Cuarentena y consumo: los argentinos preservan el hábito del vino, pero cada vez tienen más barreras para comprarlo
Cerrados bares, restaurantes, hoteles y vinotecas y limitados los canales “tradicionales”, supermercados y venta online quedan como los únicos medios de acceso. Algunos municipios prohibieron su venta
La pandemia de coronavirus y las medidas de aislamiento dispuestas por el Gobierno están teniendo un profundo impacto sobre el consumo de las familias, aunque aún es muy pronto para detectar las tendencias más profundas, aquellas que irán más allá del efecto inicial.
Ya en la semana previa al inicio de la cuarentena, del lunes 16 al viernes 20 de marzo, un informe de Focus Market, la consultora de Damián Di Pace, detectó que hubo fuertes incrementos de volúmenes vendidos y los niveles de facturación superaron en 152% los de igual semana de 2019, muy por encima de la tasa de inflación del orden de 47 por ciento.
El domingo 15 de marzo por la noche, tras reunirse con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el presidente Alberto Fernández, había confirmado la suspensión de clases, el cierre de fronteras, la licencia laboral para los mayores de 60 años, el cierre de cines, teatros y shoppings y de todos los Parques Nacionales, para reducir drásticamente la circulación de las personas.
Compras preventivas
Ya en los días previos al decreto 297, que impuso el “aislamiento social preventivo y obligatorio”, inicialmente hasta el 31 de marzo, las ventas de alcohol líquido y en gel aumentaron 939%, las de lavandina 358%, las de guantes 197% y las de insecticidas 185%, seguidas por productos no perecederos (granos, premezclas, jabón de tocador, fideos secos, harina, arroz, papel higiénico, aceite y así hasta salsa de tomate), que se vendieron entre 100 y 171% más que en igual semana de 2019. Un cronograma elaborado por la consultora Kantar sirve para relacionar los datos con las noticias sobre la pandemia y los anuncios oficiales.
Más arduo de discernir, en cambio, es de qué modo hábitos culturales como el consumo de bebidas alcohólicas, en particular el vino, serán afectados de modo más permanente por la pandemia y el aislamiento. El vino es no sólo la bebida alcohólica más tradicional de la Argentina; también fue, en 2019, la única que pudo resistir con algún éxito el peso de la recesión y registró ese año un leve aumento en el volumen de ventas totales.
“Es muy pronto para saberlo todavía", dice Francisco Do Pico, vicepresidente de Bodegas de Argentina, la Cámara más grande del sector, con unas 280 bodegas. Do Pico destaca el incremento de ventas en el canal supermercadista en la segunda y tercera semanas de marzo, inmediatamente antes y después de la cuarentena. Según Scanntech, que opera desde 2010 en la Argentina, el consumo de la categoría “bebidas alcohólicas” cayó 10% entre el 14 y el 27 de marzo respecto de igual período de 2010, con la excepción de gin, vinos finos y cerveza.
Claro que esas ventas son por autoservicios y supermercados. El canal de bares y restaurantes se cerró por completo y trabaja a hurtadillas el de vinotecas, clave para muchas pequeñas bodegas sin volumen ni capacidad logística para abastecer miles de autoservicios y almacenes de “cercanía” y grandes cadenas de supermercados.
El informe de Scanntech sostiene respecto de bebidas con alcohol que “si bien la categoría en general mantiene tasas de variación de consumo por debajo de las bebidas no alcohólicas, y durante la primera semana de aislamiento obligatorio cae un 10% versus la misma semana del año anterior, hay algunos productos que quedan afuera de la tendencia”.
En vinos finos, el volumen de ventas aumentó 12,1% la semana previa a la cuarentena y 4,1% la primera posterior. También el consumo de gin subió en ambas semanas y en menor medida el de algunos aperitivos, pero cayó fuertemente el consumo de fernet: casi 20% en la semana precuarentena y 12% la primera semana posterior.
Para los vinos finos, los volúmenes de venta aumentaron 12,1% la semana previa a la cuarentena y 4,1% en la posterior. Pasada la etapa de “acopiamiento”, en las próximas semanas se empezarán a ver las tendencias más profundas
En los últimos años, el fernet venía peleando contra el avance de la cerveza. “Antes se juntaba un grupo de pibes, compraban un litro de fernet y dos botellas grandes de gaseosa y tenían para tomar 6 ó 7 litros, ahora no pueden hacerlo”, explicaron en un “chino” de Villa Crespo. Pero los mismos pibes pueden tomar su cerveza en lata o botella, por separado.
En cualquier caso, la bebida alcohólica insignia de la Argentina es el vino, que junto a la carne identifica al país ante el mundo y del que llegó a ser el primer consumidor mundial en litros por habitante.
Producción esencial
Como “alimento”, la producción de vino fue considerada desde un primer momento “actividad esencial” y permitió a la industria concluir la vendimia 2020 y empezar a planear la producción. Pero el futuro es incierto. “En el canal tradicional –dice Do Pico- esperamos caída en ventas, porque muchos mercados de cercanía están cerrando o trabajando en horarios más limitados”.
Do Pico reconoce el potencial de la venta por e-commerce, que ha tenido mucho éxito en EEUU y que varias bodegas vienen aplicando en la Argentina. “Pero estamos preocupados por el impacto que ha tenido y seguirá teniendo el cierre de bares, restaurantes y vinotecas”. Por allí, precisa, se canalizaba un 20% de la facturación de las bodegas, detrás de los canales “tradicional” (almacenes y super chinos) y “moderno” (supermercados).
