lunes, 14 de mayo de 2018

Clarín - Ciudades - Comer cerca del cielo: abrió el restaurante más alto de Buenos Aires

Comer cerca del cielo: abrió el restaurante más alto de Buenos Aires

Está en el piso 31 de un hotel de lujo. Tiene enormes ventanales y vistas panorámicas. Mirá las fotos y el video. 
A la hora de elegir un restaurante, la mayoría de los clientes prioriza qué ofrece su cocina. Pero hay otros dos elementos que suman a la experiencia: servicio y ambiente. Y si hablamos de este último punto, Buenos Aires acaba de incorporar un nuevo espacio donde la ambientación se impone: a 124 metros del piso, ya se puede comer en el restaurante más alto de la ciudad.

Ventanales. Son un imán para los clientes de Kayla (Martín Bonetto)
Ventanales. Son un imán para los clientes de Kayla (Martín Bonetto)
Kayla es el flamante restaurante que inauguró hace tres semanas en su piso 31 el Alvear Icon, el 5 estrellas del grupo Sutton en Puerto Madero. Hace referencia a un nombre bíblico, que significa corona de laureles, y es un homenaje a la presencia femenina en los nombres de las calles del barrio.

Platos. Kayla tiene una propuesta de cocina argentina moderna (Martín Bonetto)
Platos. Kayla tiene una propuesta de cocina argentina moderna (Martín Bonetto)

El salón, visto desde la cocina (Martín Bonetto)
El salón, visto desde la cocina (Martín Bonetto)
Por ahora sólo abre para la cena, a partir de las 19. En estos cortos días otoñales, los comensales son recibidos por una vista de postal: las luces de Buenos Aires son un imán y es imposible no acercarse a los enormes ventanales para mapear todos los edificios que se ven debajo.

“A la gente le encanta descubrir cosas de la ciudad. Yo todavía me quedo mirando y buscando edificios... el otro día descubrí que el Barolo tiene un faro”, cuenta Roberto Marino, director de Restaurantes del Icon.
La vista es casi panorámica. El puente de la Mujer está ahí al alcance de la mano, al igual que la Casa Rosada, el CCK y la Fragata Sarmiento. Justo abajo, Los Molinos Building de Faena y la calle Moreno roja por las luces de los autos que suben hacia el Oeste. Más allá se distingue la cúpula iluminada del viejo Banco de Boston y los carteles de LED del Obelisco impactan con su resplandor.

Puerto Madero, visto desde el restaurante Kayla (Martín Bonetto)
Puerto Madero, visto desde el restaurante Kayla (Martín Bonetto)
“Cuando está el tráfico complicado, es la verdadera ciudad de la furia”, dice Marino y muestra el poco tránsito que hay en la Rábida esta noche. La vista al atardecer, cuando el sol se pone detrás del skyline porteño, es impagable.

De postal. La vista desde Kayla (Martín Bonetto)
De postal. La vista desde Kayla (Martín Bonetto)
El restaurante tiene 65 cubiertos y 10 de ellos están dispuestos en cinco mesas en un sector ultra vip, el que da junto al ventanal sobre el dique. Roberto cuenta que son las mesas que primero piden en las reservas, y que tratan de dejarlas para las parejas en plan de cena romántica. Pero aclara que desde todo el restaurante se puede obtener una buena vista y revela su secreto, una mesita escondida que tiene, sin dudas, la mejor vista de todas.

Cordero, uno de los platos de la carta de Kayla (Martín Bonetto)
Cordero, uno de los platos de la carta de Kayla (Martín Bonetto)

Cava. Tienen 150 etiquetas sólo de vinos argentinos (Martín Bonetto)
Cava. Tienen 150 etiquetas sólo de vinos argentinos (Martín Bonetto)
Sobre el Este, la experiencia cambia: esta cronista pega su frente al vidrio e intenta divisar las líneas que dividen a la Reserva Ecológica del río y del cielo. Es imposible: la negrura de la noche recortada entre las dos torres Renoir es absorbente y, sumada a la música house de PHCK que suena, entrega un momento absolutamente hipnótico. “Las lucecitas que titilan son barcos o boyas”, aclara el ejecutivo, y confiesa que a veces sube a trabajar acá porque la imagen del río (afirma que Colonia se distingue perfecto) es energética: “Ahora la gente pide la vista de la ciudad, pero cuando abramos al mediodía va a cambiar”.

