lunes, 6 de marzo de 2017

Clarín - Entre Mujeres - Los hermanos Petersen: "Lo que mostramos en la tele es lo que comemos después"

Los hermanos Petersen: "Lo que mostramos en la tele es lo que comemos después"

Arrancan una nueva temporada por el canal Gourmet. Apuestan a la comida casera.
Los hermanos Petersen: "Lo que mostramos en la tele es lo que comemos después"
Tomás Petersen, un rubio con fuerza de He-Man, se destacó como jugador de Los Pumas en los años 70 y 80. Pero ahora los que están en los primeros planos son sus sobrinos Christian y Roberto, chefs de fuste, capaces de cocinar sin que se les pegue el arroz mientras cuentan anécdotas recopiladas en su terruño: San Isidro. Como si fueran los herederos de Doña Petrona pero en versión mucho más chic.
“Este año queremos revalorizar la comida casera. Además de las recetas que vamos a ofrecer, la idea es transmitir el ambiente que se genera alrededor de esa cocina. Y cómo sirve para unir a las familias”, explica Christian, a punto de comenzar otra temporada en la televisión. A su lado, su hermano Roberto asiente con la cabeza. El debut será mañana, a las 20.30, por el canal Gourmet.

Los hermanos Petersen: "Lo que mostramos en la tele es lo que comemos después"
Roberto y Christian Petersen.
-¿Cuáles son los platos que no pueden faltar en el programa?
Christian: -Veníamos de temporadas esquemáticas en las que preparábamos comida de vikingos, de banquetes, de toda clase de carne a la parrilla. Ahora queremos hacer bifes, pechugas grillé, pastas, pizzas, tartas, tortas de chocolate...
-De verdad, ¿qué comen ustedes en sus casas?
C: -Como estoy separado, tengo dos variantes. Si estoy solo, como bastante sano. Si estoy con mis tres hijos varones, preparo una comida más alegre. Por ejemplo, milanesas.
-Perdón, ¿qué sería una comida más alegre?
C: -Lo que se llama comfort food: comida más simple, asociada a los recuerdos de la infancia, con más calorías... Pueden ser milanesas, hamburguesas caseras...
-Y en la casa de tu ex los chicos comen verduras.
C: -Sí. O muy poco pan.
Roberto: -A mí me gustan mucho las pizzas al horno de barro.
C: -Robert es el rey de las pizzas al horno de barro.
R: -Y también estoy separado, y me gusta cocinarlas para mis hijos, un varón y dos mujeres. Como la pizza, hay más comidas simples, de pocos ingredientes, que se pueden preparar rápido.
C: -Sí, ya no hay tant tiempo para hacer como hacían las nonas, que dejaban las lentejas reposando cinco días.