Entre el 70 y el 75% del vino que toman los argentinos es “vino genérico”, en tetrabric o en botella y fundamentalmente tinto, cuenta Do Pico. “No es Malbec o Cabernet, explica, es ‘vino tinto’; sólo 25% del vino que se toma en la Argentina es varietal, en botellas de 700 a 750 cm3, segmento donde está la mayor rentabilidad del sector. En el vino de mesa en botella los márgenes son bajos y en el ‘tetra’ pesa mucho el costo del envase. Como para que no queden dudas de que se trata de un consumo popular, un dato: en la lista de 2.500 “precios máximos” elaborada por la Secretaría de Comercio Interior del Ministerio de Desarrollo Productivo hay 45 vinos, en diferentes presentaciones.
En la lista de 2.500 “precios máximos” elaborada por la Secretaría de Comercio Interior del Ministerio de Desarrollo Productivo hay 45 vinos, en diferentes presentaciones
“Son momentos complicados para todos: gobierno, empresas, comerciantes”, concluye Francisco Do Pico. “El país y el mundo están pasando una situación nunca vista, pero se cosechó una excelente uva y los trabajadores siguen yendo a las bodegas a producir, lo que nos enorgullece mucho. Si se para toda la actividad sería muy malo, de nuestro sector dependen 17.000 productores”.
Cambio violento
Rodrigo Nazar, de Escorihuela Gascón, no recuerda un cambio tan violento. Pasó de todo, dice: una vendimia de gran calidad, cerrada gracias a la madurez de la uva, que tuvo la deferencia de adelantarse a la cuarentena.
“Pero la parte comercial es complicada, con bares, restaurantes y hoteles cerrados; en la primera semana se notó acopiamiento en la venta en supermercados y la primera semana de abril estuvo dentro de parámetros normales, pero ahora viene el principal desafío”. Hasta ahora”, dice Nazar. Cayó la venta de los vinos más baratos y se mantuvo la de los de mayor calidad, de consumidores con mayor capacidad de absorber crisis temporales. “Pero –cierra Nazar- esto no puede demorarse mucho más, si no se flexibiliza, en 30 días la realidad va a ser completamente diferente”.
Rafael Calderón, CEO de Bianchi, ratifica el panorama de otras bodegas, pero espera algunos datos más. “A nosotros el efecto (de los canales de venta) nos llega retardado, por la reposición”, explica. El fin del verano significó un cambio no solo por el inicio de la cuarentena, sino también porque los canales “tradicionales” perdieron el espacio que tuvieron por el auge del turismo local y recuperaron los supermercados, que además tienen la ventaja de las tarjetas y promociones y se concentran en los productos de mayor venta.
El fin del verano significó un cambio no solo por el inicio de la cuarentena, sino también porque los canales “tradicionales” perdieron el espacio que tuvieron por el auge del turismo local y recuperaron los supermercados
Pero más allá de por dónde se vende, lo que mueve el amperímetro es el consumo en los hogares, dice Calderón. Su bodega, Bianchi, apuesta fuerte a la venta online y dice liderar el canal, con un crecimiento interanual del 200% en base a su campaña “vino a casa”, que enfatiza la cuarentena como una oportunidad para “pasar más tiempo en familia, cocinar más, participar de las tareas hogareñas y compartir la mesa de todos los días”.
Online y Municipios
También Roca, una pequeña bodega de San Rafael, Mendoza, de apenas 27 empleados, a la que se le complicó la exportación con el cierre de las fronteras (sus principales destinos eran EEUU, Inglaterra y Brasil) y se le cerraron sus canales (restaurante, bares, vinotecas) apuesta al canal online. “Lo estamos intensificando, pero es un canal poco maduro, tiene un alto costo, hay que invertir en publicidad y tiene una logística complicada para un producto delicado como el vino y en un país de grandes distancias”, cuenta Alejandro Roca, cuarta generación de bodegueros.
Según datos de la consultora Scentia, en marzo el comercio electrónico creció 52% en unidades vendidas y 106% en el rubro de bebidas con alcohol. “Si comparamos la facturación de marzo 2019 vs 2020 llegamos a un 205 % de incremento, un 207% más en cantidad de pedidos, cifras que estaban fuera de toda expectativa”, dice Josefina Artemisi, Digital Manager de Bodegas Bianchi.
Las ventas online, en todo caso, crecen desde una base muchísimo más baja que los canales tradicionales. Es por cierto un canal en desarrollo, mientras la industria y los consumidores se defienden de los acechos inmediatos. Uno de ellos: intendentes empoderados.
En los últimos días las bodegas se toparon con una mala nueva: más de 40 municipios de 9 provincias prohibieron la venta o circulación de bebidas con alcohol, violando el decreto presidencial 297 que, al establecer la cuarentena, fijó la producción vitivinícola como “actividad esencial”. Sólo en una provincia, Tierra del Fuego, se logró que dieran marcha atrás con la medida.
Más de 40 municipios de 9 provincias prohibieron la venta o circulación de bebidas con alcohol, violando el decreto presidencial 297
Coviar, la corporación del sector, ya denunció esa suerte de ley seca contra el vino, y Bodegas de Argentina envió una nota privada al ministro de Desarrollo Productivo, para que tome cartas en el asunto.
Con bares, restaurantes y hoteles cerrados, almacenes en modo reducido y supermercados concentrados en la venta de limpieza y comestibles, a algunos intendentes se les ocurrió que el vino conspiraba contra el aislamiento social. “Con la misma lógica –dice un bodeguero- podrían prohibir la venta de yerba y el asado”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario