martes, 9 de octubre de 2018

La Nación - Brando - Cómo se prepara la marucha, el corte de carne económico que pocos conocen



Link a la nota: https://www.lanacion.com.ar/2179642-como-se-prepara-marucha-corte-carne-economico

Planeta Joy - Beber - Les Sommeliers, una mesa notable para aprender sobre vino

Les Sommeliers, una mesa notable para aprender sobre vino

Se trata de un curso intensivo sobre vinos impartido por un dream team de sommeliers bajo un formato innovador; lee la nota y conocé más.
Cursos de vinos hay muchos, pero, como sucede con todo lo que abunda, hay pocas ofertas de calidad. Con eso en mente, y también con la idea de crear un formato más descontracturado y que reivindicara la figura del sommelier, Tatiana Berghmans diseñó una experiencia que une aprendizaje y disfrute: Les Sommeliers.
Se trata de una serie de siete encuentros en las que se analizan diferentes terroirs argentinos que abarcan todo el mapa vitinicola del país. Además, en cada ciclo, al menos un enologo participa de uno de los encuentros para compartir con los alumnos cómo elabora sus vinos y también la historia personal que subyace sus creaciones.
El staff de docentes es un verdadero lujo, ya que cuenta con sommeliers notables como Dulce Long, Head Sommelier del Hotel Four Seasons Buenos Aires; José Iuliano, Head Sommelier y gerente de Chila, y Martín Brunno, ganador del título al Mejor Sommelier de Argentina y Brand Ambassador de Pernord Ricard.
Otro punto alto de Les Sommeliers es el lugar donde se realiza, ya que se desarrolla en el restaurante Namida, el cual se cierra para la ocasión, lo que permite disfrutar de un espacio intimo y con todas las comodidades que exige un buen servicio gastronómico.
La segunda edición de Les Sommeliers comenzará el 5 de noviembre y contará con la visita especial del reconocido enologo francés François Lurton, quien presentará las etiquetas que desarrolla en diferentes regiones del mundo.
Más información:
www.elitedesommeliers.com // info@elitedesommeliers.com
Teléfono +5411 6127 1900.
Link a la nota: https://www.planetajoy.com/?Les_Sommeliers%2C_una_mesa_notable_para_aprender_sobre_vino&page=ampliada&id=10443

Clarín - Entremujeres - De Nápoles a la Argentina: la historia de la pizza y cómo llegó a ser un emblema nacional

De Nápoles a la Argentina: la historia de la pizza y cómo llegó a ser un emblema nacional

El libro Nuestra Pizza, una pasión redonda (Ed. Planeta) recorre las mejores pizzerías de Buenos Aires y sus personajes. En este fragmento se narra la historia de este alimento desde sus orígenes, la inmigración y cómo adquirió sus características particulares en las mesas argentinas.