-Su mamá, Tatana, fue quien los hizo incursionar en la gastronomía de manera profesional (entre otros lugares, trabajaron en el comedor del SIC y del colegio Marín). ¿Les sigue dando consejos?
C: -Sí, consejos y órdenes (risas).
R: -Mamá es una experta de la comida simple. Las empanadas de carne que hace ella son maravillosas. O el risotto. O los buñuelos.
-¿Y ella aprendió de su propia madre?
R: -Sí, nuestra abuela materna, Susana, cocinaba todo el día. Para ella, cocinar era una fiesta. Y le encantaba compartirlo.
-Petersen es un apellido de origen danés. ¿Su papá les cocinaba alguna comida vinculada con sus raíces del norte europeo?
R: -Los daneses se destacan por preparar distintos tipos de panes. Papá nos preparaba pan de centeno con leberwurst, mostaza y pepinos.
C: -O salchichas con chucrut.
-¿Hay algún plato que pasó de moda?
-C: Lo que ya casi no se sirve en los casamientos es el pollo al champiñón. Una pena, porque era muy fácil hacerlo...
R: -Mamá también preparaba boconcini de lomo con panceta, cebolla, vino tinto... Nosotros lo hacemos pero no tan pesado.
-¿Qué es lo que distingue a este par de hermanos del resto de los cocineros de la televisión?
C: -No tenemos trucos. Lo que mostramos en la tele es lo mismo que comemos después.
- ¿Hay cocineros televisivos que no lo hacen? ¿En la tele hay cocineros chantas?
R: -No voy a dar nombres, pero una vez vi cómo preparaban una salsa de pochoclo y Coca Cola para acompañar una pechuga de pollo. Incomible.
La primera experiencia de Christian y Roberto en la televisión fue en el 92, en Utilísima, programa que conducía Patricia Miccio. Hoy, además de cocinar frente a cámara, siguen trabajando en su propia empresa de “organización de eventos” y manejan la cocina de Terrazas Bistró, el restaurante de La Rural, y de los comedores de la UADE, Techint, el Club Náutico de San Isidro y el Jockey Club.
-Han cocinado en fiestas para 4.500 personas. ¿Cuál fue la vez que cocinaron para menos gente?
C: -Una vez nos contrató un millonario australiano: era él y otra persona. Nadie más. Nos llevaron desde San Isidro a Pilar en helicóptero.
-¿Qué pidió para comer?
C: -Una pavada. Un carpaccio de lomo.
R: -Otra vez cocinamos para el embajador de Japón en Buenos Aires. Había gente de seguridad por todos lados, con hombres-rana en la pileta...
-¿Les dijo que la comida había estado bien?
R: -Ni llegamos a hablar con él. ¡Estaba detrás de un biombo!
C: -También cocinamos para Menem, Duhalde, Chávez, Lula, Cristina... A Lula le gustó nuestro flan de dulce de leche. Fuera de protocolo, quiso repetir. A partir de ahí, a ese postre lo empezamos a llamar ‘el flan de Lula’.
Link a la nota: http://entremujeres.clarin.com/entremujeres/rincon-gourmet/hermanos-petersen-mostramos-tele-comemos-despues_0_HJZOhxGcx.html

La Nación - Salidas - La Plata, eje de un festival gastronómico imperdible

La Plata, eje de un festival gastronómico imperdible

Picurba se realizará desde el jueves próximo en la República de los Niños
SÁBADO 04 DE MARZO DE 2017

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El jueves que viene es la fecha señalada para el comienzo de la séptima edición de Picurba, el festival gastronómico de La Plata que se realiza en la República de los Niños y que se extiende hasta el domingo.
Como es habitual, el evento promete un despliegue de la mejor cocina, música en vivo, productos de la zona y clases de cocina a cargo de los chef más reconocidos como Narda Lepes, Maru Botana, Pedro Lambertini, Fernando Trocca, Ximena Sáenz e Inés de los Santos. Porque Picurba no sólo es una fiesta de la buena cocina: también es una celebración de la buena vida. Concebida en principio como una feria callejera boutique, con unos pocos puestos sobre una callecita de City Bell, Picurba fue creciendo en tamaño, calidad y variedad de propuestas gastronómicas, convocatoria de músicos, cocineros y público que la frecuenta.
En esta séptima edición siguen los foodtrucks y unos 60 stands con helados, pastelería, cafetería, pizzas y platos elaborados de los mejores chef de la ciudad de La Plata. Los puestos de comida conviven con escenarios donde grandes músicos tocan y amenizan cada unos de los bocados. Las clases magistrales de grandes cocineros; el mercado de productos de la zona; los espacios dedicados al vino, la cerveza y las carpas con charlas, talleres y propuestas exclusivas para los más chicos terminan de completar una propuesta atractiva para familias, parejas y grupos de amigos.
Si a todo esto se le suma el entorno mágico de la República de los Niños, el emblemático parque de Gonnet regado de eucaliptos añosos y césped mullido que invita a estirar una lona y sentarse a disfrutar del paisaje, el menú es completo.
En esta edición, entre otras novedades, hay espacios nuevos: el Green Camp, con clases de yoga, stands de productos saludables, una isla celíaca y charlas sobre alimentación consciente; e Innocenza, una carpa de circo donde se realizarán actividades para los chicos entre las que se destacan talleres de arte, clases de cocina y música. El jueves es la apertura, de 18 a 24, mientras que el resto de los días se extenderá de 12 a 24. La entrada tiene un costo de $ 100 (menores de 16 años gratis).
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1989832-la-plata-eje-de-un-festival-gastronomico-imperdible

