lunes, 5 de agosto de 2019

Clarín - Zonales - Cuatro décadas de tortas y fondue en un rincón escondido de Parque Leloir

Cuatro décadas de tortas y fondue en un rincón escondido de Parque Leloir

El parador “Friendly” tiene una rica historia. Lo atiende un matrimonio. Dicen que el boca a boca es su mayor publicidad.

Escondida entre el verde de los árboles que tanto caracterizan a Parque Leloir se encuentra “Friendly”, una casa de té y fondues que transporta a sus comensales a un ambiente cálido y mágico. “El parador del bosque”, como lo llaman su dueños, Guillermo Mansini y su esposa Mónica, se encuentra desde hace cuatro décadas en De la Vidalita 433. “Esto comenzó como un sueño junto a mi primo Javier cuando éramos adolescentes. Queríamos abrir un lugar como si fuese una cabaña de Bariloche y nos terminamos inspirando en La Holandesa, una casa de té de Villa Gesell”, cuenta Guillermo, de 61 años, que hoy está al frente del local.
Frliendly también se destaca por su pastelería.
Frliendly también se destaca por su pastelería.
La puerta de entrada se encuentra entre ligustrinas que le dan un estilo de “jardín escondido”. En su interior predominan las luces tenues, la calidez de la madera y del hogar a leña, y el aroma a la vegetación que lo rodea. Si bien queda sólo a 40 minutos de Capital Federal, parecería ser un sitio que hace sentir cerca a la Patagonia, lejos del caos de tránsito y la rutina.
Definitivamente, su menú se destaca por sus tortas y sus famosas fondues de queso. Además de variar de acuerdo a cada estación del año, se pueden degustar desde langostinos salteados, sopa cremosa de zapallo y pan casero, papillote de pescado, solomillo y ñoquis de salmón hasta el clásico volcán de chocolate, flan casero, rosti de manzanas o mousse de chocolate de la casa.
Recuerdos de la historia de Friendly, en un sector del local. / Martín Bonetto.
Recuerdos de la historia de Friendly, en un sector del local. / Martín Bonetto.
“Con Javier nos enteramos que alquilaban la casa y cuando la fuimos a ver dijimos “es esto”. Nos enamoramos completamente del lugar y finalmente pudimos comprarla. Con enorme sacrificio inauguramos el 9 de junio de 1979”, recuerda Mansini, y agrega: “El dueño de la casona era un hombre británico, y desde el primer momento quisimos preservar el estilo. De hecho decidimos ponerle un nombre en inglés (“amigable”).
Los comienzos fueron exitosos, el lugar siempre se encontraba repleto de amigos, conocidos y curiosos que descubrían el lugar. Con los años, “Friendly” supo atravesar los vaivenes económicos, como dicen sus dueños, “es un barco que flotó” y hoy conserva su fiel clientela. “Seguimos esto con Mónica porque es como nuestra casa. Acá trabajaron mis hijos de chiquitos, guardamos hermosos recuerdos en familia y viene la misma gente desde hace años. No le queremos fallar a ellos”, confiesa Guillermo, que además de disfrutar de su restaurante, trabaja de arquitecto.
Quienes ya lo conozcan, seguro llegaron a esta pintoresca cabaña por recomendación de algún amigo. Sus dueños reconocen que no están interesados en dar a conocer el lugar por las redes y que la mejor publicidad es “el boca en boca”. Si bien “Friendly” se caracteriza por ser un lugar alejado, se dice que “alguna que otra vez” fue elegido por personajes como Iván Noble, el Indio Solari, Araceli González, Ricardo Darín y Margarita Stolbizer. “Fuimos protagonistas del reencuentro del grupo “Vivencia”. Les pedimos a Eduardo Fazio y Héctor Ayala que vinieran a tocar para nuestro 20 aniversario. Y desde ese momento volvieron a la música juntos”, recuerdan ambos.
La entrada, rodeada de los árboles característico de Leloir. / Martín Bonetto.
La entrada, rodeada de los árboles característico de Leloir. / Martín Bonetto.
Para festejar esto 40 años se hizo una gran fiesta en la que el eximio guitarrista Luis Salinas y su hijo Juan le pusieron música a la hermosa velada. “Fue una reunión muy linda y una verdadera celebración con nuestros amigos y clientes”, confiesan.
Entre las cuentas que se realizan a fin de cada mes, Guillermo y Mónica resaltan la más importante: “El cálculo que hacemos para seguir con esto adelante es que amamos este lugar. A pesar del dolor que genera que a veces las cosas no funcionan como uno las piensa, siempre le intentamos dar una vuelta de rosca y jamás descuidamos a nuestros clientes”. De esta manera “El parador del bosque” seguirá escondido entre el verde de Villa Udaondo para que los curiosos disfruten de sus delicias y la particularidad del lugar.

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