jueves, 7 de julio de 2016

La Nación - Gastronomía - Caminos y Sabores, la gran feria de productos regionales, llega hoy a La Rural

Caminos y Sabores, la gran feria de productos regionales, llega hoy a La Rural

Hasta el domingo, se podrán degustar alimentos típicos de 20 provincias
JUEVES 07 DE JULIO DE 2016

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La feria de alimentos y artesanías que abarca productos de todo el país vuelve a La Rural. Desde hoy hasta el próximo domingo, Caminos y Sabores se convertirá una vez más en la oportunidad para aprender recetas de la mano de los chefs más reconocidos, de adquirir productos que no se distribuyen en el área metropolitana y también una buena chance para comprar a precios accesibles.
Durante cuatro días, los pabellones de La Rural cobijarán aromas, colores y paisajes de 20 provincias y sus principales hacedores, y, como cada año, la feria estará dividida en nueve caminos temáticos con mucho para descubrir.
Hay de todo y para todos. Por el Camino de las Bebidas, además de excelentes vinos, este año marcarán tendencia las cervezas artesanales. Por primera vez participarán del concurso Experiencias del Sabor, en el que un jurado integrado por miembros del Centro de Cata de Cerveza elegirá al mejor productor artesanal. Todas las regiones estarán representadas, desde Entre Ríos hasta Tierra del Fuego, que traerá una exótica cerveza elaborada con agua de glaciar. Y también habrá una gran variedad de licores caseros y una excentricidad: un productor de sake, la tradicional bebida japonesa.
Para los golosos habrá más de una tentación en el Camino de los Dulces. Chocolates y exquisiteces llegarán de distintos puntos del país, desde los elaborados por una tradicional familia alemana instalada en Villa Gesell, pasando por los alfajores de las costa, hasta una opción más sana como las galletitas libres de gluten. En el Camino Frutos de la Tierra, la estrella será la papa, en diferentes formatos: papines andinos, purés deshidratados y unas fritas con sal marina extraída de la Patagonia.
Directo desde el Norte se podrán comprar fideos y harina de maíces andinos, y desde San Juan se podrá adquirir una fruta seca casi desconocida en nuestro país: el pistacho.
Siguiendo por la zona cuyana, el aceite de oliva se destacará en el Camino del Aceite y las Especias. Pero en este recorrido también habrá curiosidades, como el saludable aceite de canola, que proviene de Entre Ríos. Ya en el mundo de las especias, la sorpresa estará puesta en un excelente azafrán de máxima calidad producido en la Argentina y en las sales saborizadas y merken elaboradas con técnicas ancestrales de los mapuches.
Los amantes de las picadas difícilmente se pierdan el Camino de los Quesos y el Camino de las Carnes. En el primero, a los clásicos productos de la lechería bonaerense se suma este año algo distinto: quesos de cabra de productores artesanales de Córdoba. Pero el segundo de los trayectos también traerá productos para el asombro, como el chivito en escabeche, los salamines de cordero y una infinidad de productos ahumados (panceta, lomo, pero también ciervo y jabalí).
En coincidencia con los festejos por los 200 años de la patria, decenas de cocineros de distintos rincones del país y de América latina preparan platos típicos de esa época, mientras que en el escenario de la Plaza del Encuentro se celebrará la cultura a través de espectáculos artísticos provenientes de diferentes regiones. El valor de las entradas parte de los 110 pesos. Más información: www.caminosysabores.com.ar.

Para aprender de los que saben

Hoy
A las 13.30, "Paella", por Claudia Lisboa Magalhaes. Royal Prestige. A las 15.30, "Jopará, el guiso de la fortuna", por Elizabeth Fleitas. República de Paraguay. Y a las 17.30, Sabores Serranos del Valle de Calamuchita
Mañana
"Pistacherie", a las 13, por Augusto Picazo. A las 15, "Tarteletas de panceta y cebollas caramelizadas"; Tapalqué; "Scones de jamón crudo y tomillo", por Claudia Schulz. A las 17, "Roll de abadejo patagónico en salsa de naranjas del Litoral". Claudio Solitario. Recetas del Bicentenario.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1916150-caminos-y-sabores-la-gran-feria-de-productos-regionales-llega-hoy-a-la-rural

Revista Planeta Joy - Food trucks: hacia dónde va la moda de los camiones gourmet?

Food trucks: ¿hacia dónde va la moda de los camiones gourmet?

Replicando lo que sucede en Estados Unidos, los food trucks coparon Buenos Aires y desplegaron una manera informal de servir platos de alta calidad, ¿qué hay detrás de esta tendencia?

