Fueron novios por Skype, se juntaron y crearon la primera empresa de alfajores en Nueva Zelanda
Ella es argentina y él uruguayo. Se conocieron en Israel pero debieron distanciarse, hasta que se mudaron a Oceanía y emprendieron un negocio inédito. "Buscamos que todos los ciudadanos puedan probar nuestros alfajores", dijeron a Infobae
En Wellington, Nueva Zelanda, eran las 13:14 del jueves y en Argentina aún el miércoles no se había terminado. Maika Kischitzky, a miles de kilómetros de Buenos Aires, atendió su teléfono: "¿Me llamás en media hora? Estoy volviendo a casa y ahí va a estar mi novio, podemos hablar los tres", dijo a Infobae. Ioni Dmoch es el hombre en cuestión: uruguayo, de 25 años, de novio con una joven rosarina con quien -además- comparte la sociedad del éxito: juntos crearon la primera fábrica de alfajores neozelandesa.
My Alfajores nació por el afán de satisfacer un deseo personal. "Soy dulcera y quería comer alfajores. Siempre me gustaron. Siempre digo que si no hubiese estudiado la licenciatura en Turismo tendría una pastelería. Y bueno, hice eso. Busqué la receta y preparé todo. Cuando los terminé, vi que estaban muy buenos y los compartí en una página de sudamericanos que viven en Nueva Zelanda, a través de Facebook. Y al rato ya me estaban preguntando dónde los había comprado, diciéndome que ellos también querían".
Las palabras de Maika, oriunda de la ciudad de Rosario, son el relato de una serie de sucesos impensados: "Ese mismo día, con Ioni, creamos otra página de Facebook con las fotos de los alfajores. Y empezaron a llover los pedidos. Fue tremendo", advirtió la mujer que conoció a su novio, nacido en Montevideo (Uruguay), en un viaje de estudios a Israel, lugar al que él se mudó cuando tenía 18 años y en el que debió permanecer hasta terminar el servicio militar obligatorio.
"Empezamos a mantener una relación por Skype. Eso duró un año y medio aproximadamente. Nos veíamos 20 días cada 5 o 6 meses. Una hora por día hablábamos y nos mirábamos. Fue una época difícil porque se hizo duro estar tan lejos. Pero estábamos enfocados en lo nuestro: yo terminar el servicio militar y ella la facultad. Fue una motivación eso. Sabíamos que tarde o temprano íbamos a estar juntos", sostuvo Ioni.
El camino hacia la creación de los alfajores estuvo marcado por aventuras, vivencias y obstáculos. "Teniamos ese bichito de viajar, conocer otros lugares. Cuando por fin pudimos reencontrarnos fuimos para Argentina y trabajamos en un food truck propio, en la provincia de Córdoba. También anduvimos por Israel. El hermano de Ioni nos contó de Nueva Zelanda, y todo lo que escuchamos era desconocido para nosotros. Entonces nos decidimos y vinimos para acá. Nos otorgaron la visa Working Holiday para trabajar y estar de vacaciones durante un año", recordó Maika.
Y agregó: "Vivimos en la Isla Norte, en un lugar muy bello. Y trabajamos juntos en la temporada del kiwi, que es la fruta nacional neozelandesa y la primera en cuando a exportación. Trabajámos en una casa empaquetando kiwi. Eran 12 horas, seis días por semana. Fue un gran esfuerzo pero el rédito fue grande: ahorramos mucha plata que supimos administrar y con eso empezar a movernos".
El sueño era viajar por el Sudeste Asiático durante un tiempo indeterminado, gastando lo ahorrado. Pero los planes cambiaron. "Nos mudamos a Queenstown. Trabajamos en hoteles", explicó Ioni, quien juntó cerca de 30 mil dólares neozelandeses (cerca de USD 20.500), al igual que su novia. "Después de aquella experiencia nos mudamos a Wellington (capital neozelandesa) y ahora estamos aquí, despertándonos cada día enfrente de un lago hermoso y con la montaña de fondo", agregó ella.
El municipio en el que viven obligó a la pareja a alquilar una cocina por hora para poder cocinar los alfajores. "Seguimos con una visa provisoria y necesitamos una cierta cantidad de dinero para que nos permitan abrir un negocio y poseer una marca. Nosotros tenemos otro trabajo y le dedicamos tres días a la semana a los alfajores. Pero la 'municipalidad' exige el alquiler de una cocina, con los instrumentos, así que la alquilamos por hora y cocinamos todos los pedidos", explicó Maika.
Ioni remarcó: "Tenemos dos días libres a la semana. Allí compramos la materia prima, armamos, horneamos y empaquetamos en casa. Es todo un esfuerzo muy grande. Cocinamos alfajores de chocolate negro y blanco con relleno de dulce de leche. Los típicos marplatenses. Y también de maicena". Pueden llegar a hacer 800 alfajores por mes, los cuales se venden en docena (USD 20 la tradicional y USD 17 la de maicena) y media docena (USD 12 y USD 10).
"El tema del dulce de leche fue un problema. Al principio no lo conseguíamos y lo cocinábamos nosotros. Había que traerlo de Australia y era muy caro, entonces lo hacíamos. Pero cuando nos mudamos de ciudad conseguimos una marca uruguaya muy buena y compramos ese. Realmente es un producto muy bueno, quizás está mal que lo digamos nosotros pero nos han dicho que compite -en gusto- con uno muy famoso en Argentina que empieza con H. A ese nivel", contó Maika.
La pareja buscará aplicar una visa que les permita emprender un negocio más grande. "Tenés que presentar un plan de negocios, demostrar que estás en familia o con tu pareja y que tenés un flujo de caja de 120 mil dólares de acá (casi USD 82.000). Más allá de acomodarnos mejor y asentarnos en este proyecto, buscamos que todos los ciudadanos puedan probar nuestros alfajores. Y sabemos que vamos a lograrlo", concluyó Ioni.
Link a la nota: https://www.infobae.com/sociedad/2018/11/22/fueron-novios-por-skype-se-juntaron-y-crearon-la-primera-empresa-de-alfajores-en-nueva-zelanda/
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