6 tintos otoñales para sobrellevar la cuarentena y salir del Malbec
Abril llega con días más cortos y frescos e invita a volver a aquellos vinos que tal vez dejamos de lado en el verano. Cuáles probar más allá de la cepa insignia argentina.
Aunque en teoría la estación comenzó el 21 de marzo pasado, el clima de otoño en Argentina se está haciendo esperar. Pero abril llega con su promesa de días más frescos y cortos, lo que, pese al encierro obligado por la cuarentena, nos invita a volver a los vinos tintos que quizás en verano consumimos menos.
"Abril no es el mes más cruel, como escribió el poeta T. S. Eliot. Es tiempo de soles piadosos, hojarascas, membrillos, guisos poco contundentes. El otoño es la estación que siempre llama a la intimidad y a la paz hogareña", dice Elisabeth Checa, periodista gastronómica y autora de la guía Los buenos vinos argentinos, que publica anualmente desde hace más de una década. "Pero este otoño es especial. Estamos en casa. Todos por el bien de todos", reflexiona, y acepta la propuesta de Clarín de elegir tintos que "mariden" con estos días de aislamiento.
"El vino nos acompaña siempre. Si en el verano fueron los rosados trémulos y los frescos blancos del año, en este comienzo de un otoño tan particular aquí es temporada de tintos jóvenes, también para probar algunos que no remiten a un estilo más clásico", afirma la especialista.
La selección de vinos tintos otoñales de Elisabeth Checa (y sus comentarios de cada uno) es la siguiente:
Tintos otoñales: Merlot de Fabre Montmayou, blend de Humberto Canale y Syrah de Pyros.
1. Fabre Montmayou Reserva Merlot 2016
Hay pocos Merlot en el mercado. Perfecto para acompañar un pollo al horno bien dorado con profusión de hierbas. Un vino de una elegancia cartesiana, equilibrado y amable pero al mismo tiempo chispeante. Muy francés.
2. Humberto Canale: Íntimo 2017
Un blend de Cabernet Sauvignon, Malbec y Merlot. Rejuvenecido. Perfecto con un puchero poco exuberante. Rejuvenecido en su clasicismo, se percibe la fruta y algo especiado, y funciona muy bien como un vino posible para disfrutes cotidianos con cocina sin rebusques. Por ejemplo, un puchero de rabo en casa o en Urondo.
3. Pyros Appellation Syrah 2017
Un Syrah del Valle del Pedernal, San Juan, perfecto para guisos. De aromas profundos y buen volumen. Es un Syrah con frescura, moderno y especiado, de paso vivaz y mordiente. Paladar franco, bien logrado, con buena concentración, y además puede ganar equilibrio y más carácter con más estiba. Va muy bien con un curry indio.
Tintos otoñales: Bonarda de Saint Felicien, Cabernet Franc de Rutini y Pinot Noir de Santa Julia.
4. Saint Felicien Bonarda 2018
El mejor para acompañar los ravioles del domingo. Elaborado con uvas de viñedos de 40 años. De aromas lácticos, con un carácter de frutas rojas. Trago fácil pero con músculo, paladar franco y especiado, con taninos incipientes y un final fresco y amable. Todavía la madera compite con la fruta, pero todo en equilibrio. Nos hace soñar con un risotto con ossobuco y funghi porcini.
5. Rutini Cabernet Franc 2016
Va perfecto con un lomo grillado en el horno y salsa bernaise. Un gran vino para explorar en esta variedad que viene pisando cada vez más fuerte. Sus aromas son equilibrados, con dejos herbales secos que hablan del cepaje. De buen cuerpo, con fruta negra y una textura fina. Hay fluidez, y la madera se empieza a integrar. Se mantiene amable y joven, y puede ganar equilibrio con más guarda. De todos modos, está para disfrutes inmediatos.
6. Flores Negras Pinot Noir 2019
Versátil y posible. Va con todo. Del mar o de la tierra. Su aspecto es ideal pero sus aromas son poco expresivos, y predominan los dejos especiados. De buena textura y trago refrescante, pero sin fuerza frutal. Se inclina hacia los efluvios de la tierra húme- da. Es interesante cómo se lograron sus texturas y cómo se mantienen equilibradas hasta el final de cada trago. Perfecto para pescados de río a la parrilla.
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