Hasta hace no tanto, los food trucks conformaban una tendencia sobre la que nos enterábamos a través de portales web y medios extranjeros. En grandes ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago los camioncitos con cocina se convertían en estrellas de la gastronomía urbana: ya no solo despachaban hamburguesas y helados, sino que eran regenteados por chefs de primera línea y servían una variedad de platos que iban desde especialidades asiáticas hasta recetas con ingredientes orgánicos. A través de Twitter y Facebook avisaban dónde estacionarían y la gente los esperaba allí, ansiosa y hambrienta. Así como ocurre con muchas modas gastronómicas originadas en Estados Unidos, el furor de los food trucks hizo pie en Buenos Aires hace cuatro años y desde entonces el parque de camiones gastronómicos en la ciudad no ha dejado de crecer. En la actualidad existen entre 100 y 120. Y el cálculo es conservador, pues la ausencia de legislación oficial en torno a su funcionamiento y por ende de registro, hace difícil ofrecer una cifra total sólida. 
 
El desborde numérico, a su vez, se volvió conceptual. No sólo platos de cena o almuerzo recibe la mano que se extiende hacia la ventanilla de un móvil gastronómico, sino también helados, vinos y tragos. Las ferias diseñadas especialmente para contenerlos aparecieron para volverse un patio de juegos ideal. Y mientras que en las ferias se forman largas filas de gente que espera hasta 40 minutos por su bocadillo, no hay cocinero, bartender o emprendedor gastronómico que no fantasee con la idea de tener su propio food truck.
¿Pero es un negocio tan rendidor como aparenta a primera vista? ¿Llegaron para quedarse o terminarán desapareciendo como en su momento las canchas de paddle y los videoclubes? Todo parece indicar que en la escena local no hay lugar para todos. 
ACOMODÁNDOSE AL PRESUPUESTO 
Los food trucks porteños surgieron entre 2011 y 2012 de la mano de tres emprendimientos que aún hoy ruedan exitosamente en eventos cada fin de semana: Bon Bouquet (especializado en crepes), Logia (famoso por su sándwich de carne de cerdo desmechada o pulled pork) y Nómade (sándwiches y cocina de autor). Llegaron con una misión: maximizar las utilidades eliminando gran parte de los costos que implica abrir un restaurante, pero sin dejar de ofrecerle al público platos de calidad. Paradójicamente, ninguno de sus impulsores era un gran magnate de la gastronomía, sino simples chefs con ganas de ponerle una pizca de negocios a su vida y emprendedores audaces de alcance humilde.
“Me comían los costos”, confiesa en ese sentido el food trucker Martín Bouquet en relación a su primer intento de abrir un local. Con su experiencia como chef de la cadena Croque Madame, decidió entonces asociarse con su hermano Iván y ponerle primera a la crepería rodante Bon Bouquet. 
Mientras tanto, Ernesto Lanusse (que viene del palo gastronómico ya que es hijo de Dolli Irigoyen) cuenta que su idea inicial antes de darle forma a Nómade era “armar una especie de galpón-comedero, con comida con cierta impronta pero sin pagar un camarero, un sommelier o una copa de cristal”. Inicialmente,  esa es la razón que prima en la mayoría de quienes emprenden la idea del camioncito gourmet: dedicarse a la gastronomía, achicando los costos fijos y los riesgos que implican la apertura de un local a la calle. 
Sin embargo, esto está cambiando: ahora cada vez son más los restaurantes y chefs consagrados que también se orientan hacia los food trucks en plan de paliar la caída de ingresos que afecta en el último tiempo a la  gastronomía tradicional. Así, si bien en las primeras épocas de la movida algunos restaurantes, como La Cabrera y Paraje Arévalo, recurrieron a los móviles gastronómicos como un “apéndice” que apuntaba al branding y al refuerzo de su imagen de marca, actualmente representan una fuente de ingresos adicional muy apreciada. La Dorita, María Félix, Hierbabuena, Mooi, iLatina y Don Julio son ejemplos de prestigiosos establecimientos tradicionales que ya cuentan con un food truck a modo de “boca de expendio alternativa y complementaria”.
¿CUÁNTO CUESTAN? ¿CUÁNTO GANAN? Según detalla Luis De Felipe, empresario gastronómico y propietario de cuatro de los camiones más rentables de la escena local, ingresar en el negocio tiene un costo inicial de entre 500.000 y 600.000 pesos. Eso es lo que puede llegar a costar un vehículo de la marca Grumman Olson totalmente equipado, listo para salir a trabajar. Si se desea invertir a menor escala, se puede optar por un camión Chevrolet más pequeño ($300.000) o un tráiler ($250.000).  
¿Cómo empezar a facturar? Dado que no existe una legislación que habilite su funcionamiento en la vía pública, la principal fuente de ingresos, actualmente, la representan las ferias gastronómicas, aunque también hay buenas oportunidades de contacto con el público en recitales, festivales de música y eventos culturales de concurrencia masiva. Otras patas del negocio son el alquiler de los food trucks a marcas de consumo masivo que los utilizan para hacer promociones y su explotación en eventos cerrados.
Uno de los que incursiona por este camino, por ejemplo, es Gamal Edi, socio gerente de la flota de camiones gastronómicos BA Food Trucks, que renta sus móviles a empresas como Coca Cola y HSBC para fiestas y eventos corporativos, a la vez que se especializa en proveer vehículos para bodas, cumpleaños de 15, fiestas de fin de año o “family days” empresariales.


