jueves, 14 de diciembre de 2017

La Nación - Gastronomía - El Tropezón: así reabrió el bodegón tanguero de 1893 después de 34 años

El Tropezón: así reabrió el bodegón tanguero de 1893 después de 34 años

Era el lugar elegido por Carlos Gardel para cenar y su tradicional Puchero de Gallina fue famoso en el mundo; Hoy, ofrece un ambiente renovado y glamoroso
Los recuerdos de la época dorada cubren las paredes
Ya no están ni el "Morocho del Abasto" ni "La Faraona" recorriendo sus mesas. Sin embargo, algo de ese espíritu sobrevuela su atmósfera, en una mixtura exquisita que se ufana de armonizar bohemia y glamour, bodegón y lujo. Después de 34 años, reabrió el legendario restaurante El Tropezón, ícono de un Buenos Aires reo y canyengue que hoy luce un presente brillante. "Lo hice con todo el respeto que la historia merece, esto es de todos", dice Raquel Rodrigo, la responsable de que El Tropezón haya vuelto a levantar sus persianas en el icónico solar de Callao 248. Destella resplandeciente. Basta con solo asomarse al enorme ventanal en el que, cada día, se detienen maravillados cientos de turistas, jóvenes curiosos y los porteños a los que las nieves del tiempo platearon su sien y conocieron aquel mítico reducto que abría sus puertas las 24 horas del día y por el que desfilaba lo más granado de la farándula y la política local.

