viernes, 26 de julio de 2019

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Con aceite de oliva o frutos rojos: los nuevos sabores del pochoclo gourmet, la reconversión de un clásico

El popcorn se complejiza con agregado de condimentos que van desde la sal marina, el aceite de oliva y el cheddar hasta los frutos rojos o la cobertura de chocolate. La evolución de un clásico que hoy es tendencia
(Shutterstock.com)
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Por Mariano Jasovich
Los pueblos originarios de América, en especial los aztecas, dominaron mucho antes de la llegada de los españoles al continente la forma de cocinar el maíz. Una de ellas era el grano suelto en una olla, muy parecido a lo que hoy conocemos como pochoclo. Arqueólogos hallaron restos de este snack en cuevas de Nuevo México que podría datar de 3.600 años antes de Cristo. Ya hace miles de años, sorprendía la magia de pasar de pequeños granos de maíz al producto inflado tradicional.
Hasta la década del 80, los pochoclos se comían en plazas, playas de la Costa Atlántica y visitas al zoo porteño. En los 90, con la llegada de las cadenas de cines, se importó desde Estados Unidos la modalidad de comerlo viendo una película. Las opciones eran dulce o salado. Pero ahora, el pochoclo se complejizó con agregado de condimentos que van desde la sal marina, el aceite de oliva, el cheddar hasta los frutos rojos o la cobertura de chocolate.
Snack saludable
La nutricionista Nadia Hrycyk (Matrícula Nacional 5430) explicó a Infobae que "el pochoclo puede ser muy bueno como colación o snack de media tarde, por ejemplo. Aunque no lo parezca, el pochoclo es un cereal con alto contenido de fibra que ayuda a dar sensación de saciedad y mejora en tránsito intestinal".
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Además, la nutricionista comparó el pochoclo con otros snacks como las papas fritas o los chizitos. "Aún en los casos de que se haga con aceite, la cantidad es mínima comparado con las frituras de otros productos que se fríen".
Eso no es todo, la experta agregó que "los pochoclos son antioxidantes, ya que contienen polifenoles y vitamina E que ayudan a retardar el envejecimiento causado por los radicales libres. Es decir que luchan contra la oxidación natural del organismo".
Hrycyk dijo que para que sea más saludable, hay que realizar el pochoclo en casa, porque el "comprado en el cine tiene mayor cantidad de azúcar o conservantes". Para la receta propone 5 cucharadas de agua, 5 cucharadas de maíz pisingallo, sal o un endulzante como stevia o sucralosa. Se puede hacer en microonda (6 minutos a potencia alta) o en una sartén de teflón apenas rociado con aceite vegetal.
El pochoclo y sus opciones
En tanto, la cocinera británica Carol Beckerman dedicó todo un libro al pochoclo (Popcorn! 100 Recetas Dulces Y Sabrosas), con datos nutricionales y diferentes formas de prepararlo. A esta chef se le ocurrió presentarlo en una ensalada para acompañar carnes asadas. Lo mezcla con panceta crocante, apio picado bien fino, cebollas de verdeo, castañas y cheddar rallado. "Lo mejor es mezclar todo poco antes de servir para que no se ablanden los pochoclos", recomienda Beckerman.
La chef del pochoclo, además, propone una combinación con tomates secos, parmesano y albahaca. Otra opción de estilo hindú que incluye una mezcla de manteca derretida con garam masala, cúrcuma y polvo de chile. Se esparce sobre el pochoclo. Va al horno durante 15 minutos a 140 grados.
La youtuber gastronómica Paulina Roca, conocida como Paulina Cocina, explicó en diálogo con Infobae que "es muy fácil hacer pochoclo en casa. Necesitás una olla, un chorrito de aceite y maíz del tipo pisingallo. La combinación dulce que más me gusta es con azúcar y canela. Y la salada con parmesano. Se lo agregás con el pochoclo caliente y se derrite el queso. Otra opción saludable para los chicos es mezclarlo con frutos secos y con muy poca azúcar".
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En tanto, la cocinera y conductora del programa Cocineros argentinos Ximena Sáenz se mostró "partidaria de hacerlo en casa. Es la mejor manera de conocer los ingredientes con los que vamos a trabajar".
"En mi caso soy fanática de un pochoclo acaramelado combinado con una sal marina –enfatizó Sáenz-. Sentir la dulzura del cereal y sorprenderte con los granos salados al mismo tiempo". Fanática del pochoclo con caramelo y sal; contraste entre el dulce con granitos de sal marina.
