martes, 4 de febrero de 2020

Clarín - Ciudades - El boom de los platitos: los restaurantes achican sus porciones y ahora van al centro para compartir

El boom de los platitos: los restaurantes achican sus porciones y ahora van al centro para compartir

La tendencia ya alcanza a todos los estilos de comida. Los chefs dicen que responde a un comensal curioso que busca probar más cosas. Y, también, que permite armar una salida a medida del bolsillo en tiempos de crisis.


Hasta no hace mucho tiempo, uno iba a un restaurante, pedía el menú, lo abría y empezaba a pasar las hojas que, más allá de la extensión, organizaban los platos en entrada-principal-postre. Pero ahora, eso cambió. Y cada vez en más lugares, esos compartimentos estancos se diluyeron. Dejando la salvedad del dulce para el final (¡todavía!), la división entre entrada y principal es cosa del pasado.
Ahora, la tendencia, son los platitos. Al centro, para compartir. Familiares de las tapas y las raciones, muy instaladas en los restaurantes de cocina española, los platitos avanzan en restaurantes de cocina asiática, latinoamericana, de autor y hasta en los de inspiración más casera.
“Las tapas vienen de España, donde la gente se tomaba un aperitivo y generalmente arriba de un pan o una tostada se ponía algo y se colocaba sobre el vaso, por eso se llama tapa. Los platitos básicamente son raciones pequeñas de comida”, diferencia Martín Arrojo, chef de Jornal, un nuevo restaurante de cocina casera en Saavedra.
Un viernes a la noche, cuesta conseguir lugar en Sifón, una de las aperturas estrella del último año en el creciente polo de Chacarita. Allí los tragos con soda acompañan los platitos de metal en los que se sirven, por ejemplo, una chistorra con pan y huevo o un matambre con puré de papas y coliflor. “Para nosotros este concepto es una búsqueda”, dice Juan Manuel Bidegain, uno de sus dueños. Todo se cocina a la plancha, y todo es pequeño, a un promedio de $ 200 por plato. La recomendación de la moza, cuando trae la carta impresa en una hoja A4 con una impresora doméstica, es pedir dos por persona. El público, básicamente millennial/centennial, a veces la sigue, a veces pide menos, a veces pide más. Porque una de las ventajas de la fórmula platito es que es a demanda.

En platitos de metal. Así salen las opciones a la plancha de Sifón, en el creciente polo gastronómico de Chacarita. (Gentileza Sifón)
En platitos de metal. Así salen las opciones a la plancha de Sifón, en el creciente polo gastronómico de Chacarita. (Gentileza Sifón)
“El cálculo de las porciones depende de cada comensal. Lo habitual en nuestro formato es entre 3 y 4 por persona”, contabiliza Julián del Pino, chef de Vico Wine Bar, un bar/restaurante que expende vinos por copa, fue pionero con este formato de raciones desde su apertura en 2017 y hoy ya tiene tres locales. “Te da la opción de poder manejar tu propio presupuesto. Podés picar algo por muy poca plata o podés probar muchos productos. Básicamente, por la misma plata, en vez de que dos personas coman el mismo plato pueden compartir varios platitos”, señala Diego Rizzi, jefe de cocina de Opio, un gastro pub de street food asiático que tiene principalmente un público joven.
“Los comensales son curiosos, preguntan e investigan. Buscan probar nuevos sabores. Y claro que en esta crisis que vivimos el bolsillo es todo un tema, la gente no quiere dejar de darse gustos y quizás busca la forma de ajustar el bolsillo. La opción de los platitos se ajusta a ambos puntos: la experiencia y el presupuesto para vivirla”, plantea Sebastián Montero Horianski, socio de Sí, pastrón.

