Se trata de Tarquino, el local gastronómico de Dante Liporace, ubicado en Rodríguez Peña al 1900. Era uno de los mejores de la Ciudad y obtuvo premios internacionales.
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El restaurante Tarquino, donde ganó prestigio, se hizo reconocido y obtuvo premios internacionales el chef presidencial, Dante Liporace -está a cargo del servicio gastronómico de la Casa Rosada-, cerró esta semana a raíz de una interna entre la dueña y el chef.
Tarquino estaba ubicado en Rodríguez Peña al 1900, a metros de la lujosa avenida Alvear. En este emprendimiento, los socios de Liporace eranAlejandro Bengolea, nieto de Amalita Fortabat, ya fallecido, y Mario Quintana, ahora en la Jefatura de Gabinete, según informa este viernes el diario Clarín. Este dato es llamativo, ya que no se conocía el nexo por el que Liporace llegó a la Rosada y ahora se revela su conexión con un funcionario macrista.
El cierre se debió a que se había agotado la relación entre el chef y la viuda de Bengolea, informa el citado matutino. Más allá de este cierre, Liporace tiene otro restaurante: la pizzería San Paolo, ubicada en el barrio de Palermo -Uriarte al 1600- en sociedad con el italiano Maurizio De Rosa.
Tarquino era uno de los mejores de la Ciudad y se hizo famoso por su"Secuencia de la vaca", que proponía una degustación de 10 platos de la cabeza al rabo del animal.El año pasado, la revista británica Restaurant lo posicionó en el puesto 48° de los mejores lugares para comer en toda Latinoamérica.
Discípulo de Ferran Adriá, Liporace se convirtió este año en el responsable de la cocina de la Casa Rosada, donde decide los platos que se sirven en el comedor para los 800 empleados y también el menú que come el presidente y sus funcionarios.
El chef es una especie de paria dentro del mundillo culibnario local y se ha criticado duramente a muchos de sus reconocidos colegas, como Francis Mallmann y Narda Lepes, entre otros.
Link a la nota: http://www.minutouno.com/notas/1500593-cerro-el-restaurante-del-chef-mauricio-macri
La imagen en sepia del abuelo con camiseta y un sifón de soda tomando un aperitivo en la vereda ya es cosa del pasado. Esta categoría de bebidas no sólo se ha aggiornado, sino que se ha extendido a todas las edades, convirtiéndose en un boom que no ha parado de crecer en los últimos años en el país: se pasó de 93,771 millones de litros en 2014 a 98,156 millones en 2015, lo que da un crecimiento de 6% en volumen y lo posiciona muy lejos de los 71,366 millones de 2010.
Mariano Maldonado, gerente de Marketing de Grupo Campari, dice que, sobre todo, lo que se da es un crecimiento más marcado en los aperitivos de mayor valor, que en el caso de su empresa son Campari, Fernet Branca, Aperol y Cynar. "El auge de esta categoría tiene que ver con un desarrollo de nuevos momentos de consumo. Hoy muchos consumidores, principalmente los más jóvenes, que pueden tomar un aperitivo en cualquier momento", explica el ejecutivo.
Según los números de la International Wine & Spirit Record (IWSR) y a estimaciones propias de Campari Argentina, los aperitivos premium pasaron de un consumo de 47,350 millones de litros en 2014 a 51,500 millones en 2015, lo que arroja un crecimiento de 17% en ese período. En medio de este auge, Campari pasó de 151.000 litros en 2008 a casi 3,7 millones, lo que significó un aumento de 58 por ciento.
Otro gran canal que permitió que los aperitivos de alto valor se desarrollaran fue la coctelería. A partir de la limitación a las importaciones que se vivió en los últimos años del kirchnerismo se achicó la entrada de whisky, gin y vodka, y los aperitivos, principalmente de producción nacional y con un precio más bajo, empezaron a aparecer en las cartas de cócteles.
