jueves, 27 de septiembre de 2018

Clarín - Sociedad - La última revolución gourmet: después de la gastronomía y los vinos, es la hora de los cocktails

La última revolución gourmet: después de la gastronomía y los vinos, es la hora de los cocktails

El norteamericano Robert Simonson, periodista y autor especializado, afirma que el renacimiento de la buena coctelería es una tendencia mundial.

Para quienes toman cocktails ocasionalmente y suelen hacer comentarios como “prefiero el vino o la cerveza”, atención: puede llegar el momento en el que apenas un sorbo de un mix exquisito baste para cambiarles la vida. Al menos, eso fue lo que le pasó al periodista y escritor norteamericano Robert Simonson, columnista del diario The New York Times y la revista especializada Imbibe. Hace doce años, estando en la ciudad de New Orleans probó un Sazerac, trago insignia del lugar, y la experiencia fue una revelación. “El mundo se detuvo. ¿Dónde había estado ese trago durante toda mi vida?”, describe en su libro A Proper Drink, al que presenta como “la primera crónica del actual renacimiento de la coctelería”.
Robert Simonson, periodista de New York Times y autor especializado en coctelería, participó en Buenos Aires de las jornadas del evento BAC Inspira. (Foto: Juan Manuel Foglia)
Robert Simonson, periodista de New York Times y autor especializado en coctelería, participó en Buenos Aires de las jornadas del evento BAC Inspira. (Foto: Juan Manuel Foglia)
Simonson dialogó con Clarín durante su primera visita a Buenos Aires, donde participó como orador de la cuarta edición de BAC Inspira, el congreso y feria de bebidas dedicado a bartenders, sommeliers y representantes de la industria en Argentina.
-¿De qué hablamos cuando hablamos del renacimiento de la coctelería?
-Es un fenómeno que se dio en diferentes partes del mundo al mismo tiempo en los últimos 30 años. Algunos bartenders comenzaron a tomarse en serio una profesión que en algún momento se había convertido en un trabajo temporal, que muchos tomaban sólo hasta que podían dedicarse a otra cosa. Así empezaron a recuperar recetas de fines del siglo XIX y comienzos del XX y a preparar los tragos con mejores productos, ingredientes frescos y spirits de mayor calidad.
-Dijiste que la de la coctelería era la última revolución culinaria, ¿por qué?
-Bueno, es una manera bastante romántica de expresarlo, pero sí creo que en los últimos años hubo distintas oleadas de cambios de consumo. Primero la gente empezó a comer mejor, aprendiendo, yendo a mejores restaurantes, después pasó lo mismo con el vino y en algunos lugares como Estados Unidos también con la cerveza. El último eslabón de esa tendencia son los cocktails y las espirituosas. De todos modos, la revolución esencialmente terminó, ya hay muy buenos cocktails en todas partes.
"A proper drink" y "3-ingredient cocktails", los libros de Robert Simonson sobre coctelería.
"A proper drink" y "3-ingredient cocktails", los libros de Robert Simonson sobre coctelería.