LA CLAVE: CONTACTOS Y BUEN PRODUCTO
De Felipe (en cuya flota están los reconocidos Food Truck Argentina, Rincón de Pau y Big City) explica que alquilar un camión a una marca puede reportar hasta $ 150.000 por mes y que la utilidad por un fin de semana de trabajo en una feria puede rondar los $ 50.000: “La clave para tener éxito en este negocio sostiene es trabajar todos los fines de semana, para lo cual hay que tener buenos contactos y un buena infraestructura como apoyo”. Si una feria se suspende, por ejemplo, mucha gente pierde dinero y mercadería. Y, en ese marco, una simple cámara frigorífica puede marcar una amplia diferencia.
“Todos lo ven como un buen negocio porque ven la cola de media cuadra esperando para comprar algo, pero hay armado, gastos y costos que no son fáciles de afrontar”, agrega De Felipe. “Conseguir un lugar en una feria si no tenés productos buenos y llamativos es más complicado de lo que parece”.
En ese sentido, los que comenzaron el partido dos goles arriba fueron los que lograron la particular conjunción de calidad y capacidad para la construcción de un sello. Así, por ejemplo, la parrilla La Cabrera logró que su “chorisan” (un simple sándwich de chorizo, lechuga y tomate) se convirtiera en uno de los platos más vendidos de las dos últimas ediciones de la Feria Masticar gracias al superlativo linaje de sus carnes, pero también a la apuesta estética de expenderlos desde el Choribondi: un ex colectivo de línea acondicionado.
Otro caso de éxito más reciente es el de Guapaletas, la marca de helados artesanales en palito, que desde su lanzamiento hace seis meses se ha convertido en uno de los trucks más exitosos y vendedores: su versión adulta y gourmet de los helados en palito es un suceso; vayan donde vayan. Lo mismo podemos decir de Mood Food, ya famoso a esta altura por su shawarma. Para comprobarlo es suficiente con una visita a Buenos Aires Market, la feria itinerante que por su masiva convocatoria de público ofrece hoy las mejores posibilidades de trabajo para los food truck: las colas delante de estos dos puestos son eternas y la gente se las banca sin chistar en el afán de disfrutar de sus propuestas.

EL CLIENTE GANA; EL FABRICANTE TAMBIÉN Está claro que, inmediatamente después de los empresarios que logran la conjunción planetaria ideal, los beneficiados por el florecimiento de los food trucks son los consumidores, quienes tienen a mano comida de preparación rápida y calidad superior a un precio accesible. 
En el food truck de crepes de Bouquet, por ejemplo, cualquier persona puede comer por 100 pesos un plato con salmón, precio que muy probablemente no conseguirá en ningún restaurante de gama media. En la feria Carne! (cuya primera edición tuvo lugar en mayo pasado en el Hipódromo de Palermo) el food-truck de la parrilla Don Julio ofrecía sándwiches de vacío de pastura por el mismo precio, mientras que en Masticar la exótica empanada de yacaré de El Baqueano se servía a $ 50, y las codiciadas arepas de iLatina (con pollo en salsa de ananá picante, hinojo y ají amarillo) a 70 pesos. 
También los que se dedican a equipar food trucks y a construir trailers son pasajeros VIP de este auge. MacTrail, empresa nacional dedicada al armado de trailers y casas rodantes, es un ejemplo: aumentó en un 30% sus utilidades en 2015 gracias a los pedidos de vehículos acondicionados para uso gastronómico.
 