La Nación - Tendencias Gastronómicas - Los festivales de rock se "gourmetizan"

Los festivales de rock se "gourmetizan"

Con sus foodtrucks y sus opciones vegetarianas, Lollapalooza fue uno de los pioneros en ampliar la oferta gastronómica
LA NACION
SÁBADO 04 DE MARZO DE 2017

Con sus foodtrucks y sus opciones vegetarianas, Lollapalooza fue uno de los pioneros en ampliar la oferta gastronómica
Con sus foodtrucks y sus opciones vegetarianas, Lollapalooza fue uno de los pioneros en ampliar la oferta gastronómica. Foto: Gentileza Lollapalooza
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Un pancho y una coca. O, a lo sumo, un chori seco cocinado mariposa por horas sobre la parrilla, una hamburguesa generalmente cruda, sólo marcada por fuera cuando no chamuscada, y una lata de cerveza que sale apenas fresca de una heladerita de telgopor escondida debajo del mostrador. Ese fue por años el menú de los recitales de rock, la nutritiva dieta de los fanáticos de los shows para saciar el hambre antes o después de empacharse con música. Pero aquella tradición empezó a cambiar (por suerte, cabe añadir).
Para bien del público, las cosas evolucionaron y hoy la alta gastronomía se ha hecho un lugar en los eventos masivos, al punto de que muchos difunden sus propuestas gastronómicas con el mismo énfasis con que dan a conocer el line up de las bandas que tocarán en el festival. Es fácil imaginarse que cuando Los Pericos cierren la tercer noche del festival Foodsound, habrá muchos en el público disfrutando de la música mientras dan cuenta de un sándwich de hamburguesa de bondiola braseada, una raclette o un helado elaborado con nitrógeno, tres de los platos que ofrecerán Cocina Inquieta, Je Sui Raclette y Guilab en sus foodtrucks estacionados sobre el Paseo de la Costa de Vicente López.
También, hoy y mañana, los asistentes a Food Fest BA degustarán platos típicos de Italia, Francia, Bélgica y España, mientras beben una cerveza artesanal o un vino de alta gama, ya que la gastronomía es tan protagonista hoy como las bandas que subirán al escenario del predio ferial de La Rural. Las cosas cambiaron, y para bien. "Antes tenías que hacer una maratón para comprarle una gaseosa al cocacolero que recorría el predio o hacer filas interminables para comer un pancho. Hoy reconocemos la gastronomía como parte del atractivo del festival y nos alejamos del pancho y la coca para dar lugar a nuevas opciones a través de los foodtrucks: productos de calidad y un sinfín de opciones para todos los bolsillos", afirma Eduardo Fina, organizador de Foodsound, festival que se realizará el 10, 11 y 12 próximo en Laprida y el río, Vicente López, y que contará con bandas como Estelares, Los Bonnitos, Indios, Barco, además de los DJ Otto Bunge y Javier Zucker.
"Creo que los festivales vivieron una evolución respecto de las propuestas gastronómicas -retoma Fina-. El festival de música, por ejemplo, dejó de ser un show donde la gente va a escuchar a su banda favorita para convertirse en un ritual para el fanático: organiza las actividades de su día en función a los horarios del evento, contempla lo que va a gastar de bebida, de comida, el transporte. Por eso, mientras más opciones ofrezcamos para optimizar la buena experiencia, siempre termina teniendo resultados positivos".

La masividad del festival

"En los últimos años, con la llegada de algunos festivales internacionales y la posterior creación de variadas opciones locales, las propuestas de este tipo de espectáculos ganaron no sólo en calidad sino también en contenido, ya que los eventos dejaron de ser un simple show musical para convertirse en una experiencia integral donde el consumidor la quiere pasar bien desde que llega hasta que se va", coincide Manuel Sorrosal, Head Marketing de Grupo Cepas, que el finde pasado montó un stand bajo el formato de rancho norteamericano en el festival Rock N´Drive, en el que se ofrecían cócteles en base a Jack Daniel's.