-Tu libro más reciente tiene recetas con sólo tres ingredientes. ¿Creés que la coctelería se volvió demasiado compleja?
-No, no quise ser irrespetuoso con quienes preparan tragos complejos, porque eso está bien para un bartender, cuya tarea debe ser creativa, pero no para vos que llegás a tu casa y querés hacerte un trago simple, que puedas preparar sin tardar horas ni tener que salir a comprarte todo el supermercado. Quise recordarle a la gente que los mejores tragos del mundo son sencillos.
-Es tu primera vez en Buenos Aires. ¿Cómo viste las barras porteñas?
-Me impresionó la cantidad y variedad de bares que hay aquí, algunos con mucha personalidad, como Doppelgänger y Verne, históricos como Los Galgos, sofisticados como Presidente y Uptown y algunos muy singulares, como La Fuerza, dedicado al vermouth. No había visto nada parecido en otra parte del mundo. También me gustó ver cómo los bartenders utilizan el vermouth o el fernet en sus tragos. Ah, y creo la pizza porteña es lo mejor que se puede comer después de haber bebido muchos cocktails.
El norteamericano Robert Simonson brindó una charla sobre el renacimiento de la coctelería en el congreso BAC Inspira, que convocó a bartenders porteños. (Juan Manuel Foglia)
El norteamericano Robert Simonson brindó una charla sobre el renacimiento de la coctelería en el congreso BAC Inspira, que convocó a bartenders porteños. (Juan Manuel Foglia)
-¿Cómo se trabaja para difundir la coctelería y, a la vez, advertir sobre la importancia de un consumo responsable de bebidas alcohólicas?
-Yo creo que promuevo un consumo responsable porque no es que digo “este trago está bueno, andá y tomalo porque es cool”. Yo presento una bebida y cuento cómo está hecha, quiénes la hacen, comunico la idea que hay detrás. Si bebés sin conciencia de todo esto no le estás haciendo justicia a quienes crearon ese cocktail.
-Además, quien se emborracha ya no disfruta realmente del cocktail, no puede apreciar el detalle.
-Yo no. Cuando empiezo a sentirme ebrio paro de tomar inmediatamente, porque quiero degustar lo que bebo con atención. Mi límite es igual un poco más alto que el del promedio de la gente, por mi profesión, pero sé que no puedo tomar más de cinco o seis tragos en el transcurso de unas seis o siete horas. Y nunca con el estómago vacío. Hay que comer antes y durante el tiempo en que se bebe.
-Te pagan por ir a bares y beber. ¿Cuántas veces te dijeron “conseguite un trabajo de verdad”?
-Muchas (sonríe). Hasta mi familia me lo dice. Yo les explico que trabajo tanto como cualquiera, porque invierto muchas horas yendo a cada lugar, sin contar el tiempo que le dedico a escribir después. Pero aún así, nadie me cree que esto es un trabajo de verdad y probablemente tengan razón, porque no es que estoy cargando bolsas en el puerto, ¿no?
Link a la nota: https://www.clarin.com/sociedad/ultima-revolucion-gourmet-despues-gastronomia-vinos-hora-cocktails_0_j5lNKq58K.html

