El aceite de oliva, la palta y el membrillo protagonizan la Mesa de este otoño. La iniciativa se desarrollará del 24 al 30 de abril en 50 restaurantes de Buenos Aires, Mendoza, Rosario y San Martín de los Andes.
Cada estación del año tiene sus alimentos emblema, y el otoño es temporada de aceite de oliva, palta y membrillo, los tres homenajeados en esta nueva edición de “Mesa de Estación”.
“Me encantan los tres productos elegidos para mesa de otoño. Me gustan mucho la palta y el membrillo. Quienes me conocen saben que soy fanático del aceite de oliva. Con los años de trabajo en gastronomía me di cuenta de que era uno de los puntos más sensibles en un restaurante. Para mí es un parámetro de calidad: si entro a un local y veo el aceite de oliva en la mesa como corresponde, significa que hay un buen trabajo general detrás. Tener una visión renovada sobre el aceite de oliva fue uno de los últimos avances en los restaurantes argentinos. Hoy sin dudas nuestro país produce aceites de oliva Premium de referencia en el mundo”, señaló Julián Díaz, propietario de 878 Bar, Los Galgos y La Fuerza.
Además del clásico menú por pasos, esta temporada los restaurantes podrán participar incorporando en sus cartas platos con los productos elegidos.
Restaurantes participantes Buenos Aires:
1893 (Danilo Ferraz),878 Bar (Julián Díaz),Basa Basement Bar & Rest,(Antonio Soriano) , Elena Restaurante (Juan Gaffuri) Gioia Restaurante & Terrazas (Antonio Soriano), Gran Bar Danzón (Luis Morandi), Gran Dabbang (Mariano Ramón), Hell’s Pizza (Danilo Ferraz), La Cabrera – Casa de Carnes (Gastón Riveira) La Fuerza, bar y vermú (Julián Díaz), La Mar Cebichería Peruana (Anthony Vásquez), Los Galgos Bar (Julián Díaz), Salones del Piano Nobile (Antonio Soriano), Maru Botana Belgrano (Maru Botana), Maru Botana Belgrano R (Maru Botana), Möoi (Jessica Lekerman), Morelia (Danilo Ferraz), Narda Comedor (Narda Lepes), Oviedo (Emilio Garip) , Puratierra Restaurant (Martín Molteni), Restaurante Austria (Diego García Tedesco y Johnnie Giebert), Santé Café (Pablo Osan), Tanta Argentina (Anthony Vásquez), Terrazas Bistró De La Rural (Christian y Roberto Petersen), Tomo 1 (Federico Fialayre) Yeite (Pamela Villar).
El listado completo de restaurantes participantes en las diferentes ciudades, se puede consultar en www.mesadeestacion.com.ar
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El colmo de cualquier negocio debe ser convertirse en la víctima de su propio éxito. Y eso es un poco lo que le pasó a Sushi Pop, la cadena de delivery de sushi que nació en 2007 con un local en microcentro y que, cuatro años después, tenía seis locales y abarcaba toda la Capital. De ser el disruptor del mercado del popular plato japonés, pasó a ser el "disrumpido". "Durante 2010, abrieron muchísimos competidores que nos robaron un puchito cada uno. Mientras, nosotros crecíamos exponencialmente y desatendimos calidad y servicio", confiesa Diego Araujo, uno de sus fundadores. En cuatro años de vida, el ascenso fue exponencial. La caída podría haber sido fatal, pero Araujo y sus socios reconocieron el quiebre y persiguieron con obstinación el rebote. "Dejamos de buscar nuevos clientes para cuidar a los nuestros", resume el emprendedor. Hoy la compañía tiene 350 empleados entre puntos de delivery, un centro de atención al cliente, una empresa de logística propia y su nueva apuesta, los restaurantes Izakaya, que ya va por su quinto local. Este 2018 será un año fuerte: la compañía proyecta facturar $200 millones.
