Coronavirus en Argentina: tras la vuelta del take away, los gastronómicos piden medidas impositivas
Desde el martes podrán usar esta modalidad desde las 11 hasta el cierre. Pero aseguran que el delivery representa sólo el 10% de su facturación.
En el nuevo esquema con el que la Ciudad transitará la cuarentena por el coronavirus a partir de la próxima semana, el Gobierno porteño habilitó que a partir del martes los locales gastronómicos puedan operar también a partir de la modalidad take away. Sin embargo, las entidades del sector advirtieron que esta medida es un paliativo que tendrá un efecto relativo y reclamaron respuestas del Estado nacional y local para el ahora, pero también para el después de la pandemia.
El plan que oficializó este sábado el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, permite que desde el martes los restaurantes, bares, cervecerías, heladerías y otros locales gastronómicos puedan abrir desde las 11 y hasta su cierre, sin límite de horario, y vender también en la modalidad "para llevar”, que se suma así al delivery que ya estaba autorizado. Los salones seguirán cerrados.
Las cámaras empresarias celebran que se permita también esta forma de comercialización, pero admiten que moverá poco la aguja de una facturación que sigue por el piso. Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC), estimó que el delivery representa habitualmente el 10% de la facturación de los locales. Graciela Fresno, titular de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA), la calculó alrededor de un 15%. Ambos coincidieron que esos números son los que se manejaban antes de la pandemia, y que la cuarentena no los hizo aumentar porque la gente retrajo sus gastos. “Es en lo que menos vas a gastar. Compras en el supermercado y cocinas en tu casa”, señaló Fresno.
Gabriel Famá, presidente de la Asociación Fabricantes de Helados Artesanales y Afines (AFADHYA), rescató que para este rubro “es una ayuda para bajar los costos de las apps de delivery que nos están matando”. Según señaló, el promedio mínimo que les cobran a las heladerías (y a pizzerías y otros locales) es del 20%, con un piso del 17% a las que tienen muchas sucursales, pero que “en alguna heladería suelta de barrio le llegan a cobrar el 35%, un tercio del valor bruto. Descontando el IVA y los costos fijos al heladero no le queda nada”.
En el caso de FEHGRA, al ser una entidad nacional, miran la foto porteña pero también la panorámica de todo el país, donde hay distritos que están abriendo de a poco la actividad gastronómica o lo harán próximamente. Por eso, elaboraron un protocolo junto con FUNCEI --la fundación creada por el infectólogo Daniel Stamboulian-- para darles a sus asociados una guía con pautas sanitarias tanto en la manipulación de los alimentos, en la preparación y en la entrega al cliente (sea delivery o take away), pero también pensando en las reaperturas, con la distancia que tiene que haber entre las mesas y las pautas para atender a los clientes.
Es que Fresno señala una preocupación común: cómo se comportará el consumidor cuando se levanten las restricciones. “Lo que se dice o se va publicando da cuenta de que la gente puede estar reacia al no haber aún una vacuna, puede tener temor de ir a tal o cual lugar. Por eso queremos darle la tranquilidad de que en ese momento, le vamos a garantizar todas las medidas de seguridad en la atención, avaladas científicamente”.
“Los restaurantes y bares vivimos de lo que vendemos en el salón. Estamos preocupados por el ahora y por cuando volvamos a abrir, por la cantidad de gente que vamos a poder tener. Por la separación social la capacidad va a ser mucho más chica de lo que es actualmente, y con esa capacidad estábamos justos”, se lamentó Amoroso, quien remarcó que la mayoría de bares y restaurantes son pymes que no tienen espalda financiera. En la Ciudad, contabilizó, son 8.000 locales gastronómicos que emplean a 60.000 personas. A nivel nacional, Fresno estimó que de ese calculo que se hacía de 2 millones de trabajadores gastronómicos parados en todo el país, los que pudieron volver a trabajar con estas excepciones son un porcentaje muy menor.
Desde las cámaras empresarias agradecen los aportes del programa ATP de la ANSES, que paga el 50% de los sueldos, pero señalan que la medida es insuficiente porque la facturación actual de los emprendimientos no alcanza a cubrir los costos y porque además estos comercios van a ser los últimos en abrir normalmente. “Hemos pedido que no corran los vencimientos impositivos dentro del período de la pandemia y que no se caigan los planes de pago de la AFIP porque la gente no tiene ingresos para pagar las cuotas, y no lo hemos obtenido. Seguimos insistiendo en esto y en anticipar que el sector va a necesitar asistencia a través de créditos muy blandos para reactivarse, porque además depende del turismo que no va a estar presente por mucho tiempo”, resumió Fresno.
Amoroso sumó que están en negociaciones con el ENRE para recalcular el costo de la energía porque con el contrato de un nivel de potencia “nos siguen cobrando las cuentas de luz con facturas exactamente iguales o superiores a que si estuviéramos abiertos”. Y también apuntó que le están pidiendo al Gobierno porteño la devolución anticipada de saldos a favor de las retenciones de ingresos brutos, que este tributo no se les cobre por 180 días desde la apertura de los locales y que se suspenda por el mismo plazo el cobro del ABL.
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