martes, 11 de octubre de 2016

Clarín - Ciudades - El gran asado bajo el Obelisco convocó a una multitud

El gran asado bajo el Obelisco convocó a una multitud

Primer Campeonato Federal del Aasado
Hubo 24 duplas de parrilleros representando a todo el país y un jurado de especialistas. Mendoza se quedó con el premio mayor. La movida con stands en la 9 de Julio y shows musicales convocó a unas 250 mil personas.

El Obelisco se olvidó ayer por un rato de la pizza y el tango y permitió que a sus pies se lucieran las brasas, las zambas y los paisanos. Miles de vecinos disfrutaron del primer Campeonato Federal del Asado, que se desarrolló en la 9 de Julio. Y ya hay dos parrilleros que pueden decir, con orgullo, que se merecen el aplauso por ser los mejores asadores del país: los ganadores fueron Carlos Gallardo y Francisco Araya, de Mendoza, quienes trabajan juntos hace 20 años.
Al evento lo organizó el Gobierno porteño, quien informó que participaron a lo largo de la jornada 250.000 vecinos. La idea fue potenciar la imagen de Buenos Aires como capital de la gastronomía, para atraer turistas tanto del país como del extranjero. Y los de afuera sí que lo aprovecharon: "Es muy rico el choripán, pero lo que ahora quiero probar son las mollejas, todos me las recomendaron", comentó Martín Alvarez, un mexicano que trataba de seguir el ritmo de una chacarera que sonaba en el escenario montado cerca de Avenida de Mayo.


Es que la 9 de Julio fue un verdadero carnódromo, con el Metrobus como una especie de pasillo a cuyos costados fueron instaladas mesas que permanentemente estuvieron colmadas de visitantes. Hubo varias actividades, entre las 11 y las 19. La principal fue la competencia: 24 duplas de parrilleros, una por provincia más la Capital Federal, tuvieron que cocinar tira de asado, vacío, colita de cuadril, riñón, molleja, chorizo, provoleta y verduras. Luego un grupo de jurados, compuesto por representantes de las mejores parrillas porteñas y otros expertos en gastronomía evaluaron cada plato, de acuerdo al punto de cocción que los propios asadores habían elegido con anterioridad.
Para los jurados, hubo varios puntos que evaluar, desde la presentación hasta el sabor. "Es una verdadera fiesta. Los parrilleros trabajaron muy bien. Ojalá el año que viene se repita, que vengan más colegas", comentó Gastón Riveira, dueño de la parrilla La Cabrera. ¿Algunos consejos para los amateurs? "Nunca te quedes sin fuego, no tengas miedo de mezclar leña con carbón, y además de sal y pimienta condimentá con nuez moscada", recomendó el especialista.
Además del campeonato, hubo puestos que vendieron choripanes ($ 60) y sandwiches de bondiola ($ 90) a beneficio de COAS. Otra de las atracciones fueron los stands de las colectividades, donde se ofrecían platos típicos de cada país pero con base de carne, como los tacos de México o los canelones italianos.
También hubo un patio de las Fiestas Nacionales, donde algunas ciudades del Interior pudieron promocionar sus actividades y vender sandwiches de cordero, costeletas de ternera, tapa de asado y otras exquisiteces. Y tuvieron éxito: a las 15.15, el stand de la Fiesta del Parrillero, de General Acha, en La Pampa, tuvo que colgar el cartelito "No hay más carne".
La fiesta se completó con juegos para chicos y música permanente en dos escenarios, y las participaciones de Raúl Lavié y Valeria Lynch, entre otros artistas.
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Clarín - Ciudades - En la fiesta del asado, Mendoza se llevó el premio mayor

En la fiesta del asado, Mendoza se llevó el premio mayor

Campeonato Federal
Compitieron 24 equipos de todo el país. Además hubo puestos gastronómicos en la avenida 9 de Julio, entre Corrientes y Avenida de Mayo, y shows musicales. 

Como si fuese el patio de una casa, sin pretensiones de elegancia y muy poco gourmet, los alrededores del Obelisco se convirtieron en una gran parrilla nacional. Desde las 11 y hasta las 19, se disputó el Campeonato Federal del Asado, en el que participaron 24 equipos, uno por cada provincia argentina, incluida la Ciudad Autónoma. El evento convocó a 250 mil personas que se acercaron para comer y observar a los asadores al mando de sus parrillas humeantes. También, dejó un ganador: Mendoza.


En la 9 de Julio, desde Corrientes hasta Avenida De Mayo, se sucedieron los tablones de madera apoyados sobre barriles de metal, las banquetas de pino con familias y amigos cargados de equipos de mate; los canteros del Metrobus funcionaron como sillas y a los lados hubo decenas de puestos en los que se vendieron sándwiches de vacío, cordero, costeletas de novillo y tira de asado, por 60 a 90 pesos. También, platos típicos de Francia, Italia, Vietnam, República Dominicana y México preparados con carne. Lo recaudado fue a beneficio de la Cooperadora de Acción Social (COAS). Al mediodía, la zona era una bruma caliente y aromática, reverberando bajo un cielo celeste témpera. Una parrilla popular a los pies del Obelisco.