Todos los platos al centro. En la mesa de Ronconcón, restaurante de cocina latinoamericana en Caballito. (Martín Bonetto)
Todos los platos al centro. En la mesa de Ronconcón, restaurante de cocina latinoamericana en Caballito. (Martín Bonetto)
Para el cliente puede ser más conveniente, pero la decena de restaurantes y bares con este formato consultados por Clarín coinciden en que para ellos no es más rentable ni más simple trabajar en este esquema. “Más bien todo lo contrario. Cada preparación de platito requiere la misma cantidad de tiempo y, en ocasiones, más que preparar platos grandes”, remarcan Gaspar Natiello y Damián Giammarino, dueños de Ajo Negro, un espacio que abrió el año pasado en Chacarita y que tiene su carta basada en pescados y mariscos directamente ordenada en “tapitas”, “tapas” y “postres”. Dicen que lo hicieron así porque “a nosotros como comensales a la hora de sentarnos a comer, nos aburre la idea del clásico entrada-principal-postre”.
Descontracturar y probar más, coinciden todos los chefs, es el principal motivo que los llevó a achicar las porciones. “El modelo de platos chicos al centro de la mesa está en auge. Es una tendencia a ofrecer una propuesta distendida donde se disfrute de a dos o más. Desde el principio decidimos crear 100% de platos chicos por gusto gastronómico personal. Para nosotros, es mucho más interesante que se puedan probar diferentes sabores y productos a quedarse en una experiencia limitada a un plato principal”, dice Paul Porras, uno de los socios de Ronconcón, un nuevo restaurante de Caballito que combina en su carta sabores de distintos países de Latinoamérica.

A cucharear. Dos comensales comparten una misma porción en Ajo Negro, uno de los restaurantes que sirve 100% platitos. (Martín Bonetto)
A cucharear. Dos comensales comparten una misma porción en Ajo Negro, uno de los restaurantes que sirve 100% platitos. (Martín Bonetto)
Gonzalo Aramburu, el creador de Aramburu –elegido el año pasado como uno de los 10 mejores restaurantes del mundo por la comunidad de TripAdvisor-- optó por este formato en el segundo de sus locales, Bis. Y aporta una explicación científica a la tendencia: “El hecho de que las porciones sean pequeñas invita a que los comensales puedan tener acceso a mayor cantidad de opciones y ayuda a comprender un poco más la propuesta. Además, según la psicología del gusto, después de seis o siete veces que llevamos comida a la boca nos acostumbramos a los sabores. El concepto de pequeñas porciones evita el aburrimiento y se pueden registrar los sabores por más tiempo”. Darío Mufara, dueño de Green Bamboo –restaurante de cocina vietnamita que en 2019 cumplió 20 años--, aggiornó la carta por una demanda de los clientes: “Nos dimos cuenta de que pedían varias entradas y armaban algo que internamente llamábamos mix de entradas como código para la cocina. A raíz de esto vimos la posibilidad de ponerlo en la carta y que los clientes lo armen con lo que desean probar sobre una serie de opciones de fingers”.

Bis, uno de los restaurantes de Gonzalo Aramburu, también adaptó la propuesta a este formato. (Gentileza Bis)
Bis, uno de los restaurantes de Gonzalo Aramburu, también adaptó la propuesta a este formato. (Gentileza Bis)
Cambió la manera de comer. La gente quiere algo más rico y más rápido. Y se cansó de la empanada y la milanesa. ”, sentencia Christina Sunae, otra experta en cocina asiática. La cocinera filipina tiene un reconocido y exitoso restaurante en Palermo (Cantina Sunae), y recientemente acaba de abrir un Apu Nena, un bar de tapas asiáticas en el barrio donde vive, Chacarita. “Siempre quise poner un local chiquito donde pudiera hacer cualquier comida ese día”, dice Sunae, que en sus platitos puede servir desde vieiras o caballa, a hojas de mostaza con piña a la parrilla y kale frito. Dice que a mucha gente le gusta la propuesta, pero que otros prefieren la clásica de sentarse a la mesa en la cantina.

Pequeños platos que cambian todos los días, lo que hace Christina Sunae en Apu Nena. (Instagram Apu Nena)
Pequeños platos que cambian todos los días, lo que hace Christina Sunae en Apu Nena. (Instagram Apu Nena)
¿Es que tiene que ver esta tendencia con la edad? ¿Es sólo para un público joven? También aquí hay coincidencia en que no es excluyente para un público joven, sino más bien curioso. "Hoy en día, las raciones son una tendencia que podemos encontrar en las principales ciudades del mundo y también en diversas propuestas de street food que han llegado a ser reconocidas con estrellas Michelin", apunta Nacho Trotta, chef de Bestia. ¿Cuáles son algunos de esos lugares? Madrid, País Vasco, Oriente Medio y principalmente en Asia.

