miércoles, 3 de mayo de 2017

Clarín - Sociedad - Día de la milanesa en Argentina: de dónde viene el plato que todos comen

Día de la milanesa en Argentina: de dónde viene el plato que todos comen

La celebración, que se impulsó en las redes sociales, es hoy. El tema ya es trending topic.
Día de la milanesa en Argentina: de dónde viene el plato que todos comen
Se come en todas las casas. Se come en todos los restaurantes. Es un plato porteño por excelencia, aunque su nombre remita a una ciudad italiana: es la milanesa, y hoy se celebra su día.
En las redes sociales, el hashtag #DiadelaMilanesa es trending topic. La celebración justamente se impuso desde las redes, donde hace un par de años se impulsó al 3 de mayo como la fecha para homenajear a este plato. Hoy, muchos usuarios subieron sus fotos "saludando" a la milanesa.

Aunque su nombre remita a la ciudad italiana de Milán, allá no existe la milanesa. En realidad, lo que se sirve es la cotoletta costoletta, que se hace de la misma manera que nuestra milanesa: carne (con el hueso) pasada por huevo y pan rallado, y luego frita. El plato es igual al wiener schnitzel, el escalope tradicional que se sirve en Viena. De allí que haya una rivalidad sobre el origen de la milanesa/cottoleta/wiener schnitzel: si nació en Italia o en Austria.
Hablando de orígenes, la leyenda asegura que la milanesa a la napolitana nació en Buenos Aires, en un bar que se llamaba Napoli y estaba frente al Luna Park. Pero en su libro “La comida en la historia argentina”, el historiador Daniel Balmaceda derriba la historia: “Tenía la intención de encontrar el bar Napoli. Que, supuestamente, estaba enfrente del Luna Park y donde habría nacido la milanesa napolitana. Pero eso no fue así, no hay rastros de que Napoli haya existido. La pizza se la hacía a la napolitana, con queso y tomate, y, simplemente, lo que pasó fue que se hizo a la milanesa igual de napolitana. No hubo ningún momento especial”, aclara.
Frita o al horno, de carne, pollo, pescado o hasta de soja, a la napolitana o caballo, al plato o en sandwich: la milanesa es un imprescindible de la cocina porteña. ¿En qué restaurante de la Ciudad se come la mejor milanesa? Te invitamos a contestarlo en los comentarios de esta nota.
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Infobae - Tendencias - De dónde surgió el refrán "la verdad de la milanesa"

De dónde surgió el refrán "la verdad de la milanesa"

En el Día Nacional de la Milanesa, el origen de una de las frases populares más usadas. Cómo en una misma receta se imprime la historia de muchos países
La milanesa es un plato con múltiples influencias gastronómicas (iStock)

La milanesa es un clásico inigualable. Al plato, en sanguche, con puré o con papas fritas. Sólo un corte de carne o un trozo de pollo recubierto por huevo y pan rallado alcanza, en la cultura gastronómica rioplatense, para lograr una verdadera milanesa.

Sin embargo, aunque muchos crean que la milanesa es una receta emblemática en la Argentina, sus orígenes son ampliamente discutidos y una simple revisión de la etimología de la palabra revela que en aquel gentilicio hay, por lo menos, una ciudad, Milán, involucrada en sus orígenes. Pero hay mucha más historia detrás.

La frase evoca una verdad que no se conoce. ¿Quién puede asegurar que tal o cual es el verdadero origen de la receta? ¿Quién tiene la verdad de la milanesa? Sin duda, al que se le atribuya esa virtud es un conocedor, un sabio, alguien que, como indicaría el lunfardo porteño "la tiene clara" o "la sabe lunga".

Una receta con orígenes diversos

¿Por que tanto misterio? Hay quienes creen que originalmente era un plato austríaco conocido como wiener Schnitzel (escalope vienés), ya que fue mencionado en un libro de cocina de 1831. Más tarde, durante las invasiones austríacas a Italia, el plato era ampliamente consumido en la región de Milán. Allí, sin embargo, se lo conoce no como milanesa, sino como cotoletta alla milanese (porque lo que se empana es una costilla y se sirve con hueso).

