La Noche de los Almacenes: una cita que, en Roque Pérez, dura todo el año
Pueblos de ese municipio, a 138 kilómetros de la ciudad, lograron reactivarse con un circuito gastronómico que incluye centenarias pulperías; el sábado, el evento reunió a 20.000 personas
ROQUE PÉREZ.- Las cifras asombran porque sostienen un fenómeno que cada vez crece más: la recuperación de los viejos almacenes y pulperías de campo que hoy vuelven a ser visitados. El sábado último, en Roque Pérez, en el centro de la provincia de Buenos Aires, a 138 km de la Capital, se presentó la quinta edición de La Noche de los Almacenes, un recorrido por 15 de estos espacios de tradición criolla donde la gastronomía campera, la danza, la música y la identidad rural fueron las atracciones que convocaron a casi 20.000 personas que llegaron de todas partes del país.
"En cada almacén y pulpería de nuestros pueblos se hizo la historia de Roque Pérez. Nosotros nos propusimos recuperar esa esencia. Esto le ha devuelto la esperanza a la gente de los pequeños pueblos", explicó Juan Carlos Gasparini, intendente del municipio, mientras guiaba por la vereda del centro del pueblo a un grupo de turistas. El gesto marca la esencia de lo que se vive en esta tierra: no hay muchos protocolos, hay amor por el trabajo y todos se ponen al hombro un evento que fue gestado entre vecinos.
Roque Pérez tiene un mapa generoso de pulperías y almacenes, que en su mayoría datan de fines del siglo XIX y principios del XX. Por eso, cuando se pensó qué se podía hacer para reactivar a los poblados, el eje rector que los cruzó fue fácil: "Si Buenos Aires tiene La Noche de los Museos, por qué nosotros no podemos tener La Noche de los Almacenes", se preguntaron en 2013.
El Descanso, La Perla, La Querencia, La Esperanza y El Gramiyal fueron algunos de los almacenes a los que, desde entonces, se les cumplió un sueño: volver a ser puntos de encuentro de las familias. "Esta noche todos convivimos, el hombre de campo con el de la ciudad, que llega y nos dice asombrado que aquí siente olores diferentes. En los almacenes la gente se sigue encontrando a jugar a las cartas, a tomar una copa, y eso es lo que vienen a buscar, la charla, las historias y la tranquilidad", dice Graciana Uruslepo, secretaria coordinadora de Gestión Municipal.
La gastronomía es un puente que ayuda a generar el efecto buscado: el reencuentro con los sabores perdidos. "El encanto es que vos en los almacenes apretás un botón y retrocedés en el tiempo. Hoy la tecnología impone un ritmo acelerado y todo es para ayer. Esta noche proponemos lo contrario: olvidarnos de todo eso y gozar de la libertad", sostiene la funcionaria. "Acompañó el clima, se alineó todo, sabemos que estuvieron circulando unas 18.000 personas entre La Paz y Carlos Beguerie, que fueron las capitales de La Noche de los Almacenes; superó nuestras expectativas", comentó José Belossi, fundador del grupo Vení a La Paz, semilla que hizo posible germinar este evento.
Transportado al pasado
"Cuando paso el umbral de las paredes me siento transportado 200 años: el frío de las paredes, la mezcla de olores, las luces que entran por pequeñas ventanas, chocan contra el piso y rebotan en el mostrador. Las pulperías fueron mojones de civilización, recuperarlas con una fiesta como esta es fantástico", sostiene Enry Bonanna, quien hace 20 años fotografía pulperías de todo el país y no quiso perderse esta noche.
Más allá de esta recepción anual, los locales que integran el circuito permanecen abiertos todo el año, en el horario del mediodía y desde las 18 hasta la medianoche.
El rescate de Roque Pérez incluyó otro hito. En 2013, la puesta en valor de unos oxidados galpones ferroviarios contagió las ganas de restaurar un viejo cine rural en el paraje La Paz. "No queremos morirnos sin volver a ver las puertas del cine abiertas", dijeron a Uruslepo un grupo de vecinos de esta comarca rodeada de pastizales y sueños rotos. "Hicimos una convocatoria abierta a toda la comunidad, desde arquitectos, albañiles, costureras hasta comerciantes, todos trabajaron ad honorem para poder reabrir el cine, el municipio ayudó con los gastos mayores", relató Graciana. Después de más de treinta años, el paraje de 50 habitantes volvió a tener su cine, el único rural del país, que además funciona como club.
Este Cinema Paradiso pampeano fue uno de los faros que iluminaron La Noche de los Almacenes, que se proyectó por la localidad de Carlos Beguerie -a media hora de Roque Pérez- y entre los parajes La Paz y la Paz Chica. Los cuises y las nutrias que siempre husmean por los solitarios caminos rurales se habrán quedado en sus nidos, ya que la congestión de autos y caballos hizo de ellos verdaderas avenidas de familias y curiosos que iban de almacén en almacén para no perderse algún número de música, una picada o el vermut.
"Cada uno tiene una institución que ofrece lo que el almacén no puede", detalló Graciana a un costado de los históricos edificios. Hubo una selección de asadores que eran asistidos por docenas de voluntarios que servían el vacío, el choripán, el vaso de vino y el pedazo de pan casero. Colgados entre los árboles, farolitos de colores iluminaban las mesas; dentro de los almacenes y afuera, no quedó lugar disponible. Aun así, la fiesta popular se vivió en completa tranquilidad. El cielo, diáfano, ofreció un show natural: algunos niños se entretenían en contar las estrellas fugaces que decoraron la mágica noche.
El Cine Club Colón, ya recuperado, fue un punto de gran interés. "Acá estamos ofreciendo vermut tradicional de campo roqueperense y las típicas picadas. Vemos que se está volviendo a la ceremonia del aperitivo", sostuvo con alegría César Coltrinari, a cargo de la cantina y bisnieto de Pedro, el inmigrante italiano que fundó el paraje y mandó a construir el cine en 1933. La charla era oída por Víctor, integrante del grupo folclórico Los Pampas, padrinos del evento que tocaron cuando la noche estuvo en su pico más alto: "Poner en valor nuestras tradiciones es lo que salva a un país, es la única forma de construir hacia adelante", reflexionó.
El reloj se acercó al amanecer y las personas aún recorrían los caminos de tierra. Habilitada por Juan Manuel de Rosas en 1832, la pulpería La Paz fue la decana y el tesoro patrimonial que brilló en esta noche. "Nosotros no vamos tras un fin comercial, queremos que nos visiten. No somos técnicos en turismo, hacemos todo con corazón y garra", concluyó Graciana, sorprendida por la exitosa convocatoria.
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