Manuel Sorrosal, gerente de Marketing de Grupo Cepas, comenta que la Argentina, a diferencia del resto de la región y como consecuencia de sus raíces europeas, ha sido tradicionalmente un mercado con gran presencia de aperitivos. "No sólo adoptó productos del Viejo Continente como el vermut Martini, sino que a lo largo de este tiempo supo desarrollar también sus propios aperitivos como el clásico Americano Gancia, Amargo Obrero, Fernet 1882, Pineral o Hierroquina Peretti", comenta.
Para Sorrosal, fue Gancia la que dio el puntapié inicial para que este auge de los aperitivos tomara lugar, ya que como líder de la categoría supo aprovechar este fenómeno de resurgimiento hace unos años y reinventarse mediante un cambio de imagen que recuperó el origen de la marca (lanzó Gancia Spritz y relanzó Gancia Red Bitter).
En el caso de Fernet 1882, el éxito del trago "fernet con cola" fue tan grande, que la marca lanzó un ready to drink (listo para tomar) en lata. "Fernet 1882 ha sido siempre una marca disruptiva e innovadora, por eso no podía dejar de sumarse a esta categoría con el famoso trago argentino", remarca Inés Castro, directora de Marketing de Porta Hermanos.
Parte del buen momento de los aperitivos también se debe, según Maldonado, a que hubo un aprendizaje de parte de las empresas para adecuar su oferta a lo que piden los consumidores: bebidas con menos alcohol y con un sabor mucho más ganador. "Por otro lado hay un tema de rentabilidad, porque hacer un cóctel con un aperitivo es más rentable que hacerlo, por ejemplo, con un whisky. Además, como tiene menos alcohol, es más probable que en lugar de tomar uno el cliente tome dos", acota el ejecutivo.
Cristina Montilla, directora de la marca Mixxtail para Latinoamérica Sur, comenta que lo que se ve en el último semestre es un crecimiento en supermercados y autoservicios, ya que, por la coyuntura, el argentino está optando más por quedarse en casa y preparar ahí sus cócteles. "Por eso toda nuestra propuesta de marca con Mixxtail está orientada a satisfacer esa demanda", dice la directiva.
Para aprovechar el auge de estas bebidas, Montilla anticipa que en octubre o noviembre Mixxtail (que pertenece a la cervecera Quilmes) va a sorprender a los argentinos con un nuevo lanzamiento que vienen trabajando desde hace meses. "Hay una inversión acumulada de unos 18 millones de dólares y se va a seguir invirtiendo en esta marca", remarca la ejecutiva.
Hay otro motivo por el que los aperitivos han picado en punta en los últimos años: la tendencia hacia todo lo que es artesanal.
"A diferencia de la cerveza y el vino, que se destapan y se sirven, los aperitivos se preparan y tienen la intervención de las personas. Este es el valor de lo artesanal que rescatan los consumidores", destaca Maldonado.
En busca de lo auténtico
En la industria aseguran que el crecimiento de los aperitivos está en línea con un fenómeno social a nivel global, en el que los consumidores resignifican el valor de lo auténtico y priorizan la recuperación de costumbres del pasado y propuestas vintage.
"Es en este contexto donde los aperitivos tuvieron la oportunidad de generar un boom y reinventarse a nivel global de la mano de la coctelería y los nuevos mixers, dado que lo que hasta hace unos años parecía obsoleto hoy es una parte esencial de la historia que cada consumidor quiere contar a la hora de tomar un trago", asegura Sorrosal.
En el sector también destacan que hay mucho terreno para recorrer y espacios por conquistar, tomando en cuenta que las cervezas se estancaron en los últimos años. En elshare total de bebidas alcohólicas, el segmento spirits (donde están los aperitivos) capta apenas el 4% de la torta, mientras que cervezas tiene un 61%; los vinos, el 32%, y el resto se reparte entre otras categorías.