La teoría italiana dice que en realidad el escalope vienés es una versión del plato milanés que habría llegado a Viena gracias a Josef Radetzky, mariscal de campo radicado en Italia entre 1831 y 1857, quien en un informe sobre la situación en la zona habría mencionado las virtudes del platillo. Pero no existen pruebas concretas de tal hecho.
El escalope vienés es la versión austríaca de la receta (iStock)
En tiempo de guerra y posguerra, las posteriores migraciones del pueblo italiano a distintos países del mundo la transportaron fuera de su tierra y lograron instalarla en otros países, entre ellos, la Argentina.

"La cotoletta se come desde siempre. La preparación de carne empanada está documentada ya en la cocina medieval, y el hecho de empanar era un procedimiento muy común en esa época", explicó a BBC Mundo el investigador Giovanni Fancello, integrante de la Asociación Italiana de Gastronomía Histórica. Según Fancello, el registro más antiguo de algo similar a una milanesa aparece en el libro Historia de Milán, de Pietro Verri. "En el menú de un almuerzo ofrecido por un abate en el año 1134 para la fiesta de San Sátiro, aparece entre los nueve platos servidos el Lombos cum panitio. Es decir, lomos de carne empanada".

"La milanesa presente en el Río de la Plata es seguramente herencia de los italianos, y muy probablemente, de los lombardos", indicó también a BBC Mundo el periodista gastronómico italiano Pietro Sorba, radicado en la Argentina desde hace 30 años y autor de 14 libros sobre historia y antropología culinaria."Carne frita con pan rallado hay en diferentes regiones de Italia, pero la similitud con la cotoletta alla milanese es llamativa. Así que es bastante probable que la conexión sea esa".
En Milán, la ‘cotoletta’ se sirve con hueso (iStock)

Pero a pesar de la relación con Italia, Nápoles y la napolitana no tienen nada que ver. La famosa milanesa napolitana (coronada con jamón, queso y tomate) nada tiene que ver con la ciudad que vio jugar a Maradona. Cuenta la historia que su creador fue un cocinero llamado Jorge La Grotta, a partir de un error en la cocina. En la década del 50, un asistente suyo se disponía a preparar una milanesa para un comensal y terminó quemándola. El chef le dijo: "No te preocupes, lo vamos a arreglar. Tapá la milanesa con jamón, queso, salsa de tomate y luego lo gratinás". Al ver que más que una corrección era en realidad un manjar, fue agregada inmediatamente al menú del restaurante. Y de todos los argentinos.

En resumen, pedir una milanesa en Milán, un Schnitzel en Argentina o una napolitana en Nápoles es probablemente la mejor manera de que los mozos se rían de uno. Cada país con su receta y su propia denominación seguirá reclamando la autoría, pero hoy, en el Día Nacional de la Milanesa, los argentinos la sienten más suya que nunca.

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El Gourmet - Actualidad - Las comidas más ricas y populares de Europa del Este

Las comidas más ricas y populares de Europa del Este

Las comidas más ricas y populares de Europa del Este
Anteriormente, hemos presentado un ranking de las comidas más ricas y populares del mundointentando sintetizar en tan sólo 10 puestos los platillos que se caracterizan por su exquisitez y son reconocidos en todos los continentes.
Sabemos bien que “sobre gustos no hay nada escrito” y lo que para uno puede ser digno de escalar al puesto #1 para otro puede tratarse del décimo puesto o, directamente, quedar eliminado de la lista.
 
Es por ello que, evitando entrar en el terreno de la subjetividad y limitándonos a lo que la mayoría de las personas conocen y aprecian, aquí sumamos otros 5 platillos a la lista, pero esta vez, de Europa Oriental:
 
1. Goulash
El gulash es el platillo típico de Hungría y consiste en un guiso a base de carne de ternera, acompañado con cebollas, patatas y tomates. Se condimenta con paprika, el pimentón húngaro. Todos estos ingredientes se estofan a fuego lento y se sirven con spätzle, un tipo de pasta muy popular en el sur de Alemania.
 
