Con baja expectativa de ventas, hoy arrancan restaurantes con take away
La principal manera de vender de los locales gastronómicos es por salón. Si bien celebran esta pequeña apertura, reclaman ayudas impositivas.
Hoy arranca una nueva fase de la cuarentena en la Ciudad de Buenos Aires. Tras casi dos meses, se reactivará la venta de comida para llevar en restaurantes, bares, cervecerías y otros locales gastronómicos, tal como ya comenzaron a hacer otros países. De todas maneras, esta modalidad representa una ínfima parte de las ventas.
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“La realidad es que no esperamos grandes ventas con el take away. Es una modalidad que ni siquiera está muy implementada en este momento en la sociedad. La principal manera de vender de un restaurante-bar es por el salón, un tema secundario es el delivery y el take away recién ahora va a empezar más”, aseguró Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC).
La situación de los gastronómicos es crítica. Con las puertas cerradas, vieron su facturación caer a cero. El delivery es un empujón pero no ayuda a despegar el negocio, simplemente a mantenerlo a flote, o ni siquiera. En líneas generales, representa un 10% de la facturación. Al respecto, muchos gastronómicos se quejan de que las aplicaciones de delivery, que durante el aislamiento ganaron todo el protagonismo, cobran entre 20 y 35% para hacer la operación, dependiendo del local. “Con el delivery hay muy poco margen de ganancia. De hecho, muchos probaron, abrieron un par de días pero como no les resultó rentable, tuvieron que volver a cerrar”, aseguró una fuente del sector.
Pese a esta situación, algunos ven con buenos ojos la apertura de la modalidad de platos para llevar. Por ejemplo, las cadenas de comidas rápidas son un actor que esperaba ansiosos por esta nueva fase. El negocio en sí, ya está acostumbrado a este método.
Si bien algunos restaurantes ya venían funcionando con esta estrategia, a partir de hoy cuentan con la habilitación formal para hacerlo. De acuerdo a la disposición del Gobierno porteño, la venta de comidas y bebidas en formato para llevar podrá funcionar todos los días desde las 11 y sin límite de horario de cierre. Además, deben seguir un estricto protocolo de higiene y pautas para la preparación y entrega de los alimentos.
“Si bien está bueno para ir movilizando algo el negocio y que se vaya abriendo, la realidad es que no tenemos una expectativa de que va a ser grande la venta por take away”, aseguró Amoroso. Mientras tanto, desde el sector reclaman por beneficios impositivos para recibir algún alivio. Los gastronómicos siguen pagando alquiler, expensas y sueldos, pese a no tener prácticamente ingresos (muchos recibieron la ayuda de ANSES). Tal es así, que reclaman al Gobierno la exención del pago de ABL y de Ingresos Brutos por 180 días, devolución de saldos acreedores de Sircreb, entre otros.
Con respecto a los alquileres, la renegociación de la renta depende de cada propietario. Si bien para los locales también corre la medida de congelamiento de alquileres, tal como lo dispuso el Gobierno a través de un DNU, hay algunos dueños que decidieron condonar el pago del mes de abril como medida de alivio.
Otra preocupación que tienen hoy los dueños de los restós es el pago de la luz. En los locales, se suele contratar un factor de potencia, es decir, la cantidad de electricidad básica que utilizan todos los meses. Sin embargo, desde que cerraron han recibido facturas como si estuvieran abiertos.
La pandemia representa es un golpe devastador para los gastronómicos que hoy intentan reinventarse. Delivery, take away, comidas envasadas al vacío, tragos en botellas, viandas, cualquier método parece servir hoy, aunque sea un poco, para lograr sobrevivir.
Abrir tras la cuarentena: tres chefs italianos cuentan cómo será de ahora en más ir a un restaurante El que fue en un momento el país más golpeado del mundo por la pandemia de coronavirus, Italia ahora se prepara para el retorno de los locales gastronómicos en el marco de un desconfinamiento general. Qué puede esperarse de la nueva experiencia Fabio Cortesi, dueño del restaurante Santa Lucia en Milán, aseguró que abrirá "para que la gente no nos olvide, por una cuestión de marketing, para sobrevivir no para facturar"
¿Cuál es una de las primeras cosas que quieres hacer cuando se abran las jaulas de la cuarentena? La respuesta de muchos essalir con amigos, ir a comer juntos, volver a compartir charlas frente a un rico plato gourmeto una sabrosa pizza napolitana.