Un pionero que se reinventa

Pionero en el concepto de ofrecer una experiencia que vaya más allá de lo musical, el festival Lollapalooza, que planea su próxima edición entre el 31 próximo y el 1° de abril, deja en claro que pretende seguir a la vanguardia en propuestas gastronómicas en 2017. En esta ocasión habrá cuatro sectores de comida diferenciados: uno pensado para chicos, dentro de su área Kidzapalloza; un sector saludable apodado Espíritu verde, con platos para celíacos, vegetarianos, veganos y naturistas; el ya convencional Campamento de foodtrucks; y el sector central: Lollapalooza Food Town.
Food Town ofrecerá una competencia de sabores sobre dos ejes temáticos: Street food Argentina y Food Cities. Los asistentes podrán, en la posta de hamburguesas, ser parte de la competencia que se establecerá entre cinco cocciones argentinas y cinco cocciones internacionales de estos discos de carne; así, se enfrentarán, por ejemplo, la burger de los Andes (con cebollas al malbec y una barbacoa de uvas, pasas y tomates frescos) contra la Berlín (con cerdo, mostaza, chucrut y panceta crocante), entre otras. Y lo mismo ocurrirá en la posta de panchos y en la de choris. Años luz de distancia hay entre el triste y seco chori de recital de los ochenta y el Chori-Inca de Lollapalooza, con criolla de maíz y guacamole.

Subidos al foodtruck

La "gourmetización" del recital encuentra su contrapartida en la incorporación de música en vivo en los eventos gastronómicos, lo que de alguna forma acerca estos dos polos del entertainment considerados hasta no hace mucho tiempo antagónicos. Un ejemplo de este feliz acercamiento son los Food Fest BA, que en su última edición, en octubre del año pasado, convocaron a 6000 personas por día, y que para hoy y mañana esperan a unas 10.000 por jornada, en el primero de los 10 festivales de fin de semana que de aquí a fin de año el predio ferial de La Rural albergará.
"Originalmente, comenzamos a hacer Food Fest BA como un evento completamente gastronómico, al cual le anexábamos música con un discjockey que alternaba con alguna banda en vivo, pero luego fuimos mejorando la calidad de la música y del sonido -cuenta Pablo Lewkowicz, jefe de Producto de Ferias Propias en La Rural-. Es que de a poco nos dimos cuenta de que el visitante elige esta experiencia por el 360° que ofrece: no sólo por ir a comer y el «qué bueno que haya música». Es un todo, es poder pasar 3 o 4 horas en un predio que ofrece un lugar de esparcimiento que cubre ciertas necesidades edilicias (tengo donde sentarme, tribunas, baños reales, no químicos, me siento seguro) y donde hay buena gastronomía y buena música. La gente busca pasar buenos momentos, buenas experiencias".
La posibilidad de permitir que cualquier predio en el que se realiza un evento masivo -en especial aquellos que tienen el cielo como techo- albergue una propuesta gastronómica de calidad está dada en gran medida por los foodtrucks. "El foodtruck permite a las marcas tradicionales salir de su contexto habitual y llegar al público en una situación de consumo distinto, más relajada y con menos complejidad -dice Juan Martin Paz, responsable de la División Eventos & Foodtrucks del restaurant La Dorita-. El contexto económico muchas veces hace que el público restrinja el salir a comer afuera. Pero hoy, con los festivales y ferias, el consumidor encuentra en éstos la posibilidad de acceder al producto de una marca reconocida sin tener que pensar en los compromisos mencionados".

Para ir agendando

Food Fest BA

4 y 5 de marzo
La Rural abre sus puertas a la primera edición del año (serán 10) de este festival con bandas como Joystick y Credence Revalued.

FoodSound

10, 11 y 12 de marzo
El line up de este festival que se hará en el Paseo de la Costa de Vicente López incluye a Los Pericos y Estelares.

