Con cinco chops gigantes en una mano y cuatro en la otra, Hans recorre con absoluta soltura el inmenso salón de mesas largas. Apoya su mano izquierda con firmeza y deja los cinco litros de cerveza sobre una de ellas, desde donde le hacen un chiste que le genera una fuerte carcajada. Sigue unos pasos más allá y apoya los cuatro vasos restantes. No se detiene, vuelve a cargar más chops e inicia de nuevo el recorrido hacia otro sector. El viajero, sentado en una de las mesas observa la escena y comienza a entender por qué
Munich,
Alemania, es considerada la capital mundial de la cerveza.
Ubicada en el sudeste de Alemania, esta antigua ciudad, la más grande del estado y capital de Baviera, exhibe magníficos edificios, algunos que lograron sobrevivir a las guerras y otros que fueron íntegramente reconstruidos, y ofrece conocer su historia –disfrutándola- a través de sus más emblemáticas cervecerías.
La cultura en torno a esta bebida tiene tal magnitud que el Oktoberfest, la fiesta más importante de la cerveza a nivel mundial que se festeja justamente aquí, reunió el año pasado a nada menos que ¡5.9 millones de visitantes! Esta próxima edición, la 206°, se celebrará del 17 de septiembre al 3 de octubre.
Antes de comenzar el recorrido es fundamental conocer dos detalles: en los jardines cerveceros es posible llevarse comida y bebida propia siempre y cuando las mesas no tengan mantel; si lo tuvieran, entonces sí es obligatorio consumir de la carta de cada restaurante; y Mass es la palabra que debe aprenderse en Baviera para pedir el chop de cerveza de un litro.
Para disfrutar de la ciudad en todas sus dimensiones es imprescindible saber de antemano en qué cervecerías conviene hacer una parada y qué se debe esperar en cada una. Prost! (Salud).
Hofbräeuhaus. Es la cervecería más turística, una de las más antiguas y, sin duda, la que hay que visitar. Mozart, Lenin y “Sissi”, la emperatriz de Austria, son algunas de las célebres figuras que disfrutaron aquí una chop a lo largo de su historia, que comenzó en 1589 con la fábrica elaboradora de cerveza Weissbier. En 1828 fue modificada para albergar público y, si bien fue destruida completamente durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, fue reconstruida en 1958 para el 800° aniversario de la fundación de Munich.
Con capacidad para unas 3.000 personas, recibepor díaa 35.000 en su enorme salón interior, subsuelo y patio cervecero. Al ingresar, sorprenden los techos abovedados pintados con distintos símbolos bávaros, música en vivo de bandas oompah y una atmósfera muy alegre. Las mesas son largas y se comparten con otras personas. El plato ideal para acompañar la cerveza es la salchicha Weisswurst, que se elabora todos los días a las 4 de la mañana. Es tan vendida que si se pusieran las consumidas durante un año una detrás de la otra se cubriría una distancia de 20 kilómetros.
¿La anécdota más destacada? Los 362 litros de cerveza Bockbier que tomaron aquí las tropas suecas en la Guerra de los Treinta Años y que evitaron que destruyeran Munich (www.hofbraeuhaus.de).
Hirschgarten. Cuenta con el jardín cervecero más grande de Alemania -y posiblemente del mundo- con una capacidad para 8.000 personas, que pueden sentarse a la sombra de castaños o en los diversos salones interiores, decorados en estilo bávaro, cada uno con su impronta. Alejado del centro de la ciudad, se ubica en el parque Hirschgarten -que significa Jardín de ciervos, por la gran cantidad de venados que se encuentran aquí-, lo que lo convierte en un paseo muy elegido por familias con chicos.
Su historia se remonta a 1791, cuando funcionaba como refugio de caza de la familia real de Wittelsbach. Si el viajero visita Hirschgarten en los meses cálidos podrá presenciar el ritual de servir la cerveza directamente de los barriles de madera de 15, 30, 50 y 200 litros de la marca Augustiner, la única que continúa entregando la bebida de esta manera. Si además es temporada de fútbol, como la Champions League, pueden verse partidos en pantallas gigantes con un gran clima de fiesta.
Costillas de cerdo, pollo grillado y pretzels son el acompañamiento ideal, aunque si la idea es comer comida típica bávara, hay que asegurarse de sentarse en los salones interiores o en la parte que ofrece servicio en las mesas, con capacidad para 1.500 personas (www.hirschgarten.com).
Augusstiner-Bräu. Es la cervecería más antigua de Munich y una parada obligada al recorrer las cercanías de la maravillosa Marienplatz. Su historia comienza en 1328, cuando los monjes Augustinos comenzaron a elaborar cerveza en su monasterio. En reconocimiento a la gran calidad de su producto el monarca de entonces los eximió de impuestos. Siglos más tarde fue estatizada, luego privatizada y en la Segunda Guerra Mundial fue parcialmente destruida.
