Marruecos, Matriarca de la Cocina
Por elgourmet
Haciendo honor a la tradición, las mujeres marroquíes son las encargadas de preparar la comida para toda su familia. De hecho, la cocina es un lugar reservado y exclusivo para ellas, dónde los secretos culinarios se transmiten verbalmente de madre a hija y de generación en generación.
Dicho hermetismo cultural no fue capaz de frenar, sin embargo, la influencia de gastronomías limítrofes: el norte de África, Medio Oriente y el Mediterráneo son las principales regiones que convierten a Marruecos en heredero de sus exóticos platos.
Pero a su vez, hay un factor que diferencia su culinaria sustancialmente del resto de las del Magreb. Fue la única que no se vio afectada por la cocina turca, pues el Imperio Otomano nunca llegó a extender sus dominios sobre el actual territorio del país.
Además de su diversidad y singularidad, la cocina marroquí se caracteriza por ser muy sencilla de realizar, aportando un legado de recetas caseras muy populares. Sus ingredientes básicos se agrupan en cuatro preparaciones: el Cuscús, la Bastela, el Mechui de Cordero y el Djej mcharmel.
Uno de los ingredientes que encontramos con mayor frecuencia en los platos marroquíes es el limón encurtido que, al confitarlo con sal, permite su conservación durante varios meses. Y entre las salsas favoritas se destaca la Mqalli, con un color amarillento propio del azafrán.
Asimismo, las sopas son las protagonistas en las mesas de todos los marroquíes. La Harira, por ejemplo, se sirve a diario durante el mes de Ramadán y rompe con el ayuno. Se suele acompañar con uno de los postres típicos denominado Dátiles o Chebakia.
En cuanto a los utensilios, el Tajín es el recipiente por excelencia. Tanto, que no sólo se denomina así a esta cazuela de barro, sino también al contenido que se cocina en ella. Existen un sinfín de variaciones, pero el Tajín de Cordero es el predilecto entre los locales.
Un rasgo distintivo de este plato y de toda la gastronomía marroquí, es la peculiar combinación de lo dulce y lo salado. Para lograr el equilibrio perfecto entre todos los ingredientes, Najat Kaanache llega a la pantalla de El Gourmet y, siguiendo la costumbre marroquí, te enseña todos sus secretos.
Pero a su vez, hay un factor que diferencia su culinaria sustancialmente del resto de las del Magreb. Fue la única que no se vio afectada por la cocina turca, pues el Imperio Otomano nunca llegó a extender sus dominios sobre el actual territorio del país.
Además de su diversidad y singularidad, la cocina marroquí se caracteriza por ser muy sencilla de realizar, aportando un legado de recetas caseras muy populares. Sus ingredientes básicos se agrupan en cuatro preparaciones: el Cuscús, la Bastela, el Mechui de Cordero y el Djej mcharmel.
Uno de los ingredientes que encontramos con mayor frecuencia en los platos marroquíes es el limón encurtido que, al confitarlo con sal, permite su conservación durante varios meses. Y entre las salsas favoritas se destaca la Mqalli, con un color amarillento propio del azafrán.
Asimismo, las sopas son las protagonistas en las mesas de todos los marroquíes. La Harira, por ejemplo, se sirve a diario durante el mes de Ramadán y rompe con el ayuno. Se suele acompañar con uno de los postres típicos denominado Dátiles o Chebakia.
En cuanto a los utensilios, el Tajín es el recipiente por excelencia. Tanto, que no sólo se denomina así a esta cazuela de barro, sino también al contenido que se cocina en ella. Existen un sinfín de variaciones, pero el Tajín de Cordero es el predilecto entre los locales.
Un rasgo distintivo de este plato y de toda la gastronomía marroquí, es la peculiar combinación de lo dulce y lo salado. Para lograr el equilibrio perfecto entre todos los ingredientes, Najat Kaanache llega a la pantalla de El Gourmet y, siguiendo la costumbre marroquí, te enseña todos sus secretos.
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