Lollapalooza

31 de marzo, 1° de abril
Un clásico ya, vuelve al Hipódromo de San Isidro. Metallica es el plato fuerte.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1989825-los-festivales-de-rock-se-gourmetizan

La Nación - Tendencias Gastronómicas - Rodrigo Castilla: el manjar de Obélix

Rodrigo Castilla: el manjar de Obélix

El jabalí llegó al país para alimentar cotos de caza, pero su carne oscura, magra y nutritiva es una experiencia única para paladares curiosos
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LA NACION
DOMINGO 05 DE MARZO DE 2017

Foto: Rodrigo Ruiz Ciancia
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Del otro lado del alambrado, los jabatos corretean con su mamá. Separados, los jabalíes machos ostentan su pelaje duro cubierto de barro. Es fácil entender por qué este animal nervioso fue protagonista de escudos de armas y de banquetes de caballeros valientes a lo largo de la historia. Fuerza, coraje, rebeldía, valor. Eso transmite su cuerpo de bestia, sus dientes amenazantes. Rodrigo Castilla se detiene en la tranquera; los animales miran con desconfianza. Él también. "Gastronómicamente se usa todo, del morro a la cola. Yo prefiero cocinar con la paletilla, con el pecho con costilla; salen perfectos. Es una carne muy magra, se pasa rápido, hay que tener cuidado con el tiempo de cocción. En el campo se cocina el animal entero al horno o con fuego arriba y abajo, es un clásico. En Europa su consumo es común, se hacen chacinados, guisos, es una carne buena para platos potentes. Acá lo típico es verlo en escabeches y embutidos ahumados, no más. La carne de jabalí es oscura, tiene muy bajos niveles de grasa y colesterol, y se reduce muy poco cuando se cocina. Me gusta su sabor único", dice. Castilla sirve jabalí en su restaurante Las Pizarras Bistró (Thames 2296) desde que abrió, hace ya ocho años y mientras se realiza la entrevista, un vecino del barrio pasará a su lado y le agradecerá sus platos de jabalí. Parece armado a propósito, pero la escena es real. "Me gusta, lo hago cada vez que puedo. Lo dejo en una sal especiada bastante tiempo, luego lo cocino seis horas. Es una manteca."
Foto: Rodrigo Ruiz Ciancia
Felipe Sapia dirige la granja huerta La Pebeta (del empresario gastronómico Esteban Nofal, donde se crían jabalíes para sus restaurantes). Hombre de campo, sabe cómo lidiar con este bicho intimidante: "El jabalí es el cerdo original en estado salvaje. Es omnívoro, acá tiene una dieta balanceada, como un cerdo. En estado salvaje come lo que encuentra, por eso su carne puede ser más intensa. Cuando se cría es más suave, es una agradable combinación de carne roja con cerdo. Se puede comer como un cochinillo o como un lechón, aunque no todos se animan. La diferencia con el cerdo es que el jabalí se cuerea, no se pela. Tiene tantas capas de pelo duro que es imposible pelarlo", explica.
Antepasado del cerdo doméstico, su nombre científico es sus scrofa (de la familia suidae). Originario del norte de África, se diseminó por toda Europa y Asia y fue introducido  

