miércoles, 28 de agosto de 2019

La Nación - Lifestyle - 10 imperdibles de hoy: la ruta de las milanesas clásicas y glamorosas

10 imperdibles de hoy: la ruta de las milanesas clásicas y glamorosas

Las milanesas de bodegón son inigualables, pero hay muchas versiones para conocer en nuestra ciudad

El clásico plato argentino de comida al paso se reinventa con versiones glamorosas para turistas y locales: diferentes carnes, con preparaciones especiales, ahumadas, de combinaciones exóticas, con presentaciones de haute cuisine... Para probarlas de a una. Armamos la nueva ruta de las 10 milanesas de este milenio.
¿El asado? ¿Las empanadas? ¿El dulce de leche? No. Parece ser que el plato con el que más se identifican los argentinos es la milanesa. Gallup realizó el Primer Mapa del Consumo de Carne Vacuna en la Argentina, y resultó ser que su consumo trepó a tres veces a la semana en los últimos años. No distingue edades, recursos económicos o preferencias gastronómicas. En todos los hogares se consumen en las versiones más sorprendentes. Su origen se lo adjudican Milán y Viena. En 2017 la Ciudad de Buenos Aires eligió a los mejores hacedores en bodegones, competencia de la que emergió vencedor El Antojo. Más allá de la mirada entrañable, hay un circuito que se animó a la innovación de las tradiciones y seduce en sus cartas con propuestas que se afincan en la historia y se proyectan hacia la vanguardia. Aquí el recorrido.

Compañera de mandioca

La milanesa del Hilton
La milanesa del Hilton Crédito: Gentileza
Abrazados por la extensa bodega, El Faro en Puerto Madero (Hilton Hotel, Macacha Güemes 351) ofrece un concepto de cocina urbana gourmet a la carta. En su corazón se cuece una idea del chef Pablo Renzetti quien se apoya en la carne de cerdo para dar vida a su milanesa. La idea es reversionar el clásico argentino con toques locales que lo hagan diferente, utilizando la carne de cerdo merced a sus propiedades nutricionales, la salsa criolla típica de la parrilla y el huevo frito como sello bien campesino. La mandioca propone ser el diferencial frente a las clásicas papas fritas, para obtener otra variación con un aporte de almidón más canchero.

La original cotoletta

La Cotoletta de La Locanda
La Cotoletta de La Locanda Crédito: Gentileza
Daniele Pinna, nacido en Cerdeña, es el mentor de La Locanda (José León Pagano 2697) y quien logra transportar a su pueblo natal, a través de los sabores, la decoración y la música. Es él quien se anima a volver a las raíces más sinceras de la tradicional cotoletta alla milanese: una chuleta de ternera empanada. "Nuestra propuesta se hace con un bife de chorizo con hueso -explica el chef-/ Para prepararla la rebozamos en pan de focaccia y panco, no le agregamos nada más, dejamos un sabor simple para que luego el cliente la acompañe con lo que desee". El fin de la historia es a completar.

Con aire de campo

La milanesa de Rufino
La milanesa de Rufino Crédito: Gentileza
Rufino (Av. Pres. Manuel Quintana 465), con la inspiración de Leo Lanussol y Augusto Mayer, la dupla de chefs creadora de Proper, una reliquia de la modernidad local, se abre paso como el espacio gastronómico de un hotel nuevo, Mío Buenos Aires, ubicado en Recoleta. La cocina esta comandada por el chef Juan Pablo Garín, quien se encarga de sumergir cada plato en una sólida e innovadora propuesta. Buen balance siempre logrado de creatividad sobre una esencial argentina con vegetales de estación. "Las milanesas las hacemos con carré de cerdo -explica el chef-, lo pedimos entero y lo porcionamos en el momento. Se cortan las chuletas con hueso y se golpean para que queden más finas y anchas. Se condimentan con sal pimienta e hierbas. Luego las pasamos por el panko casero (pan molido grueso secado al horno con ajo para saborizar). Se sirven con mix de hojas, limón caramelizado a la parrilla y mostaza antigua".

