Para adelgazar es mejor un descenso equilibrado que el ayuno
Por Facundo Crescenzo. Las razones por las cuáles dejar de comer no es la mejor opción para bajar de peso.
Por Facundo Crescenzo. Nutricionista, deportólogo y antroprometrista.
“Bajar de peso no es difícil, sólo hay que cerrar la boca” suele decirse, pero ¿se está comiendo lo que se necesita?
Cierto es que la ecuación para bajar de peso es muy sencilla: comer menos calorías que las que el cuerpo gasta a lo largo del día. Pero la pérdida de grasa corporal, el sustentamiento posterior del peso alcanzado y el poder mantener la energía necesarios durante este proceso no es tan sencillo. Algunas cosas básicas a tener en cuenta:
Como primer ítem decir que, “dejando de comer”, lo primero que se hace es enlentecer el ritmo metabólico, por lo que la velocidad para perder peso disminuye considerablemente.
Por otra parte, “restringiendo alimentos”, como muchas veces se hace, se están sacrificando nutrientes esenciales para el desarrollo de las actividades diarias y el mantenimiento del cuerpo, desde nutrientes que brindan energía (como los tan temidos carbohidratos) hasta vitaminas y minerales, los cuales hacen que el organismo funcione como corresponde.
Un ejemplo: Una persona de peso moderado que trabaja en una oficina decide bajar de peso sin planificación previa entonces, ¿qué es lo que hace?
Se levanta con el tiempo justo para ducharse e ir a trabajar, por lo que no desayuna hasta que tiene un tiempo en el trabajo (si es que lo hace). Debido a esto llega al almuerzo con hambre, pero su dieta empezó hoy, no puede romperla el primer día, entonces se pide una ensalada de tomate, zanahoria y lechuga que viene con un pancito, pero “¡NO! Estoy a dieta”.
¿Qué es lo que pasó en esta primera mitad del día? Muy simple, esta persona, que cena a las 10 de la noche, necesita seguir nutriendo su cuerpo mientras duerme ya que todos sus sistemas siguen funcionando, por lo que se levanta ya con un ayuno de 8 horas y un déficit calórico importante. Al saltear el desayuno, genera una falta de energía que hace que el cuerpo se consuma a sí mismo para poder obtenerla (a partir de la degradación muscular).
Esto sumado al carente almuerzo que decide realizar provoca que la persona en cuestión se sienta tan débil que no pueda concentrarse en sus quehaceres y sufra la “dieta” al nivel que no podrá sostenerla por mucho tiempo generando así un “efecto rebote” y un círculo vicioso entre la disminución y el incremento de peso constantes.
Por motivos como estos es necesario planificar la alimentación de forma individual para cualquier fin que se tenga, no todos tienen las mismas necesidades, no todos desarrollan las mismas actividades ni realizan los mismos horarios y costumbres.
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