No hay nada más lindo que las comidas navideñas, pero el calor de diciembre hace que prender el horno sea un suplicio, por eso te presentamos tres recetas para preparar en el microondas.
¿Carne sin fuego?, ¿galletitas sin horno? Sí, el microondas es la respuesta cuando se trata de comer rico, sano y sin pasar calor. Te compartimos estas tres recetas de RCA para disfrutar durante las fiestas y también toda la temporada de calor:
Tarta de manzana
Esta receta es una reversión de la clásica tarta de manzana, más simple e igual de sabrosa.
Ingredientes:
Una cucharada de manteca, medio kilo de manzanas verdes, 1/4 taza de azúcar, dos huevos, 1/4 taza de harina, media taza de azúcar, 3/4 taza de leche y media cucharadita de esencia de vainilla.
Procedimiento:
Para comenzar, mezclar en un recipiente apto para microondas la manzana en cubos (reservar una manzana para la decoración), el azúcar (la menor parte) y la manteca. Cocinar a potencia máxima por 5 minutos. Mezclar en un bowl el resto del azúcar, los huevos, la harina, la leche y la vainilla. Mezclar bien y colocar sobre la preparación anterior e ir integrando. Colocar por arriba el resto la manzana restante cortada en finas rodajas. Cocinar todo junto en microondas durante 8 minutos. Luego de retiraro, dejar enfriar antes de servir. Tip: Se puede espolvorear azúcar y volver a cocinar, esta vez en grill, durante un minuto más para dorar.
Colita de Cuadril Rellena
Ingredientes:
Una colita de cuadril, mostaza, pimienta negra, sal gruesa, sal fi¬na, aceite de oliva, 100 grs. jamón cocido, 100 grs. queso feteado, un morrón rojo, un morrón verde, un morrón amarillo, una cebolla, cebolla de verdeo y una zanahoria en rodajas.
Procedimiento:
Salpimentar la colita de cuadril y cubrir con mostaza de ambos lados. Luego llevar al microondas y cocinar 30 minutos en modo grill. Mientras tanto, cortar los vegetales y combinarlos en un bol, salpimentar y agregar aceite de oliva a gusto y llevar al microondas por 5 minutos. Retirar la colita de cuadril y rellenar con jamón y queso. Presentar los vegetales como guarnición y llevar todo al microondas 5 minutos en modo grill. Una vez que se retira el plato, esta listó para servir y disfrutar.
Galletitas dulces con chips de chocolate
Ideal para los más chiquitos, esta receta no decepciona y se hace en únicamente tres minutos.
Ingredientes:
100 gr de manteca, 50 gr de azúcar, 1 huevo, 130 gr de harina, 1/2 cucharada de polvo de hornear y 25 gr de chips de chocolate.
Procedimiento:
Batir la manteca y el azúcar hasta que la mezcla esté cremosa. Después, agregar el huevo y mezclar bien, luego sumar el polvo para hornear, incorporar la harina en la mezcla anterior, batir una vez más y agregar los chips de chocolate hasta que la preparación luzca homogénea. Para el armado, hay que colocar papel manteca sobre un plato y dar forma a las galletitas. Se cocinan en microondas a potencia máxima.
Link a la nota: https://www.planetajoy.com/?Recetas%3A_tres_platos_para_preparar_en_las_fiestas_sin_prender_el_horno&page=ampliada&id=10538
Brindis de fin de año: las diferencias entre champagne, prosecco, cava y los espumantes argentinos
Los vinos espumosos tienen distintos nombres y características de acuerdo con su origen. Cómo distinguirlos y cuándo elegir cada uno, según los especialistas.
Cualquier amante delvino en general está familiarizado con el concepto de terroir, esa impronta particular que le imprime a cada botella la tierra y el clima del lugar donde fue producida. En el caso de los espumantes, además, podemos hablar de denominación de origen, una certificación internacional que se reservan países como Francia, Italia y España, con nombres exclusivos -como una marca registrada- para los suyos.
La forma más tradicional de servir el champagne, en copa flauta. El espumante francés es sinónimo de sofisticación y elegancia (Reuters)
Así, un champagne podrá llamarse así sólo si fue elaborado en la región francesa del mismo nombre bajo determinados estándares, y algo similar ocurre con el prosecco y el cava. Pero la diferencia no es sólo técnica o legal, ya que también puede apreciarse en el paladar, y tanto el verano como las fiestas de fin de año pueden ser una nueva oportunidad para explorar estos matices. Las burbujas, se sabe, son buenas compañeras del clima cálido y las celebraciones.
Champagne: el francés más famoso
Región: Champagne, Francia
Uvas con las que se hace: Pinot Noir, Chardonnay y Pinot Meunier.
Método de elaboración: champenoise (segunda fermentación en botella).
