La Ciudad regalará 10.000 entradas para visitar la Feria Masticar
La feria gastronómica que celebra su 10º edición se llevará a cabo del 15 al 18 de agosto y el Gobierno de la Ciudad ofrecerá la posibilidad a 10.000 vecinos de la Ciudad a visitarla de forma gratuita.
En el marco del programa BA Capital Gastronómica, 10.000 personas podrán hacerse de pases para visitar la feria gastronómica argentina por excelencia. Los interesados deberán anotarse en las redes sociales de BA Capital Gastronómica y Participación Ciudadana entre el 29 de julio y el 5 de agosto para obtener uno de los 5.000 pares de entradas que habrá disponibles para ingresar el jueves 15 o viernes 16 de agosto. Los ganadores serán anunciados en el Facebook de BA Capital Gastronómica y contactados desde el 6 de agosto con el envío de sus entradas digitales.
La feria, organizada por el grupo A.C.E.L.G.A, tendrá lugar nuevamente en el predio El Dorrego (con ingreso por Zapiola y Matienzo) del 15 al 18 de agosto bajo el lema “Comer rico hace bien”. Contará con un mercado más grande y federal con productos frescos de estación que representan a todas las regiones del país, clases de cocina a cargo de prestigiosos chefs argentinos e invitados internacionales, talleres de oficio y los puestos de comidas más exquisitos del país reunidos en un solo lugar.
Para más información sobre #Masticar: www.feriamasticar.com.ar
Se sortean 10.000 entradas para la Feria Masticar: ¿cómo participar?
El festival gastronómico organizado por los chefs más conocidos del país está a menos de un mes de distancia. El Gobierno de la Ciudad regala miles de accesos gratis. Enterate de cómo obtener el tuyo.
El próximo 15, 16, 17 y 18 de agosto, la Feria Masticar realiza una edición especial por su aniversario: se cumplen 10 años del primer evento en el predio de El Dorrego. En las instalaciones de siempre -aunque un poco más amplias que en sus inicios-, el festival gastronómico organizado por reconocidos cocineros argentinos abrirá sus puertas de día y de noche para ofrecer las especialidades de restaurantes y productores locales.
La entrada para cada día cuesta $160 + service charge o $200 en puerta. Los platos adentro van a salir $100, $150 y $200, por lo que ahorrar en el ingreso puede ser una buena jugada. En ese sentido, hasta el 5 de agosto conviene prestarle atención a la iniciativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunciada en las redes sociales de BA Capital Gastronómica: se van a sortear 5.000 pares de tickets para los días jueves y viernes de Masticar.
Para participar, basta con completar el formulario correspondiente en este link y esperar a que lleguen las buenas noticias. Mientras tanto, podés chequear todas las novedades que trae la nueva edición de la feria en esta nota.
Los tres gurús mundiales del vino vaticinan el futuro del malbec argentino
A 20 años de que comenzaron a trabajar en viñedos locales, Michel Rolland, Alberto Antonini y Paul Hobbs presentan distintos puntos de vista sobre el potencial de nuestro país.
Son los tres gurús del vino mundial que hace 20 años apostaron por proyectos en nuestro país. Michel Rolland (Francia), Alberto Antonini (Italia) y Paul Hobbs (Estados Unidos) evalúan de dónde venimos y hacia dónde vamos. Desde las primeras "bodegas boutique", como se las llamaba hace 20 años, pasando por el interés de los productores europeos y estadounidenses, la puesta en marcha de medianos y grandes proyectos vitivinícolas, los nuevos terroirs y flamantes competencias internacionales, los tres grandes del vino analizan y nos guían hacia donde nos conviene ir en el contexto del negocio del vino en el mundo.
Hace 20 años nacía Clos de los 7, el proyecto personal del francés Michel Rolland en Argentina; también, dos décadas atrás se creó Viña Cobos, el proyecto personal del estadounidense Paul Hobbs en Argentina, al mismo tiempo, Alberto Antonini realizaba las primeras vendimias en Alto Las Hormigas y comenzaba su trabajo en Vistalba de Pulenta. Ellos son los flywinemakers, los asesores mundiales del vino, que además de aconsejar clientes en veintenas de países, decidieron apostar al vino con proyectos propios en nuestro país.