Entre los que la disfrutamos de un lado del mostrador y quienes amasan bollos y fortunas del otro, la pizza es un lugar común. Una porción común, de muzarella, de anchoas o fugazzeta, a la piedra o al molde, media masa, cortada en seis, ocho o diez, sea con poco queso o con salsa cruda o cocida, con aceitunas o tomate entero, picante o suave, será siempre una porción de nuestras vidas de la que hay mucho por saber, observar y aprender. Lo que sigue es una parte de esa historia. La historia de nuestra pizza.
Como en toda la gastronomía, donde no hay copyright ni registro de lo comido más allá de las cartas de los restaurantes y los platos vacíos, las marquesinas y algunas fotos, narrar la historia de la pizza y las pizzerías en Argentina y en Buenos Aires —que para el tema funcionan como sinónimos— es muy complejo, por lo fragmentario.
la pizza porteña, con su contundencia que quita el hambre, con sus derramamientos de muzarella y aceite, es un invento tan gallego como la empanada, los chorizos con cachelos o los callos con garbanzos. Nuestra pizza, una pasión redonda. (Editorial Planeta)
la pizza porteña, con su contundencia que quita el hambre, con sus derramamientos de muzarella y aceite, es un invento tan gallego como la empanada, los chorizos con cachelos o los callos con garbanzos. Nuestra pizza, una pasión redonda. (Editorial Planeta)
Probablemente sea mejor reconstruir casos que zamparse una enciclopedia del asunto, porque en cada uno de ellos hay un brillo especial que otorga, como la muzarella gratinada, un color más vistoso y más verdadero. La historia de la pizza en nuestro país está escrita en el aire, en la vida de la gente que la hizo y la transitó, en los recuerdos de maestros y aprendices, de trabajadores esforzados, noctámbulos y porteños de los cien barrios. La historia de nuestra pizza es, también, la de nuestra ciudad desde el final del siglo XIX, con sus flujos migratorios, con los europeos que llegaron y los criollos y locales que aportaron trabajo y esfuerzo. Es la historia del desplazamiento de una comida callejera y portuaria a las luces de una Corrientes bohemia y festiva, aun cuando se trate de un eslabón perdido del que no se tienen claros registros.
Como todo el mundo sabe, la pizza fue inventada en Italia. Sin embargo, a ciencia cierta no se tiene conocimiento de si es un producto del que los romanos en tiempos del Imperio ya daban cuenta —claro que sin tomate— o fue un invento más tardío.
Porque, a juzgar por esa hogaza de pan redonda y cortada en seis encontrada al desenterrar Pompeya de las cenizas del Vesubio, está claro que al menos la forma de la pizza tiene larga data.
También hay certezas de que, según afirman varios historiadores, la pizza tal y como triunfó en el mundo (con el toque americano del tomate) nació en Nápoles, en algún punto impreciso entre los siglos XVIII y XIX. Era un pan untado con tomate, en el que, como buena comida popular, el queso era deseable pero prohibitivo por el precio. De esas primeras pizzas, de las que ofrece buen testimonio el historiador británico John Dickie en su libro Delizia!, destacan dos hechos importantes: uno, que era una comida al paso de aquellos tiempos, una suerte de fast food urbana que se repartía tibia en horario de comida; dos, que era accesible y saciadora, al alcance de los laburantes de la construcción, los vendedores ambulantes y el zapatero establecido.
Era un pan untado con tomate, en el que, como buena comida popular, el queso era deseable pero prohibitivo por el precio.
Era un pan untado con tomate, en el que, como buena comida popular, el queso era deseable pero prohibitivo por el precio.
Entre esas pizzas y las que conocemos hoy en Buenos Aires y Nueva York, otra de las grandes capitales de esta pasión redonda, mucha agua ha corrido bajo el puente de la inmigración. Pero más que agua, imaginación culinaria y ganas de saciar el apetito. No en vano la pizza fuera de Italia no tiene nada que ver con el arte culinario de los pizzaioli, sino que está más cerca de ser un alimento destinado a seguir saciando el hambre, razón suficiente para ser reformulada en versiones suculentas, más americanas.
En ese camino de tergiversación, al menos desde el punto de vista de un purista italiano, o de apropiación y reinvención, ahora desde el punto de vista de un porteño, hay una pieza clave que no vino de Italia, pero que sí llegó en barco y que se metió de lleno a fuerza de imaginación comercial.