2. Stroganoff
El filete Stroganoff es un platillo de Rusia: carne de ternera cortada en cubos que se acompaña con cebolla, setas y una salsa a base de crema agria. Se suele servir con pastas o arroz. Se dice que la receta la inventó el chef del famoso general ruso Pável A. Stróganov. Tras la caída del imperio ruso, se popularizó y se dio a conocer al mundo entero.
 
3. Chucrut
Es una comida típica de varios países de Europa del Este, de mucha popularidad en Alemania. Se elabora con hojas de col fermentadas en salmuera y picadas bien finas. De hecho, la traducción de su nombre es “hierba agria”. Es costumbre servir el chucrut para acompañar las llamadas “salchichas alemanas”.
 
4. Borsch
Es una de las sopas más conocidas del mundo y es originaria de Ucrania. Está elaborada con col, patatas, tomates, carne y raíces de remolacha. A lo largo del tiempo, la receta de la sopa Borsch varió mucho y la remolacha pasó a ser el ingrediente principal. Hoy en día se reemplaza únicamente como una gran excepción. Se puede servir fría o caliente.
 
5. Tarator
La Tarator también es una sopa y es típica de la gastronomía de los Balcanes, particularmente de Bulgaria. Se elabora con yogurt, ajo, pepino, agua, eneldo, nueces, perejil y un poco de aceite de oliva. Se sirve fría a modo de refresco en el verano. Se suele confundir con la salsa Tarator, pero son preparaciones diferentes.

No dejes de ver el programa estreno La Cocina Internacional de Anna Olson. Prepara tu paladar para más sabores y así viajar con los sentidos.

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La Nación - Negocios - Los sabores del futuro: en busca del nuevo maracuyá