El restaurante tiene vistas al Este, Norte y Oeste (Martín Bonetto)
El restaurante tiene vistas al Este, Norte y Oeste (Martín Bonetto)
En varias de las grandes metrópolis del mundo, como Londres, Manhattan, Dubai y Bangkok, hay lugares donde comer en altura. Aquí, Kayla destronó al Zirkel (piso 22) y el bar del piso 23 del hotel Panamericano. Para llegar al restaurante hay que subir por un ascensor que demora 45 segundos, pero ni se sienten. Tampoco se siente el viento, porque la estructura está preparada para amortiguarlo: el edificio se construyó con acero y los ventanales tienen dos vidrios laminados de 5 milímetros cada uno y cámara de aire en el medio. En la decoración, el acero se destaca al igual que la madera, el mármol y el cuero, un estilo de lujo despojado acorde con toda la estética del hotel.

Lujo despojado. La estética del hotel y del restaurante (Martín Bonetto)
Lujo despojado. La estética del hotel y del restaurante (Martín Bonetto)

Detalles. En uno de los platos (Martín Bonetto)
Detalles. En uno de los platos (Martín Bonetto)
Respecto de la propuesta gastronómica, al igual que la apuesta que Alvear hará en lo que todavía es La Bourgogne, los productos argentinos son centrales. La revalorización de nuestra cocina y sus alimentos, con técnicas de vanguardia, son el distintivo de varios restaurantes de lujo con los que compite en su target Kayla, como Chila y Elena. A cargo de la carta está Diego Novo, un cocinero con bajo perfil mediático y larga experiencia, que se formó con uno de los grandes chefs de la Argentina al que prefiere no nombrar (“lo considero un padre en la gastronomía, pero no quiero colgarme de la fama de nadie”, aclara).

En acción. El chef Diego Novo, trabajando (Martín Bonetto)
En acción. El chef Diego Novo, trabajando (Martín Bonetto)

Cocina abierta. El trabajo de los cocineros se puede ver desde el salón (Martín Bonetto)
Cocina abierta. El trabajo de los cocineros se puede ver desde el salón (Martín Bonetto)
Esa gastronomía nacional se expresa en cordero, chivito, morcilla, dulce de leche y otros productos, trabajados con técnicas y combinaciones novedosas (como mollejas con cacao o chocolate con tabaco) y presentaciones atractivas, más una cava de 150 etiquetas sólo de vinos argentinos.
Todos los platos se preparan en una enorme cocina en el medio del salón, delante de todos los comensales, que es parte también de la experiencia. “Nunca en un trabajo pude disfrutar una vista semejante durante todo el proceso de producción. Contemplamos el día y la noche. Kayla va a marcar un antes y un después en Buenos Aires”, asegura el chef.
Las nuevas tendencias
La semana pasada, el grupo Alvear confirmó el cierre de su restaurante más emblemático, La Bourgogne, del Alvear Palace Hotel. Según se informó, no se renovó el contrato con Jean Paul Bondoux, el chef francés que lo manejó durante 25 años. Ese espacio reabrirá ahora con otro nombre y responsable, con una propuesta de carnes y cocina de impronta argentina, muy buscada por los turistas extranjeros.

Histórico: en el piso 11 del Hotel Alvear Palace, está el Roof Bar.
El Roof Bar del piso 11 del Hotel Alvear Palace (Archivo)
Desde Alvear se explicó que el cambio tiene que ver con aggiornar sus propuestas gastronómicas a las nuevas tendencias. En esa línea se anotan también la reapertura del Roof Gardel del piso 11 del del Palace como Roof Bar y varios de los lugares que componen la oferta del Icon: el Crystal Bar en el piso 32 (conectado por una escalera con Kayla), el Sunny Art (donde se sirven desayunos y almuerzos y los domingos, brunch) y el Milk & Co (un bar lácteo kosher de lujo, con una carta destacada de repostería).
Link a la nota: https://www.clarin.com/ciudades/comer-cerca-cielo-abrio-restaurante-alto-buenos-aires_0_BkiWmrM0z.html

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