Elettra Wiedemann, de moda entre los foodies de nueva york
Hija de Isabella Rossellini y nieta de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini, pasó del modelaje al mundo de la gastronomía simple que atrae a cientos de miles de seguidores
Tiene una actitud triunfante y una belleza exquisita, aunque distinta, de la que comparten su madre, Isabella Rossellini, y su abuela, Ingrid Bergman. "Neoyorquina de los pies a la cabeza", se autodefine Elettra Wiedemann, que mide 1,80 de estatura y se ha convertido en la chica preferida de los amantes de la moda y de la cocina saludable. Esto porque, a los 32 años, además de haber sido rostro de Lancôme -como su mamá, que vuelve a ser ahora la cara de la marca, con 60 años-, y de haber posado para marcas como Ferragamo, Mango y la tienda Bon Marche, de París, es la autora de Impatient Foodie, un blog en el que vuelca recetas de su autoría, junto con sus conocimientos sobre buena comida, y editora de gastronomía de Refinery 29, una publicación de tendencias para mujeres creativas y con estilo.
En sus columnas, Elettra da "treinta buenas razones por las cuales no dejar el café" o escribe sobre "la manera adecuada de rebanar un tomate" o las "cinco recetas asequibles que cualquiera pueda hacer". También es la creadora de un restorán pop-up -o sea, provisional- llamado Goodness, donde ha brindado menús saludables -con ingredientes locales y de temporada- para el New York Fashion Week, de la mano de connotados chefs como Ed Brown, responsable de la cocina del Lincoln Center, y para el Design March Festival, en Islandia. Además, ha sido autora de cócteles para los premios Golden Globes, por encargo de la champaña Moët & Chandon.
Fruto del matrimonio de Isabella con el ex modelo Jonathan Wiedemann -en la actualidad, gerente de diseño de Microsoft-, Elettra es licenciada en Relaciones Internacionales por la universidad The New School, y, desde 2010, master en Biomedicina de la London School of Economics. Por lo visto, aparte de preocuparse por lo ecológico -una inquietud que le inculcó su madre, quien vive en una granja de Long Island, donde cría pollos, cerdos y ovejas, y cultiva frutas y verduras orgánicas- y del aire inocente que transmite su cara, es una mujer con ideas claras, que sabe divertirse con lo que hace.
Pero no siempre fue así. Desde los 12 hasta los 17 años, y luego de una infancia marcada por un excelente desempeño en triatlones, tuvo que aprender a vivir con un corsé ortopédico que la hacía sentirse deforme, debido a una escoliosis severa. Su madre también había tenido escoliosis y debió someterse a dos operaciones, pero en el caso de Elettra, el tratamiento fue distinto: dos barras metálicas que bajaban hasta la parte inferior de su espalda y una contra su estómago, que le apretaba desde el cuello hasta la pelvis, y ajustadas correas de cuero. El corsé no le permitía doblar ni girarse, ni siquiera cuando dormía, y hasta le provocó heridas y cicatrices, por el roce. Para sobrellevarlo, ella cerraba los ojos y se imaginaba alguna escena de Lo que el viento se llevó, en la que Scarlett O'Hara llevaba una faja ultra apretada, para asistir a una espectacular fiesta. "Para mí, la peor parte de usar corsé era su exposición tan obvia. Tuve que acostumbrarme a la incomodidad física, pero el bochorno por su volumen era apabullante. Sentía como que gritaba mi deformidad a los cuatro vientos", le cuenta a La Nación revista, por teléfono, desde Nueva York.
Tiene que haber sido difícil conseguir citas...
Lo fue, de hecho. En aquellos tiempos no hubo novios... Fue algo doloroso realmente, pero le estoy agradecida, porque me permitió apreciar la salud y me dio disciplina. Hasta que comencé a usar corset, yo era muy buena para los deportes, pero muy vaga con los deberes. Y como luego no pude hacer deporte, puse mi energía competitiva en ser una buena estudiante. Eso me dio la visión de llegar a hacer lo que estoy haciendo ahora. No sé cómo habría sido mi vida de otra forma... Realmente disfruto de escribir artículos divertidos sobre alimentos.
