El salmón rosado le gana al blanco
En la Argentina se consume el importado que llega de Chile; el nacional se vende poco
Desde hace meses se instaló la polémica por el consumo de la carne de salmón rosado. Lo cierto es que más allá de las propiedades o no del producto, no parece ser un condimento de la dieta por el que haya que preocuparse demasiado.
Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, en la Argentina se consume poco más de 150 gramos de salmón por año. Dentro de este número, la preponderancia de la variedad rosada es abrumadora y torna prácticamente inoficioso estudiar la cantidad de salmón blanco que se vende en el país.
La diferencia entre uno y otro no sólo tiene que ver con el color. Uno, el rosado, es importado y se trae desde criaderos. El otro, el blanco, se pesca en los mares del Atlántico y sólo se cría en mar abierto y en libertad. Todo el salmón rosado que se consume en la Argentina proviene de Chile, uno de los principales productores de la especie.
El salmón llega a la Argentina de diferentes maneras. Aunque la modalidad fresca ocupa el primer lugar (casi 5000 toneladas de un total de alrededor de 6800 que se importan), también llega como filetes congelados, frescos, y en la variedad ahumada y en conserva.
La Argentina está lejos del consumo de otros países como Brasil, donde llega a alrededor de 300 gramos per cápita.
La trucha, otro de los sustitutos del salmón rosado, no se importa. Según Alimentos Argentinos, el mercado local es abastecido con producción propia, y el volumen producido alcanzó en 2013, último dato disponible, a un total en vivo de poco más de 1254 toneladas.
El salmón ha logrado lo que otros pescados no: romper la estacionalidad en Semana Santa. En los últimos años, si bien esos días crece el consumo, tiene un nivel de ventas parejo en todo el año.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1879109-el-salmon-rosado-le-gana-al-blanco
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