en América para la práctica de la caza. En la Argentina, su ingreso se registra entre 1904 y 1906 cuando Pedro Luro construyó el primer coto de caza del país en La Pampa. Así lo explica la licenciada magister en Administración Agraria Ernestina Oliva, experta en jabalíes de la Dirección de Porcinos, Aves de Granja y No Tradicionales de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca: "Es un animal exótico, traído a la Argentina por grandes terratenientes desde Europa hasta sus extensiones para la caza deportiva a principios de siglo XX. Posteriormente y, por diversas razones, fueron diseminándose por todo el territorio nacional. Desde hace más de 10 años existen criaderos de jabalí en varias provincias, en principio para repoblar los cotos de caza, y más tarde para utilizar su carne. La caza se encuentra regulada: en algunos lugares está habilitada durante todo el año y en otras tienen temporadas específicas, normalmente de marzo a agosto. Hay pocos actores y es de producción incipiente. Sin embargo, posee una demanda específica en el mercado interno que valora su calidad".
Foto: Rodrigo Ruiz Ciancia
Entre sus propiedades se destaca el aporte de vitaminas del complejo B; minerales como hierro (entre otros); proteínas, calcio, fibra, potasio y un largo etcétera. No por nada era el banquete favorito de Obélix, el forzudo compañero de Astérix, los protagonistas galos de las historietas de René Goscinny y Albert Uderzo.
Rodrigo Castilla estudió en The Bue Trainers y pronto viajó a cocinar a Europa y los Estados Unidos. Se fogueó y volvió a la Argentina. A su regreso, abrió su restaurante donde ofrece platos sabrosos con estilo propio: "Yo hago producto de temporada, voy al mercado, veo qué encuentro y cocino con lo que hay", define Castilla, mientras da el último toque de sumac a su jabalí recién horneado.
Foto: Rodrigo Ruiz Ciancia
-¿Cuáles son los cortes más fáciles para cocinar jabalí?
-El lomo, el pernil, el costillar, la paleta y el lomo de cabeza. Probé varias veces hacer un jamón con el cuarto trasero, pero no me convence. Cocino el corazón, para mí es una delicia.
-¿Nos cuesta hacer crecer nuestro paladar?
-Creo que evolucionamos, pero venimos del gaucho que mataba una vaca por el cuero, comía la lengua y nada más. Nos cuesta salir de la carne con papa. El cambio será muy despacio. Me gusta lo que hago, aun cuando soy muy crítico porque siento que en muchas cosas estamos muy lejos, pero lo disfruto porque soy inquieto, la cocina es para gente inquieta, todo el tiempo hacés cosas nuevas.
Foto: Rodrigo Ruiz Ciancia
-¿En qué estamos lejos?
-Te voy a dar un ejemplo: he visto en otros países que los camiones de reparto sólo pueden distribuir mercadería hasta las nueve de la mañana. Eso te organiza todo el trabajo, la vida. A veces espero proveedores hasta las tres de la tarde, nunca sé si finalmente vienen. La informalidad me agota. Lo positivo es que hay mucho por hacer. Yo quiero hacer.
-¿Qué debemos mejorar imperiosamente?
-Necesitamos escuelas de camareros y de cocina del Estado. Es necesaria la formación para quien se quiere dedicar en serio. La cocina no es para todos, te salen callos, te quemás, te cortás, trabajás de noche, te torcés el tobillo, no es fácil. Los productores. Muchos deben ser más humildes. Hay una cultura de la rentabilidad que no construye. Y debemos seguir articulando cosas entre los cocineros. Ya lo lograremos.

Corazón

Sumergir el corazón de jabalí en salmuera de sal, azúcar y hierbas. Reposar un día para que suelte sangre. Colar, desvenar y retirar la piel. Cocinar entero, vuelta y vuelta a la plancha.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1990159-rodrigo-castilla-el-manjar-de-obelix

Revista Planeta Joy - Comer - Fiambres de especialidad para una picada de lujo

Fiambres de especialidad para una picada de lujo

Existe una frontera detrás del salchichón primavera y los jamones industriales. En delis y salumerías se ofrecen una variedad de embutidos y carnes estacionadas que abren otro universo a la hora de las tablas y el picote.

Lo que originalmente comenzó, hace varios siglos, como un método de conservación, fue mutando hasta convertirse hoy en una delicatessen. Claro que el camino que le tocó recorrer al fiambre en estas latitudes no fue fácil. Mientras que en Europa hay un culto, con el jamón crudo a la cabeza como rey absoluto, a nivel local el fiambre cayó en una vorágine de mediocridad de la cual recién hace unos años pudo comenzar a salir.

En juntadas con amigos, dentro de un sándwich o acompañando un vermut, en tablas y platos, en bodegones, hoteles y restaurantes de alta gama, estas finas (y frías) fetas de carne están y estuvieron siempre en el consumo diario del argentino promedio. Sin embargo, salvo algunas excepciones como el jamón crudo o en, estos últimos años, el pastrón (aunque en general se refieran a su versión caliente), estos cortes o mezclas cárnicas curados, ahumados, cocidos, embutidos o salados que son bien distintos entre sí nunca pudieron escapar del término “fiambre” como genérico casi peyorativo.

