Pasear y beber: Fiesta Nacional del Lúpulo en El Bolsón
La ciudad patagónica es cuna de la cerveza artesanal en Argentina y la mayor proveedora de lúpulo a nivel sudamericano; lee la nota y enterate cómo celebrarán a partir del 21 de febrero y por qué este ingrediente básico de la cerveza hizo famosa a la ciudad a nivel internacional.
El Bolsón es conocido por ser una ciudad patagónica con aire de pueblo, un refugio hippie dentro del Corredor de los Andes, pero es mucho más que eso, también es cuna de la cerveza artesanal en Argentina y el mayor productor de lúpulo de la región latinoamericana.
Es en febrero cuando se cosecha este ingrediente básico e indispensable de cualquier cerveza, por eso este mes, entre el 22 y el 24, se desarrollará la Fiesta Nacional del Lúpulo en el predio del Polideportivo Municipal.
La celebración incluirá desde propuestas artísticas (tocarán Los Pericos, Los Palmeras y Axel) hasta gastronomía local, artesanías, juegos para niños y la participación de más de 20 cervecerías artesanales de distintas partes del país.
Paralelamente, del 21 al 23 se la dará tercera edición del Festival de la Cosecha del Lúpulo. La organización ofrece a los visitantes subirse a un tractor, agarrar un machete e incluso recorrer 120 metros sobre una plantación lupular con una tirolesa.
Además, por primera vez, se elegirá la mejor cerveza IPA de Sudamérica, concurso para el cual ya se anotaron 300 cervecerías del continente.
Y también en ese periodo tendrá lugar un congreso que reunirá a especialistas nacionales e internacionales en la producción de variedades de lúpulo.
Los orígenes del lúpulo en El Bolsón
De principios del siglo XX, data la primera referencia que asocia a este lugar con la cerveza artesanal, y con ella, un nombre: Otto Tipp, un inmigrante alemán que llegó desde Chile con rizomas para cultivar lúpulo y que a partir de 1904 empezó a producir cerveza artesanal.
Según algunas reconstrucciones históricas, Otto Tipp formó parte de una camada de inmigrantes que decidieron establecerse en el lugar. Relatos memoriosos lo recuerdan en su casa, sembrando algunos bulbos de lúpulo que había traído desde Chile, cuyas plantas habría utilizado como enredaderas para dar sombra y en domésticas producciones artesanales de cerveza, que almacenaba en barriles de 200 y 300 litros. Se cuenta que cuando su cerveza estaba lista, Otto Tipp levantaba una bandera blanca para avisar a sus vecinos la buena nueva a modo de invitación para pasar a hacer la correspondiente degustación.
Hacia mediados de la década de 1950, el esloveno Leopoldo Léskovar, fue contratado por la maltería Quilmes para hallar los lugares ideales para la producción de lúpulo en el país. Tras varios intentos, recaló en El Bolsón donde quedó fascinado con estas plantas que crecían de manera silvestre.
Con una importante inversión, 40 fueron las hectáreas destinadas al cultivo de lúpulo a partir del descubrimiento de Léskovar, en lo que se considera un momento bisagra para la producción de este ingrediente fundamental de la cerveza artesanal en la región. El paso del tiempo fue llevando este cultivo a ciertas localidades del Corredor de los Andes.
Hacia 1984, Juan Carlos Bahlaj -quien había arribado un año antes a la localidad-, inauguró la pionera cervecería “El Bolsón”. Con los años se convirtió en la cerveza artesanal más reconocida de la zona: no sólo por su sabor característico, sino por la propuesta turística de fabricarla a la vista de los consumidores en una pequeña planta al norte de la ciudad.
Nació como un emprendimiento recreativo para compartir con amigos y, poco a poco, fue abriendo caminos para nuevas iniciativas que cimentaron este perfil productivo de una localidad con mirada sostenible a la que esta “industria” le sienta a la perfección.
Actualmente, hay quienes dan un paso más, apostando a la producción de cervezas orgánicas: con ingredientes cultivados naturalmente, sin aditivos ni conservantes, haciendo uso del agua de deshielo proveniente de vertientes naturales, en el marco de procesos de fermentación que no son acelerados con ninguna sustancia externa.
También hay chacras que, además de producir lúpulo, generan propuestas agroturísticas, a través de las cuales propician la participación de los visitantes no sólo en la degustación de los productos, sino también en el proceso de elaboración hasta la obtención del producto final.
El lúpulo Andino
El lúpulo le da el aroma a la cerveza, su amargor característico. Menos conocido que el agua y la malta como ingrediente en la fabricación de la cerveza, el lúpulo es el componente básico para un avezado consumidor de esta bebida.
Se estima que la humedad del microclima andino brinda las condiciones propicias para la proliferación del lúpulo, los mismos productores subrayan la iniciativa de los primeros emprendedores que lo fueron desarrollando en el lugar como un acierto sin precedentes.
Se trata de miles y miles de enredaderas de distintas variedades en todo el territorio de El Bolsón que son trabajadas por cientos de vecinos, entre quienes están los que siembran y cosechan, quienes alquilan sus campos, quienes venden la producción lupular y aquellos que fabrican y expenden la amplia variedad de cervezas que El Bolsón tiene para ofrecer.
El Bolsón es un centro de recepción internacional de idóneos en la materia. Fundamentalmente, considerando al lúpulo un actor central en su vida cotidiana y su trayectoria socio-cultural.
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