Bajo el amor de la parrilla

La milanesa de Maiky
La milanesa de Maiky Crédito: Gentileza
Un rebozado de pan casero molido ahumado con astillas de nogal envuelve las milanesas de Maiky Parrilla (Gorriti 5802). Se lo seca a fondo en el horno antes de molerlo. La pieza de bola de lomo se martilla para darle forma. Mientras todo lo que reina en el sitio es carne asada en versiones tradicionales, la milanesa se convierte en una reina que hay que llevar a la mesa con dos manos fuertes, porque se sirve napolitana, con provoleta, jamón, marrones asados y pesto de albahaca y nuez.

La puesta en escena

La milanesa de Enero
La milanesa de Enero Crédito: Gentileza
Mientras Enero Restaurant (Av Rafael Obligado, Costanera 6710) mira al Río de la Plata, se disfraza de selva y disemina figuras de animales tropicales por todo el local, la cocina se afinca en las raíces. La carta está a cargo del chef Mariano Sánchez, y dirigida por el chef Quique Yafuso, uno de los propietarios. El protagonista es el horno de barro por donde pasan el 90% de las preparaciones. La milanesa no es una excepción. Rebozada con panco se hornea bajo un microclima que le aporta una intensidad muy propia de este tipo de cocción. Sale bien crocante y clásica, munida de un puré de papas hecho a mano, de papas peladas allí mismo. También cocidas al horno se contraponen con su suave cremosidad. Equilibrio perfecto, como el de la mesa de la abuela.

Versión de mercado

La milanesa de El bar de Carmen en el Mercado de San Telmo
La milanesa de El bar de Carmen en el Mercado de San Telmo Crédito: Gentileza
En medio de las antigüedades y la idiosincrasia clásica del Mercado de San Telmo Carmen Millanao junto a su yerno, el uruguayo Andrés Presutti, dieron vida a "El Bar de Carmen", que se esmera en los platos criollos caseras preparadas en el momento. Se come como al paso con la música del vaivén ajetreado de turistas que visitan y locales que compran. Aunque ofrecen la clásica napolitana, dos versiones le son propias y de sabor muy personal. La de queso cheddar y panceta propone una riqueza densa y profunda de sabor. La otra repite panceta, pero acompaña con barbacoa, en una reinvención explosiva apta para Las Vegas.

Dicen que veneciana

La milanesa de Sotovocce
La milanesa de Sotovocce Crédito: Gentileza
En Sottovoce elaboran la cotoletta inspirándose en una versión clásica de la región del Véneto. Es un plato que existe en su carta desde la inauguración del restaurante, hace más de 15 años. Eligen un corte premium de 400 gramos ojo de bife, al que le dejan sólo el centro y el hueso de la costilla. Luego se apana sólo la carne con un rallado casero de distintos tipos de panes, grisines molidos y romero fresco. Con este procedimiento la milanesa queda muy tierna, jugosa y bien crocante por fuera, con un único aroma a romero que se realza durante la cocción.

De palacio

La milanesa del Palacio Duhau Park Hyatt
La milanesa del Palacio Duhau Park Hyatt Crédito: Gentileza
No es cuestión de abolengo. La milanesa gana todos los espacios y en el Duhau Restaurante & Vinoteca (Av. Alvear 1661), a cargo del Chef Julián Galende refuerzan la idea: es uno de los platos más pedidos y celebrados de la cocina. Tanto en el servicio de almuerzo como de cena, donde se ofrecen dos variantes, ambas para compartir y que no salen nunca de la carta.
La primera milanesa de costilla con hueso. La segunda milanesa de costilla con hueso napolitana, ambas servidas con papas Duhau, huevo frito y ensalada mixta. Aquí el dilema es ver quién se queda con el hueso.