Pucherito de Gallina

Clásicos en El Tropezón
Clásicos en El Tropezón. Foto: Santiago Cichero
El Tropezón se inauguró en 1893 en un predio muy cercano al Congreso Nacional. Pero desde 1923 funcionó en el emblemático edificio de la avenida Callao con el que se lo identifica. Allí, se sirvió durante décadas su célebre Puchero de Gallina, la especialidad de la casa. El plato, el preferido de Carlos Gardel, se hizo famoso al punto tal de ser requerido por turistas que llegaban especialmente de todo el mundo para degustarlo. Fama cimentada en los paladares que recomendaban el calórico manjar y en la letra del tango de Roberto Medina que lo eternizó: "Cabaret, Tropezón, era la eterna rutina. Pucherito de gallina, con viejo vino carlón".
Foto: Santiago Cichero
Ingresar a El Tropezón era encontrarse con legisladores de uno y otro bando; a Carlitos tarareando animadamente una nueva partitura con Alfredo Le Pera; a Lola Flores luego de alguna de sus funciones en el Teatro Avenida o a los fanáticos del box acalorarse en el epílogo de alguna contienda en el Luna Park. Los domingos al mediodía la cosa se ponía más familiar. Hoy, aquellos niños llevados por sus abuelos o padres regresan para revivir el ritual. La ceremonia del reencuentro con un viejo amor. Y como todo amor, renace de sus cenizas y humedece los ojos ante el volverse a ver con la frente bien alta y para nada marchita. "Hubo gente que nos donó pocillos, cocteleras, platos originales. Son artículos que se les regaló a los clientes más fieles a modo de recuerdo antes de cerrar las persianas en 1983. Hay mucho de nostalgia y añoranza", explica Santiago Klemencic, hijo de Raquel Rodrigo y otro de los responsables del milagro acontecido.
Santiago Klemencic, uno de los responsables de la reapertura
Santiago Klemencic, uno de los responsables de la reapertura. Foto: Santiago Cichero
Regresaba la democracia a nuestro país, el Congreso se ponía en marcha, pero a doscientos metros una historia concluía. La caída de una marquesina y los vaivenes económicos aplastaron la magia de El Tropezón. A lo largo de más de tres décadas, el lugar fue ocupado por oficinas del Correo Argentino y por una ART, arrumbando con tabiques de durlock madrugadas de artistas soñadores y esfumando los aromas de la carta abundante y sabrosa. Se dilapidaba la magia. Y se opacaba un Buenos Aires que ya no era. "Compramos El Tropezón sin saber que era El Tropezón", comenta con gracia su propietaria actual. Es que la familia se especializa en otras actividades, entre ellas, las cadenas de estacionamientos. "Fue la mano de Dios. Adquirimos el garaje contiguo, pero debíamos hacerlo con el local, según lo ofrecían sus dueños anteriores. Luego de un mes de obras para acondicionar las cocheras, pasé por la puerta del negocio. Curiosamente nunca lo había hecho, porque siempre tomaba en la dirección contraria. Al pasar, leo una mayólica pegada en la puerta que decía que ahí había funcionado El Tropezón. ¡No lo podía creer! Los que nos vendieron en block, jamás nos informaron sobre eso, a pesar de ser todo un valor agregado del que podían haber sacado rédito. Al entrar me encontré con una joya: los calcáreos, las claraboyas de bronce. ¡Estaba todo!", enumera eufórica la mujer que se puso la camiseta y convenció a toda su familia sobre el proyecto. Ese "estaba todo" es literal. Pero también es cierto que, oficinas mediante, paredes de 16 cm de espesor, techos con maderas lustrosas y tesoros arquitectónicos de revestimientos se encontraban tapiados en un predio subdividido en aburridos boxes sin mística ni historia. "Cuando sacamos esas divisiones, apareció El Tropezón", explica su dueña, quien encontró arrumbados en un entrepiso los vidrios de colores de las claraboyas que ahora lucen en una suerte de mampara que da la bienvenida al lugar.
Las paredes de ladrillo son las originales que estuvieron ocultas por 34 a?os
Las paredes de ladrillo son las originales que estuvieron ocultas por 34 a?os. Foto: Santiago Cichero
Hoy, el amplio salón exhibe sus paredes de ladrillos originales que durante 34 años permanecieron ocultos, como un secreto de la historia que esperaba su momento para volverse a contar. Décadas de burocracia kafkiana alejadas de bohemia y placer, arrinconaron parte de la mitología popular de los argentinos. Pero no pudieron con la fuerza de la memoria. Ni con una empedernida empresaria que se dio su propio gusto. Y que con su capricho le devolvió a Buenos Aires parte de su identidad. "Yo vivía con mis padres y abuelos. En casa no había televisión y se escuchaba todo el día a Carlos Gardel, Alberto Morán, Julio Sosa. Y a las orquestas de Juan D´Arienzo y Osvaldo Pugliese. Además, mi madre era fanática de Lola Flores. Todo eso mamé de chica. Lo tengo muy adentro", explica una emocionada mujer que, paradojas del destino, acaba de perder a su madre, la mentora de ese amor por la cultura porteña.
Parte del nuevo plan es cumplir con las necesidades de todos los públicos
Parte del nuevo plan es cumplir con las necesidades de todos los públicos. Foto: Santiago Cichero
Raquel Rodrigo es una emprendedora de alma, pero su familia, para protegerla, conociendo su temple y capacidad de trabajo full time, desalentó su idea de abrir El Tropezón. Sabían que un desafío de esta envergadura le insumiría mucho tiempo y energía. Incluso, para desalentarla aún más, un abogado conocido de la familia le informó que la marca tenía propietario durante unos meses más. Sin embargo, otra vez el destino hizo lo suyo, y al regresar de un viaje por Europa, Raquel volvió a consultar al legista sobre la cuestión. Ya se habrían vencido los derechos y, quizás, era un momento para retomar la idea y registrar la marca a su nombre. Su sorpresa fue mayúscula cuando el abogado le comunicó que su hijo Ezequiel había comprado la marca esperando el momento de anunciárselo a su madre a modo de regalo. Y así fue. El sello El Tropezón ya era de la familia. Y nada podía detener a Raquel en su sueño, en ese deseo tan profundo de reabrirlo. Sacaron de alquiler el local y pusieron manos a la obra. El proceso de reconstrucción duró un año y dos días. Así de exactas son las estadísticas que Raquel tiene en su memoria. Ganó su tenacidad. Su obstinación saludable. Su familia le decía que era una locura. Y ya se sabe que los locos, suelen tener razón.