Envejecimiento sobre levaduras: mínimo de un año y hasta más de 3 años.
Viñedos franceses con Pinot Meunier, una de las uvas con las que se elabora el champagne. (Bloomberg)
Indiscutible sinónimo de espumoso en todo el planeta, se produce en 34 mil hectáreas ubicadas al noreste de Francia, con viñedos tan excepcionales que la zona fue declarada patrimonio mundial por la UNESCO. “Es el terroir donde se elaboran los ejemplares más elegantes y complejos. Allí es donde esta bebida adquirió su real dimensión social y cultural”, apunta Lucrecia Fernández, sommelier y encargada en Argentina de comunicación enológica de Moët Hennessy, la multinacional titular de emblemáticas etiquetas como Dom Pérignon o Veuve Clicquot. Se distinguen dos estilos, los non vintage, hechos con uvas de diferentes años de una misma maison o casa productora o vintage, hechos con uvas de un único año, excepcional por sus características climáticas.
Cómo beberlo: “La mayoría son intensamente secos y tienen una alta acidez, así que funcionan maravillosamente como un aperitivo combinado con pescados, mariscos o frituras crujientes. Pero también, por qué no, hay que animarse a disfrutarlos en cada paso de una cena completa, desde los más secos (Brut Nature o Extra Brut), pasando por un rosado y finalizar con uno dulce”, recomienda Fernández.
Etiquetas y precios en el mercado argentino: La oferta dentro de las etiquetas icónicas no baja de los $ 2.000 la botella, y puede multiplicarse hasta diez o quince veces a medida que sube la categoría. Entre las opciones más accesibles se encuentran el Moët & Chandon Brut Imperial ($ 2.250) y el Veuve Cliquot Yellow Label ($ 2.450, el más vendido del país). Un vintage de Dom Pérignon parte de los $8.000 (2009). ¿Una curiosidad? El Vicentín Brut, elaborado en Francia por una bodega argentina ($ 1.499).
Prosecco: el italiano más popular
Región: Conegliano Valdobbiadene, Italia.
Uvas con las que se hace: Glera.
Método de elaboración: Charmat (segunda fermentación en tanques de acero inoxidable).
Cata de prosecco, espumante insignia italiano, en la localidad de Volpago del Montello, Treviso (AP).
No es el único tipo de espumante elaborado en Italia, pero sin dudas es el más popular y el que en los últimos años ha conquistado al consumidor argentino como parte de una tendencia global. Este año logró destronar al champagne en volumen de ventas, con 544 millones de botellas anuales.
“Su gran éxito se debe a la interesante relación precio-calidad. Es un vino joven, pensado para un público amplio, neófito, que quizás empieza a probar vino”, describe el reconocido enólogo italiano Roberto Cipresso.
La delicadeza de la glera, uva que le da origen, se manifiesta en su estilo ligero y fresco y resulta óptima para un método de elaboración más industrial como el charmat.
Spritz, el trago "de moda" desde hace varios años, es un ejemplo de la versatilidad del prosecco para combinaciones de coctelería.
Sin embargo, prosecco no es siempre sinónimo de vino “accesible”, al menos para el bolsillo, ya que existen algunas variedades superiores provenientes de zona de montaña con una viticultura más compleja y mayor identidad.
Imbatible en la coctelería, es el ingrediente infaltable en la preparación del Spritz, popularísimo trago italiano donde se lo combina con Aperol o Campari y un chorro de soda; también se lo utiliza para otros clásicos como el Mimosa o el Bellini.
Cómo beberlo: "Es un vino universal. Se puede consumir como aperitivo, en la pileta, con amigos, se puede acompañar con alguna comida fría, también beberlo como postre. Es sin dudas uno de los vinos más eclécticos que existen, porque además lo consume un target amplio: desde el que tiene un paladar más entrenado hasta el que sólo busca un momento de diversión", opina Cipresso.
Etiquetas y precios en el mercado argentino: Zardetto Brut ($ 660),Martini Prosecco ($ 699), Sperone Brut ($ 820), Bottega Gold ($ 1.719, botella de 750 ml), Canevari Brut ($ 1.800, botella de 750 ml.).
Botellas de cava Codorníu, elaboradas por una de las casas productoras más antiguas de Cataluña (sus viñedos datan del siglo XVI) (Reuters)
Cava, con sabor mediterráneo
Región: Penedés (Cataluña, más del 90% de la producción), Navarra, Rioja y Valencia, España.
Uvas con las que se hace:Xarel-lo, Macabeo, Parellada, Chardonnay, Garnacha, Monastrell y Pinot Noir.
Método de elaboración: Champenoise.
Envejecimiento sobre levaduras:de 9 a 30 meses.
