Se realizará el primer "Campeonato Federal del Asado" en Buenos Aires
El gobierno de la Ciudad organiza el encuentro; será el 9 de octubre
MIÉRCOLES 07 DE SEPTIEMBRE DE 2016 • 19:04
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El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires organiza el primer "Campeonato Federal del Asado". Se hará el 9 de octubre.
Los competidores serán 24 duplas de asadores, representando a cada provincia, y una por la Ciudad de Buenos Aires. Un jurado de expertos evaluará a los parrilleros en dos categorías: carnes típicas argentinas y achuras, provoleta y verduras.
Con motivo del campeonato, el gobierno de la Ciudad organizó una encuesta para que los ciudadanos decidan qué tipos de corte no pueden faltar en una de las categorías. Para votar, hacé click acá.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1935538-se-realizara-el-primer-campeonato-federal-del-asado-en-buenos-aires
Desde el lunes 12 de septiembre y por dos semanas, algunos de los establecimientos más prestigiosos de la ciudad abren sus puertas con opciones de $220 para el almuerzo y $350 para la cena.
Septiembre llega con una buena noticia para los amantes del buen comer: la 8ª edición de Buenos Aires Food Week. Durante dos semanas, algunos de los restaurantes más reconocidos de la ciudad despacharán menúes especiales de almuerzo y cena a precios accesibles.
Lo que tenés que saber para disfrutar al máximo de Buenos Aires Food Week Cuándo. Buenos Aires Food Week se realiza del 12 al 25 de septiembre. Quienes tengan tarjeta de crédito de American Express Argentina tienen un acceso exclusivo a los restaurantes desde el 8 al 11 de este mes.
Precio. Los establecimientos gastronómicos que participan de la 8º edición de Buenos Aires Food Week tendrán un menú especial de almuerzo a $220 y uno para la cena a $350.
Menú. El menú especial es de tres pasos: entrada, plato y postre (en algunos casos con dos o tres opciones para elegir) y un aperitivo de bienvenida con Campari, Cinzano o Aperol. El costo mencionado no incluye bebidas, propina ni servicio de mesa.
Podés conocer el menú de cada uno de los establecimientos gastronómicos que participan del evento acá.
Reservas. Podés reservar tu lugar en cualquiera de los restaurantes desde el jueves 8 de septiembre.
La solidaridad. Buenos Aires Food Week deja a disposición de quienes quieran colaborar con la Fundación Banco de Alimentos un sobre que será entregado junto a la cuenta. En ediciones anteriores, se recaudaron más de $230 mil.
Los restaurantes. Más de 50 establecimientos de los más prestigiosos de Buenos Aires participan en la actividad. La lista completa:
Aldo's Restoran Vinoteca
Alo's Bistro
Aramburu Bis
Artesano – Alvear Art Hotel
Bahía Madero
Bice Buenos Aires
Brasserie Petanque
Captain Cook
Casa Cruz
Ceviche Plaza Armenia
CLO CLO Ristorante
Club 31 Bar & resto
Dashi Palermo
El Burladero
El Faro – Hotel Hilton
El Quinto Cocina Asiática
Fabric Nikkei
Fervor Brasas
Green Bamboo
Happening Costanera
Happening Puerto Madero
Ike Milano
Jardín de Invierno - Loi Suites Recoleta Hotel
Kokoro Sushi
L'Adesso
La Cabaña
La Causa Nikkei
La Panadería de Pablo
Le Grill
Le Sud – Sofitel Arroyo
Low 646
Mercado Central
Mizuki
Namida – Palo Santo Hotel
Olaya
Olsen
Paru Deli Inkas Sushi
Pichon
Puratierra
Ralphs
Sagardi
Sexto Brasserie
Sipan
Sivela 465
Social Paraíso
Sorrento Madero
Sorrento Recova
Sottovoce Libertador
Sottovoce Recova
The Brick Kitchen – The Brick Hotel
Trattoria Olivetti
A tener en cuenta.
Los organizadores de Buenos Aires Food Week contaron a Planeta Joy las recomendaciones a seguir para obtener la mejor experiencia:
-Hacer la reserva con tiempo para asegurarte tu lugar.
-Ingresar a sitio para ver los restaurantes participantes y los menúes especiales.