Por lo pronto, la imagen en sepia ya quedó atrás y dio lugar a un consumo másmultitarget que ayuda a cimentar el boom de los aperitivos en todo el país.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1923112-los-aperitivos-toman-impulso-y-ya-dejaron-de-ser-vistos-como-una-bebida-del-pasado
Hasta el 7 de agosto se llevará a cabo, por primera vez en Buenos Aires, Restaurant Week: las mejores propuestas para salir a almorzar y cenar de la mano de Atrápalo, a precios accesibles y con fines solidarios. Restaurant Week es un evento gastronómico/cultural que nació en Nueva York y luego se replicó en París, Tokio, Madrid, Barcelona, Denver, Londres, Río de Janeiro, Singapur, Lima, Santiago y Bogotá. Atrápalo se sumó con la organización de la acción en los países en los que está presente como España, Colombia, Chile, Perú y México. Durante 10 días, más de 25 restaurantes de primer nivel ofrecerán menús de alta calidad a precios accesibles que podrán comprarse únicamente desde el sitio de Atrápalo Argentina (www.atrapalo.com.ar/). Cada uno de ellos ofrecerá un menú de tres pasos: entrada, plato principal y postre. Valor: $379 para la cena y $249 para el almuerzo (20% de ahorro pagando con MasterCard).
Link a la nota: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/turismo/10-3407-2016-08-01.html
La primera vez que pisó la Argentina, hace dos años, casi no tuvo contacto con sus fans. Pero esta vez pudo estar frente a frente con su público, sobre un escenario. Allí, ante 3500 fanáticos que agotaron en cuestión de horas las entradas gratuitas para verlo e incluso hicieron cola la noche anterior para estar en primera fila, hizo gala de su carisma, ese que traspasa la pantalla de su programa y explica, en buena parte, el éxito del show. La otra parte, acaso, hay que buscarla en su increíble talento para... hacer tortas. Buddy Valastro no es el líder de una banda de rock ni un actor ni un youtuber. Nada de eso. Simplemente es un pastelero que transformó Carlo's Bakery, el negocio de Nueva Jersey heredado de su padre, en el programa más visto de la señal Discovery Home&Health. Ya en su octava temporada, Cake Boss es sin duda un suceso que convirtió a Valastro en una estrella global. De visita en la Argentina para tener ese postergado cara a cara con sus fans y grabar algunos capítulos de un nuevo programa que saldrá muy pronto, Buddy se hizo tiempo para atender a la prensa. Pero sólo 15 minutos, como buena estrella.
-Te convertiste en un chef pastelero porque admirabas a tu papá. ¿Con tus hijos pensás que va a pasar lo mismo?
-Secretamente, en mi corazón quiero que sigan mis pasos, pero por supuesto deseo que sean lo que les haga feliz. Yo empecé a hornear porque admiraba a mi papá, era mi ídolo, lo amaba pero él jamás me dijo que tenía que ser pastelero. Sí me habló de la necesidad de aprender un oficio y de tener una ética de trabajo, y cuando a los 15 años empecé a hacer tortas, me di cuenta de que era bueno en eso. Todo lo aprendía rápido, mi papá estaba orgulloso, decía que parecía un chico de 20. Para mí no era un esfuerzo, me salía de forma natural. Y le ponía el alma. A los 16, estando en el colegio, en épocas como Navidad, me quedaba en la panadería a trabajar porque hacían falta manos extras y eso me hacía sentir importante. Siempre que terminaba una torta tenía un sentimiento muy extraño, del deber cumplido, y esa sensación me acompaña siempre, hasta ahora. No sé si mis hijos la tendrán, son muy chiquitos todavía, ojalá que sí.
-¿Qué cambió y qué se mantuvo inalterable de la Carlo's Bakery original y la actual?
-Las cosas cambiaron mucho, pero lo que se mantiene constante es la manera en cómo hacemos las cosas. Todo se hace de forma artesanal, es decir, a "la vieja escuela". Aunque nos expandimos mucho y hacemos muchas más cosas, la calidad se mantiene inalterable y va a ser así hasta que yo esté al mando. Cuando me hice cargo de la pastelería teníamos 25 empleados; antes de Cake Boss ya éramos 70, y ahora somos 1500 personas trabajando y aun así todavía siento que el producto que sale del horno tiene el encanto del que se hacía en el viejo Carlo's.