1- Para todos
Aunque el eslogan que idearon Araujo y sus socios sería mucho más recordado por el fútbol que por su producto, "sushi para todos" comenzó a prender, primero en las oficinas; luego, en las casas de sus clientes. En 2007, cuando Sushi Pop nació con una inversión de US$10.000, el precio de referencia de una pieza de salmón era de alrededor de $3. El sushi era el símbolo de estatus y se comía a la luz de la vela en Puerto Madero. Araujo y sus socios abrieron su local en microcentro, a un peso por pieza. Fue un hit del boca en boca, pero para hacerse mercado los creadores tuvieron que salir a evangelizar. "Siempre creímos que la barrera más grande era que el pescado estaba crudo, así que hicimos combos con piezas cocidas de langostino, kanikama o atún. Como era barato, todos se animaban a probar. ¡En su momento estaban comienzo sushi a $12! Queríamos que el tipo de Villa Luro coma sushi, no solamente el de Puerto Madero", detalla.
2- Un sueño que fue casi pesadilla
"Teníamos una visión, que era popularizar el sushi. Generalmente, las visiones no se cumplen, porque tienen un componente abstracto", comienza Araujo. Sigue: "Cuando nosotros la cumplimos, nos encontramos con que estábamos estancados: agrandamos la torta 20 veces, pero de pronto teníamos muchos competidores que surgieron con el mismo modelo". Para el emprendedor, más que una desgracia eso fue un aprendizaje. Quienes antes amaban la marca, ahora empezaban a mirarla con más atención porque sabían que podían cambiarla. "Si mañana te ofrecen el iPhone a $100, si te llega en dos meses no te va a importar", explica. Dos años después de abrir, los clientes ya no les permitían tantos errores: ni esperas demasiado largas, ni un producto que no esté impecable. El foco, entonces, pasó de la cantidad a la calidad.
3- "Crecer con lo nuestro"
En medio de la expansión, Araujo y sus socios se dieron cuenta de que se hacía difícil crecer a través de la tercerización de sus áreas, porque su modelo de cantidad imposibilitaba adaptar algunos servicios. Por ejemplo, se encontraron con que el típico software de delivery que utilizaban los restaurantes no les servía por el volumen de envíos, así que encargaron uno a medida. Más adelante, abrieron sus divisiones de logística y de atención al cliente. Hoy, el centro de atención al cliente es una de las claves del negocio. "Es un equipo de 35 personas que no solo toma pedidos sino que también gestiona reclamos y descuentos. A pesar de que el canal de contacto es cada vez más el digital, Araujo asegura que el hecho de que haya una persona para poder llamar es muy importante para un segmento del público. "La versatilidad de los inconvenientes que pueden surgir en un delivery hacen que sea necesario que haya un humano que pueda resolverlos por teléfono", dice.
4- No descuidar las reseñas
El extraño mundo de las reseñas, que llevan a la gloria y a la muerte a restaurantes por igual, es un desafío para los empresarios gastronómicos. En el caso de Sushi Pop, los frentes se multiplican: desde las que se publican en la app de delivery PedidosYa, pasando por las de las redes sociales hasta aplicaciones como Trip Advisor y Yelp. "Cuando recibimos un comentario con una o dos estrellas, tratamos de llegar al fondo de la cuestión. Tenemos gente en back office que les hacen seguimiento", explica. Al mismo tiempo, Araujo señala que hoy sus esfuerzos en fidelización de clientes pasan por un programa de puntos que ofrece pedidos gratis. Calcula que hay unas 300 empresas de delivery de sushi, solo en Capital, aunque asevera que su compañía tiene el 25% del mercado. "Con la competencia que hay, necesitamos generar una relación más cercana con el cliente", dice.
5- Invitar a los clientes
Luego del quiebre, la apuesta para "cuidar" a los clientes ya conseguidos fue invertir la fórmula del negocio: Sushi Pop sumó Izakaya, hoy su principal apuesta, un bar de sushi que ya tiene cinco locales. "Los restaurantes nos permitieron invitar a nuestra casa a los clientes cuyas casas ya habíamos visitado nosotros", expresa Araujo. En línea con la "popularización" del sushi, la marca combinó el plato japonés con cerveza artesanal y tragos. La empresa planea abrir restaurantes en Caballito, La Plata, Villa Urquiza, Núñez, Belgrano y Recoleta en 2018.
El ciclo de clases y degustaciones de cocina francesa se desarrollará del 17 al 28 de abril; participarán diez chefs y centrarán su propuesta en hierbas aromáticas y especias.
La cocina francesa está de fiesta este mes; es que, del 17 al 28 de abril, tendrá lugar una nueva edición de La Cuisine des Chefs, el ciclo de clases y degustaciones organizado por Lucullus.