Michel Rolland acaba de aterrizar en su casa de Burdeos luego de una vuelta por Argentina, Chile y Croacia. Con un pie en el aeropuerto de Mendoza, Alberto Antonini se sube a un avión con destino a Australia. Luego de un recorrido por el cono sur, Hobbs vuelve a California. Casi desde el aire, los tres gurús del vino internacional cuentan los próximos desafíos que debe tomar la Argentina vitivinícola, 20 años después de haber apostado por los vinos de nuestro país.
Michel Rolland
¿Cómo ves en perspectiva los inicios de Clos de los 7?
Al principio no sabía si había posibilidad de hacer muy buenos vinos. En esa época no había nada plantado en esa parte del Valle de Uco. Además, era un emprendimiento muy grande, con más de 600 hectáreas, y cuando se hace vino a ese nivel, con tantas botellas, también tenés que venderlo. Ese era otro desafío.
Qué hizo que tus amigos franceses quisieran venir a invertir
Porque teníamos confianza entre nosotros y para fines de los noventa podemos decir que yo tenía una buena reputación - ríe-. Así fue que les dije "tengo una idea un poquito loca pero que podría ser interesante". Era hacer algo nuevo respecto de los vinos que se estaban haciendo. "Vamos a hacer un vino en la Argentina que pienso que tiene mucho potencial" y se interesaron.
¿Cuáles fueron los mayores cambios que atravesaste ?
El tema más complicado es la situación económica de Argentina, porque hemos enfrentado y seguimos enfrentando tormentas en el país. Por suerte, el desarrollo del proyecto y el tipo de vinos encontraron en el mercado una recepción fantástica. Como en el exterior Argentina no estaba tan fuerte, comenzamos muy rápido a exportar.
Al principio yo no quería vender en el mercado local porque ya estaba López, Catena, Norton, Trapiche, Salentein, todos con una fuerza mayor a la nuestra y pensaba que no íbamos a poder. Finalmente hoy también estamos en el mercado local superando el 20 porciento de nuestra producción.
¿Con quién compite hoy la Argentina vitivinícola?
Con nadie en particular y con todos. Hay vino chileno, francés, italiano, español; Argentina está compitiendo con todo. En el mercado de exportación no es aún la marca más fuerte, pero tiene un espacio que está agrandándose un poco todos los años. En este camino puede ser que tenga más fuerza y pueda mejorar. Hasta cuándo, no sé. Siempre hay un límite. Los vinos argentinos son buenos, y yo soy el primero en decir "muy buenos", pero no es una superioridad obvia. No está en un lugar de superioridad fenomenal. Me encantaría, pero no es el caso. Los chilenos hacen muy buenos vinos también, y además son más inteligentes políticamente porque organizaron liberar las tazas en Corea, Japón y China. Nosotros, como estúpidos, llevamos el vino con tazas. Argentina tiene una buena posición, pero no mejor que otros, y eso hay que trabajarlo inteligentemente en la competencia mundial.
¿Qué pasa con las nuevas regiones que surgen?
Hoy, todos están exportando, los países del Mar Negro, como Bulgaria, Rumania, Rusia, Georgia, Armenia, todas esas tierras aprovechan el conocimiento nuevo para plantar y hacer buenos vinos, y usan el marketing para ampliar la imagen y crecer. Hay que entender que no somos los únicos y que hemos perdido un poco de tiempo. No es la culpa total de Argentina, pero veníamos un poco delante de los otros hasta 2008. La crisis mundial económica hizo que Argentina no pudiera desarrollarse como lo había hecho antes y en el mismo momento los otros crecieron e hicieron buen vino. Aumentó el fenómeno de la competencia. Así es la vida, en todos los lugares hay uno que viene atrás tuyo con la idea de pisarte un poquito y pasar adelante. El marketing tomó un espacio más importante que el producto .
¿Cuál debe ser nuestra estrategia entonces?
Argentina debe entender que hace muy buenos vinos, pero no son mucho mejores que los otros, no son superiores ni únicos. Siempre dije que Argentina tenía la suerte de tener malbec, una buena variedad propia. Pero lo cierto es que en el nivel de los buenos vinos todos los países están compitiendo.