Hubo un tiempo en que la pizza arribó a La Boca con los barcosque llegaban de Italia. Y un tiempo, también, en que deambuló por las calles del sur con un acento genovés, picando justo entre el cocoliche de los conventillos y el aporteñado español rioplatense (hay, de hecho, una crónica de 1926, en la revista Caras y Caretas, que da cuenta de ese idioma, contando la fundación de Tuñín, en la que un personaje llamado Naranjín dice cosas como “de paso le iré cuntando i historia del vieco Tuñín”).
Nuestra pizza, una pasión redonda. (Editorial Planeta)
Nuestra pizza, una pasión redonda. (Editorial Planeta)
En esos tiempos en que el alumbrado a gas hacía bulbos de luz en las calles empedradas, golpeando con el cuchillo en el tacho iba el pizzero haciendo bochinche de venta con su cantinela. Es el tiempo mítico, fundacional, de la pizza porteña, que como el del tango se funde en una noche de trastiendas, entre guitarras, capelas y baldíos resonantes. Asimismo, un tiempo en que la República de La Boca y todo el sur de Buenos Aires eran el centro de la vida comercial, social y bohemia.
Hubo otro tiempo, sin embargo, en que la luz eléctrica y el tranvía le marcaban el pulso a una ciudad que se urbanizaba a pasos de gigante entre los años treinta.
Y un tiempo, incluso, en que la inmigración cambió de foco: desde Salta y Santiago del Estero, desde Tucumán y Corrientes, también desde una España en guerra, llegaba a la gran ciudad un nuevo tipo de inmigrante, que empezaba a recorrer las calles en busca de una oportunidad y a ensancharla como se ensanchó la avenida Corrientes en 1936. En este período, la pizzería nace como local gastronómico y como institución. “Ya la pulpería se había contrapuesto al café, y el bar/pizzería de barra (comer de parado o de dorapa), al restaurante”, dice Daniel Schávelzon en su libro Historias del comer y del beber en Buenos Aires. Allí habla del restaurante como una forma de apropiación y uso del espacio que llegó a su máxima expresión en los tiempos de Rivadavia. La sociabilidad de las clases altas se mantenía en lugares aislados, los restaurantes, los cafés con rasgos lujosos y finalmente los clubes. “El pueblo, en cambio, ocupaba los espacios públicos y se expresaba con una libertad impensada”, agrega Schávelzon y abre la puerta para reflexionar mucho acerca del fenómeno de la pizza y las pizzerías. Hasta sirve para concebir su conformación como continuidad del club, sea de fútbol, sea del barrio.
El ilustrador Luis J. Medrano (1915-1974), creador de los Grafodramas para La Nación, lo contó con claridad meridiana: “Quienes pretendieron negar que los empleados cesantes han dado origen a las pizzerías se veían en aprietos para rechazar la hipótesis de que esos pintorescos comercios deben su grandeza y su impulso inicial a aquella masa de esforzados ciudadanos a quienes el vaivén de la política colocaba alternativamente en la próspera felicidad o en la más cruel indigencia”.
Entre esos dos extremos, entre el progreso y la misiadura, hizo irrupción la pizzería y, en particular, un tipo de emprendedor gastronómico que las regenteaba: el gallego. Trabajador de sol a sol, con foco en la acumulación, los negocios gastronómicos —pizzerías incluidas— fueron su especialidad en esos años. Y tanto fue así, que para la década de 1950, cuando el peronismo había transformado la sociedad urbana, los gallegos se habían convertido en empresarios: trabajaban sin descanso, vivían para eso, sumaban a parientes y amigos a los proyectos y las sociedades y, por supuesto, tomaban el control de pizzerías emblemáticas.
La lógica que sostenía esta dinámica permitía entrar con capitales pequeños y, añadiendo mucho esfuerzo, prosperar. Podían crecer en la sociedad y, en ese camino, fueron metiéndose también en las cocinas y determinando la forma que tendría nuestra pizza. Mal que les pese a los italianos (o para alivio de los veri pizzaioli napoletani), la pizza porteña, con su contundencia que quita el hambre, con sus derramamientos de muzarella y aceite, es un invento tan gallego como la empanada, los chorizos con cachelos o los callos con garbanzos. De ahí que la pizza porteña, en casi todas sus variantes —desde la muzarella a la fugazzeta rellena y hasta la de verdura, invento local del que hablaremos más adelante—, apunta a saciar el apetito, más que a la corrección culinaria. Y siempre por poca guita, claro. Un hijo de un gallego que llegó con una mano atrás y otra adelante, cuya familia prosperó en el negocio, cuenta: “Nosotros somos buenos para servir lo que la gente siempre viene a buscar, el café, la pizza, la empanada”. Define así, tal vez sin saberlo, toda una lógica gastronómica que fue muy eficaz, flexible y exitosa en atender a la demanda y quizá no tanto en trabajar sobre la oferta.