Nacho Trotta, chef de Bestia, prepara uno de los pequeños platos que sirven en el restaurante. (Gentileza Bestia)
Nacho Trotta, chef de Bestia, prepara uno de los pequeños platos que sirven en el restaurante. (Gentileza Bestia)
Ante estos cambios, ¿qué pasa en los restaurantes clásicos? En muchos de ellos, por sólo compartir un plato, a los comensales les cobran un recargo e incluso hubo un proyecto legislativo que no prosperó para impedirlo. Pero lo que no cambió la ley, lo están cambiando los usos y las costumbres. “Sí, hay lugares que lo cobran, pero menos”, apunta Carlos Yanelli, presidente de la Cámara de Restaurantes porteña. En su restaurante, Estilo Campo, no tienen recargo, e incluso están impulsando la modalidad del plato a compartir, contracara del platito. “Lo hemos tomado como política a pedido del comensal”, explica. Así, por ejemplo, si en una mesa piden el asado de tira, hasta se puede elegir que una salga a punto y la otra jugosa.
Siempre en movimiento, la gastronomía porteña busca tendencias, importa algunas, adapta otras, crea algunas más. Hija del cambio cultural, de la crisis o de ambas, la del plato al centro y a cucharear todos juntos, parece haber llegado para quedarse.

El dilema del maridaje

Comer tantas cosas distintas plantea un dilema: qué beber. ¿Qué botella comprar que pueda acompañar bien todas las instancias de esta comida? En el wine bar Vico, uno de los pioneros en este formato, la carta se armó así desde el vamos para que los clientes pudieran maridar cada plato con los vinos que sirven por copa en sus dispensers. 

En Vico, sus pequeñas raciones están pensadas para acompañar con vinos por copa. (Gentileza Vico)
En Vico, sus pequeñas raciones están pensadas para acompañar con vinos por copa. (Gentileza Vico)
Si en el restaurante no hay opción de vino por copa, los vinos más versátiles como un Pinot Noir o un rosado funcionan bien con la diversidad. Los tragos o las cervezas, según el caso, también pueden simplificar el maridaje.

La Nación - Lifestyle - Aceto verdadero versus aceto artificial: un experto revela mitos y verdades

Aceto verdadero versus aceto artificial: un experto revela mitos y verdades

Gabriel Guardia es maestro acetero de Mendoza, y afirma que elabora el único en nuestro país regido por las normas de Módena

Con ensaladas, con carnes y hasta con postres y cócteles, el aceto balsámico es utilizado por los grandes sibaritas del mundo. En nuestro país lleva varios años presente en las góndolas y cada vez le saca más protagonismo al clásico vinagre a la hora de las ensaladas.
Sin embargo, según el maestro acetero Gabriel Guardia, lo que generalmente consumimos habitualmente no es en realidad aceto balsámico, sino una mezcla de ingredientes que nada tiene que ver con la verdad.
Módena, al sur de la región de Emilia-Romagna, es la ciudad embajadora de este producto de Italia, que exporta a más de 120 países en el mundo. Tiene un consorcio que regula la Indicación de Origen que dictamina que debe nacer del jugo de la uva de la zona.
Se distingue por el aroma delicado, persistente, de agradable y armónica acidez, por el color marrón oscuro intenso, por su olor acético y por su sabor agridulce y equilibrado. "En Argentina, no hay, excepto el nuestro, un aceto de verdad, somos los únicos que lo elaboramos como corresponde a las reglas que lo definen. No tiene conservantes, colorantes y nada ajeno a la misma naturaleza de la uva. Esa es la gran diferencia con todos los que hay en el mercado. Son todos artificiales", declara Gabriel Guardia, maestro acetero de la mendocina Acetaia Millan.
-¿Cómo se elabora el verdadero?
-El italiano que me enseñó a hacerlo tiene una acetia de 1870 y una batería de barricas de madera que eran de su abuelo. El aceto balsámico tradicional lleva un largo proceso de envejecimiento. En Módena se elaboraba en las casas. Cada vez que nacía una hija mujer, el padre cosechaba las uvas blancas de la variedad trebbiano -que son como nuestras ugni blanc-, las pisaba, sacaba el jugo de uva y lo ponía al fuego para reducirlo hasta la mitad. De 100 litros, llegaba a 50. Ese mosto lo colocaba en un barril de roble durante un año. Cuando la hija cumplía un año, el padre pasaba la mitad de esos 50 litros a un segundo barril de otros leños. La batería tiene cinco barriles: roble, cerezo, fresno, acacia y castaño. Cada año pasaba la mitad al otro barril hasta completar 15 años. Edad en que la hija se casaba y el padre le regalaba al novio, como dote, la batería de los barriles para que cuando quedara embarazada pudiera tomar todos los días una cucharada del bálsamo. Por eso es balsámico, porque nace como un medicamento casero para que el niño creciera sano y ella tuviera energía.