-Para los socios de AMEX, tener en cuenta que hay días previos exclusivos para disfrutar del BAFW.
-Probar: es el momento ideal para ir a conocer aquellos restaurantes que no conocías y animarte a probar nuevos menúes a precios accesibles.
-Disfrutar del aperitivo de bienvenida mientras esperás que lleguen los platos a la mesa.
-Después de disfrutar tu menú sumate a donar a favor de Fundación Banco de Alimentos en el sobre que te llegará con la cuenta.
-Invitar: esta experiencia es ideal para compartir con pareja, familia, amigos o contactos del trabajo. #BAFoodWeek una propuesta para vivir la ciudad como un bon vivant.
-Compartir tu experiencia subiendo fotos y comentarios en Facebook, Instagram y Twitter con el hashtag #BAFoodWeek
Link a la nota: http://www.planetajoy.com/?Buenos_Aires_Food_Week%3A_restaurantes_top_a_precios_amigables&page=ampliada&id=8985
Bartenders + chefs: ir a comer y beber bien ahora van de la mano
Antes, bares para beber, restaurants para comer. Ahora, la apertura de bares queofrecen platos sofisticados y de restaurantscon buena coctelería está cambiando el mapa
Primero un bar de tragos y después un restaurant para disfrutar de una buena comida. O al revés, pero siempre en lugares diferentes. Así, al menos, solía ser antes. Ahora, los nachos y las pizzas desaparecieron de las barras. En su lugar, hay opciones gourmet, desde un ceviche hasta una polenta grillada. Y como contrapartida, los restaurants cuentan con carta de cócteles y bartenders en el servicio.
El cambio comenzó a fines de los 90 cuando los wine bars poco a poco reemplazaron los livings por las tradicionales mesas. "Se dio naturalmente porque la gente lo pedía. Había un club sándwich buenísimo, pero los clientes preguntaban: ¿No me podés hacer un lomo con papas?", cuenta la bartender Inés de los Santos, quien formó parte de esa transformación.
Si bien el consumo responsable de alcohol exige un plato de comida, hubo dos factores clave que contribuyeron a la escena actual: el auge de la coctelería, que vive una segunda época de oro, y la apertura de restaurants que ofrecen alta cocina en clave descontracturada.
Es que, desde principios de los 2000 hasta hoy, el mapa gastronómico local se llenó de bares cocteleros y de restaurants que entienden la propuesta gastronómica como un todo que va desde la comida hasta la ambientación. Lugares que, como señala De los Santos, "tienen la vara alta y adhieren a la idea de que no podés dar mal de comer si das muy bien de beber, y viceversa".
Nuevos invitados a la mesa
En la actualidad, el bartender y el cocinero trabajan en equipo para que haya sintonía entre la propuesta de uno y la de otro. "Buscamos que las entradas y los postres, que son los momentos de la cena en los que la gente pide más tragos, vayan bien con los cócteles", explica el chef Alejandro Goñi, a cargo de la carta del night club Low 646.
Incluso hay cocineros que se animan a batir la coctelera. En el ciclo por el 10° aniversario de Pura Tierra, el menú por pasos que idearon Martín Molteni, chef y uno de los dueños del restaurant, y su colega, el chef Antonio Soriano, comenzaba con un cóctel de yerba mate que llegaba a la mesa en una pava.
Y como el interés del público por los cócteles crece, Pura Tierra está por incorporar una carta de gin tonics, Negronis y aperitivos creada por los bartenders Tato Giovanoni y Seba García.
Otro restaurant donde se pueden pedir buenos combinados es Harturo. La oferta incluye desde los clásicos, como el pisco sour y la caipirinha, hasta el Maison Negroni y el Bee Nees de Lavanda, que son de autor.
Y en la lista no puede faltar Casa Cruz, que abrió sus puertas en 2004 como un restaurant donde los cócteles tienen una importante presencia. Al entrar, los clientes se encuentran con una barra en forma de herradura y pequeñas mesas a su alrededor, desde donde se observa el salón principal. Los tragos se pueden ordenar tanto en el sector de restaurant como en la parte de adelante.
