Un bocado con historia: 6 curiosidades sobre el alfajor
Un libro cuenta el trayecto que recorrió el "souvenir de la patria", desde su creación hasta las recetas más modernas y actuales. Imposible leerlo sin tentarse de comer un par.
En Alfajor Argentino, historia de un ícono ($440), Jorge D'Agostini explica los orígenes de este bocado que todos amamos, revela recetas antiguas y presenta paso a paso nuevos y originales, cuenta las rutas gastronómicas que se pueden recorrer por el país y mucho más. Imposible leerlo y no salir corriendo al kiosco.
Luego de dos años de investigación, el autor presentó un libro que deja en claro por qué el alfajor es parte del patrimonio argentino. Como un adelanto, te contamos seis curiosidades sobre esta delicia. Mirá.
-“En las copias de las copias de las crónicas de la conquista española y sus consiguientes desembarcos en tierras de América, es posible enterarse de que, entre los alimentos que traían, estaba el alfajor de origen andaluz”. Sin embargo, no se parece en nada a lo que nosotros llamamos alfajor. Con el tiempo, se produce una criollización hasta que se convierte en nuestra delicia tradicional.
-El alfajor está en el gen de nuestro país. En la planta alta de la casa en que los constituyentes redactaron nuestra Constitución Nacional funcionaba el almacén de ramos generales de Merengo que vendía alfajores. “Muchos de los constituyentes, de retorno a sus provincias, llevaron de recuerdo alfajores, siendo así los pioneros en incorporarlo como souvenir”, explica el libro.
-En la década del `20, se instalan los primeros quioscos en Buenos Aires. Aparecen en el centro de la ciudad con diseño similar a los de París. Con el tiempo, también aparecen en los barrios. Siempre venden el “alfajor del barrio”. Esta extensión impulsó la apertura de fábricas de golosinas y la consiguiente industrialización de los alfajores. Los grandes pioneros fueron El trébol (1934), Santa Mónica (1939), Guaymallén (1944), Nelack (1947), La Cuyana (1952), Eolo (1955), Mar Feliz (1958), Capri (1959), entre otros.
-El alfajor es una de las comidas regionales de nuestro país y su receta varía en cada lugar. El santafecino tiene tres tapas finitas de masa quebradiza y salada, está relleno con dulce de leche y tiene un baño de glase, azúcar o merengue italiano. Por su parte, el cordobés tiene masa esponjosa y una preponderancia el relleno con mermeladas frutales, mientras que el marplatense se caracteriza por sus tapas compactas y tiernas que se desgranan en la boca.
-En la década del 80, el mercado del alfajor creció un 600% ¿Por qué? “Las grandes empresas productoras de alimentos y galletitas desembarcaron en el negocio de las golosinas, dedicadas a imponer sus alfajores y sus marcas”. Para eso, “realizaron grandes campañas publicitarias con presupuestos enormes para presupuestos enormes para televisión, especialistas en marketing, innovadores diseños de packaging y centenares de encuestas a consumidores”.
-El primer recetario nacional fue publicado en 1880. Por supuesto, El Almanaque de la Cocinera Argentina explicaba cómo preparar los alfajores de queso de Virginia Pueyrredón Sánchez de Pelliza, una receta de 1849. Decía: una pulgada de agua en una cacerolita, queso rallado hasta que se une, se forma una torta, y asío las que quieran se hacen los alfajores con dulce de membrillo disuelto en vino de Jerez y almendras o nueces pisadas, en los contornos se envuelven en galleta seca, bien rayada o “fariña cernida”.
La muestra del alfajorDel jueves 13 al 31 de agosto, se llevará a cabo la muestra Alfajor Argentino, historia de un ícono en la Sala Altos de Elorriaga del Museo de la Ciudad, ubicado en Defensa 185, San Telmo. Se podrá visitar de lunes a domingo de 11 a 18 horas, con entrada gratuita.
Luego de dos años de investigación, el autor presentó un libro que deja en claro por qué el alfajor es parte del patrimonio argentino. Como un adelanto, te contamos seis curiosidades sobre esta delicia. Mirá.
-“En las copias de las copias de las crónicas de la conquista española y sus consiguientes desembarcos en tierras de América, es posible enterarse de que, entre los alimentos que traían, estaba el alfajor de origen andaluz”. Sin embargo, no se parece en nada a lo que nosotros llamamos alfajor. Con el tiempo, se produce una criollización hasta que se convierte en nuestra delicia tradicional.
-El alfajor está en el gen de nuestro país. En la planta alta de la casa en que los constituyentes redactaron nuestra Constitución Nacional funcionaba el almacén de ramos generales de Merengo que vendía alfajores. “Muchos de los constituyentes, de retorno a sus provincias, llevaron de recuerdo alfajores, siendo así los pioneros en incorporarlo como souvenir”, explica el libro.
-En la década del `20, se instalan los primeros quioscos en Buenos Aires. Aparecen en el centro de la ciudad con diseño similar a los de París. Con el tiempo, también aparecen en los barrios. Siempre venden el “alfajor del barrio”. Esta extensión impulsó la apertura de fábricas de golosinas y la consiguiente industrialización de los alfajores. Los grandes pioneros fueron El trébol (1934), Santa Mónica (1939), Guaymallén (1944), Nelack (1947), La Cuyana (1952), Eolo (1955), Mar Feliz (1958), Capri (1959), entre otros.
-El alfajor es una de las comidas regionales de nuestro país y su receta varía en cada lugar. El santafecino tiene tres tapas finitas de masa quebradiza y salada, está relleno con dulce de leche y tiene un baño de glase, azúcar o merengue italiano. Por su parte, el cordobés tiene masa esponjosa y una preponderancia el relleno con mermeladas frutales, mientras que el marplatense se caracteriza por sus tapas compactas y tiernas que se desgranan en la boca.
-En la década del 80, el mercado del alfajor creció un 600% ¿Por qué? “Las grandes empresas productoras de alimentos y galletitas desembarcaron en el negocio de las golosinas, dedicadas a imponer sus alfajores y sus marcas”. Para eso, “realizaron grandes campañas publicitarias con presupuestos enormes para presupuestos enormes para televisión, especialistas en marketing, innovadores diseños de packaging y centenares de encuestas a consumidores”.
-El primer recetario nacional fue publicado en 1880. Por supuesto, El Almanaque de la Cocinera Argentina explicaba cómo preparar los alfajores de queso de Virginia Pueyrredón Sánchez de Pelliza, una receta de 1849. Decía: una pulgada de agua en una cacerolita, queso rallado hasta que se une, se forma una torta, y asío las que quieran se hacen los alfajores con dulce de membrillo disuelto en vino de Jerez y almendras o nueces pisadas, en los contornos se envuelven en galleta seca, bien rayada o “fariña cernida”.
La muestra del alfajorDel jueves 13 al 31 de agosto, se llevará a cabo la muestra Alfajor Argentino, historia de un ícono en la Sala Altos de Elorriaga del Museo de la Ciudad, ubicado en Defensa 185, San Telmo. Se podrá visitar de lunes a domingo de 11 a 18 horas, con entrada gratuita.
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