El no tan clásico

El sándwich de milanesa de Desarmadero
El sándwich de milanesa de Desarmadero Crédito: Gentileza
Los patios cerveceros han ganado adeptos y se encuentran en la cresta de la ola gastronómica. La presentación en sándwich es un must para acompañar la degustación, pero allí las reversiones ganan en ingenio. Una gran milanesa de nalga, queso sardo, huevo frito, lechuga y papas pay, que aportan un toque crocante se propone en Desarmadero (Gorriti 4295). Pero eso no es todo, basta cruzar la calle para encontrarse con Desarmadero Session y una versión levemente más ligera: milanesa de nalga, queso sardo, rodajas de tomate, cebolla y lechuga, en pan francés. Dos alternativas que recomiendan maridar con una pinta de IPA, Neipa o Pilsner.

Para hacer amigos

La milanesa de Pikito
La milanesa de Pikito Crédito: Gentileza
Las tradiciones se pueden reinventar sin perder esencia. Eso ha pasado con Pikito (Helguera 2916), con 27 años en Villa del Parque que acaba de ponerse en tinte de vanguardia pero con algunos clásicos reversionados siempre para compartir. Las reinas milanesas lucen enjoyadas como María Antonieta: la Fugazzetta, la napolitana, la gringa que llega con barbacoa, muzzarella, jamón, morrón, tomate y 2 huevos fritos o la gran italiana con muzzarella, tomate, cebolla, panceta con papas españolas. Y la perdida por los restaurantes porteños, la Suiza con queso gratinado, salsa blanca y muzzarella.

La Nación - Economía - La historia detrás de la pizzería obrera de Córdoba que vende porciones a $35

La historia detrás de la pizzería obrera de Córdoba que vende porciones a $35

Antonio Segui contribuyó a la fachada.

CORDOBA.- Para los cordobeses es una suerte de templo de la pizza. Don Luis está ubicada a metros de la esquina más céntrica de la ciudad, en la avenida General Paz al 300. Abrió en 1952. El primer local estaba a unas cuadras; a los cuatro años se mudó y se llamó San Luis. Con el paso del tiempo recuperó su nombre original. Lo que nunca perdió fue la receta. Los fines de semana cocinan unas 1000 pizzas.
La historia incluye un divorcio en los '90 que determinó que hoy -avenida de por medio, pero en la misma cuadra- estén San Luis y Don Luis. La Don Luis tiene en su fachada una escultura de nueve metros de un compadrito; la hizo el maestro cordobés Antonio Seguí. Fue la primera pizzería de Córdoba; la fundó el siciliano Liborio y sus hijos Miguel Ángel y Plácido Iudicello. Sigue en manos de la familia; la gestiona Pedro, el nieto del creador.
Cuando el negocio arrancó Iudicello contrató al maestro de cocina de la pizzería porteña Las Cuartetas. Luis Gabrijelcic se instaló en Córdoba y de su horno salían cinco tipos de pizzas, la de muzzarella; la canchera (se llama así porque en los '30 se vendía a la salida de la cancha y se cocinaba a la parrilla) con anchoa, morrón, tomate y aceituna (sin queso); la fugazza (pan de pizza y cebolla), la fugazzetta con queso, y la especial de jamón y morrón. En aquellos años se vendían unas 300 pizzas diarias.
"Mi abuelo, cuando llegó, puso un tambo -que es lo que siempre había hecho en Italia-, después siguió con los quesos. Por la relación del queso con la pizza se decidió a poner la pizzería. Gabrijelcic había sido su vecino en Pueblo Colón, en las afueras de Córdoba. Él se había ido a Buenos Aires a aprender a hacer pizzas; la bautiza con el nombre de él", cuenta a LA NACION Pedro Iudicello.
Recuerda que va a la pizzería desde 1976, cuando era una "época excelente. Es un local muy popular y para un obrero, un empleado, comer una porción de 0,50 centavos era muy barato. Hoy la tenemos a $35, por eso seguimos vendiendo mucho, pese a la crisis".
La única vez que cerró el local fue para el Cordobazo porque en esa cuadra se quemaron tres autos. "Siempre paraban a comer Atilio López y Tosco, era su lugar de encuentro. Cuando la 'milicada' reaccionó nos dieron 'como en bolsa' y debimos estar tres días sin abrir. Mi papá salió por los techos; fue muy complicado", apunta Pedro Iudicello.
En 2006 pusieron en funcionamiento el Museo de la Segunda, donde exhiben un botín de Daniel Willington, futbolista ídolo cordobés y también de Vélez Sársfield; los pinceles de Seguí (cuentan que el pintor radicado en París ideó algunas de sus obras en esas mesas) y fotos de algunos de los mayores personajes cordobeses, como el sindicalista Tosco, protagonista del Cordobazo; Alberto Cognini, creador de la revista Hortensia y el músico Ciriaco Ortiz.
Cuando cumplieron los 60 años, inauguraron el primer Museo de Pizza "de la Argentina y del mundo registrado", según dice su dueño. Funciona dentro de lo que era "la cuadra", en la cocina. Mantiene el horno, la pala, los cuchillos, las tablas de corte y una balanza del primer local. También hay delantales y gorros de aquellos años. Entre porción y porción los comensales pueden observar la pizza disecada que la NASA les da a los astronautas; la donó Roberto Roca, un argentino que trabaja en el programa espacial Discovery. La bolsa asoma entre viejas botellas de Bidú Cola, Crush, cervezas y ginebras.
Entre el moscato, el fainá (masa fina de harina de garbanzo) y las porciones de masa alta, quienes quieran pueden bailar en el "patio de la milonga" que incluye un "cuartito azul" en homenaje a Mariano Mores. El que quiere puede arrancar desayunando pizza, Don Luis abre de lunes a lunes a las 8 de la mañana.

