"Traé alfajores", el clásico del verano que no pasa de moda
Jorge D’Agostini, autor del libro “Alfajor Argentino, historia de un ícono” nos cuenta cómo fue que este manjar nacional se convirtió en el souvenir con más trayectoria.
Cada verano, las revistas dictaminan que es lo in y lo out, qué es lo que está en onda y qué cayó en desgracia, pero hay algo que no cambia: la valija siempre vuelve con una caja -o más- de alfajores.
Es el souvenir indiscutido para los compañeros de trabajo, las abuelas o los vecinos que regaron las plantas.
“El alfajor en el turismo regional funciona como un embajador del destino que el turista ha visitado, al llevarlo como obsequio, se está despertando el deseo de visitar el lugar que nos fue tan significativo. Hoy también ocupa un rol central como souvenir del turismo internacional, hecho que lo confirma como un producto de identidad Nacional y embajador de nuestra gastronomía en el mundo”, señala Jorge D’Agostini, autor del libro “Alfajor Argentino, historia de un ícono”.
En sus páginas da, además, un dato clave. Según los registros históricos, el alfajor es el souvenir argentino con mayor historia. “La Constitución Nacional de 1853 fue redactada en una alfajorería de la provincia de Santa Fe y, los constituyentes llevaron por primera vez el alfajor de dulce de leche como recuerdo en el regreso a sus provincias”.
*Crédito: Havanna
Al respecto, Mateo Bozz en su libro “Aleluyas del Brigadier”, publicado 1936, escribe: “Y transcurre el 1º de mayo, y poco a poco los convencionales, cumplida su misión, se alejan por los caminos fatigosos que ya recorrieron, rumbo a sus provincias. Agregan a los equipajes unos alfajores Merengo para que saboreen las esposas, las hijas, las novias, que allá los esperan”.
Se impuso en todas las regiones, cada una con su propia impronta. El noroeste ofrece sus antiguas recetas con harina de maíz y el litoral con harina de papa y de mandioca.
En Patagonia, donde el turismo de montaña se lo ha identificado con el chocolate, en los años 90 terminará incorporando también una característica receta de alfajor, agregando ingredientes propios, como el saúco, el calafate y la rosa mosqueta.
“Merece entre tanta historia, un homenaje el Maestro Pastelero Toribio González, creador en 1947 de la receta del alfajor marplatense, de la marca Havanna, ápice de la creatividad y del éxito de nuestra tradición pastelera, probablemente también la fórmula más reproducida y reinterpretada en el mundo”, concluye D’Agostini.
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