En esta oportunidad, Beatriz Chomnalez, Jean-Paul Bondoux, Jérôme Mathe, Bruno&Olivier, Patricia Courtois, Olivier Falchi Jacqueline Albajari, Sébastien Fouillade, Ludovic Casrouge, Antoine Dumazer, miembros de la Asociación Gastronómica Francesa en Argentina abrirán especialmente las puertas de sus restaurantes para compartir su pasión por la cocina.
El eje de esta nueva edición estará puesto en el mundo mundo de las hierbas aromáticas y las especias, sus propiedades gustativas y cómo emplearlas y maridarlas para crear deliciosas combinaciones.
Otra novedad será la apertura. El famoso chef cJean-Paul Bondoux, acompañado de su par Jérôme Mathe, dictará por primera vez una master class de alto vuelo en el anfiteatro de Patio Bullrich seguido de una cena en Gourmand, el Primer Food Hall de la Argentina.
Volverá también el típico desayuno francés con la presencia exclusiva de Bruno y Olivier en su panadería l’épi que despertarán los más golosos con olores a croissants y panes recién salidos del horno centenario mientras el famoso dúo explicará las claves del arte de hacer pan con masa madre, entre otras delicias.
Además de sus panes, es imposible hablar de cocina francesa sin pensar en sus vinos. Antoine Dumazer ofrecerá una clase muy golosa junto con el maestro chocolatero Rodrigo Bauni de Purocacao. ¿El programa? Elaboración de chocolates con hierbas y especias y sus originales maridajes y degustación con distintos vinos.
Para el público infantil, la pastelera Jacqueline Albajarí dictará un taller lúdico de repostería.
Con costos que rondan entre los $600 y los $1200, cada clase tiene una duración aproximada de 2 horas y media, e incluye la degustación de los platos preparados por los mismos chefs, acompañado por los vinos de la bodega Luigi Bosca y las aguas Evian.
Para consultar el listado completo de clases y adquirir entradas, hay que visitar la web de Lucullus.
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Como los vinos, el aceite de oliva ahora se elige por el varietal
Los productores mejoraron su calidad y ahora apuestan a educar al consumidor. Guía para saber comprar.
El aceite de oliva se hizo más popular, pero a la vez se sofisticó en su oferta.
Mediodía, local de comida al peso del microcentro. Cualquier amateur gourmet busca aceite de oliva para condimentar su ensalada. Signo de que este producto, una rareza hace no mucho, ganó lugar en los paladares argentinos. Y, a la vez, se sofisticó: al igual que con los vinos, ya se habla de varietales y blends y se hacen catas para aprender a degustarlo.
La cata de aceite de oliva fue, justamente, una de las clases convocantes del Día del Gourmet, el ciclo gratuito que “entrena” en distintos placeres del buen vivir. La dio Victoria Ferré, sommelier y responsable de la división Aceites de Bodega Zuccardi. “A la gente le llama la atención que se puede catar un alimento que no sea una bebida alcohólica. La cuestión es aplicar los sentidos para reconocer colores, aromas, sabores y texturas, y después poder describirlo”, explica.
Victoria Ferré, en la cata del Día del Gourmet (Día del Gourmet)
En las catas se descubre que no todos los aceites de oliva son iguales. Porque no todos son iguales. Primero, la gran diferenciación: el mejor aceite es siempre el virgen extra (o extra virgen), que tiene una acidez inferior al 0,8% (0,8 gramos de ácido oléico libre por cada 100 gramos de aceite). Frutado y sin defectos. Verdadero oro líquido verde. A partir de allí, aparecen los varietales. En Argentina se producen unas 15 variedades y cada una tiene particularidades que, como en los vinos, pueden describirse en una cata. Además, se realizan blends combinándolos.
El mejor aceite de oliva es el virgen extra (Bodega Zuccardi)
Con las variedades, otra vez igual que con el vino, es una cuestión de gustos. Un Malbec no es mejor que un Cabernet y un Arbequina no es mejor que un Arauco (como con las uvas, el nombre de la aceituna da el nombre del varietal). Algunas son más picantes, otras más frutadas, pero ¿cómo saber si estamos frente a un aceite de calidad?
