Dulces con sabor a historia: secretos de los tradicionales pasteles de Belém
La profesora de historia Patricia Lasca recorrió la capital portuguesa y nos cuenta los orígenes de estas especialidades locales, y comparte una receta tradicional (y fácil) para hacer en casa.
Lisboa es mágica, casi como un “amor a primera vista”. La calidez de su gente, el sol que brilla la mayoría de los días del año, las curiosidades del casco antiguo de Alfama, la bohemia del medieval Chiado -uno de los barrios más típicos- y el histórico barrio de Belém, junto con sus tradicionales pasteles, son algunos de los imprescindibles de un destino que enamora.
El histórico barrio de Belém, junto con sus tradicionales pasteles, son algunos de los imprescindibles de un destino que enamora. Foto: Patricia Lasca
Con sabor a historia
Antes de pertenecer al patrimonio de la gastronomía portuguesa, los pasteles de Belém se nutrieron de una fascinante historia. Sobre el río Tajo, en el oeste de Lisboa, testigo de acontecimientos que cambiaron la historia, está enclavado el barrio de Belém. Por su importancia y por su belleza miles de turistas lo recorren cada día. El barrio en su conjunto es la muestra certificada de un pasado portugués de exploraciones y descubrimientos.
El Monasterio de los Jerónimos y su iglesia simbolizan, junto con la Torre de Belém, la etapa de la expansión ultramarina portuguesa. Foto: Patricia Lasca.
Cerca de la Torre de Belém, y del Monumento a los Descubridores, otro de los protagonistas indiscutidos que atrae todas las miradas es el Monasterio de los Jerónimos, antes una ermita. Cuenta la tradición que, en plena época de expansión ultramarina, en esta humilde ermita de Restelo, pasaron la noche Vasco da Gama y su tripulación antes de emprender el viaje por las costas de África. Los exploradores iban en busca del Lejano Oriente por vía marítima, ruta desconocida hasta el momento. Por fin, en 1498, el descubridor Vasco da Gama y sus marinos llegaron a Calicut, en India, que era un importante mercado de preciadas especias.
Los pasteles de Belém se elaboran en pastelerías de muchos países, desde Occidente a China, a partir de fórmulas tradicionales. Foto: Shutterstock.
Para celebrar el regreso de los navegantes, y honrarlos, el rey Manuel I de Portugal mandó a construir, en 1501, el Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém. El imponente edificio religioso se diseñó siguiendo las características del estilo manuelino, una fusión entre gótico tardío y renacentista.
Para los jerónimos, monjes de clausura, entregados a una vida de oración, recogimiento y soledad, el nuevo monasterio resultó la morada ideal. Fue precisamente en este lugar donde un maestro pastelero delineó la receta secreta de unos pasteles, que horneó por primera vez para los monjes. Con el tiempo, éstos serían reconocidos como característicos de la cocina portuguesa.
El Monasterio de los Jerónimos y su iglesia simbolizan, junto con la Torre de Belém, la etapa de la expansión ultramarina portuguesa. Foto: Patricia Lasca.
El día que salieron del claustro
La Orden de los Jerónimos fue víctima de exclaustraciones y desamortizaciones de los gobiernos liberales. En 1836, los jerónimos sufrieron la expropiación de sus bienes y la exclaustración de sus monjes. Con el monasterio deshabitado, el maestro repostero (sin trabajo) vendió la receta de sus pasteles a un empresario, quien abrió las puertas de "Pastéis de Belém" en 1837.
Hoy, la hermosa casona tiene un soleado patio interior y está decorada con los típicos azulejos portugueses de color azul; se encuentra a pocos metros del Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém, y de su iglesia. En la actualidad, una multitud de personas hace largas colas para probarlos en las salas del local, o eligen llevarse los pasteles para disfrutarlos mientras paseas por el barrio. Un mozo comenta que el pastel favorito de los clientes es el clásico de nata y que en días especiales han elaborado hasta cincuenta mil pasteles.