¿De dónde surgió tu interés por la comida?
Siempre me gustó la comida y, por mi madre, me crié con la idea de que toda la familia se sentara a la mesa. Luego, por el modelaje rescaté el gusto, porque necesitaba cocinarme entre sesiones de fotos, y entre que corría de un lugar a otro... Todo el tiempo estoy cocinando y lo hago de una forma saludable. Mi proyecto para recibirme en Biomedicina tuvo que ver con los alimentos: investigué sobre cómo se alimentará la población en futuro.
¿Qué ideas te interesan transmitirles a tus lectores?
Antes de crear Impatient Foodie, hace casi dos años, veía sitios en la web que mostraban la comida con recetas o presentaciones muy hermosas, pero muy complicadas, que no eran realistas en cuanto a los tiempos que tiene la gente citadina para cocinar. O encontraba sitios con buena información, pero sin una presentación atractiva. Entonces decidí crear mi blog, donde celebro un poco la alegría de la comida, con una mirada accesible, y donde además de dar recetas, hablo sobre temas que tienen un trasfondo ético en relación con la gastronomía.
¿Cuál es tu idea de la comida sana?
Comer con moderación. Como de todo: pastas, ensaladas, no soy una esclava de esto o lo otro... Muchas veces, la gente quiere volver a casa del trabajo y cocinar durante una hora, aunque, claro, les resulte más fácil ordenar un plato. Para mí, no hay que complicarse para comer rico: lo simple es mejor.
Moda y familia
Hasta hace poco, Elettra estuvo casada con el restaurador británico James Marshall, con quien fundó One Frickin Day, una ONG dedicada a instalar paneles solares para brindar energía a hospitales de Burundi, Ruanda y Haití. El proyecto se disolvió con la separación.
A la moda llegó un poco por azar y, otro poco, de modo natural. "Tanto mi madre como mi padre modelaban, entonces crecí con eso. De niña, disfrutaba estar con mamá en la sala de maquillaje, cuando la preparaban, aunque nunca me vi haciéndolo, ya que con el corsé que llevaba no tenía aspiraciones de ese tipo".
Todo cambió gracias a Bruce Weber. "Él, quien, dicho sea de paso, presentó a mis padres, me mandó a llamar cuando yo cursaba mi primer año de universidad, porque estaba haciendo una campaña para la marca de ropa Abercrombie & Fitch y necesitaba un rostro fresco. A poco de andar, me encontré en Milán -recuerda Elettra-. No pensé que iba a continuar. De hecho, siempre creí que cada nuevo trabajo sería el último, y ya llevo once años, algo que me sorprende, aunque ahora modelo ocasionalmente."
Además de Weber, la han fotografiado Karl Lagerfeld, Patrick Demarchelier, Annie Leibovitz y Mario Testino. Y su imagen ha ilustrado las portadas de Vogue, Harper's Bazaar, GQ, Elle y Grazia. "El modelaje me ha dado muchas cosas: me permitió ver el mundo, aprender idiomas (habla francés e italiano), distinguir lo que es elegante y lo que no, vestirme bien, entender la moda, temas en los que antes no me enfocaba. También me permitió comer mejor y divertirme."
¿Dónde se juntan la moda y la comida?
En mi propio website y en lo que hago. Creo que la moda y la comida tienen algo glamoroso. El buen gusto de la moda se puede aplicar a los platos...
Tu abuela, Ingrid Bergman, y tu abuelo, Roberto Rossellini, murieron antes de que nacieras. ¿Qué sentís hacia ellos y cuándo descubriste que eran íconos del cine?
