10 recetas de cocina fáciles para los que nunca cocinaron
Si la cocina no es tu fuerte o crees que hace falta experiencia para hacer platos ricos, lee esta nota y busca un retraso.
"La cocina no es lo mío", "no sé hacer ni un huevo frito". Si te sentís identificado con alguna de estas frases, quizás el encierro obligado por la cuarentena te ayude a derrumbar prejuicios y a descubrir habilidades que ni siquiera imaginabas.
Hay gente que cocina muy bien, pero que no disfruta de su tiempo en ese ambiente de la casa tan especial, con olorcito a recuerdos y calor de hogar. También están los que luego de mirar tutoriales en YouTube, leer algunos posteos en las redes y, apoyados por el cuadernito que dejó la abuela de herencia, preparan platos de los cuales están orgullosos. Y existe un tercer grupo que prefiere llamar a cualquier delivery cercano con tal de no tener que sumergirse en ese mundo de ollas y sartenes. Para este rubro de “remolones” culinarios, integrados por quienes apenas si pueden encender el anafe para calentar agua en una pava, vamos a dedicar esta nota.
La primera sugerencia para ellos es que comiencen por recetas simples y para nada pretenciosas. Después de todo, los mejores cocineros también empezaron haciendo platos base. A ver, busquemos huevos, repasen bien lo disponible en la heladera, recuerden que todo sirve.
Platos salados
Omelettes con espinaca, una fórmula fácil y nutritiva.
Sepan que uno de los primeros platos que forman la currícula de las escuelas de cocineros profesionales es el omelette. Claro que para los principiantes la tarea es más compleja, ya que se busca la perfección en la forma y sabor. La versión hogareña es mucho más simple e igual de sabrosa. Una mezcla de huevos batidos, saborizados o no con especias y un relleno que suele tener queso.
Los que quieran cuidar la figura pueden disminuir la cantidad de grasa utilizando solo las claras. Para lograr un omelette más espumoso, pueden batir las claras a punto nieve, y luego unirlas con las yemas con movimientos envolventes. Otro tip para que salgan ricos y la mezcla sea más rendidora es sumarle un chorrito de leche. En cuanto a los rellenos, la masa de huevo batido puede abrazar todo lo que haya en la heladera: jamón y queso, queso y tomate, relleno de empanadas que haya sobrado, cubitos de berenjena con cebolla de verdeo…
Los revueltos con verduras, fáciles y rápidos de hacer.
Recuerden, todo sirve. Por ejemplo, otro plato con huevos muy sencillo es el revuelto. Se trata, simplemente, de un salteado de zapallitos y cebolla, entre otros ingredientes, al que se le vierte un par de huevos batidos y se cocina mezclando para que el huevo cuaje bien mezcladito con los vegetales. El revuelto más famoso, y delicioso, es el de Gramajo que lleva arvejas, cebolla, jamón y unas crujientes papitas. Si el tiempo apremia, éstas pueden ser las pay de paquete.
Magia. El Revuelto Gramajo es un plato que recicla sobras de otros.
Las verduras rellenas al horno también son un recurso ingenioso para los que se inician en la cocina. Permiten a los aspirantes a gourmands domésticos jugar con la imaginación… y con los ingredientes con los que cuentan. El único requisito que hay que tener en cuenta es que los vegetales deben estar precocidos antes de ir al horno con su relleno. Anoten todo lo que pueden preparar “al toque”: calabaza con queso y choclo, zapallitos rellenos con carne picada, berenjena con arroz, etc.
Vegetales al horno rellenos, en este caso zapallitos rellenos de carne gratinados con queso.