Extractos del libro "Nuestra pizza, una pasión redonda", de Joaquín Hidalgo y Martín Auzmendi (Editorial Planeta). 
Link a la nota: https://www.clarin.com/entremujeres/bienestar/napoles-argentina-historia-pizza-llego-emblema-nacional_0_y6rkpAMtG.html

Planeta Joy - Comer - ¿Te aburriste de la carne vacuna? 3 opciones para salir de las hamburguesas tradicionales

¿Te aburriste de la carne vacuna? 3 opciones para salir de las hamburguesas tradicionales

Cerdo, cordero y salmón son algunas de las alternativas que podes encontrar en bares y burgers bars para escapar de la clásica carne vacuna; te contamos cuáles son sus características y dónde probarlas.
El argentino es muy carnívoro, pero no de cualquier carne, por estos pagos el reinado indiscutido es de la vaca; más aún cuando se habla de productos más básicos, como las hamburguesas.
Sin embargo, cada vez son más los restaurantes y burgers bars que apuntan a otro tipo de carnes, como el cerdo, el cordero y el salmón. Aquí un detalle de cada una:
CERDO
Ya pasaron ocho años desde que la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, habló bondades de la carne de cerdo, entre otras cuestiones había señalado su capacidad de “mejorar la actividad sexual”. Lo cierto es que la carne de cerdo es tanto o más sana que las demás, ya que se destaca por ser más magra, aportar menos colesterol y todo el complejo de vitaminas B.
“Elegimos una burger con medallón de cerdo porque porque su carne es sabrosa y se puede combinar muy bien con otros ingredientes, logrando una hamburguesa rica y diferente a la tradicional”, explica Maxi Armella, cocinero de Deltoro. 
Ellos ofrecen la “Matador”, que lleva cerdo, queso, panceta ahumada, huevo frito, lechuga y salsa barbacoa ($180).  Utilizan la “la pulpeta”, es decir la paleta de cerdo deshuesada. Después de procesarla le agregan agregamos huevo, sal, perejil fresco y ajopara realzar su sabor.
En Lassen Burger Haus & Co cuentan con una opción en carta que utiliza esta carne, la “Poktor”, que combina medallón de cerdo de 180 gramos, pan casero tipo brioche, queso parmesano fundido, aros de cebolla fritos, panceta crocante y guacamole ($195).
Pero el lugar que más opciones con cerdo ofrece es Williamsburg, allí cuentan con tres alternativas: la Sullivan (hamburguesa de cerdo con muzzarella, lechuga, tomate, mayonesa y relish, $220); la Tayson (hamburguesa de cerdo con cheddar, pepinos agridulces y aros de cebolla con ali oli, $210) y la Sinatra (hamburguesa de cerdo con ananá, rúcula, provoleta de cabra y queso ácido, $240).
En cuanto al corte elegido, la chef Denisse Querol explica que se inclinan por la bondiola, “es corte de carne con un buen tenor graso, además de ser delicioso cocido a la parrilla. Nosotros preparamos un medallón que lleva cebolla de verdeo y queso parmesano en su interior que logra que esta hamburguesa tenga un sabor popular”, señala.
CORDERO
A la hora del cordero hay menos opciones en las hamburgueserías, pero, de a poco, la oferta crece. “La producción de corderos en la región pampeana ha generado un excelente producto, la pastura con la que se alimentan brinda el sabor y aroma característico y muy apreciado”, indica Cristian Arana, chef de Lassen Burger Haus & Co, y asegura que el resultado es “un producto muy tierno y de características sensoriales muy marcadas y diferentes en relación con las hamburguesas de ternera”.
En su carta ofrecen la “Lamb Haus”, un dellaón de 180 gramos de esta carne, con queso de cabra fundido, tomate confitado con ajo y hierbas, pesto genovés y pan focaccia ($195).
 