“Es muy sencillo. Si un aceite tiene gusto a la aceituna de la pizza o la picada, es defectuoso. El buen aceite tiene que ser lo más parecido al sabor herbáceo de la aceituna en el árbol”, aclara José Chediack, presidente de la empresa que fabrica Oliovita, pionera en la producción de varietales en 1999. Al oliva se le tiene que notar el amargor en los costados de la lengua y el picor que, como en los vinos, persiste.
El sabor del aceite tiene que ser herbáceo, como el de la aceituna en el árbol (Bodega Zuccardi)
Hoy hay grandes productores, pequeños y medianos, e incluso bodegas, como Trapiche, que se permiten producir oliva sólo como un producto premium para vender a sus visitantes. Chediack dice que la calidad mejoró, pero falta aprender a distinguirla, y pone el ejemplo de los restaurantes que rellenan botellas con aceites de menor calidad. Ricardo Rottjer, gerente comercial de Yancanelo, coincide y recomienda verificar “que se use el envase original en lugar de aceiteras para que saber fehacientemente qué se está consumiendo”.
Aceitunas. La variedad es la que da nombre al aceite (Bodega Zuccardi)
Las ferias son otro ámbito de difusión. “Desde 2005 acompañamos los progresos de los productores, contribuimos al boom del consumo y empujamos a que pequeños elaboradores dieran un paso adelante”, apunta Diego Abdo, product manager de Caminos y Sabores, que se hará del 6 al 9 de julio en La Rural. Abdo reconoce que estamos lejos de los 13 litros per cápita a año que se consumen en España, pero que los 140 mililitros promedio acá son “un número impensado hace 10 años, cuando el oliva era ‘sólo para entendidos’”.
Variedades de aceites de oliva en la feria Caminos y Sabores (Caminos y Sabores)
Una barrera que falta derribar es la del precio. “Es más caro que el de semilla por su costo de producción. El oliva se compra como aceite, pero se usa como condimento. Si gastás $ 300 en un vino que te tomás en una noche, podés gastar $ 150 en un aceite que dura dos meses”, calcula Chediack.
Si alguien sabe de aceite de oliva, es Donato de Santis: en Italia se lo usa “para todo”. “El aceite es un perfume. Como cada mujer usa uno distinto, hay varietales que van mejor para un plato que para otro. Los más fáciles, como Frantoio o Arbequina, son un buen comienzo”, guía el chef, e indica comprar el aceite en cantidades adecuadas al uso que se le da: “Cerrado dura un año, incluso dos. Pero una vez que se abre, se empieza a oxidar”.
El chef italiano Donato De Santis cuenta que en su país el aceite de oliva se usa para todo (Archivo)
“Hay que dejar el concepto de que el aceite de oliva es sólo para la ensalada”, afirma Ferré y sugiere usos no convencionales: “En postres y coctelería. Reemplazar parte de la manteca en una receta de pastelería. Rociar la carne recién salida de la parrilla con un aceite intenso. O un rico pan tibio rociado con un buen oliva: la mejor manera de probarlo”.
Para animarse al oliva, una guía básica de los varietales más comunes en la Argentina y dos recetas que serán parte de MESA de Otoño.
Los varietales
Arauco
Unica variedad autóctona de la Argentina, es considerada el Malbec de los aceites. Potentes en amargor y picor, muy frutados, con aromas vegetales y muy intensos.
Arbequina
Variedad española, se caracteriza por su suavidad y fragancia. Es la más cultivada en el país.
Changlot Real
También de origen española, muy frutado, con suaves notas de manzana y ligera presencia de verde, amargo y picante de intensidad media.
Frantoio
De Italia, es el prototipo del aceite italiano en calidad y características. Da un aceite muy estable y frutal.
Manzanilla
También viene de España. Da aceites con bastante cuerpo y aromas vegetales y picantes.
Provolone envuelto en panceta con helado de oliva y almendras tostadas (José Sanchez y Ana Laura Ochoa, Josefina Restó de Mendoza)
Provolone envuelto en panceta con helado de oliva y almendras tostadas (Josefina Restó)
Ingredientes
Queso provolone 150 gr
Panceta ahumada 2 o 3 fetas
Berenjena media unidad
Zucchinis media unidad
Almendras 70 grs
Aceite de oliva 200 cc
Crema de leche 100 gr
Miel una cucharadita
Vinagre 100 cc
Preparación
Envolver un rectángulo de provolone con láminas de berenjena a la plancha y luego con panceta ahumada. Dorar en la plancha de ambos lados.