"Vinimos a aplaudir a nuestra provincia. Cada uno llegó desde distintas ciudades: Paraná, Larroque, La Paz, Gualeguaychú, Victoria y Villaguay", enumeró un grupo de entrerrianos a Clarín. Los primeros se ubicaron detrás del stand en el que compitieron los asadores locales, oriundos de Victoria. A lo largo de la tarde, otros fueron sumándose hasta subir a unas gradas próximas, con vista hacia las parrillas. Esa manada no fue la única que creció, el fenómeno se ampliaba con cuadras y cuadras de gente, palos de selfie, consumo y digestiones rápidas.
La mayor parte del público se mostró conforme durante todo el día, pero en medio de los festejos un grupo de veganos protestó. Fueron alrededor de 20 activistas, algunos vestidos con delantales blancos manchados de sangre; otros con carteles con las leyendas "Una muerte sin razón es asesinato", "Violencia es comer animales" y fotos de becerros caídos. "Nos convocamos en forma espontánea. El campeonato es una cuestión cultural y una barrera a derribar. Nunca puede ser mejor torturar y matar a un ser vivo, que no hacerlo", dijo Gustavo, uno de los manifestantes. Horas antes, del lado norte del Obelisco, también hubo expresiones en contra. Vecinos de distintas villas de la Ciudad hicieron un "Torneo Metropolitano del guiso", en rechazo a las políticas sociales del Gobierno porteño, que del lado sur comenzaba con el campeonato. 
El evento fue organizado por la Subsecretaría de Bienestar Ciudadano y el Programa BA Capital Gastronómica. Demandó una inversión de 10 millones de pesos, entre traslado de concursantes, tendido de gas para los locales, contratación de seguridad y otros gastos. La empresa que ganó la licitación fue Venue, con experiencia en el armado de ediciones del Rally Dakar. El objetivo, dijeron desde el Gobierno, fue imponer la "marca asado", siguiendo el modelo de Perú, reconocido en el mundo por su ceviche. 


Los camiones con la mercadería llegaron a la Plaza de la República y Avenida De Mayo de madrugada. De sus cajas bajaron 108 kilos de carne vacuna. Ese fue el material que, a partir de las 11, los parrilleros pusieron a prueba, bajo el fuego de las brasas, con leña o carbón. Las parejas fueron elegidas por las sedes provinciales del sindicato de gastronómicos, UTHGRA. Competieron en dos categorías. En una debieron demostrar su habilidad para asar tira de asado, vacío y colita de cuadril. En la otra, su capacidad para despechar las achuras, verduras y provoletas mejores. 
Los cortes vinieron del mismo frigorífico para evitar diferencias en su calidad. Los asadores llevaron sus cuchillos, platos y bandejas. Un jurado conformado por el periodista gastronómico Pietro Sorba y referentes de las parrillas Don Julio, La Cabrera, La Carnicería, El Mirasol, Las Lilas, Siga la Vaca, Nuestro Secreto y La Cabaña, entre funcionarios y otras autoridades, los evaluó. La presentación, el punto de cocción, el sabor y la composición fueron los puntos a calificar. 
"Primero me fijo en el aspecto visual, si la carne tiene buen dorado y no está quemada. Después observo la parrilla, si está o no ordenada, y el lugar de trabajo de los asadores. También chequeo el punto de cocción, la sazón y evalúo si agregaron algún tipo de condimento", dijo Pietro Sorba. Comió porciones muy chicas, del tamaño de un poroto. Así no empalagó su paladar. No dijo quiénes fueron sus preferidos pero hizo un diagnóstico: "Esta competencia es una prueba más de la capacidad y sabiduría del asador argentino. Los participantes no conocían la parrilla ni la carne. Para ellos fue inédito y salieron muy bien. Es meritorio". Pese a los elogios, por lógica, el ganador fue uno. Y en la fiesta del asado, Mendoza salió campeón. Carlos Gallardo y su ayudante Francisco Araya, quienes trabajan juntos desde hace más de 20 años, fueron los ovacionados por el público.
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Clarín - Ciudades - "Me enseñaron de chico que el asado es una ceremonia"

“Me enseñaron de chico que el asado es una ceremonia”

Los secretos del campeón, el mendocino Carlos Gallardo

Carlos Gallardo parece un tipo tranquilo, paciente. Y acaso esa condición sea la razón por la que se convirtió en el campeón entre los asadores: "Para hacer un buen asado hay que tener paciencia", dice. 
Junto con su compañero Francisco Araya, ayer ganaron el Campeonato Federal del Asado. "Nos conocemos hace más de 20 años. Ahora trabajamos en lugares distintos, pero nos seguimos juntando para eventos", cuenta Gallardo, que tiene 57 años, cinco hijos y una nieta.
Como muchos empleados gastronómicos, se hizo de abajo. "Empecé a trabajar a los 20 años lavando copas, y de a poco fui subiendo. Recién a los 30 años empecé a cocinar en la parrilla. Aprendí de mis grandes maestros, mis compañeros mayores que me enseñaron que el asado es una ceremonia. Así como los ingleses, los chinos o los japoneses tienen sus ceremonias, como la del té, el asado es la nuestra", cuenta. 
La mano en la parrilla y el premio ganado ayer lo autorizan a dar consejos. "Para la tira o el vacío, lo más importante es salarlos cuando ya están en la parrilla, no antes porque sino pierden los jugos. Los sello a fuego fuerte unos cinco minutos de cada lado, y después los dejo cocinar una hora y los doy vuelta una media hora más", explica.
Para la colita de cuadril, el otro plato que tuvo que servir, tiene otro secreto: "Yo la pongo en la parrilla con la grasa para arriba, al revés que la mayoría. La dejo 30 a 45 minutos y después la voy dando vueltas a cada lado cada 10, 15 minutos. En total la cocino una hora y media". ¿Y la provoleta, por la que también ganaron una mención especial? "Pimienta, orégano, aceite y sobre todo que no pierda su sabor original", resume el campeón.
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