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No faltan platos conduntentes, como pucheros y tortillas
No faltan platos conduntentes, como pucheros y tortillas. Foto: Santiago Cichero
El 12 de septiembre de este año, El Tropezón levantó nuevamente sus persianas. La magia volvió a renacer renovada. Están los pisos calcáreos originales, los techos con claraboyas y maderas, las paredes gruesas de ladrillo a la vista y un sótano que se convirtió en un vip exclusivísimo rodeado de una cava distinguida diseñada con buen gusto, y tapizada con fotos de época que remiten a ese Buenos Aires del tiempo aquel.
Uno de los logros es haber podido mixturar el lugar en un saludable equilibrio entre el lujo y el buen gusto sorprendentes, pero con cierta atmósfera de bodegón tradicional. Ingresar a Callao 248 es encontrarse con la historia, pero también con un espacio de vanguardia. "La gente joven disfruta mucho de la barra. Se puede tomar cerveza tirada y muy buenos tragos. Cumplimos con todas las necesidades del público. Además, sumé algunas preparaciones que son furor en Europa como el Aperol Spritz. Abrimos a la mañana para ofrecer desayunos y no cerramos hasta la madrugada. Queremos que sea un disfrute para el porteño y el turista. El tango y la figura de Carlos Gardel son un gran atractivo que potencia a El Tropezón", explica Santiago Klemencic.
La sombra de Gardel, emblema del lugar
La sombra de Gardel, emblema del lugar. Foto: Santiago Cichero
El famoso Puchero de Gallina se sirve los miércoles por la noche y los domingos al mediodía. Debido a las altas temperaturas de diciembre y enero, el ritual se retomará en febrero. Aunque la demanda quizás cambie los planes del chef. Lengua, panceta, chancho, morcilla, chorizo, legumbres, porotos y caracú. Completo y abundante. Así es el puchero que se convida a través del sistema buffet.
Además, la carta, con mucha idiosincrasia española, ofrece mariscos, tortillas, paellas y callos a la madrileña. Aunque el menú no se priva de tentar a los visitantes con un criollo bife de chorizo con papas y vinos de cepas exclusivas.
Por sus mesas pasan Susana Giménez, Moria Casán, Raúl Lavié y más
Por sus mesas pasan Susana Giménez, Moria Casán, Raúl Lavié y más. Foto: Santiago Cichero
Susana Giménez, Susana Rinaldi, Raúl Lavié, Ana María Cores, Carlos Rottemberg, Emilio Disi, Nora Cárpena, Martín Bossi, Moria Casán, Lucía Galán, Pablo Alarcón, y Carmen Flores son algunas de las celebridades que pueblan las mesas de El Tropezón noche a noche.
Parte de la vajilla original sigue en el salón
Parte de la vajilla original sigue en el salón. Foto: Santiago Cichero
"Sufro cuando veo cosas del viejo Buenos Aires que se destruyen. El otro día pasé por la puerta del local de la Confitería Richmond y me entristecí al verla convertida en una casa de deportes. Quisimos que El Tropezón sea un bodegón con lujo, pero que no inhiba. Me gratifica ver a la gente tomándose fotos, agradeciendo la reapertura y prometiendo volver", concluye Raquel Rodrigo, con la emoción de quien cumplió un deseo. Y con ese deseo hizo un gran aporte a una ciudad que no merecía tener a su Tropezón cerrado.
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La Nación - Vida & Ocio - La historia del pan dulce y 10 clásicos para puristas

