Paciencia, buena leña y pasarla bien: los secretos de la parrilla según los ganadores
El certamen se disputó este sábado en Mataderos. Los mejores fueron los participantes de Chubut.
Todo está listo: la lluvia paró, los atizadores y pinzas ya están preparados, el Paisano Mireya anuncia que en cinco minutos arranca la final. Los seis dúos forman un semicírculo en el escenario del Anfiteatro de Mataderos. Están ansiosos: no saben que esta tarde el podio será para Chubut, San Luis y Mendoza; primero, segundo y tercero respectivamente.
Sobre la parrilla al carbón hay tira de asado y marucha. En la mesa de trabajo hay hierbas aromáticas, limones, salsas, y no mucho más. Con esos mismos elementos, cada dúo hará un asado distinto con el que buscarán deslumbrar a los jurados.
El jurado evaluó a las 24 parejas que participaron representando a todas las provincias más la Ciudad de Buenos Aires. Foto: Juano Tesone
Pero entre tanta presión, público expectante y calor de fuego y sol, un competidor viene a recordar lo esencial. “Al asado hay que disfrutarlo, porque cuando lo hacés en casa, es para pasarla bien con tu familia. Esa es nuestra receta principal”, dice Leandro Cobarrubia, de San Luis, que minutos después festejaría el segundo puesto junto a su compañero Claudio Caballero.
El Estadio del Asador. Foto: Juano Tesone
En el centro del escenario están las tucumanas Marta Sánchez y Fabiana Barrera, el único dúo de mujeres del certamen. Cuentan que la clave para moverse bien en un ámbito tradicionalmente masculino es demostrar seguridad de lo que se hace, “acá mando yo”. Y muestran su estilo, bien purista. “Esto es sal y nada más. Si el cliente quiere, le agrega salsa criolla, pero el criollo criollo es sin más condimentos”, explica Marta.
Marta Sánchez y Fabiana Barrera fue el único dúo de mujeres del certamen. Representaron a la provincia de Tucumán. Foto: Juano Tesone
Entre el público, inclinada sobre la baranda, está Daiana Orellana (34), hija de Juan Orellana, que compite en nombre de El Parrillón, de Temperley. “Estoy temblando y no dejo de mirarlo a mi viejo -cuenta-. Él siente pasión por esto y me la transmitió a mí, que ahora estudio para ser chef”.
Juan Orellana, de Temperley, compitió bajo la atenta mirada de su hija. Foto: Juano Tesone
Unos metros más allá, sobre las gradas, tres hombres que acaban de conocerse en el campeonato discuten qué define un buen asado. Son Carlos Coppari (69), de Lobos; Rodolfo Piñol (56), de Merlo; y Carlos Fontela (69), de Mataderos. “Lo más importante es que no tenga muchos condimentos”, señala el primero. “Sí, porque acá lo que se califica es la calidad de cocción, no el gusto, que se lo da justamente cómo está cocido”, agrega el tercero.
Los chubutenses preparan la presentación de su plato, ante la atenta mirada de un jurado. Foto: Juano Tesone
El dúo mendocino, que quedaría en el tercer puesto, no está de acuerdo: “La clave es un buen chimi: que la carne no esté seca”, explica Adrián Martínez, llegado junto a Raúl Quiroga desde Maipú. Ambos tienen vestimenta tradicional, incluidos los sombreros, pese a los más de 29 grados. “Si venimos a hacer un asado, tenemos que vestirnos de forma tradicional”, apunta Quiroga.
Los mendocinos Adrián Martínez y Raúl Quiroga, que quedaron terceros, dijeron que la clave del asado es un buen chimichurri. Foto: Juano Tesone
Una hora y media después, se anuncian los ganadores. Los chubutenses Adrián Rosales (41) y Cristian Gauna (30, se abrazan y lloran.Siguen en ese estado incluso un buen rato después, al hablar con Clarín.
Los chubutenses Adrián Rosales y Cristian Gauna se abrazan y lloran, cuando se enteran de que son los ganadores. Foto: Juano Tesone
“Adrián es chef y yo, parrillero, por eso unimos ambas técnicas y le metimos mucho sabor. Hicimos una salsa para cada corte. Un chimi rojo para la marucha y un aceite ahumado para la tira”, detalla Cristian, parte del staff del restaurante Cayo Coco, en Comodoro Rivadavia. Rosales trabaja en la misma ciudad, en el local Peperoni.
Para ellos, el mejor asado requiere de paciencia. Y, también, de buena leña: “Es clave, porque venimos de la Patagonia, donde el piquillín es excelente”, explica Rosales. Gauna, a su lado, resalta la importancia del asador: “En este campeonato no se puede regular la altura de la parrilla y eso está bueno: ahí uno se da cuenta quién sabe y quién no”.
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