Italia va un paso más adelante con la apertura allockdown; el mundo nos mira siendo quepor meses mantuvimos el triste récord de muertos e infectados después de China.
Haceuna semana que los italianos pueden salir a pasear, hacer deporte, ir a los parques con niños, gozar del aire libre. No todos respetan las reglas de distanciamiento social y veremos en dos semanas si habrá novedades.
“Nosotros vamos a abrir con una capacidad reducida; de 72 clientes llegaremos como máximo a 20", señala el dueño de Quattro Mori, en Roma
En unos días en Italia abrirán los restaurantes, el 18 de mayo en las regiones con pocos contagiados, el 1 de junio en la Lombardía, la oveja negra.
Quien pensaba que después de la apertura del lockdown algo mínimamente volviera a la normalidad tuvo una predicción equivocada.
En esta nota para Infobae entrevisté a tres dueños de restaurantes emblemáticos en Italia; uno al norte, uno al centro y otro al sur.
Fabio Cortesi es dueño de seis prestigiosos restaurantes en Milán entre los cuales se encuentra el Santa Lucía, un histórico local fundado en el 1929, que vio sentados en sus mesas a Sofia Loren, Alberto Sordi, Liz Taylor, Frank Sinatra, los Queen y Kobe Bryant.
Dos personas compartes en una mesa, separados por acrílico, en Bozen, norte de Italia (AP/Matthias Schrader)
Fabio me contó que una noche Marcello Mastroianni fue solo al restaurante y con gran angustia lloraba mientras comía, ya sabía que tenia pocos meses de vida; también de una sexy y transgresora Brooke Shields que ingresó descalza y escotada cautivando la mirada de todos los clientes. También la joven Kim Basinger, en la época de la película “Nueve semanas y media”, que bien aconsejada sobre un plato por un mozo lo acarició y le dio un beso que el camarero quiso conservar en su mejilla por una semana, sin lavarse la cara.
Fabio me dijo que se están preparando para abrir al público los locales, con poca ganas y muchas incógnitas. “La información que da el gobierno es muy confunsa y deja muchas dudas, es un ir y venir. Empezamos con el delivery pero hace unos 20 días, la situación no era propicia, se escuchaban las sirenas de las ambulancias día y noche, la gente no quería pedir un delivery”, afirmó Fabio.
Las mamparas de acrílico podrán separar mesas o comensales, que aún así deberán utilizar el tapabocas en todo momento, salvo para comer (Shutterstock)
Los decretos no son claros, las nuevas reglas anti-COVID-19 imponen una distancia de dos metros entre una mesa y otra, y cuatro metros cuadrados por cliente, eso significa que el 80% de los restaurantes de gestión familiar o pymes tienen que cerrar. Según la Confcommercio (federación de comercio) así se mata a la hotelería y se prevén más de medio millón de despidos.
“Milán al principio del 2020 se encontraba en una situación deslumbrante, un año de oro y ahora tenemos que empezar de cero, es un año perdido, quien tiene un restaurante chiquito haría bien en cerrar todo, no puede sustentarse, hay que pagar un alquiler, al personal, impuestos, no conviene. Nosotros abrimos para que la gente no nos olvide, por una cuestión de marketing, para sobrevivir no para facturar, imposible”, dijo el empresario.
Fabio tiene que pagar el sueldo a más de 100 empleados pero no obstante la crisis no despidió a nadie, al contrario organizó un trabajo con rotación del personal y en marzo pidió al estado la “cassa integrazione“ que es un subsidio al salario. “Todavía no se vio ni un centavo”, afirmó con bronca.
Cuando las personas no puedan acreditar que comparten una casa, podrán sentarse en una mesa si ésta cuenta con la separación de acrílico (AP/Matthias Schrader)
Ahora si vas ir al restaurante en Italia a veces tendrás que mentir. Antes de ingresar al local te irán preguntando qué relación hay entre vos y quien te acompaña, o deberás llevar una declaración con los vínculos parentales.
