lunes, 11 de julio de 2016

Revista Brando - La invasión de los blended malts

La invasión de los blended malts

Los whiskies que mezclan bases de cebada malteada y de grano dan vida a las marcas más reconocidas del mundo, que ahora llegan a las góndolas argentinas. 
Por Rodolfo Reich 

Cuando decimos whisky no solo estamos sonriendo para la foto. Hablamos, en realidad, de la categoría más interesante, profunda y compleja entre los spirits mundiales. Un breve glosario debería comenzar contando que el 90 % de los whiskies que bebemos (nos referimos al king of the kings, el scotch) son blended whiskies, botellas que mezclan whisky a base de cebada malteada y whisky de grano (cualquier cereal que no sea cebada). La diferencia no es retórica: la malta se destila de manera artesanal, en pequeños alambiques de cobre, lo que genera sabores profundos y complejos. El de grano se destila en enormes columnas de acero, un proceso industrial y más económico que busca un spirit más ligero y simple. En conjunto, dan vida a las marcas más reconocidas del mundo. 
Si esto es el 90 %, gran parte del resto se lo llevan los muy mentados single malts, whiskies hechos a base de cebada en una única destilería. Intensos, personales, cada uno traza su propio camino. Pero hay más para conocer, y eso revelan las últimas novedades que llegan a la góndola argentina: los blended malts, whiskies también de cebada malteada, pero mezclando distintas destilerías. Para muchos, el no va más de la categoría. Tienen la pureza e intensidad de los single malts, junto con la libertad y la creatividad del master blender. 
En Argentina, hace ya rato que se pueden probar las etiquetas de Compass Box, joven y revolucionaria marca dirigida por John Glaser, una de las personas más influyentes en el whisky mundial. Pero este 2016 trae grandes novedades. Hace un mes se presentó la nueva edición del Johnnie Walker Green Label, el recordado blended malt nacido en 2005, que había sido discontinuado en la mayoría del mundo por falta de stock y que este año (¡gracias!) retornó con toda su gloria a cuestas. Y en agosto llegará a la Argentina buena parte del porfolio de Douglas Laing, prestigiosa empresa especializada en embotellar pequeños lotes de whiskies. Es justamente Fred Laing (segunda generación a cargo de esta casa) quien afirma: "Si un single malt es un violín, podés considerar a un blended malt como una orquesta entera". Sonreí, y decí whisky. 
Para probar
Johnnie Walker 
Green Label 
En medio de una andanada de whiskies sin edad declarada, este nuevo Green Label se mantiene fiel a su primera edición: es un 15 años que, a través de cuatro maltas, busca representar el sabor de Escocia. El resultado es un blended malt con su corazón puesto claramente en Speyside (de donde vienen dos de sus maltas integrantes, Linkwood y Cragganmore), rico, profundo y goloso, donde predominan los aromas de frutas secas y vainilla, con toques florales. La evidente picardía ahumada la suman las islas (de donde vienen las otras dos maltas, las poderosas Talisker y Caol Ila), con un dejo a turba que es firma registrada del porfolio
Spice Tree 
John Glaser es el niño malo del whisky actual. Y, como buen niño malo, le gusta generar polémica. De las cinco mezclas de su Signature Range (presente en Argentina), elegimos el Spice Tree, al que añejó con duelas de roble dentro de la barrica para sumar sabores. Prohibido por la ortodoxa asociación escocesa de whisky, Glaser lo discontinuó, pero volvió a lanzarlo un poco más tarde, esta vez usando barricas nuevas y viejas de roble americano, con un segundo añejamiento en barricas de roble francés, cuyas tapas (nuevas) fueron intensamente tostadas. Mezcla de maltas del norte de las Highlands (la principal es Clynelish), su generoso perfil especiado se equilibra con un costado dulce y amable.
Big Peat 
Según afirman sus importadores, en agosto estará a la venta en el país la línea completa del Remarkable Regional Malts, que incluye cinco blended malts, cada uno representando una región productora de Escocia. Con su perfil marítimo, el Rock Oyster promete ser la gran estrella del porfolio. Pero siguiendo el gusto personal de Fred Laing, vale la pena probar el Big Peat. Una mezcla de maltas de las islas escocesas (entre ellas, Ardbeg, Caol Ila, Bowmore e incluso Port Ellen, una destilería que cerró en... 1983) no muestra edad, acusa un 46 % de alcohol y carece de filtración en frío (si le agregás hielo, se pondrá turbio). Poderoso, con un dulzor que lo suaviza, es un best seller asegurado.
Link a la nota: http://www.conexionbrando.com/1916243-la-invasion-de-los-blended-malts

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