¿MANTEROS DE LA GASTRONOMÍA?
Si bien Roberto Brunello, presidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica (Fehgra), alguna vez expresó su temor de que los food trucks se conviertan en “manteros de la gastronomía", para Ernesto Lanusse, que además de regentear Nómade dirige la Asociación Argentina de Food Trucks, “la verdadera amenaza para los gastronómicos tradicionales está en los kioscos que hoy venden, ilegalmente y forzando el rubro, comida de todo tipo”.
Bouquet coincide en este punto y dice que “si bien un kiosco hoy técnicamente no puede vender panchos, todos los kioscos lo hacen”. Y para él, es justamente esta venta callejera la que se vería perjudicada si los food trucks pudieran instalarse en las calles la ciudad. “Es mejor comer algo bueno en un camión que algo de mala calidad en un kiosco. Creo que no somos competencia para los restaurantes: son dos experiencias distintas”, remarca.
“El food truck va donde la demanda rebalsa la oferta, como zonas de oficinistas y eventos públicos”, acuerda Lanusse. “En todos los lugares del mundo, en momentos como esos la comida se tiene en cuenta pero acá no. Simplemente te dicen que está prohibido, pero hay puestos de comida igual. La ley es reactiva, va detrás del problema”.
¿YA NO HAY LUGAR PARA TODOS? 
Los parripollos desaparecieron, los cupcakes cayeron en desgracia y muchos pronostican que pronto habrá una saturación en el (por ahora) ascendente nicho de las hamburgueserías gourmet. En la gastronomía, así como en todos los rubros, las modas terminan decantando. Y más de uno sostiene que los food trucks seguirán esa senda. Uno de los primeros indicadores ya están a la vista: aun cuando el número de dueños de food trucks se sigue incrementando, empiezan a verse los cartelitos de “se vende”.  Ya al menos una docena de emprendedores que entraron al negocio en 2014 y 2015 tienen sus unidades en venta pues no les resultan rentables.
“En esta ciudad aún somos víctimas del síndrome videoclub”, se suma desde el mundo de los restauranteros Julián Díaz, dueño del bar 878 y del renovado Los Galgos. “Creo que la gastronomía argentina tiene un hermoso y gigantesco camino por delante pero no está precisamente en las manos de los que copian sin pensar ni sumar algo nuevo al mapa”, dispara a modo de crítica. “Momentáneamente está desvirtuada la razón de ser del food truck agrega Lanusse. Hasta que no haya una ley, y efectivamente salgan a la calle, nadie sabe lo que va a pasar”. Lo dice sin decirlo: ya no hay lugar para todos. Se masificó la oferta y la cantidad de ferias y eventos para trabajar ya no alcanzan para satisfacer las necesidades económicas de todos los actores. Se observa también un agotamiento creativo: al menos el 70% de los food trucks que se sumaron al mercado en el último año carecen de buenas propuestas gastronómicas (son malas copias de opciones exitosas o directamente ofrecen sándwiches “gourmet” con rellenos variopintos).   
PROHIBIDO CIRCULAR ¿Te imaginás si pudieras almorzar en Plaza de Mayo un huevo a 63° de Paraje Arévalo? ¿O si a la salida de un boliche en Palermo accedieras a uno de los aclamados sándwiches de pulled pork de Logia?  ¿No sería ideal esa ciudad en la que cada food truck pudiera circular libremente y estacionarse en cualquier barrio para despachar sus especialidades, como ocurre en Nueva York? Bueno… seguí imaginando porque por el momento Buenos Aires está lejos de tener una legislación que lo permita. Los precursores de la movida de los food trucks en Buenos Aires sueñan con eso (y hacen lobbie) pues es la única forma de dar sustentabilidad a un negocio que ya tiene síntomas de agotamiento.  
Los proyectos en danza no son precisamente apetitosos. Una de las posibles reglamentaciones que se discutían en años recientes en la Legislatura porteña ofrecía, en primera instancia, lugares de explotación muy poco atractivos y dictaba que los vehículos podrían hacer uso del espacio sólo por cuatro horas. Otra posible opción de explotación sería con cupos, al estilo de las patentes de taxi, algo sensato al momento de evitar la superpoblación.  No obstante, la promulgación de una norma que ordene el funcionamiento de los móviles gastronómicos podría traer, además, un nuevo problema: el campo de trabajo se limitaría a apenas algunas decenas de licencias. Si se entregan más, se abriría un foco de conflicto con las entidades gremiales que representan a los dueños de restaurantes y cafeterías.  O sea: es muy poco probable que en el corto plazo se sancione y reglamente una norma que habilite el funcionamiento regular de los trucks en la vía pública porteña.
Los probables ejemplos de ordenanza a seguir, vale remarcar, no están exentos de puntos conflictivos. En Nueva York, por ejemplo, se requiere un andar lento y burocrático a través de varios pasos para obtener el permiso para operar un food truck en la calle. Primero, el dueño debe obtener una licencia, que se renueva cada dos años, y luego tiene que presentar un pedido ante la Autoridad de Impuestos de Comercio, que debe volver a solicitarse cada tres meses. Después, al licenciatario le toca asistir a un curso bromatológico de ocho horas a cargo del Departamento de Salud para, finalmente, estar listo para solicitar el permiso final, instancia que suele tener largos meses de espera. Y es ahí cuando comienza la verdadera batalla: la de lograr un puesto de estacionamiento competitivo, cuestión que no está regulada y se libra al juego de fuerzas entre comerciantes.
Más polémica es, en ese punto, la ordenanza de Chicago: ningún food truck puede estacionarse a menos de 70 metros de un local gastronómico. Incluso obliga a los camiones a portar GPS para chequear que esta orden se cumpla a rajatabla. Es así que, en esa ciudad, muchos camiones -como el sandwichero The Fat Shallot o el especializado en comida india Bombay Wraps- utilizan como herramienta esencial de comunicación las redes sociales para informarle a su público donde estarán estacionados en cada día y horario. 
 