Hacer la crema helada (en máquina de helado) mezclando una parte de crema por dos de aceite de oliva y miel.
Pelar, cortar y tostar almendras.
Cortar los zucchinis en láminas finas (con mandolina) y sumergir en 1 parte de vinagre por 2 de agua, con sal y pimienta.
Montar el queso envuelto en panceta con una quenelle de helado y acompañar con almendras tostadas y pickles de zucchinis.
Profiteroles de aceite de oliva rellenos con crema pastelera (Danilo Ferraz de Hell’s Pizza)
Profiteroles de aceite de oliva rellenos con crema pastelera (Hells Pizza)
Ingredientes
Crema pastelera
Leche 500 cc
Azúcar 300 gr
Huevos 3 unidades
Almidón 50 gr
Harina 40 gr
Profiteroles
250 ml de agua
100 mL de aceite de oliva
150 gr harina
3 huevos
1 cucharada de azúcar
1 cucharada de sal
Preparación
Para la masa, en una olla llevamos a fuego el agua, el aceite de oliva, la sal y el azúcar. Cuando comienza a hervir bajamos el fuego e incorporamos la harina removiendo sin parar hasta que la masa se despegue del fondo.
Retiramos del fuego y pasamos la masa a un bowl.
Añadimos los huevos de a uno integrando toda la preparación hasta que quede firme y se forme una masa homogénea. Colocamos la masa en una manga y en una bandeja enmantecada y, con papel de manteca, hacemos porciones de igual tamaño separadas entre sí.
Por último, alisamos la punta que nos queda de cada profiterol con un poco de agua.
Cocinamos en un horno a 200 grados por 5', bajamos la temperatura a 180 grados y dejamos por 20'.
Cuando estén listos van a quedar abombados y huecos por dentro.
Para la crema pastelera, llevamos a hervir la leche con la mitad del azúcar. En un bowl colocamos el almidón, la harina, los huevos y la otra parte del azúcar. Mezclamos hasta conseguir una crema homogénea.
Cuando hierve colocamos la leche a la mezcla anterior y llevamos nuevamente al fuego sin dejar de remover hasta que espese. Por último agregamos una cucharadita de esencia de vainilla
Se rellenan los profiteroles en frío haciéndoles una pequeña incisión por la parte de abajo con la punta de un cuchillo, o bien haciendo un pequeño corte en la parte superior.
Torta húmeda de sémola y limón aceite de oliva, helado de vainilla y frutas frescas de otoño (Julieta Oriolo, BASA restaurante)
Torta húmeda de sémola y limón aceite de oliva, helado de vainilla y frutas frescas de otoño (BASA)
Ingredientes
Para la torta
150ml aceite de oliva virgen extra
175g azúcar impalpable
Ralladura de 3 limones
4 huevos
175ml leche
200g semolín
75g harina 0000
3 cditas polvo de hornear
Para el sirope
Jugo de 3 limones
200g azúcar
2 cdas de miel orgánica
1 limón cortado en láminas muy delgadas
Para servir
Helado de crema americana
1 ciruela
1 durazno
1 higo
2 cdas. de arándanos frescos
Procedimiento
Precalentar el horno a 180ºc. Engrasar 6 moldes de torta pequeños (en caso de que no tenga el molde adecuado puede usar un molde de muffins para servir individualmente, o en todo caso un molde para tortas de 28cm de diámetro).
En un bowl suficientemente grande, mezclar la ralladura de limón, el aceite de oliva, el azúcar impalpable y los huevos, revolver bien hasta que la mezcla se torne homogénea. Agregar la leche y el semolín, luego tamizar dentro de la mezcla la harina y el polvo de hornear, revolver bien hasta que la mezcla vuelva a tomar una textura homogénea.
Repartir la mezcla entre los moldes de muffin hasta 2/3 de su capacidad, ya que crece cuando hornea. Llevar al horno y cocinar por 25 min aproximadamente, o 50 min para una torta grande. Una vez que se acerque a este tiempo, insertar un palito o cuchillo en el medio de cada torta, al salir limpio significara que la torta esta lista.
