Cumplen 80 años los ravioles de pollo que deleitaban a Borges en Adrogué
La fábrica de pastas Prato que elegía el gran escritor es un ícono del Sur del GBA. Cuatro generaciones de "una familia de tanos pusieron todo para sostenerla.
Los barrios están llenos de historias, costumbres y vivencias. Pero también los identifican los sabores, los olores y las tradiciones gastronómicas que miles de vecinos han podido disfrutar durante décadas. Adrogué no escapa a esta generalidad, y en Esteban de Adrogué 1061 tiene su reducto histórico, el lugar de los sabores eternos: es la fábrica de pastas “Prato”, que cumple 80 años alimentando y arrancando sonrisas de placer a todos los vecinos.
Primera Generación. Francisco y Beto Prato, en una foto de 1939, el año de la inauguración.
Desde 1939, “Prato” es sinónimo de tradición gracias a los hermanos Francisco y Mauricio: el primero era integrante de la Marina y el segundo trabajaba en una fábrica de pastas con cama adentro, en Banfield.
Con la idea de su madre Juana, los hermanos decidieron emprender este “sueño” con el fin de reunir a la familia y comenzaron de una manera muy precaria, realizando pastas a mano en hornos de barro y con pocas maquinarias. Sin saberlo, la familia Prato estaba creando un nombre y una marca en las calles adoquinadas de Adrogué que sobrevive en la actualidad con mucho orgullo, amor y dedicación por la cocina.
Italianos. Para 1953, los Prato ya eran un clásico de Adrogué.
Hoy Cristian Prato -chef y actual encargado del histórico emprendimiento- y su hermano Marcelo -lo asesora en materia de finanzas- conforman la cuarta generación en llevar adelante el sueño de esta “típica familia tana”.
“Es un honor enorme. Que cada uno te vea caminando y que le generes hambre y le recuerdes a los padres y a los sabores antiguos es algo superlativo”, cuenta Cristian.
Actualmente, la antigua fábrica se destaca además por la elaboración de pascualinas, tartas y empanadas, y toda clase de pastas largas y rellenas.
"Pastas Prato" sigue siendo símbolo de tradición, familia y sabores inolvidables.
Según Prato, los “favoritos” de los vecinos son los ravioles de pollo y jamón crudo deshuesado, hechos de “una manera tradicional y especial que lo hace único para el público”. Además, el servicio de rotisería ofrece un variado número de platos y minutas en las que lo fresco de los productos marcan una diferencia.
Una de las características de Prato es la popularidad que alcanzó a lo largo de estas ocho décadas, ya que además de vecinos y gente de otros barrios del Sur, las delicias que fabrican en sus máquinas llegaron a oídos y paladares de famosos. Uno de ellos fue ni más ni menos que Jorge Luis Borges, un amante reconocido de Adrogué, quien afirmó que cada vez que en los veranos venía en busca de la sombra de los árboles del barrio lo primero que hacía era “ir a la iglesia San Gabriel y a Prato a comprar ravioles de pollo”.
Padre e Hijo. Cristian y su padre, Ernesto, llevan sobre su espalda un delicioso legado.
Esto fue confirmado a través de la transmisión oral de abuelos y padres, que dieron fe de haberlo recibido. Además, el local fue visitado por Dolores Fonzi, Lizy Tagliani, Axel, el ex jugador de futbol Jorge Carrascosa y muchos otros. “Vienen porque les recuerda a sus padres y siguen esa secuencia, de seguir acercándose, cuando pueden tomarse un respiro”, asevera Cristian.
Prato reflexiona: “Nos siguen eligiendo por calidad, cantidad, buena atención, la amplitud de horario y la gran oferta de productos que tenemos. La realidad es que nos aggionarmos al barrio porque ahora tiene una gran actividad comercial en horarios donde antes se dormía la siesta”.
Clásico. Los ravioles de pollo y el jamón crudo son lo más buscados.
El año pasado la familia tomó la decisión de abrir una sucursal en Temperley con el fin de darle continuidad al legado. Y la idea es seguir expandiéndose a Banfield y Lanús, “lugares donde haya casas para poder influir nuestra cosa familiera, que llama a la reunión alrededor de la mesa”. Cristian, emocionado, dice: “ Lo que siento es satisfacción, responsabilidad y un agradecimiento eterno a mis abuelos y viejos que me dieron la posibilidad de mantener a mi familia y sostener semejante historia”.
Y concluye: “He pasado 25 años y siempre la hemos peleado. En los últimos tiempos nos pusimos muy creativos en muchos aspectos y eso nos permitió crecer y seguir sintiendo el amor y apoyo de los vecinos”.
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