Además, la conductora propuso una posible combinación con aromas asiáticos: "Pochoclo salado cocinado en aceite de sésamo y polvo de ajo. Y como agregado especial el condimento japonés Schichimi togarashi". Este nuevo condimento estrella nipón está compuesto por siete especias: chile en polvo, la piel de una mandarina, semillas de sésamo, semillas de amapola, semillas de cáñamo, nori o aonori y sansho en polvo (similar a la Pimienta de Sichuan).
Oferta gourmet
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Casi al mismo tiempo, varios emprendimientos en Buenos Aires y Rosario se lanzaron con los nuevos sabores de pochoclo. Fabián Harari abrió dos locales en Capital de Popu's con la idea de crear una cadena más grande. "Creo que las plataformas de series ayudan a crear la situación del consumo de nuestro producto en casa mientras se 'maratonea' una serie durante el fin de semana, por ejemplo. De hecho, tenemos muchas ventas con los servicios de delivery".
En los locales de Popu's los hits son los pochoclos con frutos rojos y el salado con cheddar derretido. Pero además, lo ofrecen con ralladura de limón y otro con galletita oreo picada. Los precios van de 95 pesos la bolsa chica hasta los más caros de 235 la mediana: el acaramelado con frutos secos.
Laura Sanzetenea es una porteña farmacéutica del barrio de Caballito, amante de los pochoclos desde chica. El año pasado arrancó con su emprendimiento Pochoclo Gourmet. Por ahora, solo vende por las redes sociales y Mercado Libre. "Lo hago como hobby porque soy fanática del pochoclo y me gusta cocinarlo con distintas combinaciones", contó la mujer entusiasmada a Infobae.
Antes de arrancar con su producto, Sanzetenea investigó cómo se come en otros países. "Probé desde el mantecoso de Estados Unidos, el picante que se come en Chile y el delicado francés con sal marina y aceite de oliva". En 2016 en París, la actriz Scarlett Johansson abrió junto con el que en ese momento era su marido, Romain Duriac, una tienda de pochoclos en pleno París llamada Yummy Pop. La rubia misma se encargó de despachar los pochoclos el día de su inauguración.
"A nosotros los que más nos piden son el de cuatro quesos y uno que hago con panceta. Creo que este tipo de productos se sumaron a las picadas junto a los fiambres y otro tipo de snacks –argumentó Sanzetenea-. Después, una delicadeza que es mi debilidad es uno con menta fresca. Te queda la frescura en la boca y te dan más ganas de comer".
En Pochoclo Gourmet trabajan 6 personas, toda la familia de Sanzetenea. "Hacemos mucha prueba y error para combinar los sabores" –cuenta la mujer-. El caso del bañado de chocolate lo hacemos muy suave para que el pochoclo no se humedezca demasiado y pierda lo crocante. El emprendimiento ofrece sus productos desde un valor que va de 150 pesos el medio kilo.
La reconversión de un clásico
En los parques y plazas de Rosario, desde 1930, todos los chicos probaron el pochoclo tradicional de Mis Abuelos. Así con el paso de los años, los padres fueron llevando a sus hijos a probar el mismo producto que habían consumido en su infancia.
Todo arrancó con el bisabuelo inmigrante sirio libanés de Alejandro Maccan, hoy ingeniero industrial que se decidió a agregar nuevos sabores a la ya casi centenaria empresa familiar. "Toda mi carrera universitaria la hice pensando en cómo renovar nuestra fábrica de pochoclo -contó Maccan a Infobae-. Hice mi tesis sobre este tema y la profesora me cuestionaba que iba a hacer con el sobrante de aceite. No entendía que para hacer pochoclo se necesita muy poco material graso".
Mis Abuelos vende sabores con queso parmesano para las cervecerías que, al igual que en Buenos Aires, abrieron en todo Rosario. "Se dan cuenta que es mucho más barato que otro snack. Por el precio y por el volumen comparado entre el maní y el pochoclo", sostuvo Maccan.
En Rosario arrancaron con los nuevos sabores hace unos 5 años. "Tenemos uno con cobertura de chocolate. Al principio costó imponerlos porque la gente prefería nuestro producto tradicional, el que había comido en la infancia. Creo que la clave está en que las combinaciones no hagan perder lo crocante tradicional del pochoclo".

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