martes, 13 de junio de 2017

Working Chef - Noticias - Buenos Aires se suma al Día Mundial de la Tapa

Buenos Aires se suma al Día Mundial de la Tapa
Buenos Aires se sumará a las actividades por el Día Mundial de la Tapa, una iniciativa promovida por España para celebrar este clásico de su gastronomía, con un concurso y promociones para el público en restaurantes y bares que fueron presentados hoy en la Embajada española en Argentina.
Día Mundial de la Tapa

Desde el 15 (Día Mundial de la Tapa) al 17 de junio, los alrededor 60 establecimientos porteños adheridos ofrecerán estas pequeñas porciones de comida y una bebida por un precio de 100 pesos (unos 6,2 dólares) y un jurado los visitará todos para elegir la mejor de Buenos Aires.

El objetivo es trasladar a 35 ciudades del mundo algo que ya se venía haciendo en España (el Día de la Tapa). En Latinoamérica se hace solo en dos, San Pablo y Buenos Aires, que es además Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica 2017”
Javier Arroyo, consejero de Turismo de la Embajada española en Argentina.
Las únicas pautas para componer las tapas serán, al igual que ocurre en España, “libertad” y “creatividad absoluta”, indicó Arroyo.
Día Mundial de la Tapa

Pero además, la iniciativa busca que el público internacional se incorpore a lo que “culturalmente supone” la tradición del “tapeo”, que es mucho más que “solo una porción de comida”, en palabras del consejero.

La gran diferencia está en el hecho de tapear, esa parte social que hace que los extranjeros se queden enamorados cuando van a España porque van a un bar y la gente habla entre ellos, habla con el grupo de al lado… Es el comer de pie junto a la barra y conversar”, enfatizó, algo muy distinto a una cena o una comida “seria” en un restaurante.

Los jueces del certamen serán especialistas gastronómicos argentinos, como chefs, críticos y periodistas del área, y el premio a la mejor tapa consistirá en un viaje para dos personas a España.

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Clarín - Sociedad - Tomás Kalika: "Cocinar es como salir a escena en un recital"

Tomás Kalika: "Cocinar es como salir a escena en un recital"