CUELLO DE BOTELLA En materia de atracción, los food trucks están en su punto más alto: el consumidor los ama, en todo evento que se precie de cool los camioncitos agregan glamour, la prensa masiva se deslumbra por ellos y su presencia genera siempre respuestas positivas. Todo esto explica porque los food trucks aún no apagaron su canto de sirena: durante este año seguirán apareciendo más y más, de la mano de gastronómicos aventureros y de inversores incautos. Pero habrá que estar atentos: la oferta está a un centímetro de saturarse. Es posible que de aquí en adelante solo logren sobrevivir los más aptos. 
“Hay cierta fantasía de que con un food trucks vas a ganar plata sentado en tu casa, cuando en realidad tenés que saber cocinar, manejar un negocio y esforzarte mucho sostiene Ernesto Lanusse, uno de los pioneros de la movida en la Argentina. En el contexto actual solo les va a ir bien a unos pocos. Va a sobrevivir el que llega temprano, el prolijo, el que tenga sus papeles al día, el que sea creativo para innovar y mejorar”, vaticina.
En tanto no exista una reglamentación gubernamental que permita que los food trucks se radiquen como cualquier otro comercio, los únicos campos de juego serán las ferias y los eventos masivos. En este escenario, ganarán plata, se fortalecerán y se expandirán solo aquellos que logren desarrollar propuestas gastronómicas innovadoras, para diferenciarse de la oferta promedio. Quizás sea hora de volver a mirar para afuera en busca de inspiración. En el mundo, las nuevas tendencias cabalgan sobre dos potros: los productos exóticos y las recetas “de la abuela”. 
Por ejemplo, en Nueva York (una de las capitales mundiales de la gastronomía callejera) tres de los food trucks más exitosos del momento siguen esta tendencia: Bian Dang, Souvlaki GR y El Olomega. El primero se especializa en platos típicos taiwaneses, mientras que el segundo sirve la comida que le da su nombre: carne asada al carbón envuelta en pan pita. El último, por su parte, ofrece pupusas: tortillas salvadoreñas de maíz rellenas con pollo, cerdo, queso y jalapeños. También está muy en boga los food trucks que usan materias primas regionales, con especial atención por los productos orgánicos y de estación. 
Link a la nota: http://www.planetajoy.com/?Food_trucks%3A__hacia_donde_va_la_moda_de_los_camiones_gourmet%3F&page=ampliada&id=8759

Revista Planeta Joy - 7 chocolates especiados para paladares atrevidos

7 chocolates especiados para paladares atrevidos

Si te cansaste de la simple combinación de chocolate con dulce de leche, tomá nota de estos transgresores bombones y tabletas.
Diego Armanini usa merken, chiles y curry