La historia del pan dulce y 10 clásicos para puristas

Cuánto se parece el nuestro al original italiano y lugares de Victoria a Caballito para comprarlo y quedar como reyes en la mesa de Navidad
La historia del pan dulce se remonta al siglo XV en Italia
La historia del pan dulce se remonta al siglo XV en Italia. Foto: Shutterstock
Con frutas secas y abrillantadas, con chocolate y cáscara de naranja o relleno de crema pastelera. Las versiones del dulce más tradicional de la navidad son tan variadas como las leyendas de su origen. La historia del pan dulce o Panettone se remonta al siglo XV en Italia, más precisamente en Milán. Una de las leyendas más conocidas, dice que el primer Panettone surgió una Nochebuena en la corte de Ludovico El Moro, señor de Milán, por un hecho fortuito. A los cocineros se les había quemado el postre y a Antonio, uno de los ayudantes de cocina, se le ocurrió amasar un pan dulce con fruta confitada y manteca para salvar el banquete del duque. Nunca había realizado esa receta, pero fue tal el éxito que tuvo que Ludovico decidió llamarlo "Pane de Toni" en su honor. Otra de las historias habla de un joven aristócrata, Ughetto Atellani de Futi, mejor conocido con Toni, que se enamoró de la hija de un pastelero de Milán y para demostrarle su amor se hizo pasar por aprendiz de pastelero. Por amor a su enamorada inventó un pan con variedad de frutas y cáscara de cítricos y la panadería se empezó a llenar de clientes en busca del afamado "pan de Toni".
El Panettone llegó a Argentina con los inmigrantes italianos, quienes comenzaron con una pequeña producción para continuar con sus tradiciones. "León Antonio Marcolla nació en 1881 en un pueblo austríaco llamado Vigo di Ton, que luego pertenecería a la provincia italiana de Trento. En 1895, cuando tenía catorce años, arribó a Buenos Aires, comenzó a trabajar en la confitería de un pariente en el Pasaje Carabelas y se le ocurrió comenzar a vender el Panetonne en canastas de mimbre puerta a puerta. El éxito fue inmediato", explica, el historiador Daniel Balmaceda, autor del libro "La comida en la historia argentina". Más allá de la historia, este dulce no puede faltar en la mesa de Navidad y hay opciones clásicas y modernas para todos los gustos.

Confitería El Progreso- Av. Santa Fe 2820

Héctor Brignole, pastelero de la confitería El Progreso, lleva la harina en la sangre. Su abuelo, el italiano Juan Bautista Brignole, fue quien fundó la panadería en 1919, cuando todavía los hornos eran a leña, y desde hace casi una década que la tradición del pan dulce se mantiene intacta. "La clave está en no defraudar a los clientes para que siempre vuelven. Desde hace años mantenemos la receta que hacía mi abuelo a raja tabla. Él era de la vieja escuela y nos enseñó que el ojo del pastelero es sumamente importante para que el producto salga lo mejor posible. Con el pan dulce es fundamental la etapa de leudado y hay que ser muy cuidadosos con la temperatura y la humedad", dice Brignole, quien admite que es un fanático del pan dulce. "Soy muy detallista y elijo materias primas de calidad. Nunca usamos aditivos ni conservantes", agrega. El pan dulce tradicional está disponible durante todo el año, pero a partir de noviembre la venta aumenta notablemente. El tradicional, estilo genovés, con almendras, nueces, avellanas, pasas de uva, fruta abrillantada y cáscara de naranja está $490el kilo y $250 el medio kilo. El veneciano con chips de chocolate y cáscara de naranja $195 (más de medio kilo).

Plaza Mayor - Venezuela 1399

La esquina de Venezuela y San José en pleno barrio de Montserrat es sinónimo de navidad. Es que desde 1985 el restaurante español Plaza Mayor, se ha ganado la fama por el pan dulce. Durante los días previos al 24 de diciembre las largas colas son tan clásicas como el afamado pan dulce. "La tradición surgió un poco por azar, en aquella época mi papá vendía sidra suelta y como vendía muy poca se le ocurrió hacer el pan dulce para promocionarla. La que aportó la receta fue mi abuela Tita quien solía venir siempre a controlar la producción", cuenta Federico Yahbes, quien hace más de treinta años está al frente del local. Aunque no devela sus secretos, Yahbes reconoce que el éxito su pan dulce está en que " tiene de todo y no escatiman en mercadería". Ofrecen una única versión estilo genovés, con almendras, avellanas, frutas escurridas, pasa de uvas y castañas de cajú el kilo $370. La suavidad de la masa se la aporta la manteca y no tiene ningún conservante. "Algunos precavidos para no hacer cola ya vinieron a buscar su pan dulce y lo frizan para conservarlo para la navidad", concluye Yahbes.
Los más detallistas no usan aditivos ni conservantes
Los más detallistas no usan aditivos ni conservantes. Foto: Shutterstock