Un respiro al vino
El vino es la bebida nacional, y cada vez que salen a comer los argentinos eligen una botella para acompañar el menú. Sin embargo, de a poco, los cócteles dejan de ser solo una opción para el aperitivo o para después de cenar, y se perfilan como buenos acompañantes de la comida.
"Las mujeres son las que más eligen cenar con cócteles, pero también es una cuestión cultural. En otros países, como Colombia, están acostumbrados a comer con espirituosas. En Venezuela, por ejemplo, comen con whisky", señala el sommelier Aldo Graziani, al frente de Casa Cruz.
Es que a la hora de maridar lejos de los vinos no hay secretos ni manuales que seguir. "No es que los cócteles ácidos se pueden maridar con tal comida y los dulces con tal otra; no es uno a uno", asegura De los Santos, que sabe del tema, ya que es una de las bartenders más experimentadas del país.
Goñi comparte la opinión: "Nosotros podemos sugerir, pero los paladares son todos distintos. En definitiva es una cuestión personal", explica.
El único secreto para ampliar la experiencia gourmet es animarse a las nuevas posiblidades. Una buena alternativa es comenzar con un cóctel para la entrada, abrir así el juego y dejarse sorprender con lo que sigue. "A veces los clientes planean tomar un vino, pero se piden un trago para arrancar y después te piden otro porque prefieren seguir en esa línea", cuenta Graziani.
Fusionados
Aunque los bares ofrecen propuestas gourmet, muchos lo hacen en formato de platillos o small plates.
En Artesano, el bar del Alvear Art Hotel, ofrecen un menú compuesto de entre 10 y 15 bocados que rota todos los meses. "Son platos bien estacionales que tienen un tamaño medio, más grandes que una tapa y más pequeños que un principal", señala Santiago Escudero, executive chef del hotel.
Si bien en Casa Cruz bar y restaurant ofrecen los mismos platos, las porciones para consumir en las mesitas que circundan la barra son más pequeñas; además, hay menos opciones que en la carta del salón principal.
Claro que algunos optan por servir la porción tradicional, como Congo Bar, que cuando decidió renovar su propuesta gastronómica eligió ese formato. "Después de 12 años, este 2016 decidimos hacer un upgrade en los platos. Teníamos una muy celebrada propuesta de pizzas al horno de barro y tapas, pero ahora agregamos especialidades a la parrilla y platos bien argentinos", explica el chef Martín Pons, a cargo de la cocina. Incluso, tienen principales que de tan suculentos son para compartir, como el chuletón de 1 kilo, que es de carne madurada. Además, se destacan las ensaladas de verduras orgánicas y la provoleta con hongos.
"Antes, los clientes iban a comer a otro lado y después venían acá a tomar algo; ahora empiezan desde la cena y se quedan toda la noche", agrega Pons.
En general, el público no espera comer sano en un bar o night club, pero también hay opciones para los que buscan mantener la línea. "Muchos de nuestros clientes se cuidan y están interesados en la estética, por eso les ofrecemos alternativas", señala Goñi, quien trabaja con el concepto de trazabilidad, es decir, conocer la procedencia de los ingredientes que utiliza.
Además de opciones vegetarianas, como la Quínoa Negra y Desde la Huerta (vegetales de estación en distintas cocciones), Goñi prepara platos 100% para carnívoros que llevan carne de pastura: la entraña braseada seis horas y el ojo de bife marinado con huevo de campo y acompañado de batata cubierta con mandioca crocante son algunos ejemplos. Queda claro que las propuestas para disfrutar de buenos tragos o de una buena comida ya dejaron de ser excluyentes: se ha formado una feliz pareja que da la sensación de que va a tener una larga vida. Parece que la grieta gastronómica llegó a su fin.
Algunas ideas
Congo Bar. 20% de miércoles a sábado con Club La Nación. Honduras 5329, Palermo.
Casa Cruz. 20% de lunes a sábado con Club La Nación. Uriarte 1658, Palermo.
Harturo. 20% de martes a viernes al mediodía con Club La Nación. Vicente López 1661, Recoleta.
Pura Tierra. 20% de lunes a sábado con Club La Nación. 3 de Febrero 1167, Belgrano.
Artesano Bar. 20% en la carta de comida y coctelería con Club La Nación. Suipacha 1036.