Los conocedores de cerveza destacan su calidad y apuntan a dos ingredientes fundamentales: el agua utilizada, extraída por la cervecería misma de una profundidad de 230 metros, y la malta que también es producida aquí en suelos de piedra caliza con una técnica que ha pasado de generación en generación.
Augusstiner-Bräuelabora ocho tipos distintos de cervezas y ofrece un entorno relajado y cálido donde se mezclan turistas con locales. Las mesas largas compartidas son un buen lugar para conocer gente de todos los rincones del mundo mientras se disfrutan platos suculentos como salchichas con chucrut, cerdo y especialidades con papas, a precios muy accesibles (www.augustiner-braeu.de).
Weisses Bräuhaus. Una institución en la escena culinaria de la ciudad desde el siglo XIX. Esta cervecería, ubicada a pocos metros de la Marienplatz y en un edificio de varios pisos, se especializa en la Weissbier, cerveza de trigo. En los salones internos, donde predomina la madera, el viajero sentirá que se traslada más de cien años en la historia para disfrutar del entorno de una típica cervecería germana.
Al abrir el menú se destacan las variedades de cerveza, descriptas cada una de manera poética, y especialidades bávaras como riñones de cerdo con papas o hígado de cerdo con cebollas asadas. Un dato interesante: los menores de 8 años comen de manera gratuita (www.weisses-brauhaus.de).
Augustinerkeller Biergarten. Desde 1812 sirve la Edelstoff, una famosa cerveza de sabor suave, en un restaurante que reúne distintas propuestas: una bodega de cervezas con grandes techos abovedados, paredes de ladrillo y bancos de madera; el Bierstuebel, un acogedor y alegre salón con pinturas antiguas y lámparas de araña; la sala principal -y bulliciosa- con gente de todas partes del mundo y el jardín de árboles de castaña, donde hay más de 100 ejemplares.
Tiene capacidad para 5.000 personas y en su extensiva zona al aire libre ofrece música en vivo y pantallas gigantes cuando hay eventos deportivos de magnitud (www.augustinerkeller.de).
Paulaner Bräuhaus. La tradición comenzó en 1889, cuando los hermanos Eugen y Ludwig Thomas crearon la primera cerveza rubia con cuerpo, que hoy se elabora en tradicionales tanques de cobre brillante.
En esta taberna, la cerveza forma parte también de los platos de la carta, como el goulash en salsa de cerveza, o para los más gourmand, el sorbete de trigo de cerveza. Una alternativa interesante es visitar Paulaner Bräuhaus los lunes, cuando su buffet funciona como tenedor libre y ofrece todo su menú bávaro por 13 euros por persona (www.paulaner-brauhaus.com).
Löwenbräukeller. Abrió en Munich en 1883 e inmediatamente se convirtió en un éxito: el sabor de sus cervezas Löwenbräu y haber sido la primera taberna en la ciudad con manteles y servilletas le aseguró un inmenso caudal de gente a poco de inaugurarse. Hoy continúa ofreciendo un entorno más bien elegante con un restaurante de pisos de madera, techos altos abovedados, candelabros y pinturas al óleo. www.loewenbraeukeller.com
En su ahumadero propio se cocinan costillas de cerdo, hamburguesas y otros platos con carne; incluso en algunas ocasiones se asa un buey en la entrada. Entre otras especialidades destacadas, se encuentra el Obatzda (una delicattessen hecha de queso, típica bávara) y el Hendl (pollo asado crocante).
Un poco de historia
En 1516 el DuqueGuillermo IV de Baviera creó en Munich la “ley de pureza” (Reinheitsgebot), que estipulaba quela composición de la cerveza debía elaborarse a partir de tres ingredientes: agua, cebada malteada y lúpulo. Considerada como una de las primeras regulaciones legales de un alimento, la motivación real de esta ley respondía a que el Duque poseía el monopolio de la cebada. De este modo, todos los elaboradores de cervezas debían comprarle a él uno de los ingredientes básicos, quien aprovechó además para aumentar el precio. La regulación fue abolida recién en 1986 cuando fue sustituida por regulaciones de la Unión Europea
En Baviera es frecuente encontrar cervezas combinadas con otras bebidas, como la Radler, hecha con cerveza Hellesy jugo de limón; la Colaweissen,que es la mezcla de laWeissbiercon gaseosa de cola, y la Russ,que esWeissbierconjugo de limón, surgida en laRevolución de Noviembrede 1917, cuando el festejo por el triunfo del socialismo y la caída de la monarquía alemana agotaron las cervezas y las tabernas se vieron obligadas a diluirlas.
Link a la nota: http://www.clarin.com/todoviajes/destinos/europa/mejores-cervecerias-Munich_0_1606039488.html