Como yo no tenía recuerdos personales de ninguno de los dos, era difícil sentirlos cerca, más allá de que hayan estado presentes en conversaciones familiares. Recién hace unos años comprendí el impacto que ambos tuvieron en el mundo del cine. En el caso de mi abuela, luego de leer su autobiografía Ingrid Bergman: My story, entré en contacto con la mujer fuerte, moderna y valiente que era. Por supuesto que siento orgullo por ambos, y he visto algunas películas que hicieron juntos como Paisà (1946) y Juana de Arco(1954), o films que hizo ella con otros directores, como Tuyo es mi corazón (1946) yCasablanca (1942). No he visto tanto, eso sí, unas nueve o diez películas en total.
¿Heredaste algo de ellos?
Mi mamá, mi tía y mi tío me dicen que tengo algunas expresiones faciales de Ingrid... Es lindo que ella esté tan presente en la historia del cine. Ahora, yo me crié rodeada por mis abuelos paternos, que no se dedican al cine, pero son fabulosos. Tienen 90 años y viven en Texas. Me crié en una familia hermosa.
¿Te interesa la actuación?
Nunca me interesó el cine y, con 32 años, estoy un poco grande para probar. No soy tan fan de ver películas tampoco. Más que ir al cine, me gusta ver series como House of Cards, por Netflix.
Fuiste rostro de Lancôme, igual que tu mamá. ¿Ella te ha dado tips?
Más que tips, porque ella y yo creemos que las personas tienen que hacer su propio camino, fue bueno tenerla cerca y que hablara del mundo de la moda. Le pedía consejos para los contratos.
¿Qué otras cosas compartís con ella?
Tenemos una relación fantástica. Mi mamá es muy inteligente y divertida, y vive su vida con pasión. Estar con ella, tomar un café, cualquier cosa es buena. No tenemos hobbies que compartamos. Solemos pasar tiempo en su casa de Long Island, simplemente disfrutando de estar juntas.
Elettra habla de los spaghetti Rosselini, una receta de su abuelo Roberto que ella conoce de memoria. Un paquete de spaghetti; un montón de hierbas frescas picadas finas; albahaca, perejil y cebollita de verdeo, aproximadamente un taza de cada una; media taza de menta, un cuarto de orégano, aceite de oliva y una cáscara de un limón. Ajo, opcional: "Mi abuelo no lo comía". Como todo en ella, la receta es simple. "Hay que cortar las hierbas de forma fina y ponerlas en un bowl grande. Cocinar y escurrir la pasta, y añadirla al recipiente. Agregar el aceite de oliva, la cáscara de limón y mezclar. Salar y espolvorear el queso parmesano."
Fácil. ¿Sos una buena cocinera?
Creo que sí, y cada vez cocino más. Desde hace un año y medio que cocino mucho por trabajo.
¿Algún plato estrella?
Va variando. Estoy en la fase de los tacos, que son más prácticos de cocinar si tengo visitas de amigos. Normalmente, cuando vienen un sábado, también los recibo con una tarta de manzana que estuve horneando toda la tarde. Pero más que metida en la cocina, estoy en el proceso de escritura de The Impatient Foodie Book, mi libro con cien recetas y otro material que espero publicar pronto. Es un desafío, porque cuesta diferenciarse: hay mucha movida gastronómica y la gente a la que le gusta comer suele estar informada, entonces, es difícil dar con aquello que le pueda resultar relevante. En eso estoy.
¿Y qué lugares para comer en Nueva York recomendarías?
Mmm, hay muchos lugares. En el West Village está Sant Ambroeus, donde se come buena comida italiana. Vivo en Fort Green, Brooklyn, donde queda Dino, que es muy bueno también. El Odeon, en Broadway, tiene muchas opciones. Y en el Upper East, Vía Quadronno siempre es un lugar para tomar un excelente capuchino.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1887160-elettra-wiedemann-de-moda-entre-los-foodies-de-nueva-york
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