La otra pizza: 5 opciones que se salen del molde
Lejos de la calle Corrientes, Buenos Aires está repleta de pizzerías que desafían los cánones porteños tradicionales y ofrecen opciones con sello personal.
Luego del asado, la pizza es sin dudas el gusto que los argentinos defienden con mayor fiereza. La masa gruesa, las grandes cantidades de queso y los ingredientes de religioso cumplimiento son difíciles de combatir en las preferencias culinarias locales. Sin embargo, algunas pizzerías porteñas han desafiado y roto estas supremacías con pizzas de sello personal. Te contamos cuáles son en esta nota.
De pepperoni en NEW YORK STYLE PIZZAPelículas y series han familiarizado al público local con una pieza típica de la comida rápida neoyorquina: la pizza en porción individual coronada por múltiples rodajas de pepperoni. Ese es el ìcono que busca replicar New York Style Pizza y tiene con que: su propietario, Raúl Bonetto, trabajó en varias pizzerías neoyorquinas antes de volver a Buenos Aires hace tres años.
De pepperoni en NEW YORK STYLE PIZZAPelículas y series han familiarizado al público local con una pieza típica de la comida rápida neoyorquina: la pizza en porción individual coronada por múltiples rodajas de pepperoni. Ese es el ìcono que busca replicar New York Style Pizza y tiene con que: su propietario, Raúl Bonetto, trabajó en varias pizzerías neoyorquinas antes de volver a Buenos Aires hace tres años.
De hecho, el pepperoni que utiliza en su obra más representativa -que puede pedirse entera a 380 pesos o en porción individual a 50- es casero y elaborado según lineamientos de un proveedor norteamericano. Robusto y levemente picante, el embutido se asienta sobre una capa fina de mozzarella, en un combo que logra evitar el peligro de acercarse demasiado a la pesadez y es ideal para ponerle el pecho a un mediodía de resaca.
Gorriti 5881, Palermo / T. 4770-9234
Foto Facebook New York Style Pizza
Gorriti 5881, Palermo / T. 4770-9234
Foto Facebook New York Style Pizza
De mortadela, pesto y parmesano en SAN PAOLOLos napolitanos protegen tanto su pizza que han logrado que la Unión Europea la reconozca como una especialidad regional garantizada. Sujeta a instrucciones estrictas de elaboración y cocción, Maurizio De Rosa sigue sus mandamientos de la manera más fiel posible en su local de Palermo, bautizado en honor al estadio donde tiene su sede el Napoli. Harina orgánica producida con molino de piedra, leudado de varias horas -al menos 12-, amasado manual y un golpe de 90 segundos de horno a leña son algunos de los cimientos de la pizza, de riguroso tamaño plato y masa elástica.
Pero, más allá de estas columnas imperturbables, De Rosa se permite variaciones como la San Patrignano (295 pesos en menú con entrada y postre), de mortadela con pistacho, parmesano y pesto. Aquí, la dosis modesta de queso, típica del gusto napolitano, balancea el tenor graso de la mortadela, y encuentra en el aderezo de albahaca y ajo un socio rústico ideal.
Uriarte 1616, Palermo / T. 4831-9181
De papa y romero en FILO
Aunque para paladares típicamente argentinos pueda parecer extraña, en Italia la pizza di patate e rosmerino es un clásico establecido. Y Filo, un lugar donde la estética kitsch contrasta con las tradicionales recetas que asoman desde el menú, tiene una versión respetuosa de los cánones y sumamente efectiva. Esta confección (220 pesos) se inscribe en la lista de las pizzas biancas, -es decir, las que no llevan salsa de tomate-, y se apoya en un simple trípode de ingredientes: mozzarella, papas cortadas en finas rodajas y una buena dosis de romero para coronar aromáticamente la fórmula, que se condimenta con pimienta y aceite de oliva. La masa fina y bien equilibrada entre lo tierno y lo crocante, es la arista final de una pizza de sabores sutiles y nobles que pueden hacer buena pareja con uno de los Aperol Spritz que expende la barra.
San Martín 975, Retiro / T. 4311-0312
De albóndigas con borde relleno en MONZÚ
Los bordes rellenos no son ninguna rareza en Nápoli, donde muchos maestros pizzeros los aplican a modalidades clásicas como la Margherita. Lo que quizás es menos convencional es que en Buenos Aires sea un venezolano, Juan Manuel León, el que haya elegido primerear en este asunto de inyectarle aditivos al borde de la pizza. Y aunque él confiesa haberse embebido de la idea en Estados Unidos, su inclinación por la masa fina y liviana lo sigue emparentando con el estilo napolitano.
