego y un horno de barro como estrella de la cocina. Parecería que la técnica milenaria del horno de barro está pisando fuerte en Buenos Aires. Es que cada vez son más los restaurantes que apuestan a este método de cocción para darle ese toque dorado y ahumado a carnes, pollos y pescados, gratinar pizzas y pastas; y hasta para cocinar frutas y verduras con un sabor especial. 
La técnica es ancestral. No hay datos precisos del nacimiento del horno de barro, pero se cree que fue en el antiguo Egipto, en la medialuna fértil formada por el río Tigris y Éufrates, donde surgieron los primeros modelos. Más tarde, los griegos hicieron algunas modificaciones: colocaron la puerta en la parte frontal, y más tarde los romanos expandieron su uso por todo el Imperio. En Argentina es muy utilizado en el Norte del país y en la Patagonia, pero en los últimos años varios chefs de Buenos Aires optaron por incorporarlo en la cocina.   
El barro tiene increíbles propiedades para conservar el calor y le aporta un sabor inigualable a las comidas. Llegó la temporada de platos calóricos y en esta nota te recomendamos 8 lugares dónde las brasas arden. 
Sabores criollos y franceses en una pulpería de San Telmo
En la casa más antigua de San Telmo también hay un horno de barro que según dicen "es el más grande de Buenos Aires". Cuando Grégoire Lafebre y su mujer Tatiana, dos franceses enamorados de las tradiciones argentinas, decidieron remodelar una vieja casona e instalar una pulpería jamás dudaron que la gran estrella de la cocina sería el horno de barro. De hecho, lo instalaron en el mismo lugar donde durante años históricamente funcionó uno, pero lo duplicaron en tamaño. "Cuando comenzamos con la restauración del local siempre supimos que queríamos tener un horno de barro. Lo hicimos nosotros y mide un poco más de dos metros de diámetro. Un dato interesante es que su base está hecha con vidrio molido y sal para que guarde más el calor", cuenta Grégoire Lafebre a Planeta Joy. Allí el panadero Matthieu hornea todos los días los panes de masa madre: bagguettes, brioches, pan de campo ($30) y los pancitos de las paneras. "El horno le aporta estética, sabor y un ahumado particular al pan", dice Matthieu. 
De allí, también salen platos con sabores bien criollos como la bondiola de cerdo a la mostaza y miel con puré de batata con más de ocho horas de cocción ($260) o la ternera al Malbec con papa rosti ($290). Cuando hay eventos o alguna fiesta particular es imperdible el pernil de vaca o de cerdo con más de catorce horas de cocción. Para los que quieran probar algo diferente, recomendamos el estofado de jabalí con polenta ($280) ideal para acompañar los días de frío con un pingüinito Tinto ($65). Los más clásicos, pueden optar por las empanadas que siempre salen del horno de barro bien crocantes; pueden ser de jamón y queso, salteña con carne cortada a cuchillo, berenjenas y queso o de cebolla carameliza y queso(entre $38 y $42 c/u). Además, ofrecen pizzas individuales. La que despierta suspiros es la de brie y rúcula ($120). Para terminar, imperdible el "Flan del panadero", que tiene una cocción especial con una masa de hojaldre ($65) o la torta de manzana con el mejor toque francés. 
Vale aclarar que el horno de barro está al fondo y como toda decoración de la pulpería con sus balanzas antiguas, cuadros e historia, merece la pena darse una vuelta para conocerlo. 
Pulpería Quilapán
Defensa 1344- San Telmo.  

