Adiós al pincho de escorpión
Cerró en Pekín el mercado de bocados de comida exótica
SÁBADO 16 DE JULIO DE 2016
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MADRID (El País).- Pinchos de escorpión que se agitan aún vivos esperando su destino en la sartén. Larvas a la barbacoa, estrellas de mar fritas o caballitos de mar crujiente. Éstos eran sólo algunos de los bocados exóticos que podían probarse en uno de los mercados de Pekín y el que más morbo generaba entre los turistas. Pero, para dolor de los visitantes osados, el mercado de comida nocturno de Donghuamen, en una de las zonas más exclusivas de la capital china, dejó de funcionar.
Fundado en 1984, el primer mercado de comida nocturno que se autorizaba en Pekín desde la fundación del régimen comunista en 1949, inicialmente se concibió como una ventana para promover los tentempiés tradicionales de la capital, como los ravioli de carne o los jianbing, unos crepés rellenos de carne y verduras. Con el tiempo se fueron añadiendo platos típicos de otras regiones hasta llegar a los menos ortodoxos.
"Las cucarachas son buenas para el hígado; la serpiente ayuda a enfriar el cuerpo; los escorpiones, como son de naturaleza venenosa, absorben las toxinas", contaba, antes del cierre del mercado, Lin Yingfu, mientras exhibía con orgullo su mercancía. Cada noche se aglomeraban curiosos que llegaban para ver los pinchos más exóticos, turistas en busca de aventuras para el paladar y locales atraídos por la fama del puesto de la familia de Lao Teng y sus "fideos-para-cruzar-el-puente", una sopa típica de la región de Yunnan a base de tallarines de arroz y pollo.
Precisamente el éxito del mercado parece haber sido la causa de su fin. Los vecinos de la zona se quejaron del nivel de ruido y los olores que emanaba del mercado cada noche. La masa de visitantes también afectaba la circulación del tráfico. sumado al cúmulo de basura que se amontonaba cada noche en la calle. Pero aunque el mercado de Donghuamen desapareció, no lo hizo su legado. Los turistas con ganas de hacerse selfiescomiendo un caballito de mar no deben desesperar: apenas unas decenas de metros más allá, la "calle de los snacks" de Wangfujing continuará sirviendo a quienes lo deseen cigarras fritas, saltamontes y otras tantas supuestas delicias para el paladar © El País, SL
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