Abadía de Santa Escolástica - Martín Rodríguez 547, Victoria

En Punta Chica, partido de San Fernando, se encuen¬tra la Abadía de Santa Escolástica de las monjas benedicti¬nas, quienes desde 1998 se ganaron la fama por su célebre "Pan dulce de la Abadía". En los talleres de repostería artesanal trabajan diez monjas, pero en diciembre, cuando llegan a realizar más de 27.000 unidades, participan más de quince. El secreto de la excelencia del pan dulce está en la dedicación con la que se realizan. "Están hechos con mucho amor, la navidad es una fiesta religiosa y lo que nosotras buscamos es evangelizar a través del pan dulce. Por eso, todos vienen con una tarjetita con un mensaje navideño de paz", explica la hermana Mercedes . El pan dulce clásico de la Abadía tiene pasas de uvas rubias, higos, naranjas y ananá glaseados, damasco turco, cerezas al marraschino, ciruelas, nueces, almendras, castañas de cajú y avellanas. El kilo, en formato de caja o lata, sale $450. También ofrecen una versión de pan dulce moreno, similar a la torta galesa, de 700 gramos por $280 y este año presentan una versión para los más chicos con chips de chocolate de 250 gramos $125. Dentro de las opciones heladas, hay rellenos con helado de vainilla o dulce de leche por $340.

Panadería Rocío, en la isla Martín García

Desde 1913 en la isla Martín García funciona una panadería que supo conquistar los paladares de varios presidentes argentinos. La tradición del pan dulce es tal que muchos de los que van a pasear a la isla no vuelven sin uno bajo el brazo. En la panadería "Rocío" se mantienen las recetas de antaño. "Utilizamos leña de la isla como el eucalipto o el libustro que le aporta un sabor inigualable. A la mañana nos dedicamos a hacer el pan de los cien personas estables de la isla y a la tarde comenzamos con la producción de pan dulce. Como es un producto fresco se prepara según la venta del día", explica Fernando Sánchez, pastelero quien está al frente del local desde 1988. Para Sánchez es fundamental respetar la receta y ser generosos con la fruta. "Tiene pasas de uva, frutas abrillantadas, castañas de cajú, almendras y nueces. El toque final se lo damos con un baño de chocolate blanco y una cereza", agrega. Se vende en dos tamaños, el kilo sale $280 y el medio $140. Para los que no puedan viajar a la isla lo pueden conseguir en avenida Corrientes en la bombonería Bombonella.

La Nueva Muguet -Nazarre 3285

Néstor Reggiani, pastelero de La Nueva Muguet conoce como nadie las claves para un buen pan dulce. Es que desde los 17 años, cuando entró a trabajar en una panadería, nunca despegó las manos de la masa. "El secreto está en ofrecer un producto con materia prima de calidad y artesanal. El pan dulce tiene que tener buena miga y cantidad de fruta. Además, no tiene que tener aditivos ni conservantes para que sea lo más natural posible", reconoce Reggiani. El pan dulce lo ofrecen todo el año y en diciembre preparan entre cuatro mil y cinco mil unidades. El tradicional con frutas secas y abrillantadas y cáscara de naranja cuesta $450 el kilo y el madrileño sin frutas $380. El precio del de cáscara de naranja y chocolate es de $250 el medio kilo y el Stollen, versión alemana del pan dulce, con frutas secas y relleno de pasta de almendra $380 el kilo.

