Sensatez y sabor
Las conversaciones actuales sobre comida son un campo minado en el que no se sabe a quién se va a halagar o espantar con un comentario.
En ese terreno, Narda Lepes es una de las voces más sensatas, que destierra verdades a medias y se concentra en causas de alto impacto (como hacer campaña para desterrar el desperdicio de comida, o hablar de la omnipresencia del jarabe de maíz de alta fructosa en la comida para chicos), para comer y cocinar sin tanto dramatismo.
Eso se refleja en Narda Comedor, donde en un entorno despojado (diseñado por el prolífico Horacio Gallo como una gran ventana a la Plaza Parques Nacionales Argentinos) se sirven platos simples pero audaces, y también mensajes ("Tomá agua" en el fondo de un vaso, por ejemplo).
En la barra, pizarrones corredizos esconden vajilla y reciben a los comensales con mensajes como "Comé plantas". Foto: LA NACION / Magalí Saberian
Un piletón invita a las personas a lavarse las manos antes de sentarse a comer. Foto: LA NACION / Magalí Saberian
Detalle de las mesas con extremos rebatibles y uno de los platos estrella de Narda Comedor: el akusay con crema de hierbas. Foto: LA NACION / Magalí Saberian
Proponen pedir un tapeo de los platos pequeños para empezar (la cebolla con crema de papa, $190, y el akusay con increíble crema de hierbas, $220, son clásicos) y un principal para compartir (desde $410).
Martes a sábados, de 8.30 a 23.30; domingos, de 8.30 a 15.30. Sucre 664, Belgrano. Reservas al: 15 6131 0664. IG:
@nardacomedor
Durante la tarde, mesa dulce. A la noche, cuando hay mucha gente en la barra se sirve ponche para alivianar la espera. Foto: LA NACION / Magalí Saberian
Blanco, líneas rectas y Helvética: guiños modernistas característicos de los restaurantes de Horacio Gallo. Foto: LA NACION / Magalí Saberian
Tertulias con historia
El patio cervecero está armado sobre un corredor que solía ser la típica entrada de carruajes de las casas de la época. Foto: Magalí Saberian
La casona que alberga a este bar data de 1918. Cuentan sus impulsores que un bon vivant francés era famoso por las fiestas que daba allí, y que el nombre Casomera estaba moldeado en placas metálicas que encontraron en la propiedad.
Honrando la historia, buscaron convocar a reuniones distendidas, con cerveza y sándwiches (para los carnívoros, de bondiola braseada, $200; o de milanesas de berenjena con hummus de remolacha para los vegetarianos, $140), que conviven con tragos y, pronto, más platos principales.
"El desafío fue rescatar la casa para el barrio, y que pudieran convivir ambientes como el patio cervecero con el salón más elegante", cuenta Fernando Arieu. Para atardeceres pintorescos.
La casa tiene los elegantes pisos, molduras y aberturas de madera originales. Foto: LA NACION / Magalí Saberian
Por ahora el menú abarca platos simples de tapeo cervecero, pero está prevista la incorporación de principales más elaborados. Foto: Magalí Saberian
Encontrá más lugares para ir a conocer:
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/2089041-2-restaurantes-con-estilo-el-nuevo-de-narda-y-una-casona-de-1918-en-belgrano-r
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