lunes, 10 de junio de 2019

Clarín - Ciudades - La restauración del Mercado del Progreso de Caballito: al rescate de su herencia art déco

La restauración del Mercado del Progreso de Caballito: al rescate de su herencia art déco

Buscan que su gran cartel recupere las líneas y el color de los '30. Y, bajo la mampostería, descubren otras huellas de ese estilo. Mirá.


Es el símbolo de un símbolo de la Ciudad de Buenos Aires. El monumental cartel que muestra el nombre del Mercado del Progreso de Caballito (1889), con sobrias letras art déco, se instaló hace rato como un emblema del lugar. Y se viene plantando como un ícono del barrio y como más: una huella clave de la historia de esos espacios de compra que marcaron la vida cotidiana de los porteños desde fines del siglo XIX. Se sabe: un supuesto detalle puede ser algo sin importancia o, como en este caso, un rasgo clave. Neto y precioso.
Pues bien: ahora fuentes oficiales informaron a Clarín que, en el marco de la obra para poner en valor el Mercado, llegó la hora de devolverle al cartel sus características originales. Que exhiba las líneas depuradas y el color que tuvo en la década de 1930, cuando lo instalaron.
Plan. Este render muestra cómo proyectaron que luzca el frente del Mercado del Caballito tras seis meses de obras. / GCBA
Plan. Este render muestra cómo proyectaron que luzca el frente del Mercado del Caballito tras seis meses de obras. / GCBA
Reloj. Una maravilla "escondida" en el Mercado del Progreso de Caballito. / GCBA
Reloj. Una maravilla "escondida" en el Mercado del Progreso de Caballito. / GCBA
Históricas. Las letras art decó que forman el nombre del Mercado de Caballito son un emblema del lugar y de la época. / GCBA
Históricas. Las letras art decó que forman el nombre del Mercado de Caballito son un emblema del lugar y de la época. / GCBA
No es tarea sencilla. El Mercado está ubicado en avenida Rivadavia y Del Barco Centenera, frente a la Plaza Primera Junta, en el ajetreado corazón comercial de Caballito. Y cada letra mide 1,6 metro de alto por 1,2 de ancho promedio, de acuerdo con fuentes oficiales.
"Ya pusimos los andamios en la fachada que da a Rivadavia -al 5400- hasta la ochava. Y ahora nos enfocamos en la limpieza. Ahí mismo, en el parte superior, están las letras art déco y vamos a despejar capas de pintura hasta encontrar el tono original", indicaron fuentes del equipo de arquitectos que realiza la restauración.
No es todo en ese rinconcito del art déco porteño. "En uno de los primeros locales que aparece al entrar al Mercado, una pizzería, descubrimos aristas dentadas típicas de art decó detrás de mapostería. Vamos a rehacerlas", agregaron.
Deterioro. En el cartel del Mercado del Progreso de Caballito. /GCBA
Deterioro. En el cartel del Mercado del Progreso de Caballito. /GCBA
Clarín ya lo contó acá: el Mercado abrió en 1889 y a las verdulerías, panaderías y carnicerías tradicionales, se sumaron barcitos, entre otros espacios de reunión "modernos". Así que conserva su antiguo corazón de barrioaggiornado. Por eso, con sus más de 170 puestos y 17 negocios a la calle, con el cartel art decó, es una joya de la Ciudad, que para muchos debería figurar en las guías turísticas.
La empresa HIT gano la licitación para los trabajos de puesta en valor del Mercado, indicaron desde el Ministerio a cargo, el de Ambiente y Espacio Público porteño. La inversión es de $19.970.754,21. Y prevén que todo esté terminado en noviembre.
La obra no se agota en el frente del edificio. "Se trabaja paralelamente en el basamento comercial, a nivel de ochava y en el ordenamiento de los locales: hacemos las carpinterías nuevas, unificamos alturas, movemos las cortinas hacia adentro -muchas dan al exterior-, entre otras tareas. Es una tarea enorme porque se trabaja con el Mercado abierto", agregaron desde el equipo de expertos. "Cerramos ventilaciones, sacamos equipos en desuso. Quitamos instalaciones del alero voladizo que sobresale alrededor de 1,5 metro en el primer piso para consolidarlo", concluyeron.
Visitado. El Mercado del Progreso de Caballito, imán para vecinos. /  Emmanuel Fernández
Visitado. El Mercado del Progreso de Caballito, imán para vecinos. / Emmanuel Fernández
En tanto, desde el Ministerio contaron que los trabajos de iluminación “jerarquizarán los elementos significativos de frentes y torres”. Proyectaron, por ejemplo, colocar instalaciones de alimentación de artefactos en el exterior y aseguraron que estarán ubicadas “en las condiciones de menor impacto y visión”.
Productos frescos. Un sello del Mercado del Progreso de Caballito. / Emmanuel Fernández
Productos frescos. Un sello del Mercado del Progreso de Caballito. / Emmanuel Fernández
“Con la puesta en valor del Mercado del Progreso de Caballito se van a beneficiar las más de 195.000 personas que transitan el lugar a diario y se le va a devolver atractivo al sector”, resumió el ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Machiavelli. “Queremos destacar su valor patrimonial e histórico y como espacio de reunión", subrayó. Y explicó: "En 2010, la Legislatura porteña sancionó la Ley 3.536, que establece la catalogación del Mercado del Progreso comoedificio singular y nivel de protección estructural. Desde el Gobierno de la Ciudad, se ha elegido trabajar en sus fachadas dado su alto valor urbanístico, arquitectónico, histórico-cultural y patrimonial".
Colores. En uno de los 174 puestos del Mercado. / Emmanuel Fernández
Colores. En uno de los 174 puestos del Mercado. / Emmanuel Fernández
Carnes. Cuando abrió, a fines del siglo XIX, el Mercado del Progreso fue un ejemplo para su conservación. / Emmanuel Fernández
Carnes. Cuando abrió, a fines del siglo XIX, el Mercado del Progreso fue un ejemplo para su conservación. / Emmanuel Fernández