Empujado por el lento pero seguro crecimiento del consumo de chocolates negros con alto contenido de cacao, llegó la necesidad de inyectarle vetas de sabor. “La gente ya se acostumbró al sabor del cacao amargo, ahora quiere algo dentro de él”, declaró en su momento Eldyn Tarbush, gerente comercial de la disruptiva marca estadounidense Scharffen Berger, una de las primeras en comercializar a gran escala tabletas con sal marina.
Se sabe: la familiaridad es siempre un invernadero que le da luz y calor a las ansias de novedades. Y, si bien las marcas masivas argentinas se han sentado en el sillón de lo seguro, estirando bien las piernas, Arcor decidió hace pocos meses levantarse súbitamente y experimentar con su público poniendo en los kioscos un modelo de Cofler con crocantes y muy inesperados trozos de galletitas saladas Rex.
Más allá de cuánto cale esa experiencia en los consumos estándar, el caso de Arcor muestra la punta de lanza de una tendencia que ya se viene dando en chocolaterías gourmet porteñas: el uso de sal y de especias en intentos alquímicos de forjar nuevos elementos en la naturaleza generosa del cacao. Tabletas, bombones y trufas comenzaron a darle la bienvenida, de a poco, a los compañeros poco convencionales. A continuación, algunos ejemplos para los que buscan el lado más osado del cacao.
Con azafrán en TIKAL
Con experiencia previa pulida en Cabsha y Bonafide, Carlos Stutman pudo bocetar las primeras líneas de Tikal con pulso seguro. No es extraño, entonces, ese sólido equilibrio que mantienen sus productos: entre el clásico barroco y la aventura. Stutman responsabiliza del nacimiento de sus recetas a “la investigación de mercado y a la búsqueda de innovar con la mezcla placentera del chocolate y otros sabores”. Así, el bombón de chocolate con leche y azafrán (las cajas cuestan desde 160 a 920 pesos) viene a ocupar un nicho acorde a su sello: el atrevimiento de la especia, al mismo tiempo, remite a aromas familiares de abuela hispana. Otro excelente ensayo en atemperar lo picante con una sensación rupturista es el caso del bombón de lemoncello y jengibre, que bien podría haber sido ideado por un inspirado bartender.
Av. Federico Lacroze 2306, Belgrano / T.  4772-8766 y sucursal
Con merkén en DIEGO ARMANINI CHOCOLATIER “El proceso creativo viene de todos lados”, dice Diego Armanini antes de acordarse de aquel cliente que le regaló chiles mexicanos, o del plato con curry que le hizo pensar en cómo quedaría hermanado con chocolate. Eso sí, su premisa es que “el protagonista sea el chocolate y que el resto de los sabores vayan surgiendo a medida que se deshace en la boca”. Con estas anotaciones sensoriales a mano, Diego esculpe tabletas de chocolate amargo (50 pesos) con explosivos chiles rojos, y también con delicados cristales de sal marina. Pero su arsenal llega al punto máximo de exotismo con los bombones (150 pesos la caja de nueve) aliñados con merkén, condimento típico de Chile basado en ají “cacho de cabra” seco y ahumado, que envuelve al chocolate en una sensual manta de calidez. “Armo mi propio blend usando chocolates de distintos países”, cuenta Armanini garantizando que “el trabajo respeta los tiempos necesarios para lograr el mayor potencial aromático y de sabor”.
Venta en el sitio web o en la página de Facebook.
Con frambuesa y tres pimientas en VASALISSAHace tiempo alguien se dio cuenta de que la pimienta negra le hacía a las frutillas lo mismo que la sal a la carne: incitar a la profundidad del sabor revelando su versión más brillante. Siempre guiada por la luz del faro del refinamiento, la chocolatería de Dadi Marinucci y su hija Federica tomó nota de los beneficios de la sociedad entre la fruta roja y el condimento más popular de la historia, pero decidió llevar la idea al tablero del dibujo y retocarla. Así las frutillas se transfiguraron en frambuesas y la pimienta dejó de ser una y negra para desdoblarse en tres: rosa, blanca y verde, cada una aportando un ángulo de fragancia diferente. La crema del relleno se infusiona con las pimientas, luego se agregan las frambuesas y por último el chocolate semiamargo templado para firmar un bombón al que casi da pena perturbar, en su belleza aristocrática, con un mordisco plebeyo. El kilo de bombones a elección cuesta 1880 pesos.
Av. Callao 1940, Recoleta / T. 4806-4158 y sucursales
 
Con pimienta rosa en MILENAEl que no entra al local de la calle Paraguay con la sonrisa previamente cocinada, seguramente aprende a ejercitarla antes de irse. Es que María José Batagliotto, la mujer que mueve los hilos de Milena, tiene un diplomado en el arte de fidelizar con simpatía y vocación servicial. La chocolatier sabe que sus clientes no buscan furiosas vanguardias, pero confía lo suficiente en la calidad de su chocolate basado en cepas americanas como para desviarlo con sutileza a espacios experimentales. De ese mapa nació la barra de chocolate con 70% de cacao sembrada con aromáticos granos de pimienta rosa (30 pesos), que pone a los sabores a correr una carrera cabeza a cabeza, sin superponerse. “La pimienta no debe combinarse con chocolate con leche, ahoga el sabor”, opina María José, quien además hace hincapié en no infusionar el chocolate sino en mecharlo directamente con la especia, algo que también cumple en la barra con jengibre ($40), en la que puede admirarse a simple vista la constelación de raíz picada.
Paraguay 581, Retiro / T. 4313-4551
Con canela y chile en COMPAÑÍA DE CHOCOLATESDaniel Uría, chef a cargo de esta casa de delicias, no escatima orgullo al momento de señalar que sus productos fueron pioneros, hace una década, en eso de buscar el enlace con compañeros gastronómicos inusuales. Ya es un clásico para su clientela la tableta Maya de 56% de cacao ($70 la de 40 gramos, $120 la de 80) con notas de canela y dos tipos de chile (ancho y chipotle) importados desde México y asentados en cacao Pará, de cierto tono dulce. El chipotle es el responsable del picor que sale a jugar a la rayuela en la lengua luego de que el chocolate se disuelve por completo, mientras que el ancho ofrece una almohadilla atemperada y la canela viaja a la nariz para trabajar la arista aromática. Con la idea de seguir el viaje místico y misterioso, mientras tanto, en el anaquel de los bombones aguardan el de curry y coco, el de cardamomo y el de yerba mate.
Juan Francisco Seguí 3551, Palermo / T. 4801-1339 y sucursales
Con sal marina de la Patagonia en RAPA NUICon las manos repletas de guías de memoria para la creación de tabletas y bombones, el italiano Aldo Fenoglio tuvo la buena fortuna de que los vientos del destino lo llevaran a uno de los mejores lugares para perfeccionar ese arte: la Patagonia. Sus frutos rojos son compañeros de juegos perfectos para el chocolate pero, como años después descubriría su hijo Diego, también lo es la sal que se cuece en el seno de las olas de los mares del sur argentino. Esa misma que ahora le brinda una capa extra de filo al gancho de derecha que es su tableta de chocolate con 70 % de cacao ghanés y ecuatoriano (45 pesos los 60 gramos). Firmados por la marca Sal de Aquí, los cristales de sal son recogidos luego de la evaporación del agua en las playas chubutenses de Cabo Raso, lo cual garantiza pureza extrema y un contenido de cloruro de sodio menor al de las sales comerciales, que ayuda a que el condimento se pose suavemente sobre el chocolate sin dominarlo.
Arenales 2302, Recoleta / T. 0810-888-7272 y sucursales
 