“La champaña española”, como la llama el británico Hugh Johnson en su enciclopédico best seller Atlas Mundial del Vino, se elabora con el mismo método que el champagne, pero con singulares uvas autóctonas, como Xarel-lo, Macabeo y Parellada. Aunque no es exclusivo de Cataluña, el cava se produce casi en su totalidad allí, en la región del Penedés, muy cerca del Mar Mediterráneo.
Etiquetas y precios en el mercado argentino: Agustí Torelló Mata Brut Nature ($ 483), Codorníu Pinot Noir ($ 515), Freixenet Gran Carta Nevada Brut ($ 610), Freixenet Ice ($ 885), Freixenet Cordón Negro Brut ($ 670).
La producción y el consumo de espumantes crece y se observa en la repercusión de ferias especializadas como "Sparkling nights".
Argentina, con espumosos "del nuevo mundo"
En el mapa global, los espumantes argentinos forman parte de los llamados vinos "del nuevo mundo", por elaborarse fuera de Europa, dentro de una industria que floreció en la segunda mitad del siglo XX. El terroir más característico es el de Mendoza, aunque también hay producciones interesantes en la Patagonia, en Salta, y, más recientemente, en la costa bonaerense, cerca de Mar del Plata.
Los suelos y el clima cuyano son los que dan como resultado las variedades de gama más alta. Existe, incluso, una bodega argentina dedicada exclusivamente a los espumantes de ese rango, Cruzat, con viñedos de Luján de Cuyo y Valle de Uco. Pero la zona se presta también aldesarrolloen distintas escalas. "En Mendoza, tanto los distintos tipos de suelo como la altura y la amplitud térmica que hay en cada zona permiten obtener espumantes de diversa calidad, elaborados tanto con el método charmat, más jóvenes frescos, como los que se hacen con el método champenoise, más maduros y complejos", señala Fernando Rivera, enólogo de la bodega Navarro Correas.
En cuanto a las variedades, las más productivas resultan las cepas francesas (Chardonnay y el Pinot Noir), aunque hay algunos con interesantes combinaciones de uvas blancas y tintas, como el Semillón y el Malbec.
Cómo beberlos: Al tratarse de producción local, la oferta es más amplia y accesible, lo que permite experimentar diversos maridajes y ocasiones de consumo. Aunque al argentino le cuesta salir de la estacionalidad ligada a los brindis de fin de año -las ventas alcanzan su pico máximo con las fiestas de Navidad y Año Nuevo-, se trata de vinos aptos para combinar con ensaladas, frutos de mar o pastas con vegetales, por ejemplo. También, sobre todo en sus versiones jóvenes, menos complejas, la tendencia es animarse a probarlos con hielo o en cócteles.
Etiquetas y precios para comparar gamas y terroir:Don David Extra Brut (de los Valles Calchaquíes, Salta, $ 275), Domaine Bousquet Brut (orgánico, método champenoise, Tupungato, Mendoza, $ 389),Antonio Mas Extra Brut (método charmat, Tupungato, Mendoza, $ 419),Costa & Pampa Extra Brut (método champenoise, hecho Chapadmalal, Buenos Aires, $ 530), H. Schroeder Brut Nature (hecho en Neuquén, $ 660), Nieto Senetiner 130 años (método champenoise, con uvas Pinot Noir y Malbec, Luján de Cuyo, $ 750).
Link a la nota: https://www.clarin.com/sociedad/espumantes-champagne-prosecco-cava_0_BAJBaZofZ.html
Se trata de una cadena de locales que ofrece el surtido más amplio y exclusivo de golosinas importadas. Lee la nota y enterate todo lo que podés conseguir.
La mayor oferta de golosinas importadas ya tiene un espacio exclusivo en la ciudad, se trata de Confectionery Fine Foods, una cadena con locales en Dot Baires Shopping y Patio Bullrich.
Para el crear el concepto, los dueños de la marca se inspiraron en los freeshop, por eso los locales ofrecen un surtido super amplio de dulces -desde galletitas hasta chocolates y pastillas- de diferentes partes del mundo.
De España ofrecen los chocolates Valor, una empresa que se dedica al cacao desde 1881. Por supuesto, no faltan los suizos, como las tabletas Lindt y Munz, ni tampoco el famoso belga, con Guylian como representante.
Y, aunque por estos pagos Alemania no sea reconocido por sus chocolates, en Confectionery demuestran que eso debería cambiar. Desde allí llegan los Toffifee (unas avellanas crujientes cubiertas de caramelo, crema de avellana y chocolate), la conocida marca Ritter y también Reber, que elabora un dulce austriaco típico: los Mozartkugeln. Se trata de un bombón de mazapán de pistacho, almendras y nougat de avellanas con doble baño de chocolate con leche.