Milión. 20% todos los días con Club La Nación. Paraná 1048, Recoleta.
En seis meses de 2016 se inauguraron un puñado de muy buenas barras. Te presentamos la nueva generación que viene a traer variedad y frescura a la escena coctelera porteña.
Finalmente sucedió: la coctelería en Buenos Aires dejó de ser una tendencia de nicho para transformarse, como ocurrió con el sushi o la comida peruana, en una de las tantas opciones que ofrece la noche porteña para todos los gustos y presupuestos. La nueva camada de bares abiertos en la primera mitad de este año se hace eco de este cambio y se corre del lujo y de la hegemonía de los amargos para ofrecer sabores y precios amigables para nuevos consumidores.
Contra lo que muchos anticipaban, el boom de los bares de coctelería no terminó en una sobreoferta y consecuente cadena de cierre de lugares. Sin embargo, es evidente que 2015 fue un año bastante flaco en términos de aperturas. Le fue mejor, en todo caso, a la cerveza artesanal, una apuesta mucho más segura y económica.
No obstante, el año pasado puede pensarse como el año en que la coctelería se volvió masiva: las barras de restaurantes se sofisticaron más que nunca, ofreciendo cocktails a un público que originalmente iba a buscar otra cosa, pero que empezó a probar un aperitivo de cortesía antes de la comida o a combinar la picada con una jarra de tragos en lugar de la tradicional botella de cerveza. En cualquier caso, fue suficiente para mantener la demanda caliente y que en 2016 pudiera aparecer una nueva generación de barras, como estas que presentamos a continuación. Todas ellas quedan en Palermo, aunque en diferentes puntos del barrio más grande de la ciudad.
BRADLEY
Una ambiciosa propuesta cuya estética y carta homenajean al Expreso de Oriente, el lujoso tren que unía París y Constantinopla. Antes de entrar al salón los clientes pasan por un “vagón” en el que se les cuenta la historia de J.W. Bradley, que en su taller de Westgate Road 186 creó la idea de este speakeasy.
Sus dueños son admiradores de propuestas como las de Nicky Harrison’s y Frank’s y sin duda han tomado mucho de ellas, pero la intención es abrir ese espíritu a un público más masivo: a pesar de jugar con la estética del siglo XIX, la carta de Fede Sadovsky hace énfasis en sabores dulces, frescos y frutales. Un ejemplo es el Monsieur Poirot ($120), llamado así en homenaje al célebre detective de Agatha Christie que protagonizó Asesinato en el Expreso de Oriente. Lleva vodka, Cointreau, almíbar de piña, jengibre y miel, jugo de frutos rojos y de limón y clara de huevo.
También se puede comer algunas tapas (muy recomendables los langostinos y la degustación de miniburgers, bastante suculentos ambos) e incluso platos principales: la idea, según explican, es proveer opciones para distintos gustos y edades, y eso se ve también en el salón. Para quienes busquen privacidad hay boxes y algunos pequeños livings; para los que quieran interactuar y conocer gente, la barra y las mesas altas proveen un escenario más que propicio. Godoy Cruz 1875 / T. 5737-1760
ANASAGASTILa zona del Alto Palermo solía ser el triángulo de la muerte gastronómico. Ahora, muy lentamente, el asunto está cambiando. Anasagasti, ubicado en el pintoresco pasaje homónimo, es parte de esta movida. La propuesta recuerda a Milion, lugar clave en la movida de principios de los 2000, y también al más jovencito Shout: se trata, como en esos casos, de un edificio antiguo (de 1919), y se espera que los tres pisos estén funcionando para fin de año con propuestas diferentes. Por ahora está la planta baja, un espacio tipo bar cálido y acogedor, decorado con una araña preciosa (herencia familiar de uno de los dueños), materias nobles, sillas altas pero también cómodos sillones e incluso un hogar: la mezcla justa de eclecticismo y toques vintage para lograr un ambiente tan elegante como relajado.
La carta de Matías Granatta (a quien muchos conocen de Pony Line) cuenta con una amplísima selección de tragos clásicos incluyendo varias figuritas difíciles como el Aviation ($120), que lleva gin, marraschino, limón y licor Parfait Amour en lugar de Créme de Violette. Entre los interesantes pero frescos sabores de autor se destaca el Shangain Kid ($130) a base de Jim Beam, miel, limón, menta fresca, maíz inflado picante y lapsang souchong, un té negro chino.