El chef que reinventó la gastronomía judía en Buenos Aires y llevó sus platos a Madrid y Nueva York cuenta cómo trabaja y crea.
Tomás Kalika: "Cocinar es como salir a escena en un recital"
“Mi comida es intensa y rockanrolera, como yo, revolucionaria”, anticipa el chef Tomás Kalika. “Tomé a una cocina existente, la judía, y apliqué mi creatividad a recetas que se dejaron de hacer hace 80 años, las reviví con técnicas de cocción y lenguajes actuales. Por algo mi restaurante se llama Mishiguene (loco, en idish), hay que estar un poco loco para desafiar a la memoria emotiva. ¿Quién se le anima al plato de las abuelas y lo pone sobre la mesa?” Kalika encuentra el mejor ejemplo de esta recreación en un plato que saboreaba de chico, lo preparaba su abuela, Olga: el borscht. En invierno, era un guiso con carne; en verano, era una sopa de remolacha bien fría, lo servía con crema montada, sal y pimienta. “Me acuerdo de comer la crema y después tomar la sopa con cuchara. Riquísima”.
El chef devela cómo consigue que la receta viaje en el tiempo. Primero, analiza los ingredientes. En el borscht son, básicamente, remolacha y crema. “La remolacha me lleva a otros componentes como el aceite, vinagre, miel, especias, hierbas. Con la crema, también, hay varias posibilidades: la podemos hacer nosotros, usar yogur o elegir la de cabra o vaca”. Finalmente, hicieron de la crema un raviol líquido. “El raviol es una bomba de queso de cabra que explota en la boca”. Tomás hace de las palabras un bocado exquisito. “Después, saboreás la espuma de sopa de borscht. Deliciosa. Es glorioso partir de un recuerdo y lograr que otros vivan la misma experiencia de cuando eras chico”.
Tomás Kalika: "Cocinar es como salir a escena en un recital"
El nieto de la abuela Olga se volvió cocinero, no músico - como había fantaseado alguna vez- y honra la metodología de cada una de las recetas que reinventa. Por estos días elabora el menú de invierno. “Se me pueden ocurrir 60 ideas mientras estoy caminando o en el cine, nunca dejo de pensar, me apasiona”.
“​
La primera vez que se sirve un plato estoy muy pendiente, los mozos me comentan las reacciones de la gente. Busco que cada comida sea una explosión de sabores, una experiencia inolvidable.
Escribe las ideas en cuadernos que carga en su mochila. Después, las transcribe con marcador sobre las mismas hojas de papel que sirven de mantel en las mesas del restaurante, las despliega sobre la pared de la cocina, devenida –por momentos– en laboratorio. Sartenes, cuchillos, una salamandra, hornos varios, todo vale para alternar colores, sabores, texturas. Tomás y otros tres cocineros parten la idea original y experimentan mientras hacen chistes, la música siempre de fondo: “Es un momento glorioso, todo está puesto ahí. Es prueba y error. La repetición es importante para entender si falta o sobra algún ingrediente. A veces se llega al producto ideal”. El proceso puede durar varios días, un par de horas o desestimarse. Cuando sí se logra, Kalika se aparta y, a solas, elige el nombre que acabará haciéndose un lugar en el menú. ¿El acto creativo comienza como una idea y acaba cuando el comensal prueba el plato? “Absolutamente. La primera vez que se sirve estoy muy pendiente, los mozos me comentan las reacciones de la gente. La devolución es fundamental. Busco que cada plato sea una explosión de sabores, una experiencia inolvidable”.
Mishiguene, uno de sus dos restaurantes, abre sus puertas a las ocho de la mañana y diez horas más tarde empieza el show: “Es como un recital, se apagan las luces de la sala y hay que salir a escena. Pura adrenalina. Intensísimo”. La música klezmer abre el espectáculo gastronómico. Tomás adora a Itzhak Perlman, pide escuchar a este violinista tremendo que lo entona como si se tratara del mejor vino. Y sigue: “Nadie come antes del servicio, hay que tener hambre. El cocinero que no prueba desconoce lo que está sirviendo. En una noche saco 40 porciones de varenikes de papa, pruebo todas”.
-¿Qué distingue al buen chef?
-La manera de desenvolverse en la cocina. Cómo agarra el cuchillo, por ejemplo. La técnica juega un protagonismo absoluto: es tener real dominio de los gestos.
No duda al responder que su talento pasa por la capacidad de trabajo y creatividad; tampoco al decir que cocinar sigue siendo lo que más le gusta. “Si dejara de hacerlo perdería la esencia. Y me encanta comer. Casi todos los días desayuno y almuerzo solo en una mesa de algún rincón de restaurante, o en cuclillas, en la cocina. Es un momento muy potente: cocinarte algo rico, regalarte ese momento”.
-¿Un plato preferido?
-Sería como decir a qué hijo quiero más.
Tomás es padre de dos varones de cuatro y seis años. “El más grande me copia, cuando prueba algo rico, dice: “Papá, esto es un sueño”. Con su mujer están planeando las vacaciones, el itinerario es gastronómico: “A los dos nos encanta comer”.
Los ingredientes de Kalika no se encuentran en el menú pero lo alimentan: la familia, los viajes, la tradición, el rockanroll y su psicólogo, al que cita más de una vez: “Sin él no hubiera podido. Tuve muchos fracasos profesionales, llegué hasta acá porque fui capaz de mirar hacia dentro, de verme. Lo que hago es lo que soy”.
De la cocina de la abuela a la prensa internacional
Tomás Kalika nació en Buenos Aires pero aprendió las técnicas culinarias en la cocina de Eyal Shani, en Israel. Fue Eyal quien lo recomendó para su ingreso al Hilton de Jerusalén, donde se convirtió en jefe de cocina de la cadena de hoteles Eldan. Luego fue chef ejecutivo del Rigal Pacific Hotel; después, chef corporativo de la cadena de cruceros Princess. Años después volvió a Argentina y abrió su primer restaurante, The Food Factory. Hoy, a los 38, Tomás Kalika está al frente de Mishiguene, el restaurante de Palermo que captó la atención internacional y lo llevó a cocinar en el exclusivo Chefs Club de Nueva York y a contar su historia en el New York Times. Ahora acaba de inaugurar Mishiguene Fayer (Av. Cerviño 4417), una propuesta que mantiene su estilo pero en un ámbito más informal y familiar.
Link a la nota: https://www.clarin.com/sociedad/tomas-kalika-cocina-judia-mishiguene_0_r1wbNd2fW.html

Planeta Joy - Comer - Los campeones de lo más rico

Los campeones de lo más rico

Se llevó a cabo la South Beer Cup y el Campeonato Nacional y Latinoamericano del Helado. Te contamos quiénes fueron los ganadores.
¿Te imaginás pasar jornadas enteras probando helados o cervezas y eligiendo cuál es el mejor? Estas últimas semanas, un grupo de sacrificados experto tuvo que hacerlo en el marco de dos competiciones gastronómicas en las que se premiaron a lo más destacado de la delicia dulce y la birra.