El templo cervecero Growlers es otro de los que eligen esta carne, la combinan con hummus, rúcula, tomates confitados y berenjenas ahumadas ($180).
Según explica Manuel Miragaya, chef y socio, “la carne de cordero tiene un sabor más profundo que el de la carne vacuna. Su tenor graso es bajo. Por este último motivo, en nuestra hamburguesa combinamos la carne de cordero con un 20% de carne vacuna, para que el medallón tenga un tenor graso mayor”.
Esa diferencia en el aporte graso exige diferentes técnicas de cocción, para la carne vacuna se inclinan por las smashed burgers, es decir aplastan los bollos de carne y los cocinan sobre una plancha caliente vuelta y vuelta, así se logra una costra bien marcada por fuera y una hamburguesa apenas jugosa por dentro. Mientras que para la de cordero siguen la técnica común, “con el otro procedimiento correríamos el riesgo de que quede seca; así, en cambio, queda jugosa y mantiene el color rosado propio de la carne de cordero”, concluye Miragaya.
SALMÓN
Si la idea es comer una Burger más liviana, el salmón es la opción elegida. Su prevalencia se da en los locales de impronta asiática y nikkei.
Ahora bien, ¿por qué si hablamos de hamburguesas de pescado el salmón es el más, sino el único, elegido?; para Uriel Krimer, dueño de Futu Sushi, “es por un tema de costumbres y hábitos de los argentinos. Se pueden hacer hamburguesas muy ricas con otros pescados, pero el argentino elige el salmón, tiene un sabor suave que es ideal para los que no están acostumbrados al pescado”.
Allí el medallón de salmón se combina con tomate, rúcula y salsa tártara. Acompañada de Papas Rústicas Crocantes ($300).
Dangelo de la Cruz, Chef de La Causa Nikkei, señala otro atributo de este pescado: “Su carne es de por si es jugosa y nosotros la hidratamos con ingredientes nikkei como por ejemplo la salsa de soja que le confieren más jugosidad y sabor” y añade un dato clave: “De todas formas, hay que estar muy pendiente del punto de cocción que no se pase porque ahí si queda muy seca”.
En La Causa elaboran un medallón con salmón rosado, cebolla de verdeo, limón y ajo molido y lo acompañan con ensalada criolla peruana, palta, crema de ají amarillo y chips de papa ($299); ideal para los amantes de las hamburguesas que buscan opciones poco convencionales.
Izakaya es otro de los lugares donde venden hamburguesas de este pescado, su “Salmon burger & fritas” está macerada en hierbas, con cebolla caramelizada, rúcula y salsa cítrica de mayo-queso. Viene acompaña de papas fritas y salsa huancaína ($220).
Según explica su sushiman, Sebastián Semorile, “el tiene un equilibrio justo de grasa que aporta humedad y sabor al plato. Es ideal para una hamburguesa perfecta”.
Dónde probarlas:
DeltoroBolivar 307, Palacio Raggio, CABA
Esmeralda 928 (Torre Bellini Esmeralda), CABA  / Teléfono: 5253-8006
Bernardo de Irigoyen 366, CABA / Teléfono: 54 11 5368-6388
Futu SushiAv. Scalabrini Ortiz 622, Villa Crespo
Pedidos Online: www.futusushi.com.ar 
GrowlersDoblas 857, Caballito.
Gurruchaga 1450 esq. Pje. Cnel. Cabrer, Palermo,.
Izakaya – El bar de SushipopIzk Av Coronel Díaz 1426
Izk Palermo: Soler 5598
Y sucursales.
La Causa NikkeiAv. Cerviño 3550 entre Salguero y Scalabrini Ortíz
Av. Callao 1290 y Juncal
Lassen Burger
Complejo QUO Pilar, Panamericana Km 41 - Colectora Este - Pilar, Bs. As.
J.B Barnech 394, esquina Italia. Luján, Bs. As.
Teléfono Celular: 11 3290-8264
Williamsburg
Nicaragua 6055, Palermo.
Av. Del Libertador 3883 Arco 1 (Paseo Marcela Iglesias, ex Paseo de la Infanta), Palermo.
Armenia 1532, Palermo.
Link a la nota: https://www.planetajoy.com/?_Te_aburriste_de_la_carne_vacuna%3F_3_opciones_para_salir_de_las_hamburguesas_tradicionales&page=ampliada&id=10444