Antes de que termine el año prevén inaugurar un restaurante en el primer piso y otra barra en la terraza; por ahora se puede comer tapas (muy ricos los bastones de mandioca para picar y las croquetas de langostinos para algo más sustancioso) y vale la pena aprovechar el happy hour, que permite elegir entre tomar dos tragos o un trago y una tapa por 160 pesos. Hay también opciones de ponches para compartir. Además de la cristalería vintage, cabe destacar la calidad de la atención en todo el salón. Anasagasti 2067 / T. 4821-5391 SUSPIRIA RESPLENDORIS Germán Lacanna y Federico Cuco, el exitoso equipo detrás de Verne, lo hizo de nuevo, y esta vez en un lugar histórico de la noche porteña: el local que supo albergar a Nave Jungla, la mítica disco en la que rockeros, modelos y enanos se encontraron para aventuras incontables (por la cantidad y porque no se pueden contar) en los años 90. El local incorpora esta historia recreando (con la ayuda, otra vez, del arquitecto Franco Antolini) la atmósfera de una boîte de hace un par de décadas tanto en la arquitectura como en la elección de los materiales (sí a la pana, no al cuero).
El nombre hace referencia a dos cineastas: Darío Argento, autor de Suspiria, y Stanley Kubrick, por The Shining (que se traduce al latín como Resplendoris). Las referencias son más oblicuas que en el homenaje de Verne Club a Julio Verne pero igualmente interesantes: todos los nombres de los tragos, por ejemplo, están en latín. En cuanto a la carta, Cuco se propuso reversionar tragos sencillos. “La magia no está en la ejecución, está en la mise en place”, explica, y muestra las diversas variedades de hielo que usa para cada trago (una barra casera para raspar, hielo verde de menta, de agua de pepino y más). El hielo de pepino lo usa para el delicioso Cucumis Glaciem ($135), una sencilla pero exquisita versión de gin tonic que sale con tónica casera de té verde y hielo de pepino. Para comer, no hay que perderse (antes de que termine el invierno) el goulash, que viene en un plato hecho de pan. Nicaragua 4346 / T. 4832-2774
BRUKBAR
BrukBar es probablemente el más ATP de esta nota: con precios especiales para beber en la semana que llegan a los $84 y un happy hour imbatible (los martes hay 2x1 la noche entera), más una carta de 60 cócteles hecha para conformar a paladares de todo tipo, es el lugar ideal para llevar a un grupo grande de amigos de preferencias diversas y bolsillos flacos.
Es nuevo en Buenos Aires pero no en el mundo: el BrukBar original se encuentra en Bergen, Noruega. No se trata de un bar temático ni mucho menos pero una pintura muy bonita en el patio y algunos platos como el puré de arvejas y salsa de frutos rojos que acompaña las “albóndigas noruegas” homenajean al local madre en el que trabajaron los bartenders y socios Juan Pablo Reales y Adriano Marcellino.
Lo más interesante de la propuesta es la variedad: no es común encontrar en la misma carta un trago untuoso y elegante como el Butter-Fly ($94 en la semana, $114 el finde) a base de Butter Bourbon (una mezcla casera de bourbon y manteca), bitters, azúcar y aceite de naranja y una receta bolichera (pero interesante, no obstante) como el Tiki Taka ($84 en la semana, $104 el finde) que trae ron especiado, licor de naranjas y jugos de ananá, naranja y limón, golpe de maracuyá y bitters. Para comer también hay de todo: hamburguesas, panchos, entraditas, principales y postres.