Para seguir con la línea alemana, recomendamos probar los chocolates Merci; la caja “Finest Selection”, de 250 gr, que trae pequeñas barras de diferentes variedades - con leche, con almendras, rellenos de mousse de chocolate, etc.- es ideal para llevarse un panorama del talento aleman para elaborar chocolate.
Y para sentirse un auténtico Willy Wonka, vale la pena revolver las "piletas" de plástico repletas de chocolates miniatura (en su mayoría en forma de caramelos) que hay en el centro del salón; se pueden combinar y cuestan $230 los 100 gramos.
A la hora de las galletitas cuentan con varias marcas, entre ellas la belga Jules Destrooper (desde $285). La versión clásica de las butter crisp -galletas bien mantecosas y crujientes- es un must y los más golosos pueden probar las bañadas en chocolate.
Para esta época navideña, también cuentan con turrones El Lobo -oriundos de Alicante, España- y dos cajas ya armadas, una de ellas con champagne Pommery.
En definitiva, un lugar para sentirse por un rato fuera del país y quedarse con lo más dulce de otros lados del mundo.
HOLLADAY, Utah — Hace 10 años, Georganne Bell era la esposa solitaria de un soldado designado en Corea del Sur, con dos hijos y un horno tan pequeño que no cabía un molde de torta.
Hornear tortas siempre había sido su escape creativo, pero sin un horno decente, todo lo que podía hacer eran galletitas. Se convirtieron rápidamente en su obsesión. Halló consuelo en aplicar rítmicamente glaseado real (royal icing) a una galletita de azúcar.
“Hay algo en la manera en que se asienta el glaseado real que es intensamente relajante”, afirmó.
Las galletitas también salvaron a Katy Metoyer. Esta madre de dos hijos empezó a hornearlas cuando su hijo menor se marchó a la universidad. Luego, su padre murió de forma inesperada. Durante los siguientes 10 meses, Metoyer, de 47 años, prácticamente no salió de casa. En vez de ello, decoró lo que ella calcula que podrían haber sido 10.000 galletitas. “Solía hacer 50 a la vez y me las quedaba mirando, luego las tiraba a la basura”, dijo. “Era mi adicción y mi terapia”.
Lo que se inició como una manera de sentirse mejor terminó por convertir a ambas mujeres en estrellas —al menos entre el subgrupo unido y sociable de reposteras caseras que se refieren a sí mismas como galletiteras.
Hay decenas de miles de personas que se podrían identificar a sí mismas como galletiteras. Algunas venden galletitas a vecinos. Otras han convertido sus garages en empresas comerciales.
Y, en primer lugar, están las reposteras que podrían ser mejor descritas como famosas por sus galletitas: mujeres como Bell y Metoyer, que pueden cobrar 7 dólares por galletita y 450 dólares por una lección de decoración de un día.
Los galletiteros crean diseños intrincados que siguen una receta básica: una galletita de vainilla con azúcar y cubierta con glaseado real. (Caitlin Ochs para The New York Times)
La elite galletitera tiene sitios de Internet con tutoriales y consejos que atraen tráfico suficiente para redituar miles de dólares al mes. Sus cortadores de galletitas son codiciados y florecen sus cuentas en Instagram.
Para las profesionales, todo tiene que ver con ir más allá de los límites del diseño con un arsenal de herramientas que pueden incluir plumas de colorante de comida, cubiertos comestibles, pistolas de aerografía, fondant o papel de oblea.
Es difícil señalar precisamente cuándo se inició la ola más reciente de decoración de galletitas, pero probablemente fue hace unos 10 años, cuando aficionadas a las manualidades y otras actividades empezaron a encontrarse unas a otras en grandes números en línea.
En su mayoría, la gente que inició la tendencia eran madres de familia que no trabajaban fuera del hogar, pero tenían poco interés en llevar un álbum de recortes o hacer otras manualidades. Había mamás conservadoras en Michigan y médicos gays en Georgia, mormones en Utah y surfistas en California, todos unidos en el pasatiempo creativo de la galletita.
La única ocasión en que muchos de ellos se reúnen es en CookieCon, que se inició en 2012 con 200 galletiteros de Salt Lake City, Utah. La próxima será en Reno, Nevada.
CookieCon se volvió una de las experiencias que más cambiaron la vida de Arlene Chua. Sus diseños están motivados por la técnica, más que por capricho. Busca que sean arte, no bocadillos.
En una de las muchas noches en vela tras la muerte de su madre, halló un video de decoración de galletitas en Facebook. Pasó el siguiente año decorando galletas.
Obtuvo un boleto a CookieCon y pasó casi 10 horas decorando una galleta que ganó el tercer lugar en la convención.
Chua aún se siente maravillada porque algo que se inició como un bálsamo para su dolor se ha convertido en la actividad en la que más piensa.
Link a la nota: https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/personas-salvo-cocinar-galletitas_0_YTlNsd8mP.html