Mientras las tortas están en el horno, prepara el sirope.
Link a la nota: https://www.clarin.com/sociedad/vinos-aceite-oliva-ahora-elige-varietal_0_S1h1QLM3G.html
"E il cibo va": la "polémica" por la comida italiana fuera de Italia
Aquellos que nacieron dentro de una familia italiana saben lo que es el sabor del tuco recién hecho, la relación con las verduras y la conserva de los alimentos y el tiempo que se le dedica a la cocina. Los muchos italianos que han migrado a la Argentina y a otros países del mundo cargaron consigo sus costumbres culinarias en busca de una América que los recibía con abundancia y esperanzas de un futuro mejor.
Del viaje de la comida italiana a ciudades como Nueva York y Buenos Aires y de desandar la huella del cibo (comida, en italiano) se trata "E il cibo va, el viaje de la comida italiana", un documental etnogastronómico dirigido por Mercedes Cordova, que se presenta en el 20°Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici). ¿Qué vínculo guarda la comida con su país de origen? ¿Se puede hablar de cocina italiana fuera de Italia?, se plantea el film.
Los puristas italianos creen que no. Piensan que lo que no se hace con productos italianos no puede ser considerado como "pura comida italiana" y que la mezcla con otras culturas generaron variaciones en los platos típicos.
Ruggero Larco, miembro de la Academia Italiana de la Cocina, cuenta que la escuela fue fundada cuando el periodista italiano Orio Vergani "se dio cuenta de que la comida italiana estaba comenzando a tener variaciones peligrosas". "Por poner un ejemplo: la carbonara es un plato famosísimo, que se lo imita y se lo imita mal. De este modo, quien ofrece un plato diverso ofrece un plato falso", opina Larco.
También Alberto Sorbini, antropólogo italiano, comparte esta idea. "No sé pueden hacer cosas a la italiana utilizando productos que no son italianos. Porque si uno usa parmesano no es lo mismo que parmigiano", dice el antropólogo.
Y Antonio Pace, de la Associazione Verace Pizza Napoletana, cuenta en el documental: "Nosotros reconocemos dos escuelas de pizza: la pizza napolitana y la imitación de la pizza napolitana. Puede sonar presuntuoso, pero la pizza napolitana es un producto perfecto. No es mejorable, no se puede modificar y cuando se la modifica sólo se la empeora".
El documental contrapone las opiniones de especialistas, abre la polémica e intenta comprender cómo y por qué la cultura gastronómica italiana se integró exitosamente a la cultura planetaria.
"Un grupo de inmigrantes se ha integrado cuando la sociedad receptora empieza a comer la comida de los migrantes y las reconoce como 'nuestras'", dice Patricia Aguirre, antropóloga de la alimentación y docente e investigadora del Instituto de Salud Colectiva de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA) en el film.
Además, la antropóloga analiza cómo los inmigrantes al venir a "hacer la América" buscaban comer todos los días, comer bien, superar la escasez. El hambre que se había vivido después de años de guerra queda atrás, en aquel país del que debieron despedirse.
Pietro Sorba, periodista, escritor y crítico etnogastronómico, coincide: la comida es "la embajadora en el nuevo país". "A través de la comida el inmigrante logra insertarse en la sociedad¨, reflexiona.
Por otro lado, en el documental se desandan las huellas de las recetas de la cocina rioplatense y se sostiene que el asado, tal como se lo conoce hoy, es italiano. Daniel Balmaceda, periodista e historiador, cuenta: "El asado se hacía con estacas, a la cruz, hasta que los italianos trajeron la parrilla. A partir de las parrillas en las casas particulares se convirtió al asado en un símbolo para los argentinos".
Algunas escenas del documental se grabaron en las pizzerías Guerrín y El Cuartito, y en el restaurante Spiagge di Napoli, en Boedo, en Buenos Aires. En Nápoles, en la Associazione Verace Pizza Napoletana, entre otros lugares de Roma. Y en Nueva York en diferentes mercados y restaurantes de comida italiana.
El documental se puede ver el viernes 20 a las 20 en Plaza Francia
Link a la nota: https://www.lanacion.com.ar/2126915-e-il-cibo-va-la-polemica-por-la-comida-italiana-fuera-de-italia