Infobae - Tendencias - Qué esconde el llamado "quinto sabor" que hace tan apetitosa a la comida industrializada

Qué esconde el llamado "quinto sabor" que hace tan apetitosa a la comida industrializada

El glutamato monosódico es un aminoácido natural que está presente en casi todos los alimentos y la industria utiliza como potenciador del sabor. Conocido como umami, es uno de los cinco gustos fundamentales que percibe el paladar humano, junto al dulce, salado, ácido y amargo
El glutamato no tiene un gusto agradable, pero sí la capacidad de potenciar el de otros compuestos (Getty)
El glutamato no tiene un gusto agradable, pero sí la capacidad de potenciar el de otros compuestos (Getty)
"No sé qué tiene, pero no puedo dejar de comer". La frase aplica a la mayoría de los alimentos procesados y quien guste de leer las etiquetas de lo que consume encontrará en todos ellos un ingrediente en común: el glutamato monosódico o aditivo E-621.
Es que la industria lo añade como potenciador del sabor para conseguir el gusto a "umami", el quinto sabor, que no es ni dulce, ni salado, ni ácido ni amargo y que significa sabroso en japonés.
El ácido glutámico es un aminoácido no esencial que aparece formando parte de las proteínas de numerosos alimentos e igualmente mejora el sabor de ésto. En la composición del glutamato monosódico, además del ácido glutámico, está presente el sodio. Se lo conoce también "umami" y es un aditivo químico que se encuentra en alimentos procesados que mejora su sabor y hace que se sientan frescos o ayuda a quitar el sabor metálico a los alimentos enlatados, por ejemplo.
 Umami es el quinto sabor, uno de los cinco fundamentales que percibe el paladar humano
"La industria alimentaria comercializa y usa el GMS como potenciador del sabor, debido a que equilibra, combina y resalta el carácter de otros sabores, incrementando la palatabilidad de los mismos", explicó a Infobae la médica clínica y endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787), quien destacó que "se trata de una sustancia que causa adicción y por lo tanto la industria alimenticia agrega mayores cantidades a los productos para generar más consumo".
Rodríguez Zía destacó que "en Japón se llama umami, que en japonés significa sabroso, a la sensación gustativa que produce el glutamato". "Se trata del quinto sabor, uno de los cinco fundamentales que percibe el paladar humano; la diferencia del umami es la sensación apetitosa que provoca el ácido glutámico sobre ciertos receptores de las papilas gustativas".
El glutamato es un potenciador del sabor presente en muchos alimentos procesados (Getty)
El glutamato es un potenciador del sabor presente en muchos alimentos procesados (Getty)
"Su historia se remonta a 1908, cuando el bioquímico de la Universidad de Tokyo Kikunae Ikeda quiso reproducir el especial sabor que el alga kombu da a la cocina japonesa. Aisló el glutamato que contenía ésta y le añadió sodio de la sal común de mesa para convertirlo en un polvo y darle así estabilidad -resumió la especialista-. Así descubrió un nuevo sabor que el paladar humano es capaz de reconocer".
Y tras resaltar que "el glutamato es un potenciador del sabor presente en muchos alimentos procesados" y que "la industria alimenticia encontró en él a un aliado para multiplicar sus ventas", Rodríguez Zía lo describió como "un comodín, que agregado a snacks, conservas, aderezos, cremas, fiambres, embutidos e infinidad de productos procesados, los vuelve más tentadores y adictivos favoreciendo su consumo".
"El glutamato no tiene un gusto agradable, pero sí la capacidad de potenciar el de otros compuestos, por ejemplo, haciendo que las carnes y alimentos congelados tengan un sabor más fresco y gusten más", insistió la especialista.
 El glutamato no tiene un gusto agradable, pero sí la capacidad de potenciar el de otros compuestos