Los mercados porteños, hitos para los barrios

Al Mercado de Caballito lo inauguraron el 9 de noviembre de 1889, con dos bandas de música y brindis con puesteros y vecinos. Fue una obra pensada por la Sociedad del Progreso de Caballito y realizada con un diseño que para su época resultaba ejemplar. Las prioridades: higiene y ventilación. En ese momento había 53 puestos y el pabellón central estaba dedicado sólo a carnes. En una galería lateral, ofrecían pescado fresco, con mesadas de mármol y fuentes con circulación de agua. En otras, frutas y verduras frescas y, hacia el frente, productos de almacén.
Los trabajadores del Mercado eran, en su mayoría inmigrantes, y el lugar abastecía también a vecinos de Almagro y de Flores. Ya en los años ‘20 se integró el pasaje Coronda, una antigua calle de servicio para carruajes. Allí pusieron cámaras frigoríficas. Y en los ‘30 la fachada adquirió los aires art déco.
En 2001 el Mercado fue declarado de interés cultural por el Gobierno porteño, debido a la actividad comercial, la oferta gastronómica y las propuestas artísticas, entre ellas, shows de tangueros jóvenes.
Hoy el lugar cuenta una superficie tres veces más grande que cuando abrió: unos 3.600 m2 . Sin embargo, conserva mucho de aquellos primeros años: algunos de los que atienden son nietos de los primeros puesteros.  ¿Tienta visitarlo? Abre de lunes a sábados de 8 a 20 y los domingos de 8 a 12.
Hay más. Espacios como el Mercado del Progreso de Caballito pueden ayudar a contar la historia de la Ciudad. En Buenos Aires, los mercados pasaron de las calles y plazas a lugares cerradosen la segunda mitad del siglo XIX, a la par del crecimiento de las ciudades y el reconocimiento de la necesidad de políticas de higiene y salubridad.
“Se construyeron 36 en diferentes partes entre 1856 y los primeros años del siglo XX”, dicen las arquitectas Graciela Aguilar y Mónica Sanjurjo y el historiador Leonel Contreras en el libro Mercados de Buenos Aires (Olmo Ediciones, 2014). Fue en el marco de las oleadas de inmigrantes y del cambio de la antigua forma de venta directa del productor al comprador –que hace unos años vuelve, en pequeña escala– a la de intermediación comercial, explican.
Además, los mercados de este tipo fueron “puntos referenciales a la hora de la consolidación de los diversos barrios”. De hecho, cuando el de Abasto (1893) cerró, en el ’84, dado que la Corporación del Mercado Central limitó la instalación de ese tipo de espacios a 60 km de la Ciudad, Luca Prodan escribió la canción Mañana en el Abasto sobre “bares tristes y vacíos” y “tomates podridos por las calles”.
Según el libro Mercados... cerraron más de 110 en Buenos Aires, 64 se transformaron –el de Abasto reabrió como shopping en el ’98–, al menos 13 quedaron abandonados y funcionan unos 20.

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