EL MEJOR HELADOLa semana pasada, la Ciudad de Buenos Aires fue sede del Campeonato Nacional y Latinoamericano del Helado, que se realizó en el durante la Feria Internacional de Tecnología para Helados, Confituras, Chocolates, Panificados, Pastas, Pizzas y Artículos de Conveniencia FITHEP.



En la versión continental, el equipo de Colombia se consagró campeón y será el representante junto Argentina (que clasificó por ser el ganador de las ganador de las dos competiciones anteriores) de América Latina en el Mundial del Helado que se realizará en Rimini en enero del próximo año. 

El equipo eligió como tema el Realismo Mágico inspirados por Gabriel García Márquez y preparó helado de sal, torta helada de configuras de mango a la vanilla con sorbete de maracuyá, tres petit fours con helados y para la prueba de la copa helada, una esponja de pistacho. Los ítems calificados fueron la puesta en escena, higiene, trabajo en equipo, técnica, calidad organoléptica, creatividad-innovación y presentación final.

Durante el mismo evento se realizó el Campeonato del Helado Argentino. El campeón fue el equipo Zuccchero con la temática “Giostra di colore”, inspirados en la famosa canción Un’estate italiana, del Mundial Italia ’90. Se destacaron por los colores de sus helados: el rojo de la frambuesa, el amarillo del limón, el verde del pistacho, el naranja de la fruta y el blanco del chocolate. 



LA MEJOR BIRRAPero eso no es todo. Mar del Plata fue la sede de la 7º edición de la South Beer Cup, una competencia de cervezas artesanales en la que participaron más de 200 microcervecerías y que reunió a los mejores exponentes y especialistas del mercado cervecero de Argentina, Brasil, Bolivia, Costa Rica, Chile, Panama, Paraguay, Perú y Uruguay.



El jurado realizó una cata a ciegas de 1350 cervezas. La gran ganadora fue la cervecería Lohn de Brasil, mientras que el Berlina y Cheverry, de Argentina, compartieron el segundo lugar. Además, los expertos distinguieron a la mejor birra de diferentes estilos. Por ejemplo, en la categoría English Pale Ale (EPA) el oro fue para Breoghan Breo Pride Golden (Argentina), la plata para Kalevala Bitter (Argentina) y el bronce para Ancestral Strong Bitter (Argentina).
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La Nación - Vida & Ocio - Un club exclusivo para fanáticos de la carne