Alberto Antonini
"Cuando llegué, en 1995, encontré que Argentina se encontraba bajo la colonización bordelesa. Como en el mundo les habían dicho que el malbec en Burdeos había sido descartado, que no era una variedad noble para hacer grandes vinos, los productores locales se pusieron a plantar cabernet, merlot y petit verdot para hacer vinos clásicos con el corte bordelés. Eso me llevó a una situación difícil, porque yo me había enamorado de los viejos malbec mendocinos. Probé algunas barricas que me fascinaron, pero nadie me mostró en realidad un vino de alta gama elaborado con malbec. A pesar de que hoy todos se dicen pioneros, en 1995 no había ni un vino de alta gama que fuera hecho con puro malbec", dice el italiano Alberto Antonini, que cuando arrancó con su proyecto de Alto Las Hormigas, tenía como objetivo hacer un alta gama puro de malbec.
¿Cómo fue la primera etapa de estos 20 años?
Los primeros 10 años fueron de éxito para el malbec, empezó a despegar, creció mucho en los mercados internacionales, y los productores empezaron a tomar confianza en algo propio y a dejar de copiar. Se hacían vinos comerciales que representaban a la variedad argentina y a un lugar, pero eran vinos bastante concentrados, con madera, pensados y elaborados para lo que quería el mercado.
Para Antonini, había llegado el momento de dejar de hacer vinos para el mercado y ponerse a profundizar en el conocimiento de lo que era Mendoza y sus terruños. Así, salió a buscar un mercado para este nuevo vino y no al revés. Empezó a vender menos malbec y un poco más Argentina. "Hoy pasamos a ser un terruño bastante heterogéneo, complejo, en donde se pueden hacer vinos con la misma variedad y que son todos diferentes entre ellos. Fue una etapa importante para llevar a la industria a un nivel más alto".
Antes se hablaba de puntajes y hoy de los enólogos. Se volvieron las estrellas del vino.
Lamentablemente, cuando se habla de los enólogos significa que la región es muy joven, que no tiene profundidad, que no tiene terruños bien desarrollados. En Borgoña, en Barolo, aunque son muy buenos, nadie habla del enólogo. Son importantes para elaborar bien pero cuando se habla mucho de ellos o de los puntajes te entregan una sensación de falta de confianza sobre el lugar. Es como pedir siempre que alguien respalde lo que estás haciendo.
¿Cómo estamos hoy?
Es una tercera etapa que recién empieza y que vengo empujando con mis viñedos y con los de la familia de Alejandro y Betina Bulgheroni en Otroña, Chubut, que tiene que ver con volver a una agricultura tradicional que cuide el suelo. Hoy lo llaman orgánico, biodinámico, en realidad son palabras. A mí me gusta llamarlo viticultura tradicional, que es la que hacían Pablo, Pedro y Juan con varios dientes rotos y un sombrero también roto y que fueron los responsables de los mejores viñedos del mundo. En Argentina, la uva que todos queremos comprar es la de esos viñedos que no fueron plantados por los agrónomos que estudiaron en Davis, en Montepellier, o en Florencia. Son viñedos hechos por gente que tenía una relación muy cercana con la tierra, con la planta y con el clima; y que tenían experiencia, una gran sabiduría y un gran espíritu de observación. Algo que se ha perdido completamente.
Esta manera tradicional ¿es la que estás utilizando en Oroña, en Chubut, el nuevo emprendimiento Bulgheroni?
En Otroña estamos entregados al concepto del lugar. Queremos mostrar este terruño único en el cual se hace vino con ciertas variedades como Pinot Noir y Chardonnay. Estamos haciendo vino y un espumoso, pero también plantamos malbec, torrontés y veremos cómo se desarrolla. Es un lugar con mucha amplitud términa y mucho frío, creo que es uno de los mejores terruños de Argentina, parece estar en Borgoña.
El consumidor mundial, ¿entiende cuando se habla de nuestros terruños?
Es un trabajo que hay que hacer, como en todas las cosas importantes del mundo no hay que preocuparse mucho del mercado. Si hacés cosas para el mercado, podés hacer mucha plata, pero es difícil que sean cosas interesantes. a mi me gusta mucho la música y pienso: cuál es la música que se queda en la historia: Beethoven, Bach, Jimi Hendrix, John Coltrane, una música hecha por personas que no tenían la menor idea de lo que es el mercado pero que entregaban su talento y su alma. Pero para hacer eso hay que tener confianza y la confianza crece con el conocimiento y la experiencia. La confianza que sale para la arrogancia no sirve.