Clarín - Espectáculos - Murió Blanca Cotta, una cocinera emblemática del país

Murió Blanca Cotta, una cocinera emblemática del país

Blanca, como le decían todos, le dio a la profesión de cocinera vuelo y brillo de escritora, dibujante, guionista, una narradora divertida y didáctica del arte culinario.


Si doña Petrona C. de Gandulfo, sin proponérselo, fue la primera en acercar el placer de cocinar a través de la televisión y supo entrenar a los argentinos en el mundo gourmet, podríamos decir que Blanca Cotta​, fallecida este miércoles a los 94 años, fue una indiscutida intérprete y divulgadora de esa dinastía de cocineras, a la cual supo transferirle un toque y un estilo propios.
Blanca, como le decían todos, sin el Cotta del apellido, le dio a la profesión de cocinera vuelo y brillo de escritora, dibujante, guionista, una narradora divertida y didáctica del arte culinario. Su pluma tocó el punto más alto en su recordada columna “De aquí, de allá y de mi abuela también”, publicada por décadas en la revista Clarín de los domingos, “bisabuela” de la actual Viva, acompañada por simpáticas caricaturas de su autoría.
Blanca Cotta le dio a la cocina su vuelo de escritora, con su recordada columna  “De aquí, de allá y de mi abuela también”. (Archivo)
Blanca Cotta le dio a la cocina su vuelo de escritora, con su recordada columna “De aquí, de allá y de mi abuela también”. (Archivo)
Alguna vez contó que su nacimiento, el 14 de marzo de 1925, “fue una sorpresa”, ya que sus padres, Angela y Juan Manuel, esperaban la llegada de un varón, Roberto Ignacio. Sin embargo, describió con su habitual humor que “yo me colé y nací abrazada a mi hermano mellizo”.
Festejó sus 90 años en familia, como le gustaba pasar sus días. (Fernando de la Orden)
Festejó sus 90 años en familia, como le gustaba pasar sus días. (Fernando de la Orden)
Creció en Quilmes, ciudad que adoptó como propia. Fue allí donde se recibió de maestra con medalla de oro. También fue profesora de Letras, pero en aquellos tiempos, en un mundo reservado a los hombres, esos méritos apenas le alcanzaron para un empleo como preceptora. Sin embargo, pronto se acercó al mundo de la gastronomía y al placer de difundirla de un modo práctico. Como ella misma lo definió: “Mi intención ha sido siempre tomar el hecho de cocinar con un alto sentido del humor y optimismo, y simplificar la manera de hacerlo”.
Fue una de las pioneras de los programas dedicados a la mujer: en los años 60 ya se desempeñaba como jefa de redacción y guionista del programa "Buenas tardes, mucho gusto", un éxito rotundo en los tiempos de aquella televisión primera. Allí trabajó con grandes cocineros como la ya nombrada Doña Petrona, Marta Beines, Chichita de Erquiaga, Cholly Berreteaga, Ketty de Pirolo y Miriam Becker, entre otras. Fue una adelantada hasta en la cocina infantil y fundó su propio espacio en la recordada revista infantil “Anteojito y Antifaz”, del genial Manuel García Ferré, donde fue la editora de la sección “Comiditas”, desde la cual apuntó a inculcar el amor por la gastronomía a los más chiquitos.
Con Miriam Becker, Choly Berreteaga, Chichita de Erquiaga y otras de las cocineras de "Buenas tardes, mucho gusto", en un homenaje en 1999. (Archivo)
Con Miriam Becker, Choly Berreteaga, Chichita de Erquiaga y otras de las cocineras de "Buenas tardes, mucho gusto", en un homenaje en 1999. (Archivo)
En Clarín hizo época en distintas secciones del diario. Al principio, en el suplemento "Clarín Rural", donde escribió con estilo coloquial la columna “Para la patrona”, un manual de sugerencias para amas de casa. Le siguió luego su ya comentado paso por el suplemento dominical y más tarde le dio un estilo particular al suplemento Ollas & Sartenes, un producto histórico del diario impreso.
Con recetas suyas (o recreadas con su talento), los coleccionables, fascículos con papel ilustración, batieron récords de ventas por años. Aún hoy, continuaba en Viva con su columna, brindando consejos y comentarios, para ella “un lugar en el que domingo a domingo me reencuentro con mis amigos y amigas invisibles,lectores que me acompañaron en el diario durante casi medio siglo”.
Blanca Cotta en 1999, con uno de los coleccionables que hizo para Clarín. (Archivo)