Gracias al largo proceso de envejecimiento que tiene el aceto balsámico, no corre el riesgo de sufrir alteraciones durante la conservación. En casa, hay que mantenerlo en un recipiente cerrado, en un lugar fresco y oscuro.
Gracias al largo proceso de envejecimiento que tiene el aceto balsámico, no corre el riesgo de sufrir alteraciones durante la conservación. En casa, hay que mantenerlo en un recipiente cerrado, en un lugar fresco y oscuro.

-¿Ustedes ofrecen el de Módena?
-Elaboramos los nuestros e importamos el de Módena. Lo traemos a granel desde Italia y lo envasamos en Mendoza. Somos solo tres ciudades en el mundo, fuera de Europa, que tenemos la certificación del Consorcio de Módena: Mendoza, Tokio y Toronto. Trabajamos bajo sus normas y tenemos auditorías.
-¿Cuál es el que elaborás con uvas mendocinas?
-El aceto balsámico que hacemos en Mendoza responde a la misma técnica que el de Módena, pero con uvas mendocinas, y eso te da otro bouquet. Elaboramos el mosto concentrado de uvas blancas y se añeja al menos un año en piletas que tienen maderas de roble. En la porosidad de la maderas está la bacteria indispensable que transforma el mosto, el jugo, en acético. Lo que más me costó fue crear la bacteria, eso no se compra en ningún lado. Esa bacteria debe ser sana, porques si hay una colonia enferma, el producto sale feo. Debe poder transformar el mosto en algo rico. Luego, el producto se cocina lentamente durante una semana hasta que se reduce al 50 por ciento, por eso es tan cremoso.
-¿Hay muchos tipos de acetos?
-Básicamente, hay tres, y se clasifican según sus usos. El de ensaladas, que es más joven y líquido. Después, hay uno de carnes y quesos, que es el que traemos de Italia, y finalmente, el de postres, que es el que hacemos nosotros, y que sirve también hasta para coctelería. Es un producto equilibrado entre el dulce y el ácido
-¿Cómo hay que leer la etiqueta para saber si un aceto balsámico es real?
-Lo único que debe decir es aceto balsámico. No debe tener conservantes, colorantes..., nada ajeno a la uva. Los que hay en el mercado son todos vinagres teñidos. Es un producto muy barato que lo venden muy caro. Es más caro el envase que lo que hay adentro. Cualquier marca de aceto del mercado lo que hace es usar un vinagre de vino tinto al que le agregan una goma para hacerlo denso y llamarlo "reducción". En realidad, no tienen nada de reducción; si mirás la contraetiqueta, dice "espesante", tiene colorante caramelo para hacerlo negro, edulcorante para hacerlo dulce, esencias de roble, coñac, vainilla, es todo para en enmascarar un vinagre. Nada más lejos que la verdadera concepción del aceto balsámico.
-¿Cuáles son las diferencias entre el vinagre y el aceto?
-El aceto balsámico está hecho de mosto de uva, del jugo de la uva. El vinagre es la uva que se hizo vino y después del vino se hizo vinagre. En un ejemplo doméstico, destapás un vino y lo dejás en un lugar con calor y se empieza transformar en vinagre, porque se le posan bacterias acéticas que están en el ambiente, que comen el alcohol del vino lo transforman en vinagre. Cuando quiero hacer aceto balsámico lo que hago es transformar en vinagre un mosto de uva, pero sin pasar por la etapa de alcohol, sin que la uva se convierta en vino. Nunca se fermenta el azúcar en alcohol, paso directo del azúcar al ácido acético gracias a las bacterias presentes en los barriles de madera.