El dato de Marcellino: BrukBar cierra tarde y se pone tarde. Por eso, y por las expertas manos detrás de la barra, es uno de los favoritos de los bartenders que salen de trabajar por la zona. Oro 1801 / T. 5634-1981
COCTELERÍA PARA LAS MASASCasi todos los dueños y bartenders consultados para esta nota coinciden en el deseo de salir del nicho y acercar la coctelería a nuevos públicos: sabores amigables y la búsqueda de un ambiente abierto, lejos del aura de exclusividad que caracterizó a tantos bares a principios de esta década. “Bradley tiene una onda a speakeasy, pero acá entra cualquiera, no hay contraseña ni incertidumbre, podés venir tranquilo: sabés que entrás”, dice Martín Brenna, uno de los dueños del bar de Palermo. Tomar tragos, por otro lado, no es precisamente una salida gasolera, pero casi todas las aperturas de 2016 apuestan por el extremo más bajo del espectro de precios: “La idea es que la gente se anime a pedir tragos”, dice Adriano Marcelino, bartender y socio de BrukBar. “Para eso tiene que hacer el cálculo y que no le salga tanto más caro que tomar cerveza o vino”, agrega.
Link a la nota: http://www.planetajoy.com/?4_bares_nuevos_que_vale_la_pena_conocer&page=ampliada&id=8917
Foodxury, el proyecto de una argentina que ayuda a gente de la calle en Nueva York
Diseña joyas que simulan platos de comida y las reparte entre los homeless para que las intercambien por platos reales. Hay 60.144 personas en ese estado
Cuando la argentina Micaela Gallino, de 31 años, llegó a vivir a Nueva York un año atrás, no podía creer que en una ciudad como Manhattan hubiera tanta gente viviendo en la calle. Hace dos meses decidió crear Foodxury , un proyecto sin fines de lucro a través del cual personas en situación de calle pueden intercambiar joyas en miniatura que simulan platos de comida por comida real. "Food becomes a luxury when you don´t have it", reza el emblema del proyecto. "La comida se transforma en un lujo cuando no la tienes".
Hasta el momento, 15 homeless de Midtown neoyorquino pudieron alimentarse semanalmente gracias a su iniciativa. Además, es probable que una importante compañía de café norteamericana le dé su apoyo para expandir el proyecto. En la Argentina, un hogar de tránsito para niños, Leandro Olmos, también intercambia las joyas con quienes realizan donaciones mensuales. Y en diciembre, el museo alemán Kunstkraftwerk Leipzig hará una exposición sobre las joyas y venderá los ejemplares en su gift shop. Lo recaudado será para colaborar con fundaciones de inmigrantes que estén en situación de calle.
"El impulso para iniciar el proyecto tuvo que ver con que encontré un dato que decía que Nueva York desperdicia anualmente el 40% de los alimentos que produce.De lo que compran, prácticamente la mitad se desperdicia. Me pareció tremendo y cuando supe que hay 60.144 personas en situación de calle me pareció aún peor", dice Micaela. Esa cifra también contempla a quienes duermen en refugios.
"Cada vez que me acercaba y les ofrecía comida observaba lo que eso significaba para ellos. Te agradecen muchísimo, no lo pueden creer. Es irónico que en la ciudad donde más comida se desperdicia haya gente en la calle que no tiene para comer. Me pareció interesante entonces utilizar estos datos para mostrar el contraste", explica. Su inversión inicial fue de unos 200 dólares.
"Sabía que hacer esto tenía partes arriesgadas, como acercarse a gente que no conoces sin saber el efecto que eso puede tener, pero la verdad es que me recibieron muy bien. En la calle hay gente de todas las edades y en todas las situaciones. Veteranos de guerra, refugiados de otros países, gente que se fue de la casa por situaciones violentas; problemas de drogadicción o también gente que por alguna enfermedad está imposibilitada para trabajar y termina ahí", dice. Según Micaela, muchos se
encuentran en constante búsqueda de ofertas laborales.
Por el momento trabaja sola; ella misma hace las joyas con arcilla polimérica y las reparte entre los homeless con los que ya ha hablado sobre Foodxury. Cada persona en situación de calle puede exhibir las joyas en un cartón que explica sobre qué va el proyecto. Cada pieza representa una comida específica y quien desee esa joya deberá ofrecer la misma comida a cambio. Es decir que si alguien quiere el pastel de limón de arcilla en miniatura, deberá entregar un pastel de limón real a cambio
"Elegí como emblema utilizar joyas porque son un ícono de lujo. El lujo es la sensación que tiene la gente en situación de calle cuando alguien les da comida. Es aquello que no está en la vida cotidiana de una
persona y en esa falta de cotidianeidad es donde está el disfrute. Una vez que lo tenés no sabes cuando lo vas a volver a tener y por eso lo disfrutas tanto. Lo mismo sucede con la comida en estos casos, ellos no saben cuando van a volver a comer", explica. "El trueque es una parte muy importante, es decir, que la gente no reciba dinero a cambio de las joyas sino comida, porque ahí se resignifica lo que es la comida para ambas partes. Lo que más le llama la atención a la gente es que las cosas no se consigan con plata. Mi idea es invitar a la reflexión".