Con tomillo y miel en EL VIEJO OSO“No me gusta innovar porque sí. Prefiero investigar antes”, cuenta Claudio Baer, sintiendo el tirón de esas venas alemanas que lo ponen siempre en el carril del orden. Sin embargo, es también esa sangre la que riega varias de sus mejores ideas, como la de cubrir con chocolate esa suma de miel y tomillo que en Europa sirve tanto para alegrar el alma como para curar a las gargantas afligidas. Otro de sus aciertos también tiene que ver con la estampa germana de Hermann, su padre, que le transmitió la tradición del Glühwein: vino tinto con pimienta, canela, clavo y cardamomo. Con el Malbec como base y transformando el elixir en un gelée maleable y cremoso, el mago chocolatero de Viejo Oso saca de la galera un bombón que encierra en un bocado todo el aroma de la Navidad nevada alemana. La caja de 6 unidades cuesta 90 pesos y el cuarto de kilo 350.
Scalabrini Ortiz 2770, Palermo / T. 4802-0054 y sucursales
¡A LOS POSTRES!Muchos comensales de La Locanda (Pagano 2697, Recoleta) probablemente se han sentido acuciados por la duda al ver al chef Daniele Pinna verterle con feroz entusiasmo sal, pimienta rosa y aceite de oliva a su impecable mousse de chocolate. Pero la incredulidad se diluye a medida que la mixtura extiende su opulenta conquista encendida en puro esplendor chocolatoso. Vale, entonces, relajarse y dejarle el volante con confianza al siempre exultante Daniele. Por su parte, Julieta Oriolo, a cargo de la cocina de La Alacena (Gascon 1409, Palermo), también tiene su propia visión salada y dulce al momento del postre. “La primera vez que probé la mezcla de chocolate con sal fue en un restaurante de San Pablo. Era una copa de mousse con una shortbread de sal Maldon impresionante”, recuerda, remarcando la importancia gastronómica de ese ingrediente proveniente del estuario del río Blackwater, en Inglaterra. Esa exploración la guió al momento de incorporar a la carta de su establecimiento una tarteleta rellena con mousse de chocolate amargo y un toque de sal Maldon por encima para explotar en el paladar y realzar el chocolate.
 
Link a la nota: http://www.planetajoy.com/?7_chocolates_especiados_para_paladares_atrevidos&page=ampliada&id=8769#

Clarín - Gastronomía - Estos son los restaurantes más raros del mundo

Estos son los restaurantes más raros del mundo

Gastronomía
Mesas a 45 metros de altura, comida cocinada con un volcán y platos que simulan excrementos son algunas de las experiencias más excéntricas. 

Pueden parecer decadentes, extremos o extraños; pero más allá de las clásicas tabernas o de los establecimientos de lujo con estrellas Michelin, existe en el mundo una amplia oferta de restaurantes que traspasan las fronteras de lo políticamente correcto para ofrecer a sus clientes experiencias únicas e irrepetibles. El diario español La Vanguardia realizó una lista de 10 de los restaurantes más raros del mundo donde ir a comer. Son éstos.


El restaurante Restophone (www.restophone.com)

Restophone (Montpellier, Francia)
Normalmente hablar por teléfono en los restaurantes no está visto con bueno ojos. Sin embargo, en Restophone, un restaurante de Montpellier, cada mesa dispone de su propio auricular. Todos los teléfonos están conectados para que los comensales puedan conocerse entre ellos. Así, se a uno le atrae alguien sentado al otro lado del local, iniciar conversación con es fácil: basta descolgar el teléfono y marcar. El menú es una mezcla de platos clásicos franceses y americanos. Cada tercer miércoles del mes celebran una noche de solteros.


El restaurante El Diablo (Facebook)

El Diablo (Lanzarote, España)
Este establecimiento canario utiliza la energía geotérmica del volcán Timanfaya –aún activo– para cocinar. La comida se prepara aprovechando el calor que sube por un orificio de la tierra, en forma de pozo. No sorprende que su especialidad sea la parrilla.