Cuando contás lo que estás haciendo ves mucha gente que está interesada. Lógicamente siempre se arranca con la gente más culta, con ese nicho. Con los vinos de alta gama que son los que generan la imagen de un país. Por eso Francia, Italia, España son países importantes, porque hacen vinos de alta gama con identidad, porque tienen terruños reconocidos, tienen denominación de origen, Barolo, Chablis, Brunello di Montalcino, Rioja, eso es lo que les da una identidad. Obvio que no son los vinos que más se venden, es un porcentaje mínimo, pero es lo que ayuda a toda la industria a levantarse, ser escuchada y mirada de otra forma.
¿Hacia dónde vamos?
Juntando las tres etapas, creo que Argentina puede entregar al mundo una cosa mucho más interesante. No significa que no pueda ampliar e incorporar variedades, el cabernet franc puede funcionar muy bien, pero no hay que vender las variedades. Los grandes países del vino venden lugares y conceptos.
Paul Hobbs
"Hace veinte años creamos Cobos con la idea de trabajar con gente local y hacer un vino ícono. Nunca imaginé que iba a tener una compañía tan grande", se sorprende Paul Hobbs, en su visita a la Argentina."Tenía claro que debía trabajar con gente local para fundar las bases fundamentales en un país que no es el tuyo Así fue como encontré buenos socios. En los primeros años no nos imaginábamos que íbamos a sacar otras líneas como Bramare, Felino o Cocodrilo, sólo pensábamos en hacer el mejor malbec de Lujan y también empezábamos a desarrollarnos en Valle de Uco.
¿Qué cambios ves en la industria?
Cuando comenzamos, Argentina recién se estaba mostrando en el radar internacional y tomé la posición de promoverlo internacionalmente. En ese momento, pudimos apreciar una fascinación por los vinos que llevábamos de Argentina, particularmente por parte del mercado de Estados Unidos y también del inglés. Había mucho apoyo para desarrollar el mercado de vinos.Eso hizo que Argentina se abriera internacionalmente.
El terroir, ¿es un tema que le interese al consumidor?
Hablar de terroir es una evolución natural de un mercado en crecimiento. Internacionalmente no se conoce mucho ni Luján de cuyo ni el Valle de Uco, porque eso toma mucho tiempo. Pero es bueno que la industria local desarrolle las regiones y que trabaje en pos de la calidad, son cosas que deben hacerse, pero en mi opinión es un tema que no les preocupa demasiado a los consumidores. Creo que la clave es tratar de que los consumidores lleguen a Argentina primero para luego contarles sobre las regiones; recién ahí van a poder apreciar las diferencias. Pero en términos de cómo impacta en el mercado, aún estamos muy lejos. Es bueno que se haga aquí, pero hay que mantenerse simple internacionalmente
¿Cómo se ve el vino argentino en la cabeza de un consumidor conocedor?
Desde la perspectiva de Estados Unidos, la imagen de Argentina está siempre asociada a la fluctuación económica. Que de golpe sube y luego baja. En este momento está nuevamente subiendo. Pero el gran problema es la inestabilidad en la calidad, es decir, respecto de la inconsistencia. En los comienzos, los productores hicieron vinos de grans calidad, pero hacia 2010 bajó. Y con ello, bajó la percepción y la imagen argentina. Hacia el fin de la primera década del siglo XXI, Argentina se volvió muy de moda y la gente usó eso para dejar de poner calidad en la botella. No pudimos controlar el valor ni la calidad y sufrió la imagen de Argentina. Ahora lo estamos reconstruyendo. Lo mismo pasó en Australia con la Yellow Tale y a nosotros con el Merlot, que lo destruimos. Lo único que detuvo la caída argentina fue la inflación, porque las tasas se volvieron imposibles para la exportación de productos de bajo costo. Afortunadamente eso paró al malbec barato; si no, hubiéramos muerto. Yo estaba muy nervioso. Estuvimos a punto de matar la categoría Argentina. Es algo de lo que casi no se habló, pero que la historia algún día va a contar.
Hace diez años hablabas de las posibilidades del Cabernet Sauvignon en Argentina. ¿Qué pasó?
Es difícil en este país cambiar, porque todos quieren malbec. La demanda por el malbec está sufriendo, aunque espero sinceramente que se estabilice. Sin embargo, el cabernet sauvignon tiene una imagen opuesta. En tanto hagamos buenos cabernet podremos ser muy competitivos tanto en el mercado como en la producción, porque nuestros costos son mucho más bajos que en Francia o en California. Podemos ofrecer alta calidad de cabernet por un precio muy acomodado. No es muy inteligente no aprovecharse de esa situación. Necesitamos hacerlo.