Todas las personas con las que habló sobre Foodxury accedieron a participar. Menos una. "Una señora mayor, divina, yo pensé que iba acceder fácilmente, pero cuando le empecé a contar sobre el proyecto sacó dinero de un bolso que tenía y quiso dármelo para que yo les compre comida a quienes viven en la calle. Parecía como si ella no aceptara su condición, o quizás no comprendió de qué se trataba el proyecto. Se enojó cuando no le acepté la plata. Pero con los demás la relación fue muy linda. Empecé por el Midtown porque hay mucha gente ahí".
En promedio, cada persona necesita unas 15 joyas semanales para poder comer. Eso equivale a dos platos de comida por día.
"Más allá del proyecto, lo más interesante es que cada vez que me acerco veo lo bien que se sienten cuando alguien charla con ellos y los mira a los ojos. Yo creo que a la persona que está en situación de calle lo que peor le hace es sentirse ignorada. La gente construye paredes invisibles para no verlos", reflexiona.
En Buenos Aires, quienes realicen una donación mensual a la fundación Leandro Olmos, un hogar para niños de hasta 7 años que esperan por una familia adoptiva, pueden recibir a cambio las pequeñas joyas. Además, el 28 de septiembre, la fundación hará una cena donde se subastarán las joyas.
Aunque para obtener la joya solamente se pide un plato de comida a cambio, Micaela explica que muchas veces la gente suele aportar bastante comida y también ropa o productos para el aseo personal. "Lo que me gusta es que Foodxury está creciendo mucho y las joyas se están volviendo un emblema sobre ayudar al otro. Ayuda a la reflexión, que es lo más importante".
Pronto, el proyecto se replicará en México. "Además estaba por replicarse en Vancouver, Canadá, pero cuando les digo que tienen que hablar con la gente de la calle se paralizan".
"Nueva York es una ciudad amable con el turista pero como hay tantas personas y es cosmopolita es más fría con estos temas", reflexiona. Ahora está diseñando una nueva colección que brilla en la oscuridad.
Su llegada a Nueva York
La creadora de Foodxury es de Gualeguaychú, Entre Ríos, estudió diseño gráfico en la Universidad de Belgrano y se especializó en creatividad publicitaria en la escuela Brothers. Llegó a Manhattan cuando ganó el premio Best of show, del prestigioso concurso One show, por un proyecto que realizó con chicos hipoacúsicos que estudiaban en el Colegio Lomas Oral, en Buenos Aires. "En el colegio Lomas Oral les enseñan a hablar a chicos sordos. No enseñan lenguaje de señas, quieren reintegrarlos a la sociedad. Me enteré que en la Argentina hay una ley que obliga a radios y emisoras de televisión nacionales a que emitan una vez por día el himno nacional pero no contempla una versión específica. Y el detalle es que pagan por los derechos de intérperete. Yo hice que el colegio grabara su propia versión del himno nacional y la distribuí en todas las radios y canales para juntar regalías para la escuela. Lo más lindo fue que chicos que no podían escuchar o hablar fueron escuchados por todo el país. Así fue como gané el Best of show".
"Fue la primera vez que la Argentina ganaba ese premio. Quise venir a recibirlo y mis jefes argentinos me apoyaron. Un director general creativo que yo admiraba mucho, Isaac Silverglate, de una agencia neoyorquina, vio el proyecto y me llamó. No lo dude un segundo, agarre a una valija y a mi gato Miguel y me vine sin pensarlo. Como creativos ayudamos a organizaciones sin fines de lucro, no solo vendemos cosas", concluye.
Link a la nota: http://www.lanacion.com.ar/1935498-foodxury-el-proyecto-de-una-argentina-que-ayuda-a-gente-de-la-calle-en-nueva-york