Café Las Violetas- Avenida Rivadavia 3899

Las Violetas, quien recientemente ganó el concurso al Mejor Café Notable de Buenos Aires, también tiene fama por su pan dulce. Hace más de cien años que se mantiene la receta intacta y los clásicos optan por elegirlo en cualquier época del año. "Nuestro producto se hace manualmente y elegimos materia prima de calidad. Ninguno tiene aditivos ni conservantes", dice Isidro Montes González, director de "Las Violetas". Ofrecen tres versiones: la tradicional con todo tipo de frutas (secas y abrillantadas) el kilo $450, con frutas secas $550 y relleno con crema pastelera $700 los 1.380, kg.
Algunos ya tienen su preferido en el freezer
Algunos ya tienen su preferido en el freezer. Foto: Shutterstock

Confitería Gran Córdoba- Av. Córdoba 4460

En la confitería Gran Córdoba también mantienen calidad y tradición desde hace casi 70 años. Rodrigo Zabalegui, gerente y nieto del fundador reconoce que los principales secretos para que la tradición del pan dulce siga intacto está en que "cuidan la calidad de las materias primas que utilizan y respetan las recetas originales". Además, admite que el pan dulce tiene que ser fresco y sin conservantes ni sistemas de envasado artificiales. Actualmente en la confitería tienen dos versiones. El Especial que lleva frutas abrillantadas, cáscara de naranjas confitadas, pasas de uva, almendras, avellanas, nueces y castañas de cajú $490 el kilo y el Pan Dulce Almendrado solo con frutas secas $ 550 el Kg.

Los 36 Billares- Av. de Mayo 1271

Hace 28 años que Luis Alejandro Komarniky, maestro pastelero de "Los 36 billares" se encarga de que el pan dulce salga a la perfección. Lo prepara todos los días por la noche para que esté fresco temprano por la mañana y durante las fiestas llega a hacer una producción diaria de quinientas unidades. "Para identificar un buen pan dulce hay que fijarse en la humedad y también en su aroma. Nosotros utilizamos cáscara de naranja y limón y no agua de azahar. También es importante la calidad de la fruta", explica Komarniky. El pan dulce de "Los 36 billares" tiene avellanadas de España, almendras chilenas, castañas de cajú brasileras, pasas de uva de San Juan y cerezas del sur de Chile y el kilo está $320. El año pasado tuvieron venta record y este año esperan superarla. "Los clientes vienen a jugar al billar y cuanto terminan el partido se llevan su pan dulce", reconoce el pastelero.

Confitería El Greco- Av. Rivadavia 5353

La confitería "El Greco" también es famosa por su pan dulce. Desde 1953 que mantienen la calidad intacta y el secreto según ellos está en "la cuidadosa selección de sus materias primas". El pan dulce se elabora con manteca, nunca con margarina y está disponible durante todo el año. En el mes de diciembre llegan a realizar una producción de 3500 unidades. "El clásico tiene frutas secas y abrillantadas y para darle más humedad también le ponemos miel. El maestro pastelero le da el toque final y es el encargado de que salga perfecto", cuenta Adrián Barrientos, encargado delo local. Esta opción sale $400 y para las fiestas también van a ofrecer una versión chata relleno con crema pastelera y frutos secos también por $400.

Mada Patisserie - 3 de Febrero 1064

Dentro de las opciones gourmet, en Mada Patisserie en el barrio de Belgrano hay dos variedades. Uno de pan de chocolate y cascaritas de naranja y un pan especial sólo con frutas secas (un mix de nueces, almendras, avellanas y castañas de cajú). Se presentan de versiones de 1/2kg y de 1 kg y el costo de cada pan es de $250 hasta $600 aproximadamente. Según Juliana Herrera Dappe, pastelera y dueña de MADA. "La materia prima debe ser de muy buena calidad, para que el sabor del pan dulce sea mejor aún". Para saborizar la masa utiliza ralladura de cítricos como limón y naranja. "Las cascaritas de naranja que lleva el pan dulce las confito previamente y las frutas secas las tuesto para luego agregárselas a al pan dulce. También uso miel para darle más humedad a la masa. No uso nada de esencias, ni de agua de azahar", cuenta.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/2091099-la-historia-del-pan-dulce-y-10-clasicos-para-puristas

El Gourmet - Actualidad - Frutas y Vinos: 5 opciones para las fiestas

Frutas y Vinos: 5 opciones para las fiestas

Frutas y Vinos: 5 opciones para las fiestas
Mezclar frutas con vinos es una tradición europea. Los italianos toman duraznos con vino tinto, los franceses comen un postre de duraznos con Sauternes, y los españoles beben la sangría, muy apreciada por los turistas.
 

