viernes, 4 de marzo de 2016

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Dormir poco nos hace comer más y peor

Un estudio afirma que la falta de sueño aumenta el gusto por la comida y, en particular, por los dulces o aperitivos salados con alto contenido en grasa.
VOLUNTARIOS. Privados de sueño no pudieron resistirse a galletas, caramelos o papas fritas.
VOLUNTARIOS. Privados de sueño no pudieron resistirse a galletas, caramelos o papas fritas.

Cuando dormimos poco, comemos mal. La falta de sueño es la que hace aumentar los niveles en sangre de una señal química que amplifica el gusto por la comida y, en particular, por los dulces o aperitivos salados con alto contenido en grasa, seun estudio publicado por la revista Sleep. 
El trabajo, que incide en la relación entre dormir poco y el aumento de peso, fue realizado entre 14 voluntarios jóvenes y sanos, que privados de sueño no pudieron resistirse a galletas, caramelos o papas fritas, comida a la que los científicos se refieren como aperitivos altamente "gratificantes".
Los jóvenes cayeron en la tentación de ese tipo de aperitivos a pesar de que sólo 2 horas antes habían ingerido una comida que cubría el 90% de sus necesidades calóricas diarias. Estos "picoteos" se acentuaban más a última hora de la tarde y primera de la noche, momentos que suelen generar un aumento de peso. 
"Descubrimos que la falta de sueño estimula una señal que puede aumentar el aspecto hedonista de la ingesta de alimento, el placer y la satisfacción a través de la comida", según dijo la endocrinóloga de la Universidad de Chicago Erin Hanlon, una de las autoras del estudio.

¿POR QUÉ AUMENTAN LAS GANAS DE COMER?
La falta de sueño, según la investigadora, "parece aumentar" el sistema endocannabinoide del cerebro -el mismo al que afecta el ingrediente activo de la marihuana- para incrementar el deseo de tomar alimento. 
Cuando los voluntarios fueros privados del sueño, los niveles de endocabinnoides aumentaron más y durante más tiempo a lo largo de la noche. Durante ese periodo, los jóvenes dijeron tener más hambre y un deseo más fuerte de comer.
Y al tener acceso a pequeños aperitivos comieron el doble y con más grasa que cuando pudieron dormir durante ocho horas.
El aumento de los niveles de endocannabinoides circulantes "podría ser el mecanismo por el cual la restricción recurrente de sueño acaba en una ingesta excesiva de alimento, especialmente en forma de snacks a pesar de que el aumento en la necesidad de energía fuera mínimo".
Los expertos consideran que cada hora extra de vigilia supone el uso de unas 17 calorías extra. Esto implica que por cada 4 horas de sueño perdido harían falta unas 70 calorías más. Sin embargo, los voluntarios llegaron a consumir hasta 300 calorías extras, "lo cual puede causar un aumento significativo de peso".

Link a la nota: http://tn.com.ar/salud/actitud/comer-poco-nos-hace-comer-mas-y-peor_656017

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