Clarín - Entremujeres - Kamilla Seidler: la chef danesa que revitaliza la cocina boliviana y su biodiversidad

Kamilla Seidler: la chef danesa que revitaliza la cocina boliviana y su biodiversidad

Es la jefa de cocina de Gustu, situado en La Paz y uno de los restaurantes recomendados por la revista Forbes. Sus platos llegaron hasta la mesa del Papa Francisco y se destaca por su respeto a la producción sustentable y a la variedad natural y cultural que la rodea. 

Siguiendo el rastro de un fenómeno que crece en la región, Gustu es un restaurante que va hacia las raíces del lugar y su gente, revalorizando sus productos y cocciones tradicionales, de la mano de dos daneses,empieza a cambiar la historia, esto es, va al rescate de la esencia boliviana. 

El restaurante de alta cocina, ubicado en La Paz, en el límite entre los barrios Alto Florida y Calacoto, a metros de la populosa avenida Costanera, trabaja exclusivamente con productos plantados, crecidos, procesados por manos locales.
“Creemos que es posible cambiar el mundo a través de la comida”, asegura su jefa de cocina, Kamilla Seidler, reconocida por ser simple, innovadora y elegante a la hora de desarrollar sus propuestas. Es danesa (nació en Copenhague) y actualmente miembro de la Academia de Gastronomía de su país, estudió cocina en Hotel & Restaurantskolen København y forjó su experiencia como chef en algunas de las cocinas más importantes de Europa, entre las que se destacan Manoir Aux 'Quat Saisons, Paustian, Geist y Mugaritz. "El poder de la cocina boliviana está en su comida callejera", comenta.
Gustu, que en lengua quechua significa “sabor”, parte de la premisa de que el país cuenta con una variedad natural, cultural y geográfica que habilita un abanico interminable de oportunidades para lanzar una “cocina boliviana” al mundo.
El objetivo del restaurante no es sólo ganar "estrellas Michelin" ni posicionarse a nivel regional: busca metas mucho más altruistas, como colaborar con la precaria economía boliviana, producir beneficios para los productores locales y dotar a las comunidades de las herramientas necesarias para que puedan mejorar sus condiciones. Así, un pequeño emprendimiento como Gustu podría convertirse, según las declaraciones de sus ideólogos, en un motor para el progreso económico y social del país y, al mismo tiempo, en inspiración para toda una nueva generación, que podría volcarse hacia la gastronomía, las artes culinarias.
“Creemos que es posible cambiar el mundo a través de la comida”, asegura su jefa de cocina, Kamilla Seidler.
“Creemos que es posible cambiar el mundo a través de la comida”, asegura su jefa de cocina, Kamilla Seidler.
El emprendedor culinario Claus Meyer la llamó en 2012 y le aseguró que tenía en mente el proyecto que podía ayudarla a alcanzar todos sus sueños. Así se creó la fundación Melting Pot, una organización sin fines de lucro con el objetivo de mejorar las futuras oportunidades y la calidad de vida de personas de sectores vulnerables de la población, a través de iniciativas que tienen la comida, el sabor y la capacidad emprendedora como elementos recurrentes. Así fue como Seidler llegó a La Paz, donde parece haber encontrado su lugar en el mundo. Su compromiso con su nuevo hogar motivó a que los lugareños la llamaran “la danesa de los Andes”. El empujón para sacar el proyecto adelante lo completó IFU, el fondo danés para el impulso de iniciativas que protegen el medio ambiente y generan valor agregado a las comunidades locales a partir del empoderamiento y la educación.

Bolivia en la mesa

El restaurante abrió sus puertas en abril de 2013. “Ofrecemos cientos de productos nativos bolivianos cuyos aromas, colores y sabores son transformados en platos y bebidas que transportan a un paseo por la riqueza y la biodiversidad de Bolivia”, asegura Seidler. Cada plato es parte de una experiencia orientada a resaltar con sencillez y elegancia las cualidades de cada producto en innovadoras combinaciones orientadas a sorprender los paladares más exigentes. Se ofrecen dos menús: el “Clásico”, considerado el primer paso para adentrarse en la identidad y en la diversidad cultural del país, y el “Bolivia”, que brinda la posibilidad de dar un paso más allá hacia la perfección.
El reconocimiento internacional no tardó en llegar. En 2013 y 2014, Gustu obtuvo el primer lugar en los premios Como Sur, como mejor restaurante de la región (conformada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela). Desde 2014, además, forma parte de la prestigiosa lista Latin America ́s 50 Best Restaurants de Restaurant Magazine, en la que ocupa la posición número 14 de Latinoamérica y el liderazgo absoluto en su país. En 2016, recibió el Where in the World to Eat Award de CondeNast Traveler, como uno de los once restaurantes más sobresalientes de Centro y Sudamérica. Forbes, por su parte, lo ubicó entre los ocho restaurantes que todos deben conocer en Latinoamérica.
Ese mismo año, Seidler fue reconocida como la mejor chef femenina de Latinoamérica y terminó finalista del Basque Culinary World Prize, un premio que reconoce el trabajo de cocineros de todo el mundo que impulsan cambios positivos en la sociedad a través de la gastronomía. Este último honor lo compartió con Michelangelo Cestari, gerente general del emprendimiento.
La comida no es la única vidriera al mundo del “ser boliviano” que propone Gustu. En su área de bar decidió dar visibilidad a productores nacionales de vinos, singanis (aguardiente de uva característicos del país), cervezas, licores y destilados de calidad. Su bodega, íntegramente dedicada a productos bolivianos, acoge un total de 112 referencias de distintas vendimias y da visibilidad a 25 elaboradores provenientes de cuatro áreas de producción, además de 8 microcervecerías y unas 30 destilerías.