Salpimenta - Cultura Foodie - El salame de Tandil va por un nuevo récord: superar la altura de la Estatua de la Libertad

El salame de Tandil va por un nuevo récord: superar la altura de la Estatua de la Libertad


El sábado 8 de febrero, Argentina buscará establecer un nuevo récord gastronómico presentando, en Tandil, el Salame con Denominación de Origen más largo del mundo
Luego de haber obtenido el récord mundial en 2019 con 87.56 metros de longitud y 262 kilogramos de peso, el Consejo de Denominación de Origen Salame de Tandil presentará un salame curado que intentará superar el resultado anterior y acercarse a la icónica Estatua de la Libertad, cuya altura alcanza los 93 metros.
La presentación se realizará en el marco de la XXXVII Edición del Festival de la Sierra que tendrá cita el próximo sábado 8 de febrero, a partir de las 22, en el Anfiteatro Martín Fierro de la ciudad de Tandil. Allí, el cocinero Juan Braceli, junto a los productores que integran el Consejo, realizarán una demostración de las particularidades del proceso del chacinado, junto a diversas actividades y propuestas para el público presente.
Luego de ser presentado y tras validarse el nuevo record, el salame más largo del mundo, podrá ser degustado por diferentes actores de la comunidad tandilense, entregando el primer metro al intendente de la ciudad, el segundo a la peña El Cielito, el tercer metro al Clúster quesero de Tandil, los siguientes diez metros a la Asociación de Hoteles y Restaurantes, que se ofrecerán para ser degustados en los locales gastronómicos. Además, otros diez metros serán donados a beneficio del Banco de Alimentos de Tandil para ser sorteados con la compra de un bono contribución. El resto del salame lo disfrutarán los asistentes del Festival, una mitad el mismo sábado y el resto el día domingo.
La 37° edición del Festival de la Sierra se realizará del jueves 6 de febrero a las 20 horas al domingo 9, en el anfiteatro Martín Fierro. Serán cuatro noches de asadores, cantores, guitarristas, bailarines, charlas y picadas, que los visitantes podrán disfrutar con entrada libre y gratuita. Además de la presencia de importantes artistas que subirán a escena cada noche, los visitantes podrán recorrer la feria de productos regionales y la muestra artesanal.

Salpimenta - Lifestyle - 5 tips para seleccionar tu vino de verano

5 tips para seleccionar tu vino de verano


La temporada de verano es ideal para incursionar en nuevas sensaciones para el paladar. Dentro de las principales sugerencias se encuentran los vinos blancos, rosados, espumosos y tintos frescos.
A la hora de disfrutar de un vino es muy importante hacerlo a la temperatura indicada según la variedad elegida (todas son distintas) para gozar de un mayor disfrute. Como un plus, se pueden enfriar las copas antes de servir el vino.

Temperaturas recomendadas de cada varietal:Espumantes: de 6 a 8 grados.
Vinos blancos: 8 a 10 grados.
Vinos rosados: 10 a 12 grados.
Vinos tintos jóvenes: 14 grados

Considerando que las copas toman la temperatura ambiente y propia de las manos, es importante servir poco volumen y rellenar desde la botella, que conservada en frappera, permitirá siempre estar a la temperatura justa. Cuando los vinos son dulces, es preferible beberlos en la temperatura más baja del rango establecido.
En cuanto a las mejores variedades para disfrutar en esta temporada, se destacan los vinos blancos como Sauvignon Blanc, Semillón y Chardonnay, entre otros. También se pueden elegir vinos Criollas, Pinot Noir, Merlot y Malbec livianos.
En cuanto a la cristalería, cuando el vino es parte de un cóctel se bebe en vasos sin tallo (pie), ya que el calor de la mano es apaciguado por la presencia de hielo en el cóctel. Si solamente se bebe vino se recomienda realizarlo en las copas apropiadas para vino, donde el pie o tallo de esta permite separar el vino de las manos y así se evita calentarlo.
Aprovechando la temporada de vacaciones, compartimos de la mano del Grupo de Bodegas de Molinos Río de la Plata una selección de 5 cócteles elaborados con vino:
1) Vino Blanco con frutos del Bosque:
Elegir un vino blanco fresco seco y bien expresivo como el Sauvignon Blanc para combinar con frutos del bosque, destacando así la intensidad de los colores y sabores.
2) Rosa Negra:
Podemos usar un vino rosado fresco y de abundante acidez, que combinado con el jugo de lima, vodka y moras dan lugar a un sabor irresistible para el paladar.
3) Pomelo con Chardonnay:
La combinación de esta mezcla apaga los aromas tropicales del pomelo y dan una característica de agradabilidad al cóctel.
4) Tinto de verano:
Hielo, una parte de vino, dos partes de gaseosa de limón y una rodaja de naranja. Es muy fácil de hacer y en este verano se volvió tendencia!
5) Clericó:
Frutas y vino blanco (Chardonnay o Torrontés secos), generalmente se prepara en jarra con hielo, se deja un rato para que la fruta se impregne bien de vino y luego se bebe.