miércoles, 4 de enero de 2017

La Nación - Viajes - La tradición de comer bien

La tradición de comer bien

San Antonio de Areco, clásico del fin de semana con estancias turísticas para vivir unos días de campo, platería gauchesca y siempre renovada oferta gastronómica
SÁBADO 24 DE DICIEMBRE DE 2016

La Porteña, una casona del siglo XIX, donde vivió Ricardo Güiraldes
La Porteña, una casona del siglo XIX, donde vivió Ricardo Güiraldes. Foto: Fotos archivo
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Quién hubiera imaginado hace cuarenta años que San Antonio de Areco, a 110 km de Buenos Aires por la ruta 8, se transformaría en un destino clásico para una escapada de fin de semana. La mejora en la calidad del acceso, la oferta turística que creció acorde a la demanda, y la calidez de artesanos y arequeros lograron convertirlo en lo que es hoy.
Un día en Areco alcanza para ver el parque criollo y museo gauchesco Ricardo Güiraldes, el Puente Viejo, la plaza principal, la costa ribereña, la parroquia San Antonio, el Centro Cultural y Museo Usina Vieja y alguno de los talleres de artesanos, especialmente, los de sus plateros.
La estancia La Porteña, que ofrece alojamiento y día de campo, fue declarada Monumento Histórico Nacional y elegida por Traveler's Guide List como uno de los mil lugares a visitar antes de morir. Allí pasó sus días el escritor Ricardo Güiraldes (1886-1927), autor de Don Segundo Sombra, entre otros libros y relatos.
La antigua casona del siglo XIX conserva su galería de perfumadas glicinas, el altillo -rincón del poeta- que perteneció a Güiraldes y las habitaciones restauradas.
La matera con su fogón; el corral de palo a pique; el aljibe donde el autor tiró las primeras ediciones de sus libros El Cencerro de Cristal y Cuentos de muerte y sangre, desalentado por la crítica negativa; el ombú viejo y hueco donde los niños esconden sus ilusiones; el parque cuidado con avenidas de árboles de más de 150 años diseñado por Charles Thays: todo permanece para deleite de los viajeros.
Una vuelta, Güiraldes, que se reconocía como "discípulo literario del gaucho", preso de nostalgia luego de una larga permanencia en la capital francesa, escribió: "Ha sido en París donde comprendí una noche en que vi solito mi alma que uno debe ser un árbol de la tierra en que nació: espinillo arisco o tala pobre. Acababa de dar una vuelta completa al mundo, y esa noche de nieve me corrió por lo despiadada, y lo era más por la escarcha nuestra, porque era nieve extranjera. Me sentí huérfano, guacho y ajeno a mi voz, a mi sombra y a mi raza. Lié mis petates, y ¡hasta la vuelta!, le dije, che. Cuando me bajé del barco tomé un pingo y le entré, como cuando era cachorro, hasta el corazón de la Pampa".

Boliches de hoy y de siempre

La historia cuenta que cuando llegó a la Argentina don José Ruiz de Arellano, proveniente de Vizcaya en 1690, le entregaron una suerte de estancia. Más tarde se casó con María Rosa de Giles en 1699 y ella heredó dos estancias más. Todo junto conformaba el gran pago de Areco: lo que hoy es San Antonio de Areco, San Andrés de Giles y Carmen de Areco sobre la ruta 7, Capitán Sarmiento y Exaltación de la Cruz, Zárate, Baradero y un pedacito de Campana sobre la ruta 9. El Camino Real cruzaba el puente y seguía hacia el norte. Hoy es la calle Ruiz de Arellano.
A sólo 110 km de Buenos Aires, un viaje al pasado
A sólo 110 km de Buenos Aires, un viaje al pasado.
De tiempos remotos subsisten lugares para tomar algo y visitar como el Boliche de Bessonart, con más de 200 años de historia y su famosa picada, empanadas fritas y Fernet con Pepsi; el bar San Martín y el Almacén y Pulpería los Principios, entre otros. Pero conviene dejarse asesorar por los parroquianos y llegar a las nuevas generaciones que tienen mucho para ofrecer.
Abierta hace dos años, la Pulpería Lo de Tito no es antigua pero sí campera, con mesas de madera rústica y paredes de ladrillo a la vista con utensilios de época y fotos de paisanos significativos del pago. Ofrecen empanadas fritas en el disco de arado, ravioles caseros imperdibles y un plato regional que cambia cada fin de semana: pollo al disco, bondiola de cerdo con salsa criolla, bifes a la criolla con huevo frito, entre otros. Se especializan en cocina de olla, con platos como carbonada, estofado y locro; y siempre ofrecen asado que viene con la empanada de entrada, chorizo, morcilla, carne y pollo con ensaladas. Todo es caserísimo. Cuando los paisanos se inspiran, se arman buenas guitarreadas. (Matheu 411, 02326 15-40-9384). Abre viernes, sábado y domingo. Plato de ravioles caseros, $ 200 por persona; asado $230 sin bebidas.
Si lo que busca es un poco más de coquetería, Valeria M. es un bar en el cual todo lo prepara su dueña, Valeria Marcocci. Su socio, Luis De Angeli, se ocupa del funcionamiento general. Se comen buenos sándwiches (focaccia rellena con panceta, queso, champiñones salteados, mostaza Dijon y roast beef, como ejemplo), ensaladas, pastas (crêpes de espinaca, calabaza y mozzarella) y pastelería artesanal (pruebe alguna mini torta como la de mousse de chocolate y menta). No hay tantos turistas. hasta ahora. Una porción de torta de chocolate con café con leche cuesta aproximadamente $ 100. Plato de pastas más bebida $ 200. (General Paz 302, Casco histórico. 02326 45-4860, abierto todos los días).
Las dueñas de Areco es una mezcla de casco de estancia y anticuario de campo con parrilla de leña. Abre sábado, domingo y feriados y ofrece almuerzo de parrillada por $ 300 por persona sin bebidas. (Ruta 8 km 115,3, Camino del Quinton. (011) 15 5988-3647 y (011) 15 4142-7942).
Finalmente, un clásico de la parrilla y la carne al asador es La Costa de Reyes (Bvd. Zerboni esq. Belgrano.02326-45-2481, abre todos los días). Ubicado frente al Puente Viejo, es la decana de San Antonio de Areco. Podrán abrirse nuevos lugares, pero a la hora de los platos tradicionales los arequeros siempre terminan allí. Es conveniente llegar temprano para conseguir lugar los fines de semana. Promedio cubierto: $ 250 sin bebidas, aproximadamente. Restaurante parrilla de campo a la leña.

Una cocinera anclada en Areco

Paula Méndez Carreras es una reconocida cocinera que se mudó hace unos años a San Antonio de Areco a vivir con su familia. Da clases de cocina combinadas con polo en estancias y campos y realiza servicios de catering; pronto tendrá su propio lugar en el centro de Areco.
Consultada por sus favoritos a la hora de comer, menciona los siguientes restaurantes:
"Mis lugares preferidos son El Ancla: todo Areco come ahí, ¿Quién no? Es un lugar mágico de pastas y minutas. La gente hace cola con sus cacerolas para llevarse la comida a sus casas.
Otro lugar es La Calandria, con las mejores empanadas de carne, excelente asado, minutas, y muy buenos postres. Me encanta el Boliche de Bessonart, lo de Valeria M., y un lugarcito nuevo que se llama Chesca que queda en Zapiola y Matheu. Y no puede faltar en mi lista El Almacén de Ramos Generales, una de las mejores parrillas de Areco", cuenta la chef.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1969568-la-tradicion-de-comer-bien

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