Ir al súper o al chino en Buenos Aires, más caro que en París y en Madrid
Del tomate al limón, pasando por el vino y el aceite de oliva, estudiamos los precios y aquí están los resultados
MIÉRCOLES 06 DE JULIO DE 2016 • 14:10
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Más allá de las palabras destempladas de Alberto Samid, el tema de los precios emerge más de una vez por día en la charla banal de los habitantes de esta ciudad, eso sin mencionar el tarifazo en los servicios básicos. Al "recargan el 1000%" del empresario matarife se podrían sumar decenas de quejas sobre lo que cuestan las cosas. "Cobran lo que se les canta", es el latiguillo más habitual, pero hay límites que superan lo tolerable y pasan al terreno de lo ridículo.
Ya no se trata de una diferencia del 10% para arriba o para abajo en el valor de un producto o de un servicio, si no de que los precios directamente se salen de cualquier variable atribuible al mercado. Mejor dicho, el mercado tiene todo el poder.
Desde un menú fijo en cualquier bar o restaurante, hasta la diferencia en el precio de la misma botella de vino, el alquiler de una cabaña en Tandil, un kilo de tomates o una excursión, el umbral de precios en muchísimos casos parece haberse descontrolado.
El menú fijo y sus hermanos europeos
El empleado madrileño que sale a comer tiene mucha oferta, es verdad, y la competencia le ayuda al bolsillo. En un lindo restaurante se puede elegir el menú completo por 9 euros (10.20 dólares). Eso significa el 1,3% del salario medio interprofesional (SMI), que es un índice de referencia (655 euros, bajísimo). Un empleado de oficina con experiencia de 10 a 15 años llega a los 1350 euros, por lo que un porcentaje más real sería del 0,6% .
En Francia el SMI es de 1466 euros y se ajusta más a la realidad del empleado de clase media, aunque un salario estándar orilla los 2000. En París se puede comer un menú completo por 15 euros (o menos), es decir el 0,75% de un ingreso medio. La diferencia es que la mayoría de las sedes de las empresas tienen sus propias cantinas con menúes que no pasan de los 6 euros, así el impacto en los asalariados es aun menor (el 0,3% diario) y además el empleador -por ley- paga el 50% del transporte de casa al trabajo.
En el centro porteño, un menú en un lugar más o menos no se consigue por menos de $ 120, con un salario de digamos $ 14.000, un administrativo necesita el 0,85% de su ingreso para pagar el menú ese día.
Si lo mensualizamos, el madrileño gasta el 2,8% de su salario para almorzar durante su jornada laboral, el parisino el 3,2 % y el porteño 3,6%.
El misterio del vino y del aceite de oliva
Hay vinos para todos los días, vinos de una vez por semana y vinos de una vez por mes. Los clásicos para la clase media (López, Los Árboles, Elementos) en los chinos oscilan entre $ 35 y $ 50. El mismo vino en una cadena de supermercados cuesta casi el doble. Y en los restaurantes el triple. El mito urbano de que los productos de los chinos son robados nunca pudo ser demostrado, lo que sí sabe es que no le cargan tanto al costo como los voraces supermercados. Además, deberían haber centenares de bandas de piratas del asfalto robando camiones de transporte de vino todo el tiempo para suplir la demanda y mantener los precios, lo cual parece poco probable.
El aceite de oliva es otro misterio que empuja a muchos a ir al chino. La misma botella con la misma cantidad puede costar la mitad. El litro de aceite de oliva extra virgen en Madrid se consigue por 8 euros, es decir, 9,10 dólares, mientras que aquí en una gran cadena lo venden a 14,60 dólares, y ni siquiera es de los más caros. En París un producto de calidad similar cuesta 7,2 Euros (8,2 dólares).
Cada tanto el consumidor se sacude por las variaciones en el precio del tomate, que un día puede estar casi regalado y al otro costar $ 40, sin que la estacionalidad sea la excusa. Pero el caso del limón pasó límites impensados. Y es apenas un producto marginal, ni siquiera algo que la gente le pueda dar de comer a sus hijos aunque sea el último bocado existente en la Tierra. En Vea llegó a ofrecerse a $ 100 el kilo (6,6 dólares), mientras en la mayoría de las verdulerías se conseguía por $ 25, casi lo mismo que en Madrid (1,7 euros, 2 dólares) o en París (2 euros, 2,3 dólares).
Las palabras de Samid serán destempladas y poco elegantes, pero ¿quién lo puede desmentir?
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1915577-ir-al-super-o-al-chino-en-buenos-aires-mas-caro-que-en-paris-y-en-madrid
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