Comida de autor e impronta a las brasas en Tigre 
Julián Tiberio, mejor conocido como Tibu, sorprende con su comida de autor en pleno Tigre. 
El horno de barro tiene gran protagonismo y le da el toque final a carnes, pescados y postres. Tras veinte años de trayectoria en gastronomía, Julián le puso su impronta a cada plato y se destacan tanto en presentación como en sabor. Un dato a tener en cuenta es que la carta rota cada dos meses. 
El horno de barro está ubicado en el patio del fondo, en temporada primavera/verano en ese sector también se arma una barra con tragos y algunas mesas. Para comenzar, hay dos opciones que salen de las brasas: la provoleta con mix de tomates y pesto de tomates ($220) o un strudel de remolachas y queso de cabra con una mermelada de cebollas ($230); increíble la combinación de sabores agridulces.
A la hora del plato fuerte hay para todos los gustos. Un clásico es el rosty de salmón, que viene con papa, salmón fresco y espinaca acompañado con ensalada de estación (rúcula y tomates cherry), $360. 
Nadie se puede ir de Tibuk sin probar algunas de las opciones cárnicas. Los platos del día cambian, pero es súper tierno el asado de tira con calabazas o el pechito de cerdo braseado con mandioca grillada y chutney de tomates ($360). 
La gran vedette de la casa es el Tomahawk, una costilla de ternera con forma similar a un hacha, de ahí el nombre, que pesa más de un kilo y medio ($800) la porción es para más de tres personas y es uno de los platos más solicitados. Cuando arranca el frío también agregan algunas opciones de pescado a la sal, corderos y pizzas. Dentro de las variedades dulces, del horno salen frutas asadas (duraznos y ciruelas), que luego preparan conservas y también un strudel de banana con un semifredo de mango ($210). Tibuk es un oasis en pleno Tigre y el horno de barro el rockstar de la noche. 
Tibuk Bistró
Sáenz Peña 1263- Tigre.

El horno de barro, su mejor secreto
En el restaurante especializado en parrilla “Nuestro secreto”, del hotel Four Seasons el horno de barro es responsable de darle un toque rústico y ahumado a los panes, pizzas, carnes y pescados. 
La chef Patricia Ramos es la encargada de la parrilla y considera que el horno de barro tiene múltiples ventajas: “Combinando los distintos tipos de leñas conseguimos platos con un sabor ahumado, pero siempre manteniendo su sabor original. Como el suelo del horno es refractario, lo utilizamos para la cocción de pizzas y panes, lo cual en ambos genera una corteza crocante y en su interior aireados”. 
Un clásico que sale de las brasas es el pastel de cordero, con cordero braseado con colchón de vegetales baby envuelto en hojaldre, acompañado de Spaetzle ($425). También son muy sabrosos los raviolones de asado braseado, con salsa fresca de tomates, aceitunas Kalamatas y burrata ($350). Otro imperdible: la pesca del día que viene acompañada de risotto de quinoa y vegetales, con salsa harissa (salsa a base de pimientos colorados, castañas de cajú, limones encurtidos y comino) ($410). Para el horno utilizan quebracho y leña de vid. “Le aporta un aroma, un sabor, y textura diferente que hace que el plato sea único”, concluye Ramos. 
Nuestro Secreto- Four Seasons 
Posadas 1086/88. Retiro. 

El horno a la vista, el gran corazón de la cocina
En lo que fue un taller mecánico, que aún mantiene su estética, todas las noches se enciende el fuego. El horno es el corazón de Proper y con sus distintivos platos el año pasado fueron distinguidos dentro de los America's 50 Best Restaurants. Leo Lanussol y Augusto "Aspi" Mayer, los chefs de Proper, se enamoraron de la cocina a leña en Neuquén, en el restaurante La Toscana, de Mauricio Couly, y desde entonces no dudaron en que las brasas tendrían gran protagonismo en su cocina. “Nos dimos cuenta de que cocinar con fuego era lo que más nos gustaba no solo por los sabores únicos sino también por los dorados que se logran. Cocinar con fuego es un poco volver a lo nuestro", explica Leo Lanussol. 
La premisa de la casa es sencilla: todos los platos pasan por el horno. Si bien algunos ya son un clásico y siempre están, los pescados, vegetales y las carnes varían estacionalmente. Una entrada recomendada es el puré de alubias con pasta de semillas de zapallo y almendras. Aunque se sirve fría, los porotos fueron previamente cocinados a las brasas. “El calor residual del horno lo usamos para cocciones largas, por ejemplo, estos porotos”, cuenta Lanussol. También son un clásico las salchichas caseras con pickle de hinojo y almíbar de chiles. 
Dentro de los especiales, hay una molleja de corazón, pickle de repollo y kétchup de zapallo o el churrasco de cerdo con cebolla, limón en conserva y verdeo. Para el momento dulce, un hit que ganó popularidad es el flan casero de dulce de leche y crema de vainilla. Ideal para los golosos que quieren terminar la noche bien arriba. Los platos van desde los 85 a 350 pesos. 
Proper- Aráoz 1676
Palermo.