BLANCA COTTA
Blanca Cotta en 1999, con uno de los coleccionables que hizo para Clarín. (Archivo) BLANCA COTTA
Su estilo fresco y espontáneo hizo del mundo de la cocina un lugar de calidez y de encuentro. Blanca formó una hermosa familia, integrada por dos hijas, seis nietos y nueve bisnietos que hoy la lloran, como seguramente tantos lectores que fueron creciendo en la vida de la mano de sus recetas. Hasta el final, preparó manjares y delicias para los suyos. Para ella, la cocina era sinónimo de familia. Evitaba las cuestiones light, le gustaba la comida rica, potente y sabrosa: aun previo al adiós definitivo, con una salud de hierro, comía chocolate, jamón crudo y tomaba uno que otro Gancia, para alegrar sus horas.
Fue tan intensamente cocinera, amó tanto su universo gastronómico y literario, que a su familia, con ese sesgo de humor propio de su modo de ver la vida, le dijo cuando presentía el tiempo final: "Quiero que me cremen... y también que me enmantequen."
Del mismo modo que por décadas alegró el universo culinario con su estilo, su dedicación por cada plato y su empeño en cada receta. Le debemos muchas alegrías y un aplauso final que nunca terminará: de un modo u otro, Blanca y su memoria estarán siempre en nuestros paladares.

Salpimenta - Se Come - Tres recetas dulces por el maestro Osvaldo Gross

Tres recetas dulces por el maestro Osvaldo Gross

La recientemente relanzada marca Milkaut convocó al maestro pastelero Osvaldo Gross para co-crear distintas recetas dulces. Todas las recetas fueron concebidas en base a los productos de Milkaut y a continuación, compartimos tres recetas irresistibles para probar en casa.