¿Qué te sorprendió más de los vinos argentinos en los últimos años?
Me gusta mucho lo que están haciendo los jóvenes productores, esos que se salen de los cánones y que piensan "fuera de la caja". Que buscan crear nuevas cosas, que toman riesgos y desafíos y buscan crear algo nuevo para Argentina. A veces es sólo marketing, sin sustento, y eso puede ser un poco problemático, pero más allá de todo, están removiendo las cosas hacia un buen camino.
Estados unidos es uno de nuestro principales mercado de exportación del vino,¿Qué busca hoy el consumidor americano?
Es un consumidor que se preocupa por el lifestyle. Y, sin ofender a la Argentina, la gente está comiendo menos carne, menos cantidad en general, menos hidratos de carbono. Comen más fresco, más light. A la hora de pensar en los vinos es muy simple asociar ese estilo de comida con los vinos blancos. Eso nos lleva a pensar el estilo de los vinos que tenemos que ofrecer.El consumidor no los quiere ni pesados ni empalagosos. Los queire con concentración pero elegancia, quieren frescura pero poder sentir la textura y buscan una cantidad cuidada de madera. Eso es algo muy bueno para el Pinot Noir y el Chardonnay.
La edición peruana de la saga “Maestros del…” llega a Perú con el regreso del chef Luciano Mazzetti a El Gourmet, que recorrerá los destinos culinarios de Perú en busca de los sabores más auténticos de este plato bandera.
El Gourmet se lanza a la aventura de retratar el plato icónico del Perú en “Maestros del ceviche”. Con la conducción del reconocido peruano Luciano Mazzetti, la serie será una experiencia única tanto gastronómica como turística. A partir del lunes 5 de agosto a las 22.30 podrán descubrirse los usos y costumbres, de norte a sur, detrás de un símbolo del Perú.
“El ceviche es más que un platillo, y un orgullo de Perú, también es un reflejo de la cultura del país. En ‘Maestros del ceviche’ recorreremos los sabores que representan lo más auténtico de esta receta con cada una de las variaciones que le imprimen los expertos”, comenta Mandi Ciriza, vicepresidente senior de producción y programación de los canales Lifestyle de AMC Networks International – Latin America.
LOS RECORRIDOS Y SUS FIGURAS
A lo largo de los 22 episodios, Mazzetti viajará miles de kilómetros visitando huariques, barras cevicheras, puestos, restaurantes y hasta balsas donde el plato más reconocido del país se sirve. Maestros cevicheros como Javier Wong, Pedro Solari, Miguel Pulache, Paul Perea y Augusto Sánchez recibirán al conductor para discutir sobre los orígenes, sus sabores tradicionales como también aquellos ingredientes que están renovando este ancestral platillo.
De la mano de Luciano, aprenderemos los métodos de cosecha sustentable, respeto a las vedas, las vidas de los peones y todos los secretos que solo los verdaderos portadores de esta tradición gastronómica conocen. Por ejemplo, en Paracas, veremos la cosecha de la concha de abanico; en Marcona, la pesca de erizo y, en Tumbes, la concha negra. En “Maestros del ceviche” se recorrerá Ica, Paracas, Marcona, Puno, Arequipa, Tacna, Lima, Ancón, Trujillo, Chiclayo, Piura, Órganos (Cabo blanco), Zorritos, Punta Sal y Tumbes. El factor en común en todos lados es la receta básica: pescado, ají, limón (lima), cebolla y rocoto.
“Maestros del ceviche” se une a una original saga, cuyos antecedentes son “Maestros del asado”, conducida por los hermanos Petersen, y “Maestros del taco” a cargo de Alfonso “Poncho” Cadena, programas que fueron un éxito tanto en Argentina, como en México y demás países latinoamericanos donde llega la señal de El Gourmet.
Luciano Mazzetti es chef, presentador de televisión, youtuber, padre y ex modelo. Su formación culinaria estuvo a cargo de Le Cordon Bleu College y luego llevó sus estudios a España para iniciarse como pasante de cocina.
Sabores de invierno y sofisticación en Mengano Bodegón
En Mengano la cocina tradicional argentina encuentra una nueva expresión a través de modernas técnicas de cocina y materia prima de alta calidad. Con la llegada de los primeros frios, el «bodegón» palermitano renueva su carta para la temporada de invierno.