Sabores regionales en pleno Centro porteño
En El Federal el horno de barro te permite viajar por los sabores de diferentes regiones de Argentina. De allí salen empanadas al mejor estilo tucumano, humitas en cazuelas gratinadas, cordero de la Patagonia y dulces de lo más variados. La chef Paula Comparatone, deslumbra con las diferentes versiones de platos bien criollos. “Nuestro horno está hecho con ladrillos refractarios internos, paja y barro. El horno de barro además de conferir sabores es un gran reservorio de calor, por lo cual las cocciones se realizan más rápido con un color y textura especial. Depende las maderas que utilicemos se le aportan diversos sabores a las comidas. Por ejemplo, nosotros utilizamos madera de Olivo para la cocción de panes, de Espinillo para ahumar cerdos o jabalí, de Manzano o Cerezo para pollos y pescados y de Nogal para las carnes rojas”, cuenta Comparatone. 
Para empezar: empanadas rellenas de carne cortada a cuchillo y quesillo y verdeo. De principal, “El pechito argentino” un pechito de cerdo ahumado con vegetales al rescoldo en aceite de oliva y romero y salsa barbacoa de achiote formoseño. Los que quieran sentirse en la Patagonia en pleno centro porteño, no pueden perderse el cordero braseado durante doce horas al malbec y merken con papas plomo crocantes, hongos y ajos confitados. Además, todos los días ofrecen menú ejecutivo con diferentes opciones al horno de barro, como el pastel de papa y ternera gratinados, el pastel de cordero y membrillos, pescados a la madera, humita en cazuela y canelones. 
El federal
San Martín 1015- Retiro.

 
Platos clásicos y sabrosos al mejor estilo “Hornobar”
Federico Yantorno, Joaquín Agüero y Juan Diez son amantes de la gastronomía y cumplieron el sueño de tener un restaurante entre amigos con Hornobar. En el bajo de San Isidro no había una propuesta similar y después de pensar durante meses apostaron a que el fuerte del lugar fueran los platos a las brasas. Como su nombre bien lo indica, el horno de barro es la estrella de la cocina. Con carnes cocidas durante más de diez horas y ese sabor a leña indiscutida, en menos de tres años se volvieron un clásico Del Bajo. Fue tan grande el crecimiento que el lugar les quedó chico y hace poco decidieron cerrar sus puertas para encontrar un local más amplio. Próximamente se viene la apertura del nuevo local y prometen volver con algunos clásicos como la bondiola braseada con 10 horas de cocción y los wrap de ternera o vegetariano. Otra de las opciones veggies que se llevó más de un suspiro es la “Torre a las brasas”, un timbal de verduras asadas al horno de barro con cherrys confitados sobre tabule, semillas de calabaza, almendras tostadas, aceite de albahaca y reducción de aceto. Para el picoteo entre amigos, las papas bravas y la provoleta a las brasas. Todos los fanáticos están esperando su regreso que será por supuesto en San Isidro. Ellos aseguran que los clientes “se van a sorprender”. 
Una rotisería con sabores bien ahumados
La rotisería gourmet Labor es una parada obligada en Colegiales. Todos los días del horno de barro salen exquisitos platos y hace poco lanzaron una nueva carta con opciones calóricas para hacerle frente al invierno. El lugar es perfecto para un almuerzo al paso o para terminar el día bien arriba con los sabores ahumados y una cerveza artesanal tirada. “Elegimos el horno de barro porque aporta una cocción muy pareja y salen productos más sabrosos con textura y aroma únicos. Con este tipo de cocción se resaltan las características del sabor genuino del producto, especias, hierbas y fondos de cocción; y se concentran los sabores en carnes y adobos que utilizamos. Además, ofrecemos diferentes tipos de cocciones como: ahumado, spiedo y a la plancha, cada uno aporta sabores diferentes y elegimos el más apropiado para cada alimento”, dice Hernán Berardi, chef y uno de los propietarios de Labor. 
Para almorzar los platos rotan los días, uno muy solicitado es pastel de cerdo braseado con batata al horno de barro o la “Promo laburante” una bondiola de cerdo, chutney mango y guarnición ($190). También vale la pena probar los platos con más de seis horas de cocción: bondiola de cerdo con páprika y azúcar negra cocinada en colchón de vegetales y cerveza ($380) y el Gran Taco de Ragú de Cordero, relleno con un cordero que se cocina con vino y especias ($220). Dentro de las opciones veggies, hay un mix de vegetales a la chapa, con ajo, oliva y hierbas ($120). Si quieren probar empanadas crocantes y con sabores únicos, hay dos must: la de tapa de asado ahumada y la de pollo braseado con barbacoa ($36). 
Labor
Ramón Freire 1501- Colegiales.