El Disaster Café (Facebook)

Disaster Café (Lloret de Mar, España)
Hay que mantenerse muy despierto en el Disaster Café (el café del desastre), porque en el momento de la comida suele suceder siempre algo bastante impactante: las luces se apagan y el suelo comienza a temblar simulando un terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter. En este restaurante de cocina americana es normal que los platos y bebidas se derramen, por lo que sugieren no llevar las mejores ropas.


De kas, un restaurante en un invernadero (www.restaurantdekas.nl)

De Kas (Amsterdam, Holanda)
Es difícil imaginar un establecimiento que sirva verduras y hortalizas más frescas que las de De Kas (una estrella Michelin). Abierto desde 2001, se sitúa dentro de un enorme invernadero que había sido declarado en ruinas por las autoridades. Las verduras que se plantan en el vivero, justo al lado del invernadero, se recogen cada mañana y se sirven a la hora de comer. El menú, elaborado siempre con ingredientes locales, cambia cada día, dependiendo de la cosecha. Su chef Gert Jan Hagerman, cuyo anterior restaurante Vemmer en Amsterdam tiene una estrella Michelin, es quien se ocupa del vivero. Allí se le puede encontrar cada día trabajando la tierra, plantando y recolectando lo que después cocinará.


Modern Toilet Restaurant (Facebook)

Modern Toilet Restaurant (Taipei, Taiwan)
Los propietarios del Modern Toilet Restaurant traspasaron las fronteras de la decencia con la apertura de este escatológico establecimiento en Taiwan. En lugar de sillas, hay inodoros reales donde los comensales pueden sentarse a degustar los platos temáticos que recrean la excreción. Las bebidas se sirven en mini orinales. Todo empezó como una heladería (en la que se servían conos con espirales de chocolate), pero tras alcanzar el éxito se convirtió en restaurante “normal”. Ahora tiene filiales en casi toda Asia.


Heart Attack Grill (Facebook)

Heart Attack Grill (Las Vegas, EE.UU.)
En el Grill de Ataque al Corazón se les llama enfermeras a las camareras y pacientes a los clientes, aunque en ese restaurante de Las Vegas sería más fácil morir de un empacho que curarse de cualquier enfermedad. La hamburguesa más grande se llama Octuple Bypass, contiene casi 20.000 calorías y hasta ocho pisos de hamburguesas (una torre de carne que gotea grasa). Por si eso fuera poco, se pueden añadir 40 láminas de bacon por 7.40 dólares más. En 2012, un hombre fue hospitalizado por sufrir un ataque al corazón mientras trataba de acabar el Triple Bypass (tres pisos de hamburguesas). El propietario se hace llamar “el médico malo” y es obligatorio que los clientes lleven el uniforme de paciente cuando entran por la puerta. Los que pesan más de 160 kilos comen gratis.


Alnwick Garden (Facebook)

Alnwick Garden (Northumberland, Inglaterra)
Puentes de cuerda inestables, pasarelas de madera y un absoluto silencio rodeado de naturaleza es lo que se encuentra mientras se espera mesa para comer en esta casita del árbol. Su filosofía ecológica se manifiesta en la abundancia de madera y en los ingredientes del menú, que provienen de los campos que lo rodean. Si se tiene frío, es posible acercarse a la chimenea que siempre queda encendida en el centro de la sala.


Dinner in the sky (www.dinnerinthesky.com)

Dinner in the Sky (Bruselas, Bélgica)
Si alguna vez pensó en comer a 45 metros por encima de la tierra, con el viento en la cara mientras sus piernas cuelgan y su silla se mece en el aire, La cena en el cielo es el lugar perfecto. Se trata de una mesa para 22 comensales sujeta de una grúa gigante. La empresa creció rápidamente durante sus 10 años de vida, al punto de que ahora puede jactarse de operar en 40 países.


Ithaa Undersea Restaurant (Facebook)

Ithaa Undersea Restaurant (Randali, Maldivas)
Un túnel curvo y transparente permite disfrutar de una onírica vista del mar con peces, tiburones y tortugas. El Restaurante Bajo el Mar se encuentra en un lujoso resort de la isla de Randali, en las Maldivas. Y la comida es igualmente suntuosa: el menú degustación incluye caviar, trufas, foie grass, langosta y risotto al champán con azafrán.


Labassin Waterfall Restaurant (Facebook)

Labassin Waterfall Restaurant (San Pablo, Filipinas)
Ubicado bajo una cascada artificial, los clientes se sientan a las mesas de bambú mientras el agua cristalina que cae a pocos metros baña y refresca sus pies. Además es posible degustar la cocina local de la zona en una ambiente rodeado de plantaciones de coco.
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