Los sabores del futuro: en busca del nuevo maracuyá

Heladeros, gerentes de marketing y proveedores de insumos gastronómicos analizan cuál será el próximo gusto de moda que desplace a la fruta importada de Brasil en el paladar de los argentinos
En la industria gastronómica explican que la rotación de sabores de una temporada a otra no supera nunca el 20%.
"En busca del nuevo maracuyá" perfectamente podría ser el título de un documental del canal Discovery Home & Health o de una película de aventuras de bajo presupuesto de Netflix. Pero en realidad se trata del tema que desvela a una larga lista de hombres de negocios en la Argentina: desde maestros heladeros hasta gerentes de marketing de multinacionales, pasando por empresarios gastronómicos, bartenders y proveedores de insumos para coctelería.
Dejando de lado los juicios de valor y la sensación cada vez más generalizada de que en su nombre se cometieron todo tipo de pecados gastronómicos, la opinión unánime en el sector es que el maracuyá representa el último hit de la industria local de alimentos y bebidas.
El consumo de esta fruta tropical -también conocida como la fruta de la pasión- desembarcó en el país hace cerca de 10 años de la mano de los argentinos con saudade de sus vacaciones en Brasil. Pero a diferencia de otras frutas importadas, que vivieron un momento de auge en el mercado local y rápidamente sufrieron una fuerte declinación, -los ejemplos más claros son los del kiwi y el mango-, el maracuyá logró sobrevivir a las modas y alcanzó un lugar propio en el paladar de los consumidores argentinos.
"El boom del maracuyá no es nuevo y ya lleva por lo menos 8 años, con un impacto muy fuerte en todo tipo de categorías, desde los helados hasta las tortas, pasando por las aguas saborizadas y hasta los tragos con alcohol como la caipirinha. En el caso de las heladerías, hoy ya se trata de un gusto totalmente establecido, que en materia de frutas compite con clásicos como el limón o la frutilla, con la ventaja de que al tratarse de una fruta que es casi totalmente importada no se ve afectada por la estacionalidad de la producción, como sí sucede con los cítricos", explica Gabriel Famá, titular de la Asociación Fabricantes de Helados y Afines y dueño de la clásica heladería porteña Cadore.
Las bebidas alcohólicas es otro terreno en el que se hace sentir con fuerza el efecto maracuyá. "El clásico es la frutilla, pero la fruta de moda de esta temporada y la anterior es el maracuyá o fruta de la pasión, ya sea en tragos con alcohol, tipo daikiri, o frozens sin alcohol", explica Gabriel Nenning, gerente de calidad de alimentos de Pommier, una empresa especializada en la producción de pulpas de frutas para la coctelería.
Renovación y cambio
Maracuyá aparte, Fama asegura que en el mundo de los cucuruchos y las palitos "hay una vuelta a los sabores de helado que eran clásicos hace un tiempo. Un ejemplo es la moda del pistacho, que está volviendo con fuerza, en parte porque ahora no dependemos exclusivamente del pistacho italiano y también hay una producción local en San Juan. Otro renacimiento es el del marrón glacé, que también está copando las heladerías porteñas".
En Pommier aseguran que en materia de coctelería también se viven tiempos de renovación y cambio. "Se está imponiendo y creciendo en el gusto de la gente la lima y la frambuesa. Y también se está promocionando fuertemente el casis, pero aún mantiene una porción de mercado muy baja, de entre 5 y 6%", señala Nenning.
En materia de aguas saborizadas, los consumidores muestran un comportamiento mucho menos arriesgado.
"La tendencia más fuerte en esta categoría siguen pasando por los clásicos y de hecho los sabores históricos como la naranja, el pomelo y la manzana representan el 80% de las ventas de la categoría", explica Martín González Monin, gerente de marketing de Levité, la marca de la multinacional Danone, que es líder en aguas saborizadas del mercado argentino.
"El consumidor argentino y el latino, en general, tiene un gusto muy diferenciado, más volcado a los sabores dulces y simples. Y es un poco más conservador y defensor de las frutas con las que fue desarrollando su paladar como el mango en muchos países, la guaraná en Brasil y la naranja o la manzana en la Argentina. Al europeo, en cambio, la gustan menos las bebidas tan sabrosas, y se anima a probar más, lo que explica el auge de gustos más complejos", agrega González Monin.
El ejecutivo de Danone destaca que "los argentinos tienen un gusto muy arraigado por todos los cítricos y entre los lanzamientos más importantes del último tiempo están la limonada, la naranjada y la pomelada, que nacieron como nichos de mercado muy ligados con los bares de Palermo pero que ahora están instalados".
Cuestión de pesos
Más allá de las modas, en la industria gastronómica reconocen que el triunfo de una nueva tendencia no se explica exclusivamente por un cambio en los gustos de los consumidores y también pesan los factores económicos.
"En muchos casos detrás de las nuevas tendencias se esconde una búsqueda económica. El ejemplo típico es el de los limonadas y aguas saborizadas que ofrecen cada vez más restaurantes y bares. Si bien hay una búsqueda de productos más saludables, el factor económico es clave. Una gaseosa en un bar la podés marcar por 3 o por 4, mientras que una limonada la multiplicás por seis", advierte Martín Blanco, director de Moebius Marketing, una agencia especializada en gastronomía y bebidas.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/2019795-los-sabores-del-futuro-en-busca-del-nuevo-maracuya