Mejor estar listos con una buena respuesta, quizás no la correcta, si no la que te permita el mejor disfrute. Si vas con tu amante tienes que decir que es tu pareja, si no el mozo te hace sentar en una mesa y entre vos y tu amado pone una mampara de acrílico. Es como volver al romance de Nathaniel Hawthorne “La letra escarlata” donde la protagonista llevaba en el pecho la letra A de adúltera y se exponía a la humillación y al juicio de la gente. Nosotros los italianos amamos el melodrama y la transgresión, que en tiempo de COVID-19 puede ser ir al restaurante.
Ingresas al local con barbijo, te miden la fiebre, un dispenser automático rocía alcohol en tus guantes o manos, un mozo averigua tu relación con los acompañantes, te asigna una mesa, con o sin división. El menú se encuentra en un pizarrón o lo miras en una app en tu smartphone. Permaneces sentado sin sacarte la mascarilla hasta cuando te traen el pedido; cuando llegan los suculentos platos la bajas y una vez terminado vuelves a taparte boca y nariz. Surge después el problema de la esterilización de vajillas, vasos y cubiertos por si un cliente es positivo al virus sin síntomas. Otro tema es el aire acondicionado, no es cierto que transporte el virus de mesa en mesa si hay en el local, pero es una posibilidad.
Las mamparas de acrílico en un restaurante en Milán (Shutterstock)
“Yo no iría al restaurante, la magia de un encuentro se pierde cuando se limita el contacto, no puedes acariciar la mano de tu pareja no conviviente, no le ves la sonrisa, si sacas el barbijo te pueden sancionar, no puedes hablar o acercarte a otras personas, el mozo tiene que estar lejos a más de un metro, una situación paradójica”, explicó Cortesi.
Si ninguna de las propuestas nos satisface podemos averiguar si hay un restaurante sin mozos donde un robot se encarga de llevarte la comida, como hicieron en Hangzhou en China con el robot Peanut de la empresa Keenon en pleno brote de coronavirus. Capaz que llegado a este punto prefiero quedarme en casa.
Italia avanza con diferentes velocidades, hay regiones con estatutos especiales como Bolzano que tomaron decisiones en autonomía y abrieron bares y restaurantes, otras como Calabria que tuvieron que bajar la persianas. Llamé a Miriam Curatolo del hotel restaurante Vittoria de Bagnara Calabra en Calabria, que se encuentra geográficamente en la punta de la bota frente al volcán siciliano Etna.
El chef italiano Carlo Cracco muestra el menú de su restaurante en la galería Vittorio Emanuele en Milán (EFE/EPA/PAOLO SALMOIRAGO)
Desde Bagnara Calabra y los pueblos cercanos salieron muchos emigrantes rumbo a la Argentina y paran en este hotel cuando vuelven a visitar sus pagos.
“Los argentinos fueron los más cariñosos cuando tuvieron que cancelar la reserva”, empieza Miriam, “en el mail preguntaban cómo estábamos, se leía tristeza y solidaridad. Nosotros acá al Sur vivimos de turismo, no tenemos fábricas, tenemos solo el mar que es nuestra fuente de sustento. Aprecio el gesto que hicieron todos los clientes argentinos, nos dejaron el adelanto para utilizarlo el año que viene".
Miriam dice que ellos están listos para empezar, en el pueblo hubo solo dos contagios y esperan la comunicación del gobierno que no siempre es clara.
Un hombre desinfecta el restaurante Olimpo en Brescia (EFE/EPA/Filippo Venezia)
En este pueblo que tanto amo, la gente inventó una nueva frase: “¡Vivimos un decreto a la vez!”. La gente espera que salga a la televisión el Premier Giuseppe Conte para saber si se puede ir a la playa, si hay que quedarse en casa, si un comercio abre o no, si se puede pasear o no, si puedes visitar a tu familia, y todos se ríen con la palabra “congiunti”, que son los familiares que te pueden visitar, pero no se sabe bien hasta que grado de parentesco y “relaciones estables” que tampoco quien la vive sabe si es estable o no.
Vamos ahora a Roma a 200 metros del Vaticano en el restaurante Quattro Mori de Tiziana y Fabio. Los clientes por la mayoría son prelados, peregrinos, muchos alemanes que iban a la misa de Papa Benedicto. Nos conocimos por telefóno pero el 19 de abril tenía que estar allí para festejar con mi familia y amigos la salida de mi nuevo libro en italiano. “Estamos todos en el mismo barcos los hosteleros, no tenemos reglas claras y faltan pocos días a la apertura de los restaurantes”, dice Fabio.