La mesa papal

A cinco años de su fundación, Gustu fue invitado por la Embajada de Bolivia ante el Vaticano para participar de tres jornadas. “Bolivia tiene los productos, el talento y la historia para ser considerada uno de los destinos turísticos más interesantes del mundo. Una oportunidad tan importante como ésta nos ha ayudado a difundir el potencial y el talento de Bolivia y su increíble gente”, indica Claus Meyer, fundador de Gustu.
"Cola de lagarto. Gustu, que en lengua quechua significa “sabor”, parte de la premisa de que el país cuenta con una variedad natural, cultural y geográfica que habilita un abanico interminable de oportunidades para lanzar una “cocina boliviana” al mundo.
"Cola de lagarto. Gustu, que en lengua quechua significa “sabor”, parte de la premisa de que el país cuenta con una variedad natural, cultural y geográfica que habilita un abanico interminable de oportunidades para lanzar una “cocina boliviana” al mundo.
Los tres eventos en los que participó el restaurant fueron la audiencia general y encuentro con el Papa Francisco, con quien compartieron sus creaciones culinarias. El almuerzo contó con la presencia de cien personas en situación de calle de Roma, elegidos por la Casa Pontificia. Para el público general se eligió un menú compuesto por: sopa de maní, cordero con batata y chuño frito, y quinua con manzana de postre.
Melting Plot es una organización sin fines de lucro establecida por el mismo Claus Meyer con el objetivo de mejorar las futuras oportunidades y la calidad de vida de personas de sectores vulnerables de la población a través de iniciativas que tienen la comida, el sabor y el espíritu emprendedor como elementos recurrentes. 
El proyecto comenzó sus actividades en Dinamarca (2010) con iniciativas que incluyen una alianza estratégica con el sistema penitenciario y el servicio de libertad condicional danés a través de un programa de resocialización basado en la implementación de escuelas de cocina en las cárceles, y una serie de actividades educativas relacionadas con la comida y orientadas a niños y adolescentes.
La fundación Melting Pot se estableció en Bolivia en 2012 –apalancada en Gustu- con el propósito de impulsar un proceso sostenible de desarrollo social y económico nacional a través de la comida y la misión de explorar, revalorizar y difundir la diversidad biológica, la riqueza cultural y el patrimonio alimentario boliviano en beneficio de los bolivianos.
Manq´a (vocablo aymara que significa “comida”) es un proyecto educativo iniciado en 2014 en colaboración con ICCO Cooperación y el apoyo de diversas instituciones. Consiste en la implementación de escuelas de cocina/comedores en centros comunitarios de zonas con altos índices de pobreza, marginalidad o violencia y, por ende, malos hábitos alimenticios y crecientes tasas de desnutrición y obesidad. Su principal objetivo es enseñar gratuitamente a adolescentes y adultos jóvenes principios básicos de nutrición y cocina que les brinden las herramientas necesarias para desarrollar una nueva ocupación laboral y mejoren sus hábitos alimenticios, los de sus familias y sus comunidades mediante el uso de ingredientes locales.
A la fecha, Manq´a ha implementado trece escuelas: ocho de ellas en la ciudad de El Alto (cerca de la ciudad de La Paz), una en Huarina (en la región del Lago Titicaca), una en Laja (región altiplánica cercana a La Paz), una en Sucre y las primeras fuera de Bolivia están ubicadas en Bogotá y Cali, Colombia. A la fecha, el programa tiene más de 3.000 estudiantes graduados con habilidades básicas en cocina, panadería y pastelería. 600 de ellos han encontrado una ocupación laboral con puestos de trabajo estables en el sector gastronómico y 100 iniciativas gastronómicas de jóvenes graduados son desarrolladas y apoyadas. En 2016, Manq´a fue seleccionada entre las 100 soluciones más innovativas, escalables y sostenibles a los problemas más apremiantes del planeta (Sustainia100), ha recibido múltiples reconocimientos por parte de autoridades e instituciones municipales y nacionales en Bolivia y está generando un gran impacto en la región entera.

