Clarín - Ciudades - Crece la oferta de restaurantes a puertas cerradas en Capital: ya hablan de la "uberización" de la gastronomía

Crece la oferta de restaurantes a puertas cerradas en Capital: ya hablan de la "uberización" de la gastronomía

Estiman que hay más de 200. Desde la Cámara de Restaurantes denuncian competencia desleal y posibles riesgos sanitarios. "No hay forma de sostenernos con un régimen de restaurante clásico", se defienden en esos espacios.

Ya era una tendencia mundial cuando hace diez años comenzaron a aparecer tibiamente en Buenos Aires. Los restaurantes a puertas cerradas arrancaron como emprendimientos familiares y luego se sumaron reconocidos chefs con el mismo concepto: abrir las puertas de su casas para ofrecer una comida preparada y servida por sus propios dueños. El nuevo modelo y el boca a boca hizo el resto.

Hoy, con un concepto de exclusividad y sofistificación, es común verlos promocionados en las redes sociales y en publicaciones del rubro, tanto locales como las internacionales, pensadas para turistas. Hasta existen aplicaciones para conseguir mesas y pagar con tarjeta. Esos lugares, por lo general, abren pocas veces en la semana cuando las reservas (no superan los 25 cubiertos, promedio) están completas.

Con más de 200 propuestas, el fenómeno sigue creciendo y pone en alerta a los locales tradicionales. “En un contexto de cierre de negocios por la caída del consumo y el aumento de costos, la proliferación de restós a puertas cerradas ya es demasiado. Pueden ser muy cool, muy modernos, pero están violando todas las normas. Es la uberización de la gastronomía”, sostiene Verónica Sánchez, presidente de la Cámara de Restaurantes de la Ciudad de Buenos Aires.

Si bien algunos están habilitados, la norma general es la clandestinidad: “No hay forma de que podamos sostener nuestra propuesta sometiéndonos al régimen legal e impositivo de un restaurante clásico ni nos interesa. Cenar a puertas cerradas descubriendo sabores no tiene nada que ver con eso, esto es una experiencia para los sentidos más que un comercio”, explica Miranda, propietaria junto a su marido de un paladar al estilo cubano en la zona de Palermo.

“No hay forma de que podamos sostener nuestra propuesta sometiéndonos al régimen legal e impositivo de un restaurante clásico ni nos interesa. Cenar a puertas cerradas descubriendo sabores no tiene nada que ver con eso, esto es una experiencia para los sentidos más que un comercio”, explica Miranda, propietaria junto a su marido de un espacio al estilo cubano Palermo.

Si bien el tema de la evasión de impuestos no es menor, desde la Cámara de Restaurantes apuntan a otros problemas. “La mayoría no tiene habilitación, por lo tanto nadie sabe, por ejemplo, si cuenta con extinguidores o una salida adecuada en caso de un siniestro. No tienen personal acreditado en el manejo de alimentos o la gestión de residuos. Ni hablar de libretas sanitarias", detalla Verónica Sánchez, presidente la Cámara. Y agrega: "Además, no pagan impuestos, no dan factura y el personal está en negro, pese a que manejan tarifas altísimas. El snobismo no alcanza para justificar esta competencia desleal y riesgosa para la seguridad alimentaria de la gente. No veo diferencias entre ir a comer a un puertas cerradas y comprar un dvd trucho en la plaza: el daño a la industria legal es evidente”, asegura Sánchez, quien pide “igual trato para todos”.

Martín Villar, director general de Desarrollo Gastronómico del Gobierno porteño, coincide con la visión de los empresarios de rubro. “Estamos a favor de la generación de empleo, pero dentro de las normas y de la igualdad de condiciones. A diario trabajamos con la Asociación de Hoteles Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC) para una mejor calidad de las prestaciones gastronómicas y la capacitación del personal y claramente los locales a puertas cerradas quedan afuera. No es mucho lo que podemos hacer y somos conscientes de que el control es complejo, porque se trata de domicilios particulares”.

En tanto, desde la Agencia Gubernamental de Control, explicaron a Clarín que “como no son lugares de acceso público, hace falta una orden judicial para un eventual ingreso a estos locales, ya que se trata de una oferta casi secreta. Apelamos a la responsabilidad de los vecinos para no correr riesgos innecesarios”, sostuvieron.

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