-Por lo que contás, parece que hoy sos más un empresario que un pastelero...
-Siempre me sentí un hombre de negocios, desde chico, está en mi naturaleza. Eso es lo que me hizo hacer crecer el negocio antes de Cake Boss y a partir del programa llevarlo a un nivel global. Podés aprender, pero se nace con mentalidad entrepreneur. Creo que lo heredé de mi papá, que llegó a Estados Unidos desde Italia con cero, ni siquiera tenía un par de zapatos, y empezó a trabajar en una pastelería a los 12 o 13 años y cuando tenía 26 le compró el negocio al hombre para el que había trabajado más de 10 años.
-¿Cómo es trabajar con la familia?
-Es bueno y malo al mismo tiempo, porque por un lado trabajan más duro y más comprometidos, pero también se toman las cosas de manera personal. El negocio no se puede tornar personal, negocios son negocios. Pero me llevo bien, es más lo positivo que lo negativo. Además, a esta altura del juego todos saben quién es el jefe [risas].
-La torta, como objeto, es símbolo de celebración. ¿Eso es lo que más te gusta, que detrás de lo que hacés siempre hay un momento especial?
-Seguro. Bodas, cumpleaños, graduaciones... Desde que uno tiene uso de razón, en todos los momentos importantes de tu vida hay una torta y me encanta formar parte de eso. Y con el programa, además, abrimos ventanas a nuevas ideas de lo que uno puede hacer con una torta. Preparar una torta es divertido, es como un juego. Y además, ¿a quién no le gusta un buen pedazo de torta?
-Confusión en las entregas, tortas que se caen por un tropiezo antes de salir del local. ¿Qué fue lo peor que te pasó en estos años?
-Probablemente, la Carrousel Cake que se cayó en el camión porque ahí abrís la puerta y el desastre está a la vista, no podés hacer nada. Si cometés un error y tenés como arreglarlo, no pasa nada. El tema es cuando no queda nada por hacer. Ahí meto la cola entre las patas, pido perdón mil veces y trato de recompensarlo. Pero en el momento es desgarrador porque no hay nada que hacer. La mayoría se lo toma bastante bien, probablemente yo me siento peor que ellos.
-¿Por qué se busca siempre nuevos sabores en la gastronomía, pero no sucede lo mismo con la pastelería?
-Suele decirse que si algo no está roto no hay por qué arreglarlo. La gente con la torta busca que le haga recordar a la que le preparaba la abuela cuando era chico. Volver a ese lugar donde te sentías feliz no es algo que quieras cambiar. La gastronomía ha evolucionado mucho y la pastelería tal vez no tanto en cuanto al gusto, a la búsqueda de nuevos sabores precisamente por eso. Pero sí ha cambiado dentro de la decoración y presentación. Es increíble lo que ha evolucionado desde que empecé el oficio, hace más de 20 años. Probablemente mi padre no creería lo que hacemos hoy. Estoy orgulloso de ser parte de esa evolución, de ese movimiento dentro de la pastelería.
-Nunca sentís nostalgia por esas obras de arte que llevan días de trabajo rotas...
-No lo lamento para nada. En realidad me encanta ese momento en que cortan las porciones, la prueban y dicen ¡guau...! Como chef, una de las mejores cosas que te pueden pasar es ver la reacción de alguien cuando prueba tu comida.
-Más que pastelero, ¿te sentís un artista?
-Definitivamente. Me siento un artista que se inspira en la naturaleza, en la moda. Una de las cosas que más me gusta es tratar de reproducir las texturas de una tela. Y me sale bastante bien. Soy como el Marc Jacobs de la pastelería [risas].
Café espresso, a la italiana
Tal vez como una forma de no cortar del todo con sus raíces italianas, Buddy Valastro disfruta de un buen espresso (negro y bien cortito) cada vez que busca hacer una pausa en su día de trabajo. "Además, el café siempre va bien con una torta, son buenos compañeros", dice acerca de esa bebida que se transformó en su favorita.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1923207-buddy-valastro-me-siento-mas-artista-que-pastelero