Por Flavia Tomaello, flaviatomaello/blog. Instagram: @flavia.tomaello.
Link a la nota: https://www.clarin.com/entremujeres/bienestar/kamilla-seidler-chef-danesa-revitaliza-cocina-boliviana-biodiversidad_0_4zzzIrG-u.html

Planeta Joy - Beber - Heineken H41, la birra con levadura salvaje de la Patagonia que revoluciona al mundo cervecero

Heineken H41, la birra con levadura salvaje de la Patagonia que revoluciona al mundo cervecero

La marca holandesa presentó su cerveza de edición limitada elaborada con una levadura que científicos argentinos descubrieron en Bariloche.
Hace más de diez años, un investigador de CONICET-UNCO encontró en las coordenadas 41° Sur y 71° Oeste la Saccharomyces Eubayanus, una cepa de la levadura proveniente del fruto del hongo Llao Llao, la madre de todas las levaduras que tiene la particularidad de fermentar a baja temperatura. El descubrimiento fue tan relevante para la industria cervecera que Heineken modificó su receta por primera vez en 140 años. 
“Al ser una levadura que viene de los bosques, la llamamos salvaje porque no está domesticada ya que nunca estuvo en una fábrica de cerveza, se comporta de forma extraña y le confiere a la cerveza un aroma y sabor diferente, como notas especiadas y buen cuerpo”, explicó Diego Libkind, su descubridor, a Planeta Joy.
La wild lager de Heineken es una cerveza equilibrada y compleja, con notas picantes y tonos frutales, que estará disponible en los supermercados y bares de Argentina en formato porrón. Las diferencias con la tradicional son claras. Lo explica Willem Van Waesberghe, el maestro cervecero de la marca: “Su aroma es más suave, más parecida a una cerveza belga o alemana. En boca, tiene un dejo de amargor y a clavo de olor”. Además, es más dulce que la clásica porque “la levadura no puede comerse todos los azucares presentes en el mosto”.
 
¿Qué llevó a Heineken a modificar el alma de su cerveza por primera vez en más de un siglo? La ciencia argentina: “El proceso de investigación empezó en 2005, y en 2011 publicamos el paper, que tomó nivel mediático mundial y empezó el dialogo con los cerveceros” contó Diego Libkind, investigador de CONICET-UNCO. 
Esta nueva cerveza es el resultado de una alianza entre Heineken, la Universidad de Comahue, la Administración de Parques Nacionales –quienes son los dueños de la levadura- y el CONICET. “Leímos el paper de Diego y supimos de inmediato que necesitábamos hacer una cerveza con esa levadura”, contó Van Waesberghe. En 2015 se llegó al acuerdo entre las instituciones y la empresa. Luego de dos años de pruebas y reformas (“en una cervecería todo gira alrededor de la levadura, entonces tuvimos que adaptar nuestros tanques y procesos para esta levadura salvaje”) se logró una cerveza de excelente calidad y “completamente diferente a lo que tenía Heineken”. 
El contrato de las instituciones científicas argentinas con la empresa es por una década. Como parte del acuerdo y durante ese período, las cervecerías argentinas pueden cocinar birra con esta levadura siempre que sea bajo un límite de cantidad de producción. Y muchas cervecerías artesanales del Sur lo están haciendo, una cerveza 100% argentina. “Trabajar y crecer de la mano de Heineken al final del proceso fue alucinante porque nos ayudaron a encontrar financiamiento para equipamiento, recursos humanos para seguir haciendo ciencia en Argentina, y nosotros los ayudamos a mejorar la calidad”, explicó Diego.
Por Mercedes Spinosa@merspinosa
Link a la nota: https://www.planetajoy.com/?Heineken_H41%2C_la_birra_con_levadura_salvaje_de_la_Patagonia_que_revoluciona_al_mundo_cervecero&page=ampliada&id=10422