Un camarero al lado de mesas vacías fuera de un restaurante en la Plaza de San Marcos, que suele estar llena de turistas, en marzo después de que el gobierno italiano adoptara un decreto con nuevas medidas de emergencia para contener el coronavirus, en Venecia, Italia (REUTERS/Manuel Silvestri)
“Nosotros vamos a abrir con una capacidad reducida; de 72 clientes llegaremos como máximo a 20. Para mantener el distanciamiento entre comensales me inventé que una persona puede sentarse en una punta de la mesa la otra en la diagonal opuesta, así se logra más de un metro de distancia. Nosotros no ponemos la mampara de acrílico, nos parece muy feo dividir a la gente que viene para disfrutar y gustarse nuestro risotto con crema di scampi!”, afirma Tiziana.
La historia que me cuentan los dos es conmovedora y tiene a que ver con Argentina. Un cliente y amigo porteño de la pareja almorzó allí antes de ir a una audiencia con el Papa Francisco; les ofreció entregar una carta al Santo Padre, si querían, y Tiziana rápidamente escribió una. Semanas despues Tiziana recibe un llamado telefónico, era Francisco que le pedía cuál fecha iba bien para ellos: estaba disponible para casarlos! Después vino la pandemia pero estoy segura que esta pareja tan enamorada va a realizar su sueño.
Coronavirus: puestos que miran a la calle y desinfección una vez por hora, así vuelven a los barrios las ferias de abastecimiento
Buscan que los vecinos tengan más opciones de compra para evitar viajes largos. Horarios y direcciones.
La imagen de hombres y mujeres con bolsas y carritos formando fila frente a un puesto itinerante de venta de verdura o carne en una plaza porteña volverá. Lo hará este martes pero, como con todo desde el inicio de la pandemia de coronavirus, será un regreso distinto, con distanciamiento social.
La apertura será gradual, dividida en cuatro etapas, hasta alcanzar un máximo de ferias en actividad. En la primera etapa que empezará este martes reabrirán 27, sobre un total de 39. En esta etapa en la que la Ciudad parece dispuesta a aprender a convivir con el virus, las ferias son un intento más de que los vecinos tengan cercanía con los puntos de abastecimiento para evitar traslados largos.
Los mercados habilitados venderán productos de abastecimiento primario, como frutas, verduras, pollo, carne vacuna, huevo, lácteos, pescado, panificados, legumbres, artículos de limpieza e higiene y alimentos para mascotas. Las ferias que elaboran y venden productos de gastronomía no abrirán por el momento.
Cada espacio incluirá un protocolo nuevo de seguridad e higiene. Habrá accesos y una vez alcanzada la capacidad máxima, los vecinos deberán esperar para entrar a medida que la gente se retire. También habrá una distancia de cinco metros entre los puestos de los feriantes. Ellos deberán proteger la mercadería con barreras de nylon. Además, estarán obligados a desinfectar las superficies de atención con una periodicidad mínima de una vez por hora.
Las ferias itinerantes de abastecimiento barrial, un clásico de la Ciudad que se había suspendido por el coronavirus y ahora vuelve con medidas de seguridad.
Los puestos también tendrán un dispenser de alcohol en gel para los vecinos y otro para los feriantes. Todos los vendedores usarán tapabocas, vestimenta reglamentaria y guantes de látex que deberán cambiar cada 30 minutos.
Los vecinos, en tanto, no podrán estar en contacto con la mercadería y deberán mantener una distancia mínima de 1.5 metros entre ellos. Para eso habrá señalización en el piso y cada feriante organizará las filas con números. Habrá atención prioritaria a adultos mayores y embarazadas.
En todos los puestos se podrá pagar con tarjeta de débito y crédito, tarjetas de compra de los programas Ciudadanía Porteña y Ticket Social o Mercado Pago. Se desalentará pagar con billetes.
Se ofrecerán además descuentos de un 20% (con tope de hasta $ 500) los días martes y jueves con las tarjetas (tanto débito como crédito) de Banco Ciudad. También se venderán "Bolsones" con frutas, verduras y productos de granja y pescadería. Saldrán $ 300 y su contenido se actualizará cada 15 días.