Con recetas osadas que que se reinventan para romper con el mito de que el bodegón no puede pertenecer a la alta cocina, o que la alta cocina no puede pertenecer al bodegón, Facundo Kelemen, chef propietario de Mengano, presenta los clásicos platos porteños reversionados. Con sabores exóticos, formulas disruptivas y productos nuevos, lo gourmet ya no es sinónimo de elite.
“Las opciones que encontrarán en nuestra carta tienen una clara inspiración en la cocina tradicional de bodegón, pero preparadas de un modo que se escapan de lo convencional, y que resultan ideales para poner al medio de la mesa y tapear”, dice Facundo Kelemen, que se formó en grandes cocinas de Nueva York y Tegui en Buenos Aires.
Con enfoque en la alta cocina, donde cada ingrediente tiene un por qué, Mengano es toda una experiencia sensorial. La carta, representativa de nuestra historia, va variando según los productos de estación. Para comenzar, Megano propone una serie de platos a modo de entradas o tapas como las Croquetas de espinaca en dos variantes; Provoleta, polenta, dulce de rocoto, menta y garrapiñada de pistachios; Ensalada de berenjenas con pesto de anchoas, granada y girasol; Tartare de cordero con dulce de membrillo, alcaparras y torta frita, entre otros.
Entre los principales se destacan el Arroz crocante con morcilla, kimchi, aioli de algas y escabeche de panopea; La Pasta rellena de molleja y berenjena, molleja a la parrilla y salsa verde, el Matambre wagyu a la pizza y fainá con stracciatella, la Panceta con barbacoa de durazno, salsa de locro, hierbas y puré de alubias, el Lechoncito braseado con vegetales salteados, ketchup de caqui y krein, la clásica Milanesa de tira de asado con ensalada mixta y puré mixto y muchos más.
Para terminar, la propuesta de postres está a la altura, con una reinterpretación del arroz con leche en semifreddo, combinado con vauquita y aceite de naranjas, un Pionono de chocolate con espuma de avellanas y chocolate y una Ensalada de frutas con crema de trigo.
La carta de vinos, realizada por el prestigioso sommelier Rodrigo Calderón, cuenta con una amplia selección de vinos que representa un equilibrio entre los clásicos de Argentina, la nueva corriente de la enología y vinos de Uruguay, Napa, Francia y la Toscana. Vinos naranjos, clásicos de alta gama, vinos por copa y nueva generación. Una carta que representa a la perfección vinos de todos los estilos para maridar los distintos platos y hacer de la experiencia un verdadero lujo. La cava está a la vista, y como alternativa al vino, cuentan con cerveza artesanal y cocktails clásicos.
Mengano Bodegón abre sus puertas contando con un salón principal para disfrutar la experiencia gourmet o compartir en grupo, y un salón-cava privado perfecto para una cena romántica.Todo el estilo de un bistró neoyorquino con el toque único de los restaurantes porteños, la verdadera versión del clásico bodegón en alta calidad.
Feria Masticar 2019: qué hacer para ganar entradas gratis
En su décima edición, el encuentro gastronómico que reúne a los chefs más famosos o ofrece 5.000 pares de tickets sin cargo. Cómo participar.
La cuenta regresiva para uno de los eventos gastronómicos más esperados del año ya comenzó: la Feria Masticar se hará del 15 al 18 de agosto en el predio de El Dorrego (Zapiola 50). Y ya se puede participar para ganar alguno de los 5.000 pares de entradas gratuitas que sortea el Gobierno porteño.
Para participar en el sorteo hay que anotarse en las redes sociales de BA Capital Gastronómica (@bacapitalgastronomica). Hay tiempo hasta el 5 de agosto. Los ganadores serán anunciados en el Facebook de BA Capital Gastronómica y contactados desde el 6 de agosto con el envío de sus entradas digitales. Los tickets servirán para ingresar el jueves 15 o el viernes 16 de agosto.
Agnolottis de cordero braseado, la propuesta de Basa del año pasado en la Feria cuyo lema es "Comer rico hace bien". Foto: Lucía Merle
La Feria Masticar nació en el año 2010, como una iniciativa de la Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina (Acelga) y con el auspicio del Gobierno de la Ciudad. Sus objetivos principales son enseñar a comer bien, con productos locales y de estación, además de poner al alcance del público los mejores platos de chefs de renombre a precios accesibles.
Desde aquella primera edición, a la que asistieron 40 mil personas, la convocatoria de la feria creció exponencialmente. El año pasado convocó a 150 mil personas.
