Buenos Aires secreta. Tres cafeterías de especialidad ocultas en la ciudad
Coffee Town: en un Banco Nación
Coffee Town fue el lugar que arrancó con la movida del café de especialidad en Argentina; primero como un espacio de formación, luego con locales a la calle. A fines de octubre del año pasado, inauguraron el último, esta vez en la sucursal Plaza Serrano de Banco Nación.
Esta Mamushka funciona así: el cliente ingresa al banco -que no tiene cajas, solo opera con terminales y ejecutivos de cuenta que atienden al público- y, si está atento y mira al costado, descubre la barra y la heladera donde se exhibe la pastelería.
Vale decir que no hay cafetería de especialidad en la Argentina que ofrezca tantos tipos de granos. Con 27 variedades en carta provenientes de 19 países, es una especie de Disney de los coffee lovers. Por suerte, a la hora de elegir hay ayuda, no solo de los baristas, la carta es un verdadero decálogo: cada café se presenta con una descripción completa sobre el origen, el proceso y perfil de taza.
También ofrecen tés en hebras importados, jugos naturales y batidos detox. La propuesta de comida, tanto dulce como salada, es simple, pero cumplidora.
A la hora de elegir hay ayuda, y no solo de los baristas; la carta es un verdadero decálogo: cada café se presenta con una descripción completa sobre el origen, el proceso y perfil de taza.
La mayoría de quienes visitan esta joya escondida lo hace en plan "bunker laboral", ya que tiene seguridad en la puerta -por el banco-, enchufe en todas las mesas y tranquilidad suficiente para trabajar sin molestias.
Jorge Luis Borges 1660, Palermo. Lunes a viernes de 8 a 21.
Café Flor: en un espacio de coworking
El café y el trabajo van de la mano, ya se sabe: a la hora del rendimiento la cafeína siempre ayuda. Qué mejor entonces que juntar un coworking con una cafetería de especialidad, así nació Café Flor.
El funcionamiento es simple: se paga por tiempo de trabajo en lugar de por consumición. La primera hora cuesta $180 y luego, cada 15 minutos, se cobran $40 adicionales (además, hay un plan de todo el día por $800); durante el tiempo que el cliente permanece en el coworking puede consumir todo lo que quiera, algo así como una cafetería tenedor libre o, mejor dicho, taza libre.
Trabajan con baristas profesionales que hacen espressos con los granos de Full City (oriundos de Colombia), ofrecen desde americanos hasta el imperdible flat white. Y tienen ayuda, una cafetera Nuova Simonelli que es la estrella de lugar. Si de comidas se trata, hay budines, medialunas y dos propuestas de almuerzo (que vienen incluidas en el precio del pase diario): ensalada y tostado.
Durante el tiempo que el cliente permanece en el coworking puede consumir todo lo que quiera, algo así como una cafetería tenedor libre o, mejor dicho, taza libre.
Como buen coworking, no faltan las salas de reuniones y hasta una Phone Booth -esas cabinas telefónicas de las viejas épocas- para hacer videollamadas. Y un dato clave, el Wifi es a prueba de balas: tienen más de una conexión para que nunca falle.
Thames 1824. Lunes a viernes de 9:30 a 20. info@cafeflor.com.ar
Café Haus: detrás de un maxikiosco
Si alguna vez viste la foto de un osito a punto de ahogarse en un flat whites es muy probable que se trate de una creación de Café Haus. Esta cafetería de especialidad, escondida detrás de la fachada de un maxi kiosko, fue precursora en el Arte Latte 3D, una técnica que permite darle una forma corpórea a los diseños.
Trabajan con café colombiano y en sus tazas no solo viven osos, también hay gatitos (Caramel Cat) unicornios (Gaticornios), y perritos, como el nutty poppy, que asoma su cabeza en un café saborizado con leche de avellanas. Además, hacen rainbow coffee; como indica su nombre, es un latte art que cambia el blanco que impone la leche por una gama de colores tipo arcoíris. A la hora de comer, los clásicos de la casa son las arepas, el cheescake y los wafles.
El salón, sin embargo, sigue sin revelarse a simple vista: hay que atravesar ese shop para sentarse en una de las mesas y beberse a las tiernas mascotas espumosas.
Y si bien durante meses, el maxikiosko de adelante vendía alfajores, caramelos y otras golosinas, ahora mantiene la estética, pero con estantes llenos de paquetes de café, endulzantes y otros artículos para continuar con la tradición cafetera en el hogar. El salón, sin embargo, sigue sin revelarse a simple vista: hay que atravesar ese shop para sentarse en una de las mesas y beberse a las tiernas mascotas espumosas.
Av. Santa Fe 3618. Lunes a sábados de 8 a 20.30. Domingos de 11.30 a 20.30
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