"Nuestros pasteles se han tornado en una representación de la cocina portuguesa y, por ser el lugar de creación de referencia en el mundo, esta casa también es de suma atracción para quienes visitan Lisboa", cuenta Miguel Clarinha, uno de los gerentes de la empresa. Foto: Shutterstock.
"Nuestros pasteles se han tornado en una representación de la cocina portuguesa y, por ser el lugar de creación de referencia en el mundo, esta casa también es de suma atracción para quienes visitan Lisboa", cuenta Miguel Clarinha, uno de los gerentes de la empresa, propiedad de la familia Clarinha desde principios del siglo XX.
Si bien, claro está, la receta secreta se conserva en su lugar de origen, los pasteles de Belém se elaboran en pastelerías de muchos países, desde Occidente a China, a partir de fórmulas tradicionales.
Los famosos pasteles también llegaron a Buenos Aires de la mano de un portugués, Luis Infante Da Cámara, quien abrió "Nataría Portuguesa". Hasta el momento Da Cámara es propietario de dos locales, uno en la calle Carlos Pellegrini, en el centro porteño, y otro, en la calle Vicente López, en el barrio de Recoleta.
Sólo podemos decir algunos de los ingredientes comunes a todos los pasteles: harina, azúcar, huevos y leche. En cuanto al resto, por tratarse de una receta secreta no los podemos revelar", dicen los dueños portugueses del local. Foto: Shutterstock.
Pasteles gourmet
¿Qué los hace tan especiales y cuál es el diferencial con otros pasteles? "La conservación de la receta original, el proceso de fabricación artesanal y la elección de los ingredientes", dicen los dueños del local, que aseguran que mantuvieron "viva la historia y la identidad del producto, por eso también nos diferenciamos de otros pasteles de nata".
¿Cuesta mucho hacerlos, y lograr el “punto” exacto? "Por ser hechos de forma artesanal es un trabajo difícil y requiere de mucha habilidad. Queremos que siempre estén perfectos, por eso desde nuestros maestros pasteleros a las restantes etapas del producto, el proceso siempre consume mucho tiempo".
¿Cuáles son los ingredientes de estos dulces con masa de hojaldre rellena de crema de huevo? Juegan al misterio: "Sólo podemos decir algunos de los ingredientes comunes a todos los pasteles: harina, azúcar, huevos y leche. En cuanto al resto, por tratarse de una receta secreta no los podemos revelar".
Los pasteles de Belém se elaboran en pastelerías de muchos países, desde Occidente a China, a partir de fórmulas tradicionales. Foto: Shutterstock.
Receta tradicional (y fácil) para hacer en casa
Ingredientes (para 18 unidades)
- 1 lámina de hojaldre
- 200 gramos de azúcar
- 180 ml de agua
- 320 ml de crema de leche
- 6 yemas de huevos
- 40 gramos de harina de maíz
- Para espolvorear (opcional): azúcar impalpable y/o canela en polvo
Preparación
1 - Extender la masa de hojaldre. Cortar en círculos, del diámetro de un molde de magdalenas o muffins. Llevar a la heladera.
2 - Preparar un almíbar espeso, con el agua y el azúcar. Dejar entibiar.
3 - En otro bol, mezclar la harina con las yemas, añadir la crema caliente, revolver y pasar a una cacerola. Cocinar (y revolver) a fuego lento hasta que espese, sin hervir. Añadir lentamente el almíbar y colocar en una jarra.
4 - Enmantecar los moldes y poner en cada base un disco de hojaldre. Rellenar con la crema, recién preparada, ¾ partes del molde. Hornear a 200 grados durante 20 minutos. Se pueden comer calientes o fríos y espolvoreados con azúcar impalpable o canela.
Tips: el tiempo de horneado es aproximado, generalmente a 200 grados serán suficientes 20 minutos, pero si no se ponen dorados, se dejan un poco más.
No se preocupen si durante el horneado la crema se sube mucho, es normal, luego bajará. Conservar en la heladera.
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