Los chefs de los puestos de comida podrán convocar a otro cocinero invitado. Foto. Lucía Merle
En la décima edición de Masticar en la Ciudad participarán 150 productores en un mercado que será más grande. Se ofrecerán productos frescos de estación de todas las regiones del país. El país invitado será Perú, representado por el cocinero Gastón Acurio.
Estarán los puestos de comida de siempre, con la novedad de que podrán incorporar un chef invitado. También se sumarán nuevos puestos, como Proper, Osaka, Hierbabuena, Clun M Omakase, Siamo nel Forno y Green Bamboo.
Este año el mercado de la feria será más grande, con productos frescos, locales y de estación. Foto. Lucía Merle
Además, habrá clases de cocina con chefs argentinos e internacionales y talleres de oficio. En ambos casos, una de las figuras será Mauro Colagreco, cuyo restaurante Mirazur -ubicado en Menton, Francia- acaba de ser elegido como el mejor del mundo.
Esta vez será la última en que Masticar se hace en El Dorrego, el predio ferial del Gobierno porteño en Colegiales. Es que el terreno fue subastado, por lo que desde 2020 el evento deberá mudarse a una sede aún sin definir.
El curioso y premiado restaurante paulista donde sólo sirven platos a base de cerdo
Hasta no hace mucho, pocos hubieran imaginado que en el centro de San Pablo podría funcionar uno de los 50 mejores restaurantes del mundo. Esta zona, a pasos del icónico y bestial edificio Copan (1160 departamentos, diseñado por Niemeyer), era más conocido como un lugar a evitar, especialmente a la noche.
Por eso, unos tres años atrás, A Casa Do Porco, recientemente elegido en el puesto 39 entre los 50 mejores del mundo, parecía una apuesta de alto riesgo. ¿Un restaurante con pretensiones gourmet tan lejos de cualquier rastro del orden y el progreso? Al chef Jefferson Rueda, en cambio, le pareció ideal y fue a fondo con el concepto, de por sí radical, que tenía en la cabeza: abrir un restaurante dedicado a la carne de cerdo.
En sintonía con el barrio, lo diseñó como un bar bohemio más que como esos salones sofisticados y esos laboratorios de experimentación culinaria de sus colegas latinoamericanos. Lo decoró con muñequitos y artesanías chanchas y hasta le puso una (muy poco snob) ventanita directa a la calle por la que vende comida "rápida" para llevar.
Hace dos años, unos amigos paulistas me llevaron a conocer A Casa Do Porco. Fuimos temprano para conseguir lugar porque ya era un incipiente hit gastronómico en la ciudad donde, dicen, se puede salir a comer bien todos los días del año sin repetir nunca el restaurante. Nos sentamos junto a la mesa de dos diputados del PT. En 2018, me sorprendió la invitación a comer porco de los organizadores británicos de la feria de turismo de súper lujo ILTM. En abril de este año fue imposible reincidir: la cola de espera en la vereda de A Casa se extendía varios metros por la rua Araujo.
El dueño, Jefferson Rueda, venía de representar a su país en el Bocuse D'Or y de hacer una pasantía en el Celler de Can Roca, de Ferran Adrià. Su esposa, Janaina, ya había constatado el espacio para propuestas sibaritas en el centro paulista con el exitoso Bar da Dona Onça. Pero habría sido el propio Adrià quien los impulsó a animarse con A Casa Do Porco, puntualmente cuando le hicieron probar, durante una visita a Brasil, el cerdo "a la paraguaya", técnica de asado tradicional del interior del estado de San Pablo. "Hagan un restaurante con esto", les sugirió Adrià todavía saboreando el manjar marinado durante horas y asado a fuego lentísimo.
Aunque con el protagonismo excluyente del cerdo, la carta es sorprendentemente amplia e incluye desde ramen hasta. sushi. Sí, de chancho. Lo más simple, para una primera vez, es ir por la degustación llamada "De todo un porco (sic): de la nariz al rabo" (unos 25 dólares), con cerdo preparado y presentado en "todas sus versiones, sabores, colores y texturas". Se puede acompañar, claro, con una cerveza IPA, "Increíbles Porcos Alegres". El humor es una parte esencial de esta experiencia.
Rua Araujo 124, San Pablo. Abierto todos los días de 12 a 00 (domingos, sólo hasta las 17). No se toman reservas. Acasadoporco.com.br