Sin embargo, el vaivén vuelve a llevar a Monzú hacia lo poco ortodoxo cuando se lee el menú, con salchicha alemana, pollo marinado, palta y hasta masa teñida de tinta de calamar haciendo acto de presencia. Vale la pena en este punto respirar hondo, ir por todo, y pedir la pizza de albóndigas, salsa de tomate y albahaca, con borde relleno de mozzarella y tomates secos (275 pesos). Una orgía de italianidad desbocada donde se dejan atrás -alegremente- unos cuantos respetos.
Cabrera 3975, Palermo / T. 4862-9223
Foto Facebook Monzú
De cebolla caramelizada y queso árabe en iCENTRAL MARKETDe formato cuadrado, en porción individual, delgadas y crocantes, las pizzas de este espacio de Puerto Madero con vista al Dique 1 parecen hechas a medida de la propuesta coctelera. No es censurable, por supuesto, pedirlas como plato principal; pero lo cierto es que funcionan de manera ideal como entrada para picar y mechar con un buen trago, como uno de los excelentes Negronis del bien diseñado menú alcohólico.
Con opciones de mozzarella, tomates cherry y albahaca, o cebollas caramelizadas y queso árabe, es la segunda (145 pesos) la que mejor satisface el ansia del explorador: el juego entre la dulzura de las cebollas y el sabor del queso -hecho con leche de cabra y de textura similar a la ricotta- es sabroso y delicado.
Macacha Güemes 300, Puerto Madero / T. 5775-0330
Uriarte 1616, Palermo / T. 4831-9181
De papa y romero en FILO
Aunque para paladares típicamente argentinos pueda parecer extraña, en Italia la pizza di patate e rosmerino es un clásico establecido. Y Filo, un lugar donde la estética kitsch contrasta con las tradicionales recetas que asoman desde el menú, tiene una versión respetuosa de los cánones y sumamente efectiva. Esta confección (220 pesos) se inscribe en la lista de las pizzas biancas, -es decir, las que no llevan salsa de tomate-, y se apoya en un simple trípode de ingredientes: mozzarella, papas cortadas en finas rodajas y una buena dosis de romero para coronar aromáticamente la fórmula, que se condimenta con pimienta y aceite de oliva. La masa fina y bien equilibrada entre lo tierno y lo crocante, es la arista final de una pizza de sabores sutiles y nobles que pueden hacer buena pareja con uno de los Aperol Spritz que expende la barra.
San Martín 975, Retiro / T. 4311-0312
De albóndigas con borde relleno en MONZÚ
Los bordes rellenos no son ninguna rareza en Nápoli, donde muchos maestros pizzeros los aplican a modalidades clásicas como la Margherita. Lo que quizás es menos convencional es que en Buenos Aires sea un venezolano, Juan Manuel León, el que haya elegido primerear en este asunto de inyectarle aditivos al borde de la pizza. Y aunque él confiesa haberse embebido de la idea en Estados Unidos, su inclinación por la masa fina y liviana lo sigue emparentando con el estilo napolitano.
Sin embargo, el vaivén vuelve a llevar a Monzú hacia lo poco ortodoxo cuando se lee el menú, con salchicha alemana, pollo marinado, palta y hasta masa teñida de tinta de calamar haciendo acto de presencia. Vale la pena en este punto respirar hondo, ir por todo, y pedir la pizza de albóndigas, salsa de tomate y albahaca, con borde relleno de mozzarella y tomates secos (275 pesos). Una orgía de italianidad desbocada donde se dejan atrás -alegremente- unos cuantos respetos.
Cabrera 3975, Palermo / T. 4862-9223
Foto Facebook Monzú
De cebolla caramelizada y queso árabe en iCENTRAL MARKETDe formato cuadrado, en porción individual, delgadas y crocantes, las pizzas de este espacio de Puerto Madero con vista al Dique 1 parecen hechas a medida de la propuesta coctelera. No es censurable, por supuesto, pedirlas como plato principal; pero lo cierto es que funcionan de manera ideal como entrada para picar y mechar con un buen trago, como uno de los excelentes Negronis del bien diseñado menú alcohólico.
Con opciones de mozzarella, tomates cherry y albahaca, o cebollas caramelizadas y queso árabe, es la segunda (145 pesos) la que mejor satisface el ansia del explorador: el juego entre la dulzura de las cebollas y el sabor del queso -hecho con leche de cabra y de textura similar a la ricotta- es sabroso y delicado.
Macacha Güemes 300, Puerto Madero / T. 5775-0330
Por Natalia Torres
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