Todos los puestos estarán en la calle para evitar ocupar las veredas. Estas últimas se reservarán para que los peatones puedan mantener la distancia. La instalación y funcionamiento de cada feria se realizará mediante cortes de tránsito y desvíos en caso de ser necesario.
Además, los feriantes podrán brindar un servicio de entrega a domicilio o encargo previo para ser retirado y así permanecer la menor cantidad de tiempo fuera de las casas.
Para garantizar todas estas medidas, inspectores del Gobierno de la Ciudad controlarán el cumplimiento del protocolo y reportarán tanto incumplimientos como así también los casos de personas que no estén en buen estado de salud.
En esta etapa no se habilitarán las ferias cercanas a los centros de trasbordo y zonas de alto tránsito (por ejemplo, Plaza Constitución o zona Estación Retiro) para evitar la concentración. Paulatinamente se sumarán locaciones.
“Las ferias de barrio tienen una facultad que hoy se vuelve muy importante, y es que son móviles y adaptables a barrios, áreas y superficies. Pueden organizarse en los lugares más convenientes y seguros, siguiendo las indicaciones de los protocolos de seguridad: al aire libre, con distancia entre puestos y distanciamiento social”, consideró Clara Muzzio, ministra de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad. Para la funcionaria, la gran diferencia que tendrán las ferias a partir de este martes será que atenderán hacia la calle y no hacía la vereda, como hacían antes. "Abrirán con todo el protocolo de salud y seguridad que necesitan para atender a los vecinos", garantizó.
Ferias por barrio
Villa Pueyrredón: Juan D´Arienzo entre Obispo San Alberto y Artigas Funcionará los lunes de 15 a 21.
Caballito: Rivadavia 4910 al 4950 Funcionará los lunes de 15 a 21. Seguí 900 Funcionará los miércoles de 8 a 14.
Colpayo 700 Funcionará los jueves de 8 a 14.
San Cristóbal: Barcala 3000 Funcionará los jueves de 8 a 14.
Constitución: Cochabamba 900. Funcionará los jueves de 8 a 14.
Palermo: Kennedy 2800. Funcionará los jueves de 8 a 14. Salguero 2300. Funcionará los viernes de 8 a 14.
Parque Chacabuco: Emilio Mitre entre Av. Asamblea y Salas. Funcionará los viernes de 8 a 14.
Parque Chas: Hamburgo 3300. Funcionará los viernes de 8 a 14.
Balvanera: Gallo 400. Funcionará los viernes de 8 a 14.
Villa Urquiza: Nahuel Huapi entre Capdevila y Bauness. Funcionará los sábados de 8 a 14.
Villa Real: Jose P. Varela 5800. Funcionará los lunes de 8 a 14.
Villa Devoto: Chivilcoy entre Habana Pareja. Funcionará los martes de 8 a 14.
Almagro: Lavalle 3800. Funcionará los martes de 8 a 14. Sarmiento 3800. Funcionará los sábados de 8 a 14. Hipólito Yrigoyen 4300. Funcionará los domingos de 8 a 14. Yatay 800. Funcionará los domingos de 8 a 14.
Monte Castro: Gualeguaychú 1800.Funcionará los martes de 8 a 14.
Recoleta: Larrea entre Peña y Pacheco de Melo. Funcionará los martes de 8 a 16. Ricardo Levene 900. Funcionará los sábados de 8 a 14.
Colegiales: Conde 200. Funcionará los miércoles de 8 a 14.
Saavedra: Plaza 4200. Funcionará los miércoles de 8 a 14.
Puerto Madero: Emma de la Barra 400 entre Avenida de los Italianos y Juana Manso. Funcionará los miércoles de 8 a 14.
Retiro: Cerrito entre Paraguay y Marcelo T. de Alvear. Funcionará los domingos de 8 a 14.
Núñez: De Cuba 4400 y Arias 2100. Funcionará los sábados de 8 a 14.
Belgrano Mendoza al 700 Funcionará los domingos de 8 a 14.
Consejos para la permanencia en el espacio público
Mantener una distancia mínima de 1,5 metros con otros vecinos en la feria.
Usar siempre el tapabocas y no sacarlo durante la compra o para hablar.
No llevar las manos a la cara ● Al volver, lavarse las manos con agua y jabón.
Lavar las frutas y verduras con agua y unas gotas de lavandina apta para alimentos.