El síndrome del restaurante chino y el glutamato como factor de riesgo
"En los lugares de comida por peso, ¿cómo sabemos cuántos días lleva ahí la comida que no se vendió?", se preguntó Rodríguez Zía, quien consideró que en esos sitios "nada se tira y todo se transforma" y "adicionarle glutamato monosódico es una opción para revitalizar el sabor, tenga la comida el tiempo que tenga".
¿Qué efectos tiene esto en la salud? "El síndrome del restaurante chino puede causar daño al organismo. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la intoxicación por excesiva cantidad de glutamato monosódico, trae sensación de ardor en la parte posterior del cuello, los antebrazos y el tórax, hormigueo, enrojecimiento facial, mareo, cefalalgia, náuseas, un conjunto de síntomas que algunas personas tienen después de haber consumido comida china -describió Rodríguez Zía-. También puede dañar la salud digestiva y generar cambios en los hábitos intestinales en cuanto a la frecuencia de las deposiciones, su aspecto y consistencia".
La industria alimenticia encontró en el GMS un aliado para multiplicar sus ventas (Getty)
La industria alimenticia encontró en el GMS un aliado para multiplicar sus ventas (Getty)
Una serie de reacciones adversas y potenciales efectos negativos generaron polémica acerca de este tan conocido y usado aditivo, incluso, según la especialista, "muchos estudios demuestran que el glutamato monosódico puede afectar nuestro cerebro".
"En la biblioteca pública de los EEUU figuran trabajos de investigación sobre el GMS. Uno de los más destacados, publicado en 2015, habla sobre la oxidación que produce el glutamato monosódico, directamente sobre el riñón", reseñó Rodríguez Zía, quien agregó que "otro de los estudios explica cómo el GMS atraviesa la barrera hemato encefálica, que es la membrana que separa el cerebro de nuestra sangre, y produce toxicidad por excitación en el neonato".
 En el país, los aditivos sólo pueden ser agregados a los alimentos que específicamente se indican en el Código Alimentario Argentino
Asimismo, "el GMS genera un estímulo que aumenta la excitabilidad neuronal, generando un aumento en la sensación gustativa". Así justificó Rodríguez Zía que "cuando se agregan al organismo GMS en forma artificial, obviamente puede ser nocivo y generar la muerte neuronal por el aumento de excitación neuronal".
La administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) recuerda en su sitio web a la población la importancia de leer en detalle los rótulos de los alimentos que se consumen y conocer así los ingredientes y aditivos con los cuales fueron elaborados.
El glutamato monosódico podrá aparecer en el etiquetado de los alimentos como aditivo E-621 (Getty)
El glutamato monosódico podrá aparecer en el etiquetado de los alimentos como aditivo E-621 (Getty)
"Cuando hablamos de aditivos, nos referimos a ingredientes agregados intencionalmente, sin el propósito de nutrir, con el objeto de modificar las características físicas, químicas, biológicas o sensoriales, durante el proceso de elaboración y/ó envasado y/ó acondicionado, almacenado, transporte o manipulación de un alimento", informa el organismo. Y aclara que "la cantidad de un aditivo autorizado agregado a un producto alimenticio será siempre la mínima necesaria para lograr el efecto lícito deseado".
Los aditivos sólo pueden ser agregados a los alimentos que específicamente se indican en el Código Alimentario Argentino y, únicamente los autorizados, listados en el mismo. El glutamato monosódico figura en la lista de aditivos como "resaltador del sabor", que "realza el sabor y/o el aroma de un alimento".
Link a la nota: https://www.infobae.com/salud/2018/10/09/que-esconde-el-llamado-quinto-sabor-que-hace-tan-apetitosa-a-la-comida-industrializada/