Un club exclusivo para fanáticos de la carne

Dried Aged, la flamante propuesta del restaurante Elena, ofrece cortes madurados en seco que se guardan para los socios
Del lado de las ciencias duras, química, biología, tecnología. También, ganadería, paciencia, satisfacción. Y placer, claro. Y exclusividad, sin dudas. De todo esto trata el nuevo Club Dried Aged, la flamante propuesta del restaurante Elena, el corazón gastronómico del Four Seasons Buenos Aires. Un club, por ahora, para apenas 15 socios, que irán rotando a lo largo de los meses, mientras engullen algunas de las mejores carnes del país. Carnes que, en este particular caso, fueron guardadas adhoc para ellos, con etiqueta y nombre propio, para que puedan disfrutarlas en distintos momentos de maduración según pasan los días. O incluso meses.
Cada miembro decide cuándo y cómo comer su carneEl Club Dried Aged se apoya en la especialidad culinaria de los restaurantes del Four Seasons (especialmente de Elena, pero que también dice presente en las hamburguesas de Pony Line o en el asado de tira de Nuestro Secreto). Son sus ya famosas carnes maduradas en seco, firma registrada del hotel. Un proceso mediante el cual los bifes enteros se guardan en una cámara refrigerada a temperatura controlada (a 2°C), con humedad al 80% y constante circulación de aire, durante varias semanas. El ambiente ideal para el desarrollo de diversos microorganismos, conformando una flora que ataca las moléculas celulares de la carne y descompone sus proteínas. Lisa y llanamente, se trata de un proceso de descomposición, pero una descomposición rigurosamente controlada que, por un lado, logra carnes más tiernas, y por el otro, genera sabores nuevos y deliciosos. Además, como en esas semanas de guarda la carne pierde hasta un 30% de peso (por evaporación de la humedad), estos sabores se concentran y se tornan distintivos. Suena extraño y un poco asqueroso, sí. Pero no es muy diferente de lo que pasa con algunos de los mejores quesos del mundo, por ejemplo un Camembert, también con algunos embutidos: de hecho, al entrar en la cava del hotel, donde descansan más de 1300 kilos de carne en proceso de maduración, es posible sentir un aroma similar al del buen jamón crudo, con notas dulces y lácticas, bien lejanas al poco atractivo olor abombado de una carne en mal estado.
"Hoy vendemos en el hotel más de 250 kilos semanales de bifes madurados. Es el plato que más sale en el restaurante, lo piden más que al bife común, y eso que su precio es bastante mayor", dice Juan Gaffuri, chef ejecutivo de esta casa, mientras da de probar cortes, todos servidos bien jugosos, con 10, 30, 45, 60 y 75 días de maduración. Y afirma, luego, sin disimular la provocación: "Después de comer un bife de 60 días, cuando vuelvo al que no está madurado, lo siento como telgopor".
Elena no es el único lugar de Buenos Aires donde comer hoy bifes madurados: lo sirven en otros restaurantes como en Le Grill o La Cabrera, en Don Julio también maduran sus cortes pero en este caso prefieren un sistema húmedo en lugar de seco, e incluso hoy se lo puede conseguir en carnicerías como Le Piaf. Para el restaurante del Four Seasons, los bifes se maduran con un estándar de 45 días, tiempo que consideran el justo para que se empiecen a notar de manera evidente los resultados del dried aged.
El club, en cambio, apuesta a que sea el propio comensal quien decida cuándo y cómo comer su carne. Para lograr esto, a cada socio se le exige comprar un tren de bife entero, una pieza de entre 22 y 24 kilos de peso. Es un corte de ocho costillas, que incluye parte del lomo, el bife ancho y el bife angosto; de ahí salen unas 30 porciones, entre T-Bone, bife de chorizo y ojo de bife. En lugar de guardarse en la cava principal del hotel, esa pieza se guarda en una heladera más pequeña ubicada en pleno restaurante, donde las piezas se exhiben con orgullo. Cada bife cuenta con una etiqueta donde consta la fecha de inicio del proceso de maduración y el nombre codificado del socio al que pertenece. Así, cada vez que un socio quiere probar su carne, puede ir al hotel y pedir el corte elegido en el restaurante, que saldrá de su propia pieza. De esta manera, es posible ir probándolo a lo largo del tiempo, e incluso recomiendan anotar en una libreta (que se recibe al asociarse) las distintas características y condiciones organolépticas captadas en cada experiencia.
Entrar en este selecto club requiere entonces la compra del tren de bife (según su peso, entre $ 9300 y $ 10.300) y luego pagar un fee mensual de $ 1000 por cada mes de maduración requerido. La cifra suena importante, pero esto luego se recupera al pedir el corte en Elena (donde no cobrará valor extra por ese plato). "Ya varios clientes asiduos, fanáticos de nuestros dried aged, nos dijeron que quieren asociarse. Por ahora nuestro límite es de 15 socios, pero buscaremos que roten constantemente, con lista de espera para los que luego quieran ser parte de la experiencia".
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Clarín - Sociedad - Los chinos, fascinados con el jamón crudo ibérico