Si aún resisten las tareas “manuales” en la cocina, la polenta “mágica” es muy versátil. Cocinarla es mega simple: se vierte en forma de lluvia sobre el líquido que el comensal elija (agua, caldo, leche o un mix de ellas), se mezcla un minuto y listo. Una polenta calentita en cuestión de un chasquido de dedos. Por supuesto que el plato se puede mejorar con un estofado. ¿Estofado? Tranquilos: seamos sinceros, se hace solo. Carne sin hueso en una cacerola con una salsa que ni siquiera tiene por qué ser casera. La de los sobrecitos tan prácticos. Fuego bajito, a revolver sin desmayos y mucha, mucha paciencia.
La polenta se prepara en segundos. Acompañada de un estofado se convierte en un super plato para los días de frío.
Un dato: si sobra polenta, aún en caliente, estírenla sobre una placa o tupper. Cuando esté fría y tenga consistencia, se corta en tiras o triángulos y después se le da el toque grillé. Se puede acompañar con una ensalada de hojas verdes bien aderezada y así, como quien no quiere la cosa, tendrán una magnífica entrada. También se pueden apanar y hacer milanesitas de harina de maíz.
Bastones de polenta frita. Una delicia.
Es cierto que algunos panificados requieren tiempo y paciencia. El yeite está en buscar una buena receta para manos principiantes. ¿Se puede hacer un pan sin amasar? ¡Sí! El chef Juan Braceli prepara una mezcla milagrosa que duerme en la heladera y a la mañana siguiente termina en el horno. Sin esfuerzos, un pan caserito para presumir. Si hablamos de panes, no podemos dejar de incluir a los chipá, esos pancitos de queso, de textura tan particular, se pueden preparan en casita de una manera muy sencilla. Se unen la fécula de mandioca (se consigue en cualquier dietética y en los hipermercados)con el huevo, la manteca, sal y los quesos. Se forman las bolitas y al horno. Una fórmula que siempre sale.
El pan sin amasado requiere tiempo de descanso en la heladera.
Platos dulces
Para los más golosos. Si bien la pastelería es muy precisa, y requiere armonía en los ingredientes, con la ayuda de una balanza o vaso medidor también se pueden preparar cosas ricas. Empecemos por algo bien básico como un bizcochuelo. Para no caer en la tentación de comprar la cajita que promete un resultado exquisito, no vaya a creer que el preparado casero es tan complejo. Sólo se necesitan tres ingredientes para hacerlo: huevos, azúcar y harina leudante. Los puntos más importantes para el éxito de esta receta son tres. No abrir la puerta del horno durante la cocción, precalentar el horno a 160º y mantener esa temperatura y el punto del batido. Se llama “punto letra” y es cuando al batir los huevos con el azúcar, éstos se convierten en una crema densa que, al levantar el batidor, permite “escribir” sobre el batido.
Bizcochuelo casero, con sólo tres ingredientes.
Los scones también son sencillos de elaborar. La receta clásica se prepara con manteca bien fría, pero si quieren asegurarse de que nos salgan “perfectos”, es un modo de decir, empecemos por los scones de crema, que sólo requieren unir los ingredientes sin amasar, cortar y hornear. Una gran variante para pasar estas tardes de cuarentena.
Scon de crema y limón, una versión más sabrosa y más simple que la original.
¿Les gustan los postrecitos industriales? Bueno, se sorprenderían al saber lo fácil que es hacerlos caseros en versión vainilla o chocolate. Salen riquísimos y además es una receta muy rendidora, en volumen y en precio.
El postrecito tipo Serenito casero también se puede prepara en casa (Shutterstock).
Y, por último, para los más nostálgicos, un clásico de todos los tiempos: el arroz con leche. una preparación con sabor a antaño que sigue vigente. Arroz, azúcar y leche más algún elemento saborizante, la canela y la cáscara de limón son los más tradicionales, darán como resultado un postre que se puede comer frío o calentito.
Arroz con leche, un clásico que desafía el paso del tiempo.
Estas diez recetas son sólo el primer paso para que se “hagan amigos” de las hornallas, el horno y toda clase fuegos que transforme materia primera en comida sabrosa. Diez posibilidades para descubrir el fantástico mundo de la gastronomía.
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