TARTA SUIZA DE NUECES (ENGANDINER)

Para la Masa:
150 g manteca
50 g crema de leche doble Milkaut
150 g azúcar 
1/2 cucharadita de sal
2 huevos
1 cucharada esencia de vainilla
ralladura de 1/2 limón
400 g harina 0000
1 cucharadita de polvo para hornear
Batir la manteca con el azúcar y la sal hasta blanquear. 
Agregar los huevos, la crema. ralladura y vainilla. 
Hacer una corona con la harina y el polvo para hornear. 
Volcar el batido en el hueco.
Tomar la masa con ayuda de dos espátulas hasta formar un bollo tierno.
Envolver en film y dejar descansar en frío.
Conservar hasta 3 días en heladera o hasta 30 días en freezer. 
Forrar una tartera de 22 cm de diámetro y 5 cm de alto con 2/3 de la masa a 5 mm. 
Colocar el relleno y tapar con la masa restante. 
Hornear de 30 a 35 minutos en el horno a 160ºC. 
Enfriar bien antes de servir. Acompañar con crema batida sin azúcar.
Para el relleno: 
200 g de azúcar
180 g de crema de leche doble Milkaut
70 g de miel
1 cucharada esencia de vainilla
250 g de nueces peladas
Colocar el azúcar en una cacerolita (preferentemente de cobre). Cocinar hasta que se forme un caramelo de color rubio oscuro.
Volcar sobre el caramelo la crema caliente y la miel. Hervir durante 1 minuto, retirar y dejar entibiar. Agregar la vainilla y las nueces picadas gruesas.

TARTA VALERIA

MASA 
125 g manteca
80 g azúcar impalpable
80 g polvo almendras
50 g crema d e leche Milkaut
200 g harina
1 pizca minima de polvo leudante
Ralladura y / o vainilla
Blanquear la manteca con el azúcar y los perfumes. Unir crema y almendras. Finalmente la harina y el leudante. Pizca de sal fina. Tomar masa. Envolver y enfriar.
RELLENO 
300 g Dulce de leche repostero Milkaut
CREMA DE DULCE DE LECHE Y CHOCOLATE
200 g chocolate cobertura semiamargo
140 g crema de leche Milkaut
120 g Dulce de leche clásico Milkaut
20 cc licor crema de dulce de leche //oporto//ron
80 g manteca
Picar y fundir el chocolate y la manteca sobre baño de María.
Retirar del calor para que tome temperatura ambiente. 
Mezclar el licor con el dulce de leche y luego agregar la crema. Homogeneizar. Agregarle el chocolate tibio. Usar de inmediato

TORTA ALEMANA

MASA: 250 g harina 0000
100 cc leche
20 g levadura prensada
50 g manteca MILKAUT
50 g azúcar 
Sal fina 1 pizca
1 huevo
Ralladura de 1/2 limón
50 g pasas de uva
50 g fruta confitada
CUBIERTA:400 g crema de leche doble MILKAUT
60 g azúcar 
½ cucharita de canela molida.
Masa
Tamizar la harina y el azúcar en forma de corona en un bol. 
Colocar en el hueco la leche tibia y la levadura. Dejar en reposo unos minutos hasta que espume.
Batir la manteca blanda con la sal, el huevo y la ralladura hasta que quede cremosa. Verterla en el hueco de la harina.
Unir los ingredientes con la mano y formar una masa tierna. Unir opcionalmente la spasas de uva y las frutas confitadas
Amasarla sobre la mesada de 5 a 10 minutos, hasta que resulte elástica y no se pegue a las manos. Evitar agregar harina extra.
Tapar y dejar leudar en un lugar tibio, hasta que duplique su volumen.
Aplastar la masa para desgasificarla. 
Colocar la masa en un molde de 24 cm diámetro, enmantecado y enharinado. Dejar levar nuevamente por 20 minutos. 
En el momento de colocar la cubierta, hacer hoyos hundiendo los dedos en la masa. En estos huecos se hundirá la crema de la cubierta.

Cubierta
Unir los ingredientes y esparcir sobre la masa rellenando los hoyos.
Hornear la torta alemana a 180 ° C por 30 a 35 minutos. 
Retirar del horno y enfriar. Consumir a temperatura ambiente.