Los chinos, fascinados con el jamón crudo ibérico

El gigante asiático es el primer consumidor mundial de cerdo y se convirtió en un mercado privilegiado. 
Los chinos, fascinados con el jamón crudo ibérico
El sabor es tan extraordinario que se asemeja a “un puñetazo en la boca”: atentos y encantados, unos compradores chinos se asombran ante los miles de jamones ibéricos que cuelgan para su secado en el dédalo de bodegas de un productor del suroeste de España.
Mientras Luqi Wu se extasía paladeando el producto, sus tres colegas practican el corte de una lonja de jamón lo más fina posible, detalle crucial para las degustaciones que organizarán a sus compradores cuando vuelvan a Shanghai. “Al principio, los clientes buscaban sólo productos elegantes, porque son ricos. Pero ahora quieren saber más, entender por qué está tan bueno y por qué lo pagan tan caro”, explica este responsable comercial de Jiarui Fine Foods, una joven empresa china especializada en la importación de productos gastronómicos de lujo.
El jamón español comienza a hacerse un lugar destacado en China, primer consumidor mundial de cerdo, donde es vendido como producto de lujo y puso en jaque a sus competidores italianos y franceses. Los españoles recuperaron velozmente su retraso respecto a los italianos, pioneros en el mercado chino con su jamón de Parma.
España encabeza ahora las ventas de jamón curado, incluidas todas las calidades, con 1,8 millones de euros de ventas en 2016 (sin contar Hong Kong), frente a los 1,4 millones de Italia y los magros 30.000 euros de Francia, donde sólo un productor posee el permiso de venta en China, según la Federación Francesa de Industrias Charcuteras (FFIC).
Los chinos, fascinados con el jamón crudo ibérico
A principios de marzo, los treintañeros chinos de Jiarui Fine Foods viajaron hasta el pueblo de Jabugo, enclavado en una sierra del oeste de Andalucía, por invitación de la marca Cinco Jotas, especializada en jamón ibérico de gama alta. En los idílicos pastos cubiertos de encinas, piaras de cerdos negros de pura raza ibérica se alimentan de las últimas bellotas del invierno, que darán al jamón un gusto único después de tres años de curación.
Los comerciales chinos piden que se les expliquen todas las sutilezas de la producción, para convertirlas luego en argumentos de venta. No en vano, el jamón se vende más caro en China que en España, a clientes muy adinerados: los productos clásicos cuestan de un 10% a un 20% más y los exquisitos, más todavía. Un “pata negra”, el no va más de la variedad de bellota (el caviar de los jamones ibéricos), puede venderse en Hong Kong hasta por 3.000 euros la pieza.
Los chinos, fascinados con el jamón crudo ibérico
Como otra decena de productores españoles de jamón, Cinco Jotas obtuvo a principios de esta década el permiso sanitario de China, ahora su primer mercado después de España. El producto se vende en restaurantes, tiendas de comestibles y cadenas de regalos de lujo de las grandes ciudades chinas. “El mercado total (del jamón de gran calidad) en China es de alrededor de 20 a 30.000 piezas por año”, precisa Jialin Shen, patrón de Jiarui Fine Foods. René Lemée, director del departamento internacional de Cinco Jotas, hizo el año pasado 16 viajes a China, donde dispone de una decena de vendedores. En su despacho, un mapa representa el mundo con China en el centro, “para comprender su punto de vista”.
Un esfuerzo que vale la pena, visto el potencial de ese enorme mercado. Las ventas de jamón curado español en China se duplicaron entre 2012 y 2016.
“China se convirtió en el segundo mercado exterior para el sector porcino español, después de Francia”, explica Jesús Pérez Aguilar, director de comunicación de la Asociación Interprofesional del Cerco Ibérico. La curva de ventas “coincide con la crisis económica española”, que obligó a las empresas a exportar, señala Pérez Aguilar.
En Ibéricos Torreón, mediano fabricante basado en Salamanca (noroeste de España), otra gran zona productora, el éxito no fue inmediato. La empresa se empeñó en dar a conocer el producto a los chinos, más habituados a hervir el jamón en las sopas que a comerlo solo, llevando a cabo un paciente y costoso trabajo en las ferias comerciales. “Desde hace dos años, las ventas han despegado”, cuenta Laura García Hernández, responsable de exportaciones, que prefiere no dar cifras.
“Los españoles fueron más astutos comercialmente”, sobre todo al usar Hong Kong como puerto de entrada, reconoce Robert Volut, presidente de la FFIC. El riesgo de copia del jamón ibérico no parece inquietar en exceso: se antoja difícil reproducir algo que es fruto de una tierra concreta combinada con un clima, una vegetación y unos animales determinados. “Se puede copiar la forma, pero lo que se produce en España es muy exclusivo de la península Ibérica”, asegura Santiago Martín, presidente de Embutidos Fermín. No obstante, el sector trabaja para conseguir una denominación de origen protegido.
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