Portillo, nueva imagen para un best buy
La marca de Bodega Salentein cambió la cara y redobla la apuesta por ser uno de los referentes en la relación precio-calidad que le dio fama.
La pregunta que cruza al mundo del vino hoy es cómo conseguir que el consumidor compre más de una botella. Están los que apuestan por ofrecer nueva imagen y los que apuestan por conseguir mejores vinos. Y están los otros, como Portillo, que hacen las dos cosas al mismo tiempo. Eso es precisamente lo que ofrece la nueva cara de la marca de Bodega Salentein, que sostiene y hasta mejora la muy positiva relación calidad precio que le dio fama.
El nuevo rostro de Portillo pica justo entre lo vintage y lo técnico, con una audaz apuesta por el detalle gastronómico: como en un checklist la misma etiqueta propone los maridajes posibles. Como si respondiera la pregunta tácita que todo bebedor se hace al momento de elegir una botella de vino, el “con qué va” está resuelto a la altura de los ojos.
Elaborados con uvas propias de Valle de Uco con la enología de Gustavo Bauzá, Portillo ofrece un combo de estilo definido por dos elementos: la frescura jugosa para los tintos y elevada para los blancos, sumado a una aromática expresiva en ambos casos. Malbec 2016 y Sauvignon Blanc 2016 son los dos ejemplares más claros del terroir y el estilo: el primero, huele a hierbas y mermelada de ciruelas, con una paladar sucroso y de largo final fresco; el segundo, con un trazo entre herbal y tropical que recuerda a maracuyá, con paladar amplio de buena tensión gracias a ácido málico que apenas aprieta las encías.
Del resto, gustan espacialmente Merlot 2016, cuya boca está llena de sabor y jugo; también el Cabernet Sauvignon 2016 amerita una ficha, con un trazo de morrón asado y taninos moderados. En menor medida Syrah 2016, que será sin embargo favorito de los amantes de los vinos balsámicos, con taninos pulidos; y Tempranillo 2016, bien frutal.
Mención aparte para Chardonnay 2016 y Rosé de Malbec 2016. Mientras que el primero tiene un aguja –un poquitín de gas– y gana frescura para un paladar envolvente, el rosado es color de rosa, con aroma de membrillo y boca golosa y de frescura moderada.
ROBIN HOOD DE UCO
Para conseguir vinos que ofrezcan más de lo que cuestan hacen falta dos cosas: buenas uvas en cantidad necesaria para un buen volumen; un enólogo capaz de pensar en esa escala, que afine la puntería y que le devuelva al consumidor más de lo que invierte. El valle de Uco hace la primera parte, mientras que de la segunda se encarga Gustavo Bauzá, enólogo que lleva una década y media en el desarrollo de segmento. Responsable de los nuevos Portillo, no sorprende que la ecuación haya ganado unos varios puntos a favor del consumidor.
TERROIR AL ALCANCE
Una de las cosas que hay que poner en la agenda del vino argentino es que el terroir no es un efecto imposible sobre vinos inhallables y caros, al que sólo los especialistas tienen acceso. Por el contrario: una región adquiere gusto propio cuando el consumidor la reconoce. Y para eso, tiene que poder probar los vinos. Portillo es una oportunidad única de probar el gusto y la frescura de Uco, de reconocerla en el vino, a precio muy lógico. El paladar, agradecido.
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