viernes, 27 de julio de 2018

Clarín - Gastronomía - Comida por peso: una opción que crece pero también genera dudas

Comida por peso: una opción que crece pero también genera dudas

El boom que comenzó en el Microcentro se expandió a los barrios y ya hay más de 500 restaurantes entre Capital y GBA. Hay quejas por las condiciones de higiene.

Papas fritas, filetes de pescado y ensalada rusa, pero también frutas, tofu y arroz yamaní. Los locales de comida por peso tienen opciones para quienes se cuidan y para los que no cuentan calorías. Es raro que alguien elija una sola opción: la regla es reunir en una misma bandeja plástica platos como ñoquis, milanesa, chaw fan, cerdo salteado con hongos o una tarta de zapallitos. Toma horas tener toda esa comida lista, pero las góndolas metálicas de autoservicio se vacían en minutos.
Este formato pasó de ser una novedad limitada al Microcentro a formar parte del paisaje de cada barrio porteño. Según datos de la Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Países del Sudeste Asiático (Cedeapsa), que nuclea a la mayoría, en la Ciudad y el GBA hay entre 500 y 600. Muchos los eligen por comodidad, rapidez y, sobre todo, precio: el kilo cuesta entre $ 150 y $ 220. Para algunos, son más baratos que preparar la comida en casa.
Pese a su presencia en la gastronomía porteña, todavía no fueron encuadrados en un rubro definido: para la Ciudad, siguen estando en la línea difusa entre restaurante y rotisería. Recién en 2019 se abriría la puerta a la creación de una categoría específica, cuando se modifiquen los aspectos especiales del Código de Habilitaciones de la Ciudad, creado más de cuatro décadas atrás.
“Están creciendo cada vez más. Si sigue así, en las zonas con mucho movimiento de gente habrá uno por cuadra”, celebra Yolanda Durán, presidenta de la Cedeapsa. Sólo basta hacer números: mientras que comer todos los días en un restaurante tradicional demandaría al menos $ 4.000 al mes, los locales de comida por peso ofrecen precios convenientes y permiten que el mismo consumidor quien controle mejor cuánto terminará gastando.
Advierten sobre el riesgo de que se contamine la comida por mezclar alimentos. Foto: Emiliana Miguelez.
Advierten sobre el riesgo de que se contamine la comida por mezclar alimentos. Foto: Emiliana Miguelez.
Los precios tan competitivos surgen en parte del hecho de contar con menos personal -no hay mozos- y ahorrar en servicios, ya que funcionan en un horario más reducido que los restaurantes, en general de 10 a 16. Algunos dueños incluso compran insumos en pool con otros establecimientos.
Este tipo de locales son inspeccionados por la Agencia Gubernamental de Control (AGC) según los requerimientos de su habilitación: como restaurantes (con mesas y, por lo tanto, baños) o como rotiserías (si sólo venden comida). Y tienen un aspecto adicional a revisar: el de las temperaturas de las góndolas de platos fríos y las de los calientes.
Sin embargo, las condiciones de higiene de estos locales siguen generando polémica: entre 2017 y lo que va de 2018 hubo diez denuncias de clientes a la AGC, aunque la mayoría de las quejas se canalizan por redes sociales.
“Fuimos a comprar comida hoy y había una rata muerta debajo de un mostrador. El personal ni se inmutó, sólo la levantaron”, reza el último comentario publicado en la página de Facebook de un local de estas características en el Microcentro. En otro muy concurrido de Belgrano, la opinión más reciente en Google Maps (donde pueden puntuarse lugares) destaca que el lugar “genera muchas dudas sobre la calidad de la comida, y al pollo se le notaba que estaba resonando ahí hacía rato”.
Ezequiel Birnbaum (31), vegetariano y habitué de estos locales por la gran variedad ‘veggie’ que ofrecen, reconoce que “la comida suele tener exceso de fritura y cosas del día anterior. Muchas veces terminás comiendo chatarra’”. Alejandra Dimatteo (34) vive al lado de uno en Caballito, pero reconoce que no va más “porque la última vez que fui, me intoxiqué”.
Los dueños de los restaurantes tradicionales tampoco ven este formato con buenos ojos: dicen que el sistema de autoservicio “no se presta para una correcta manipulación de los alimentos”. “Por sus mismas características, puede llevar al cliente a contaminar la comida involuntariamente. Hemos detectado varios casos en los que el manejo no fue el óptimo”, señala Camilo Suárez, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC).
Desde la AGC indican que no hay más clausuras de lugares de comida por peso en relación a otro tipo de establecimientos. “Durante 2017 y lo que va de 2018 sólo se clausuraron 24 de estos comercios. En su mayoría fueron por falta de higiene y presencia de excremento de ratas”, afirman las mismas fuentes.
Link a la nota: https://www.clarin.com/ciudades/comida-peso-opcion-crece-genera-dudas_0_ByTHnsDEm.html

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