 
Pizzas con el mejor gratinado 
Todos en el Bajo de San Isidro conocen las pizzas del Sauzalito. Crocantes, con mucho relleno y un gratinado muy particular. Ese toque final lo aporta nada más ni nada menos que el horno de barro del que salen los platos más solicitados. Cuando Pablo Casorati, cocinero y dueño de Sauzalito, diseñó su restaurante tenía una idea clara: iba a ser un bodegón con horno de barro. “Quería que cuando la gente entrara vea la llama del fuego. El horno de barro está muy arraigado a las costumbres argentinas. Es todo un arte y requiere de mucho oficio. Es increíble el gratinado que se logra con los quesos de pizzas o la costra dorada de las carnes”, cuenta Casaroti. La pizza que más sale es la de brie y rúcula ($300), pero no se quedan atrás la napolitana y provolone. La fainá es una verdadera fiesta ($28). En cuanto a las empanadas, es súper sabrosa la de carne suave cortada a cuchillo y la de bondiola braseada con cebolla caramelizada y salsa barbacoa ($35). 
Además de las pizzas y las empanadas, del horno de barro salen otros platos que se destacan como el vacío con seis horas de cocción con una gremolata de tomillo, perejil y aceite de oliva acompañado con ensalada Caesar y papas rejilla ($230). Las ribs de cerdo a la barbacoa con cuatro horas de cocción, (quedan súper tiernas) vienen con papas rejilla y coleslaw. También ofrecen canelones con cebollas, pimientos asados, espinaca y ricota con un increíble gratinado de queso parmesano ($210). Con su estilo rústico y descontracturado, el “Sauza”, como es conocido en San Isidro, es una parada obligada cuando baja la temperatura. 
Sauzalito
Primera Junta 1094- San Isidro.

Por Agustina Canaparo.
Link a la nota: https://www.planetajoy.com/?8_restaurantes_para_disfrutar_la_mejor_cocina_al_horno_de_barro&page=ampliada&id=10220

La Nación - Lifestyle - La esquina de Chacarita con platos amigables que atrae a los vecinos con su música

La esquina de Chacarita con platos amigables que atrae a los vecinos con su música

Todos los barrios tienen su restaurante amigable con platos caseros, precios accesibles y buen ambiente. En Chacarita, la esquina de Charlone 101 cumple ese rol en su salón de pocas mesas siempre llenas. El plus: su dueño es músico y le gusta acompañar las cenas con jazz.
¿El imperdible? Las mollejas crocantes a la chapa.
Dónde: Charlone 101, Chacarita
Cuándo: Martes a sábado de 17:00 a cierre.
Teléfono: 4551-0557
Link a la nota: https://www.lanacion.com.ar/2132649-la-esquina-de-chacarita-con-platos-amigables-que-atrae-a-los-vecinos-con-su-musica