Atención: Hay que prepararlos en el momento para evitar que la fruta fermente. Y los vinos deberían ser varietales blancos o rosados jóvenes, de la última o penúltima cosecha. Todos deben beberse muy fríos. Resultan perfectos para las mesas navideñas:
 
 
1. Sauvignon Blanc, ½ manzana roja, ½ manzana verde, ½ pera, 1 lima, 2 ramas de menta, 200 ml jugo de manzana y 3 cucharadas de postre de azúcar.
 
 2. Torrontés, 20 uvas tintas, 20 uvas verdes, 3 cucharadas de azúcar y 5 hojas de albahaca. 
  
3. Malbec Rosé, ½ naranja, 1 lima, ½ pomelo rosado, 50 ml licor de casis, 200 ml jugo de arándanos, 8 frutillas, y 2 cucharadas de postre de azúcar.
  
4. Pinot noir rosado, 3 ciruelas, 1 lima, 10 cerezas, 2 cucharadas de mix de frutos rojos y 3 cucharadas de postre de azúcar.
 
 5. Bellini, uno de los tragos más famosos. Nacido en el Cipriani de Venecia con gran repercusión mundial, es una mezcla pulpa de duraznos blancos frescos con champagne Brut Nature.
 
 
Puedes acompañar todas estas delicias con muchos otros sabores tradicionales de las fiestas. Descúbrelos en el Especial Dulces Típicos Navideños.

Link a la nota: http://elgourmet.com/nota/frutas-y-vinos-5-opciones-para-las-fiestas

La Nación - Vida & Ocio - Sushi, shawarma o pernil: claves para festejar sin prender el horno

Sushi, shawarma o pernil: claves para festejar sin prender el horno

Para evitar el engorro del quién-prepara-qué y sus imprevisibles derivados, aquí va una selección de caterings tentadores, prácticos y disruptivos de la cena tradicional para responder la madre de todas las preguntas: ¿qué comemos en Nochebuena?
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Llega diciembre, asoman las fiestas y con el 24 de diciembre en el horizonte aparece la misma disyuntiva de siempre: ¿Cómo organizar una cena que complazca a todos, que sea rica, abundante, acorde al clima, original, divertida y que -sobre todas las variables- no sea un caos de organización y logística familiar?
Una opción es encargar -con tiempo- y resolver con alguna propuesta que, ¿por qué no? rompa el molde de lo clásico.

Menú japonés

Del sushi al ramen, la comida japonesa se convirtió en uno de los fetiches favoritos del paladar argentino. Entonces, ¿por qué no abrirle la puerta a una mesa navideña con inspiración oriental con Akira Takeuchi?
La carta: una entrada fría de 200 piezas surtidas de sushi (niguiris, makis, sashimis y rolls) y dos platos principales: Yakibuta (bondiola braseada estilo japonés) y Kara Ague (pollo frito estilo japonés). De postre, flan de matcha (té verde).
El dato: se debe pedir con antelación y se retira por el barrio de Belgrano.
El precio: $ 450 por persona.
Contacto: akira.takeuchi.cocina@gmail.com. Facebook: Akira Takeuchi

Comida mexicana

Para quienes gustan de la comida especiada y los sabores intensos y coloridos pero no quieren resignar la practicidad de una cena "descartable", la taco´s party de Ay Wey puede ser la solución.
La carta: El menú es un mosaico de texturas que incluye guacamole, nachos, quesadillas, queso cheddar fundido, frijoles refritos, tacos de carne de cerdo, de pollo, pimiento verde, panceta, cebolla y tortilla de maíz listas para consumir. Si hay niños la opción infantil son salchitacos, quesadillas, dedos de pollo y nachos con queso.
El dato: se entrega con vajilla descartable. Quienes quieran mexicanidad al palo pueden consultar por decoración alusiva.
El precio: $ 250 por persona adulta, los niños pagan menos.
Contacto: Tel.:15 3 7850796. Facebook: Ay Wey Catering Comida Mexicana