REIVINDICACIÓN DEL SALAMEMientras el fiambre perdía el prestigio que alguna vez había sabido tener, la mortadela se asociaba a carne de caballo y el inentendible Fiambrín ganaba un lugar al lado del jamón crudo, las fiambrerías de barrio no acusaban recibo. Por comodidad o conveniencia, nunca dejaron de apuntar a lo seguro (paleta, dos cocidos de diferente calidad, lomito, salchichón, salame, un crudo caro y uno barato, mortadela y matambre) y fueron muy pocas las que se animaron a introducir nuevas alternativas, a ofrecer productos de mejor calidad (muchas veces más caros), a traer importados, hacer degustaciones o intentar educar al consumidor. Y en los supermercados, donde no son pocos los que, tal vez por pereza, terminan comprando fiambre, la oferta siempre fue acotada. Allí abunda el fiambre de baja calidad, el feteado irregular, etiquetas con generalidades como “fiambre de cerdo” y, salvando algunos pocos que cuentan con un espacio propio de fiambrería con personal “especializado”, el producto que vayamos a conseguir ahí es de regular a malo.

Pero no todo es oscuridad en la historia del fiambre local. Empresas como Valenti The Pick Market, y lugares como el Mercado de Belgrano y del Progreso son algunos de los que intentaron (y lograron) mantener al fiambre en un standard de calidad, insistir para que los clientes respeten los productos, conozcan sus diferencias e incentivarlos a que se animen a probar nuevos sabores, a pesar del no tan atrevido interlocutor. “El porteño se anima, pero hasta ahí nomás -cuenta Martin Mantello, de The Pick Market-. En una época teníamos fiambres de jabalí y de ciervo para cortar en el momento, pero tenían salida, así que ahora los seguimos teniendo pero envasados al vacío de la marca Familia Weiss”.

Hoy, con un consumidor que lentamente se le anima a las nuevas alternativas que comienzan a aparecer, y con productos locales de una calidad que podrían competir con los europeos, se da todo como para que surjan cada vez más lugares especializados.


LAS SALUMERÍAS“A pesar de que ya teníamos todo listo, antes de inaugurar estuvimos cerrados dos meses, capacitando al personal. Queríamos que prueben todos los productos, que los conozcan, que sepan lo que van a vender”, cuenta Adrián Valenti, que estuvo hasta el año pasado al frente de la tradicional empresa que fundara su padre y, junto a su mujer y sus hijos, emprendieron este nuevo proyecto. Esa atención al detalle, ese respeto por el producto se respira apenas se entra en la reciente inaugurada Salumería Ragni (Quintana 373, Recoleta). Desde las máquinas alemanas que cortan en doble cero (el corte más fino posible) y las bolsas tipo ziploc en las que los clientes se llevan el fiambre, pasando por la cámara del fondo de constantes tres grados, y las degustaciones diarias que hacepara dar a conocer productos no tradicionales, todo apunta a destacar a los protagonistas del lugar: los fiambres. “La salumería es un arte, un oficio. Un maestro salumiere como yo, con más de 40 años de experiencia, capacita para adentro (a los que trabajan con él), para afuera (al consumidor) e interviene y colabora en todo el proceso de la manufactura junto a los productores para asegurar la calidad final del producto”, continúa Valenti.

Al igual que lo que ocurrió con la gastronomía en las últimas décadas, los fiambres también se fueron sofisticando. Mientras que algunos clásicos, como el jamón, sumaron tecnología en su elaboración (cámaras con frío y humedad controlada, hornos especiales para cocinarlos, etc); otros como la no tan conocida nduja reaparecieron, gracias a recetas familiares recuperadas que cayeron en las manos correctas; y algunos se reversionaron, como el salame noisette, que lleva avellanas enteras en su interior.
Los fiambres hoy son mucho más que el salchichón primavera, y estos son los que no podés dejar de probar.

KOBE BEEF: un lujo posibleAdrián Valenti trabajó junto a criadores locales en la elaboración de tres opciones bien diferentes, utilizando en la carne tipo Wagyu las mismas técnicas que se usan para la bresaola, el pastrón y el jamón crudo. Si bien son diferentes (cambia el salado, la textura y la intensidad) los tres comparten un increíble sabor y se funden en la boca como si fueran manteca. Si no estás seguro de gastar $78 por 100 gramos, podés pedir que te den para probar y terminar de convencerte.