Rociar los envoltorios de los demás productos con una mezcla de alcohol al 70% y agua al 30%.
El coronavirus y los restaurantes: los cuidados que tomó un empresario y las dudas en el sector
El dueño de El Imparcial aplicó una serie de medidas para prepararse cuando el Gobierno decida flexibilizar un poco más la situación en los restaurantes.
La cuarentena por la pandemia del coronavirus (Covid-19) afectó a muchos sectores económicos. Sin ir más lejos en marzo de este año, según informó la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Trabajo, se perdieron 30.000 puestos de trabajo registrados, cifra mensual que no se veía desde el año 2002. Uno de los sectores con perspectivas más complicadas es el gastronómico que comenzará a tener una pequeña apertura extra partir de mañana, cuando se habilite el “para llevar”.
A falta de protocolo para cuando reciban personas y reabran al total de su capacidad, algo que todavía no se puso sobre la mesa por lo menos en la Ciudad de Buenos Aires según pudo reconstruir BigBang de calificadas fuentes oficiales, algunos empresarios gastronómicos comenzaron a avanzar por su propia cuenta en algunas reglamentaciones.
“Nadie sabe qué nos pueden llegar a pedir, y cuándo, para poder volver a abrir normalmente. Por eso hay que estar preparando, en lo que se pueda, de antemano”, afirmó el dueño de El Imparcial, Jorge Dutra, en dialogo con BigBang. En los últimos días el empresario gastronómico fue noticia por una serie de medidas que tomó en su restaurante, que es uno de los más icónicos y antiguos de la Ciudad, para cuidar la higiene sanitaria y mitigar, cuando pueda abrir al público sus puertas nuevamente, el contagio del coronavirus.
En El Imparcial se pueden ver los tapabocas que mandó a elaborar para los comensales, los paneles de acrílico para separar las mesas y hasta para separar a los comensales dentro de una misma mesa, el protocolo para el uso del baño, las máquinas expendedoras de alcohol en gel y hasta una cámara de higiene que está instalada en la puerta en la cual se utiliza alcohol 70 para “limpiar” del virus a cada persona que quiere entrar.
Dutra contó que muchas de las cuestiones que implementó las sacó de su socia, que se encuentra en España imposibilitada de volver a Buenos Aires y estuvo viendo cómo se preparaban los diferentes restaurantes de allí. “Nosotros tenemos pensado darle todas las opciones al cliente para que se sienta cómodo y seguro”, agregó el empresario.
La forma de implementar el protocolo es una de las cuestiones que analizan diferentes sectores del Gobierno porteño, y en especial el ministerio de Desarrollo Económico, a cargo de José Luis Giusti. Esa cartera es la encargada de analizar qué actividad y cómo, en conjunto con Salud, reabre sus puertas. Uno de los problemas con los restaurantes y bares es que, como consecuencia del impacto de la crisis por el coronavirus y el trajín de los últimos dos años, muchos no cuentan con espalda suficiente como para hacer más inversiones.
Por ejemplo, una de las cámaras higienizadoras tiene un costo promedio en el mercado de $80.000 para materiales e instalación a lo que se suman, según pudo saber este medio de algunas de las empresas de ese rubro, unos $80.000 mensuales más en mantenimiento. Es decir que desde el vamos cualquier comercio que adquiera una de ellas tiene que agregarle esa suma a sus gastos fijos.
Ese diagnóstico es compartido por varios empresarios del sector que remarcar que las ventas se encuentran, en el mejor de los casos, en un 20% de la capacidad mientras que los costos fijos permanecieron prácticamente inalterables. “Hay que encontrar una forma de poder avanzar, que todos puedan hacer, y que se implemente en el momento en el que no sea mayor el contagio. No es fácil”, explicó una alta fuente oficial.
La idea central, además de una clara restricción en la capacidad, es que además de efectivo el protocolo sea practicable para todos. Por eso es que todavía no está sobre la mesa esa situación. “Vamos a ir semana a semana”, explicó otra fuente gubernamental que remarcó algo que sostuvieron algunos infectólogos consultados por BigBang como también el presidente Alberto Fernández en su última conferencia de prensa: estamos en una etapa de pre pico de casos por lo que hay que estar preparados para volver a un fuerte aislamiento llegado el caso.