Conexión Brando - Comer+Beber - Cuatro comidas, un libro para ser devorado

Cuatro comidas, un libro para ser devorado

En su último libro, Nicolás Artusi pone en evidencia que la forma en que organizamos nuestras costumbres alimentarias es más moderna, cambiante y heterogéna de lo que solemos creer. 
En su último libro, Nicolás Artusi pone en evidencia que la forma en que organizamos nuestras costumbres alimentarias es más moderna, cambiante y heterogéna de lo que solemos creer.
A Nicolás Artusi le gusta el desayuno. Porque no solo es el momento para comer unas tostadas con queso y beber el primero de sus bien amados cafés: es el tiempo de leer los diarios en papel, escuchar la radio y programar, en el mapa mental de su día, las coordenadas necesarias para llevar adelante su trabajo. 
"El desayuno fue la piedra fundacional del libro -dice-. Desde la nutrición y la dietética moderna se defiende la idea de largar a los niños a las escuelas con una buena carga de alimento encima, adscribiendo a esa vieja frase que afirma que uno tiene que desayunar como un rey, almorzar con un príncipe y cenar como un mendigo". Lo que hizo Artusi fue preguntarse por qué. O mejor, desde cuándo y en qué contexto esta práctica era habitual y, como todo hábito, a qué tipo de vida y de modo laboral era funcional. "Desayuno viene de 'deshacer el ayuno' y hay algo que viene del ayuno monástico de la Alta Edad Media. Casi todas las culturas a través de la historia coinciden en que es la comida insustituible. Y la vida laboral moderna, como consecuencia de la Revolución Industrial, afirmó está lógica. En los países anglosajones el desayuno es todo un imperio, fuente enorme de calorías. También es la comida más conservadora: por lo general elegimos lo mismo cada día para desayunar, tiene una lógica funcionalista, no guarda una lógica hedonista". 
Desde el inicio de nuestra civilización, el almuerzo ha sido el centro de nuestra vida social y política. Podemos remontarnos a la antigua historia griega o latina para entender que, durante la comida del mediodía, se produce el encuentro -y el intercambio- con colegas y camaradas. 
"En Roma había dos clases de almuerzo -explica Artusi-, el prandium y la cena (la cena también era al mediodía) y se decía que el primero era para alimentarse -algo frugal para seguir con las actividades del día- y el segundo era para disfrutar: un señor se jugaba parte de su prestigio y reputación invitando a otro señor a comer. Cuando empiezan a consolidarse primero las ciudades y después los Estados, el almuerzo encuentra su lugar en la lógica laboral. El primer fast-food nació cerca del año 1180 a orillas del Támesis y ofrecía algo así como hamburguesas de gallina, tanto para los soldados como para los comerciantes de paso por la ciudad. Todas las leyes y contratos laborales indican cuánto tiempo hay para almorzar y quién se hace cargo de esa comida, es realmente un contexto atravesado por la coyuntura productiva". 
En su último libro, Nicolás Artusi pone en evidencia que la forma en que organizamos nuestras costumbres alimentarias es más moderna, cambiante y heterogéna de lo que solemos creer.
Para entender el significado más profundo de la merienda, el autor decidió animarse a una de las experiencias gastronómicas más abundantes de la historia: la merienda victoriana de Las Violetas, la clásica confitería porteña en la que Nicolás disfrutó sin culpa montañas de tortas, locatellis y fosforitos. "Al contrario del desayuno y su intención funcionalista, la merienda está ligada con el placer, o mejor, con la indulegencia, es una permitido que uno se regala. Su origen se remonta al siglo XVIII: con los nuevos sistemas de iluminación artificial y la reorganización del mundo del trabajo, los señores ingleses se quedan hasta más tiempo en los bancos o en el parlamento y las mujeres, ociosas, por instancias de una duquesa, se reúnen para compartir el té de las 5 y así se instala la merienda como una institución. Luego está la otra parte, la de los niños 'y a tomar la leche'. La merienda aparece como un gusto que solo puede permitírsele a los más chicos o los más grandes". 
Jesús se despide del mundo y de los Apóstoles a través de una cena, una de las más famosas de la historia. Para festejar o para reunir a la familia, la comida de la noche es la más discutida en cuanto su necesidad nutricional y las más requerida a la hora de celebrar. "Acuerdos comerciales, bodas o triunfos militares. Los grandes banquetes medievales, relacionados con las grandes bacanales latinas, podían durar hasta tres días. La cena, tal y como la conocenos, apareció también hace muy poco, apenas hace dos o tres siglos. En las clases populares esta comida se salteaba, o se resumía con una sopa y un pedazo de pan ,y no tiene que ver sólo con la falta de recursos, sino también porque cuando caía el sol, antes de la existencia de la luz artificial, la gente se iba a dormir, no tenía qué hacer. Es también la comida lenta, la que se cocina en casa, la que nos reúne en la cotidianeidad. Y ojalá esta costumbre no sea víctima de esa posmodernidad de los alimentos súper-procesados y la transforme, también, en una de esas costumbres que tienen que hacerse rápido y fácil". 
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