MORTADELINA BOCCINO: la reversión de un clásicoEn Europa es un producto de lujo, sin embargo acá se la asocia a un fiambre barato y de mala calidad. En su cruzada por revalorizar la noble mortadela, en Salumería Ragni, Valenti tiene esta versión con nuez que es ideal para derribar mitos: intensa, sabrosa y bien liviana. ¿El precio? Barato, como corresponde para que todo el mundo pueda probarla: $35 los 100 gramos.

JAMÓN COCIDO: el fin del genéricoNo todos los jamones cocidos son iguales, y definitivamente no tienen nada que ver con los típicos bodoques rosados a los que las fiambrerías nos acostumbraron. Virginia, York, casero a las brasas, horneado, campestre, pata ahumada, de Praga; cada uno tiene sus particularidades y todos comparten algo fundamental: son 100% carne, sin gelatinas ni saborizantes industriales. Ya sea en Ragni, The Pick Market, Bodega Amparo o en los Mercados de Belgrano y Progreso los podés encontrar, según la variedad, entre 24 y 72 pesos los 100 gramos.


JAMÓN CRUDO: ¿nacionales o importados?No cualquiera puede pagar más de $150 por 100 gramos del clásico San Daniele. Por suerte, los crudos nacionales pican en punta y comparten espacio con los ya clásicos italianos y españoles, importados a un precio bastante más amigo para el bolsillo: a partir de 58 pesos. Eso sí, todo lo que se ahorre probando los locales tendrá que ir a un fondo para comprar, al menos una vez en la vida, el Ibérico Jabugo 100% Bellota a unos módicos $500 los 100 gramos.

BRESAOLA: el clásico desconocidoSe realiza con cortes magros de carne vacuna (por lo general peceto o lomo) por lo que se trata de un fiambre que prácticamente no tiene grasa. Si bien no es tan conocida, es la aliada perfecta, junto al pastrón, para los que buscan una alternativa al cerdo. Su color es intenso, su sabor es amable y es perfecta para comerla cortada bien finita como carpaccio. Se consigue a unos $65 los 100 gramos.

ASADITO ARGENTINO: el nuevo pastrónLa carne fría del asado de la noche anterior, pero cortada finita para armar increíbles sándwiches. Esta creación de cabaña Las Dinas, es tan simple como efectiva: tapa de asado, adobada, y cocida al estilo campero y apunta a convertirse en un nuevo clásico. Como precio indicativo, se consigue a $63 los 100 gramos en The Pick Market.

SPIANATA: prima hermana del salameA simple vista parece un salame picado grueso aplastado, pero al probarla es más suave, algo más dulce y bastante más sabrosa. En The Pick Market la ofrecen en cuatro versiones (clásica, a la pimienta, con ají molido y a las finas hierbas) y su precio varía entre 93 y 102 pesos por 100 gramos. 


FATTO IN CASACada vez son más los restaurantes que ofrecen fiambres de elaboración propia. Uno de los que picó en punta fue UCO (Hotel Fierro, Soler 586, Palermo), donde su chef Sebastián Cardamoni estuvo más de seis meses haciendo pruebas con su equipo hasta encontrar las opciones que ofrece hoy el restaurante. Con cocciones mixtas (el pastrón mezcla 20 horas de roner con terminación en horno) y buenos acompañamientos (chutney, pickles, dijón casera, chimichurri), la Picada UCO ($350), que va a dejar contento a cualquier fanático del fiambre, incluye queso de chancho, lengua, bondiola, pastrón, trucha y solomillo. Buono, uno de los restaurantes del Hotel Sheraton (San Martin 1225, Retiro), es otro de los lugares que elabora algunos de sus fiambres de forma casera, pero con una particularidad: se cortan con una antigua máquina manual Berkel restaurada ya que Javier González Aleman, el chef ejecutivo del hotel cuenta que las nuevas cauterizan al cortar y eso le juega en contra al resultado final. 
Link a la nota: http://www.planetajoy.com/?Fiambres_de_especialidad_para_una_picada_de_lujo&page=ampliada&id=9286