Delicias judías

¿Comida judía para celebrar Nochebuena? Lo que podría parecer una contradicción es, en realidad, una idea extraordinaria para comer rico, abundante y sin ensuciar.
La carta: Rut´s Catering propone un surtido completo de 144 piezas miniaturas de los bocaditos clásicos de la gastronomía hebrea: bohios de verdura, sambusek (queso y sésamo), knishes, lajmayin (carne-fatay), pletzalej con pastrón y pepino, sándwich de salmón y cream cheese, paquetitos (puerro), triangulitos de masa fila con queso, kipes, cuadraditos de berenjena, trencitas con pollo y tomate; y sándwich de pan árabe capresse (tomate, queso y albahaca).
El dato: ¡Todo se puede comer con la mano! Y Rut advierte: es fundamental encargar con tiempo.
El precio: para 15 personas (10 adultos y 5 niños), $ 3500.
Contacto: Loyola 211 . Tel.: 4856-2620 ó 15 5 457-8908 rutmachta@gmail.com

Tres pasos gourmet

Si la idea es una cena clásica, con el sabor inconfundible -pero sin el trabajo- de lo casero, esta propuesta de la chef Berenice Gallo acerca un menú de distintos pasos para disfrutar, sentados a la mesa, hasta que se hagan las 12.
La carta: entrada de consomé tibio de setas y pistachos, scons de mascarpone, jamón crudo, olivas negras y pesto de rúcula; de plato, ensalada de verdes y tomates confitados; una ternera en cocción lenta con muffin de papas y ajos asados; bocados crocantes de quesos semidulces y una selva negra como postre.
El dato: Todo se entrega listo para servir y calentar. El menú incluye bandeja de biscottis de avellanas y coco, pan dulce individual de naranjas y almendras, y florentinos. El precio: para 15 personas (10 adultos y 5 niños), $ 5400.
Contacto: Tel.:15-4157-7558 cocina@berenicegallo.com.arwww.berenicegallo.com.ar

Shawarma party

¿Y qué tal una experiencia navideña realmente distinta? Algo que reúna una comida diferente con cierta presentación original... Una buena idea es contratar a una persona que, vestida con túnica árabe, prepare y sirva directamente de un shawarmero montado en medio del living durante una hora, esta versión de "comida rápida" de Medio Oriente. Shawarma express lo tiene armado.
La carta: La carne (que puede ser de lomo, pollo y/o cerdo) está macerada en champagne y especias, y se sirve como sándwich en pan lavash (árabe fino) con tabulé (tomate, cebolla, perejil y trigo burgol), ensalada de lechuga y tomate, y tahín (salsa a base de sésamo y limón).
El dato: incluye personal y servicio durante una hora, mantelería, garrafa (si está permitido) y servilletas.
El precio: el servicio completo, tenedor libre, hasta 20 personas, $ 3000.
Contacto: Tel.:15-31149699 info@shawarma-express.com.ar www.shawarma-express.com.ar

La tradicional pata de pernil

Para paladares carnívoros, y sin que nadie deba derretirse en pleno diciembre al lado de la parrilla, hay una propuesta de La pata.
La carta: una pata de cerdo de unos 10 kilos, cocida a bajas temperaturas durante seis horas. Se sirve en figacitas de manteca, y se entrega con cinco aderezos (barbacoa, chimichurri, chutney de ciruelas, queso crema con ciboulette, tártara), platos y servilletas descartables.
El dato: hacen delivery. Hay que reservar.
El precio: para 20 personas, $ 2700.
Contacto: Tel.: 4748 1474 ó 15 6824 6030 info@lapata.com.ar www.lapata.com.ar
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/2090695-sushi-shawarma-o-pernil-claves-para-festejar-sin-prender-el-horno